Cuando Alice subió a su caballo, sus manos temblaban mientras sostenía firmemente las riendas. Se negó a mirar atrás, decidida a dejar atrás a James y todo lo que él representaba: su voz seductora, su toque envolvente, el calor de su presencia. La loba galopó a toda velocidad, dejando atrás el pasado que la atormentaba. Cada golpe de los cascos del caballo resonaba en su mente, mientras sus pensamientos eran consumidos por el torbellino del reciente encuentro con James. La intensidad de aquel momento se fusionaba con la imagen de las puertas del castillo Coltrane, que se acercaban rápidamente. Al llegar al castillo Coltrane, un escenario esperanzador se presentó ante sus ojos. Las cabezas de Ahmet y Octavia estaban colgadas en los portones, un aviso macabro del terror que se abatiría sobre aquellos que se creían sus señores. La visión le recordó que no podía volver atrás en sus convicciones, que eso era lo que todos ellos merecían por todos esos años. Ella cruzó las puertas de
Con una agilidad sorprendente, la hembra reaccionó instintivamente y sostuvo la espada de Asher.La mirada intensa de su tío penetró en su alma, y ella notó una vena pulsante en su frente.Él apretaba los dientes, ejerciendo presión para bajar la espada, pero Alice se mantuvo firme, sosteniéndola con determinación, hasta que finalmente Asher bajó el arma y se volvió completamente hacia ella.— Si lo matas ahora, solo quedará el alfa. — Dijo el lobo a Alice, con una mezcla de desafío y advertencia.Ella desvió la mirada hacia James, que, incluso de rodillas, no parecía estar sometido. El macho la miraba con ojos llenos de determinación, sin ningún signo de miedo.Desde su regreso, Alice se había acostumbrado a ser mirada con cierta reverencia por los otros lobos, pero eso no se aplicaba a James.En un momento de silencio tenso, Alice sintió el peso de la decisión que pendía sobre ella. Una batalla interna entre lealtad, resentimiento y amor la dominaba.Miró profundamente en los ojos d
Ella jadeó al escuchar las palabras del macho, tan cerca de su piel, resonando en sus oídos como un trueno ensordecedor.Cada sílaba penetraba en su mente, trayendo consigo una ola arrolladora de emociones conflictivas.Su corazón latía acelerado, mientras el aire a su alrededor parecía escasear, asfixiándola lentamente.Sintió el intenso calor del aliento de él en su cuello, como llamas voraces a punto de consumir todo a su alrededor. Ese aroma metálico de sangre impregnaba el aire, mezclándose con el olor a muerte que flotaba sobre el campo de batalla.James la sostenía con firmeza, y ella sabía que su mano sobre el cuchillo, aunque ensangrentada y herida, no fallaría.Los ojos de Alice recorrieron la multitud de lobos que la rodeaban, sus guerreros leales y valientes, listos para seguir sus órdenes y dar la vida por ella.Aún no habían avanzado por culpa de la hoja en su cuello.—Debí haberte matado en el claro, entonces —le dijo a James.—Haz que retrocedan, querida, o te vas a la
Las palabras de Alice no provocaron ninguna reacción en él. Ella acababa de acusarlo de envenenarla, pero su rostro permanecía impenetrable, una máscara de indiferencia. El silencio tenso se instaló entre ellos, mientras el peso de sus palabras flotaba en el aire.James, por su parte, soltó un suspiro profundo y pesado, como si estuviera agotado.Su mirada sombría se clavó intensamente en los ojos de Alice, como si estuviera buscando alguna debilidad, alguna vulnerabilidad en ellos.Conforme él acortaba la distancia entre ambos, un escalofrío recorrió la columna vertebral de Alice.Su instinto le decía que retrocediera, que huyera de allí lo antes posible. Pero antes de que pudiera tomar cualquier acción, James la sujetó por los hombros con firmeza, inmovilizándola.El contacto físico aumentó la sensación de peligro inminente, mientras ella luchaba por liberarse de su dominio.Los ojos desorbitados de Alice mostraban una mezcla de miedo y desconfianza.Sabía que no podía confiar en él
