Alice, James y el alfa avanzaban en un silencio tenso, cada paso resonando como un eco del peso emocional que llevaban. El corredor del castillo parecía estrecharse, como si las paredes de piedra se cerraran a su alrededor, aumentando la presión en el aire.El corazón de Alice latía descompasado en su pecho, su mente inundada de recuerdos dolorosos y la angustia del desafío que se acercaba. Sentía una mezcla de determinación y miedo, una tormenta de emociones colisionando dentro de ella. Miraba a James a su lado, buscando fuerza en sus ojos, pero también sabía que él compartía esa inquietud.El alfa, con su postura majestuosa, caminaba al frente, cada paso cargado de una historia marcada por batallas y heridas. La mirada penetrante que de vez en cuando lanzaba a Alice revelaba no solo su superioridad, sino también la complejidad de sus emociones. Era como si el recuerdo de haberla salvado cuando era solo un bebé despertara sentimientos contradictorios dentro de él.Mientras avanzaban,
Antes.La atmósfera electrizante dominaba el campo de batalla mientras Asher, con los sentidos agudizados, se sumergía en la inminencia del enfrentamiento.Su cuerpo estaba tenso y cada fibra de su ser parecía vibrar en sintonía con la tensión del momento. Sabía que allí, en ese instante, se encontraba la encrucijada que moldearía su destino y el destino de su manada.Mientras se acercaba al majestuoso castillo del Alfa Turner, la grandiosidad de la edificación parecía mezclarse con la magnitud de su desafío.Asher podía sentir el peso del pasado sobre sus hombros, la memoria de todos los lobos que habían sufrido a manos crueles del Alfa Turner. Las paredes de piedra parecían testigos silenciosos de décadas de tiranía, y Asher estaba decidido a ser la voz del cambio.Con su espada empuñada con firmeza, Asher no solo veía la empuñadura de metal reluciente en sus manos, sino que sentía la presencia de todos aquellos que habían caído antes que él.Pensó en su padre... muerto de forma cob
Mientras la hembra gritaba aquellas palabras desafiantes, el aire a su alrededor parecía congelarse gradualmente, envolviéndola en un manto helado. El viento aullaba en una sinfonía