El corazón de Alice se hundió en su pecho al darse cuenta de la terrible realidad que se desarrollaba frente a sus ojos.No eran lobos rebeldes ni los lobos del alfa quienes los atacaban, sino cazadores, tres de ellos.Los cazadores Minkovi, una organización de la gran iglesia. Decididos a cazar a todos los que no fueran humanos.La perplejidad se apoderó de Alice, mezclándose con el miedo y la incredulidad ante la situación que ahora se revelaba. ¿Cómo era posible que los cazadores los hubieran encontrado? La sensación de desamparo crecía a medida que comprendía la magnitud de la amenaza a la que se enfrentaban.James, aunque herido por una flecha que casi alcanzó su corazón, no cayó de rodillas ante ella como había imaginado.Por el contrario, se levantó con determinación, y su expresión se volvió aún más sombría.El instinto de protección se apoderó de él, y se posicionó entre Alice y los cazadores, preparado para luchar por su supervivencia.Con la adrenalina recorriendo sus venas
La tensión era palpable en la tienda de Asher, mientras caminaba de un lado a otro, perdido en sus pensamientos. Sus ojos reflejaban preocupación y un toque de decepción. El líder de los lobos se sentía traicionado por la elección de Alice, incapaz de comprender por qué se había entregado tan fácilmente.Mientras los lobos entraban en la tienda, la expresión sombría de Asher dejaba claro que ya tenía una idea de lo que iban a informar. Incluso antes de que pudieran abrir la boca, el líder de los lobos soltó un pesado suspiro.Sus palabras estuvieron cargadas de una mezcla de frustración y tristeza.—Ya lo sé... Ningún rastro de ella, ¿verdad? —dijo, con la voz llena de desilusión.Los lobos bajaron la cabeza, conscientes de que habían fallado en la misión de traer de vuelta a Alice. La decepción de Asher era visible, ya que esperaba más de ella, una mayor resistencia ante las circunstancias.Mientras continuaba caminando por la tienda, Asher trataba de encontrar respuestas en su coraz
Al despertar, Alice se encontró inmersa en una suave penumbra, mientras los primeros rayos de luz del día filtraban por la entrada de la cueva. Sus ojos buscaron instintivamente la figura de James a su lado, pero él no estaba allí.Un sentimiento de ansiedad comenzó a apoderarse de ella; sus manos palpaban el espacio vacío a su alrededor, en busca del contacto reconfortante.En el momento en que sus dedos tocaron el suave tejido de la camisa de James que ella llevaba puesta, una mezcla de alivio y tristeza se esparció por su ser.Ese simple gesto era un recordatorio tangible de la conexión que habían compartido la noche anterior, pero también la dejaba vulnerable a su ausencia en ese momento.Alice abrió los ojos lentamente, su mirada aún turbia por las lágrimas que amenazaban con escapar.Exploró el ambiente con el corazón acelerado, pero James estaba ausente. La soledad que la envolvía en ese instante parecía pesar sobre sus hombros, y un sentimiento de tozudez la invadió.Se sentía
— James — comenzó ella, con la voz temblorosa —, si me llevas hasta el Alfa, sin duda lo mataré. Pero no necesitas cargar con el peso de llevar la muerte a tu propio padre.Los ojos de James se entrecerraron, una mezcla de determinación y tristeza se manifestó en su mirada.Sostuvo la mano de Alice con firmeza, transmitiendo una confianza que trascendía las palabras. Su voz sonó, cargada de convicción y pesar.— Alice, sé exactamente lo que significa llevarte allí. Esa es mi decisión —finalizó el macho.[...]La oscuridad de la noche envolvía a Alice y a James mientras galopaban por el camino sinuoso. El sonido de los cascos del caballo resonaba por la carretera vacía, creando una banda sonora melancólica para la jornada que estaban a punto de enfrentar. La débil luz de la luna apenas iluminaba sus rostros tensos, destacando la angustia en los ojos de Alice.Ella se sujetaba firmemente a la silla, sintiendo cada impacto de los cascos del caballo contra el suelo. El aire frío de la noc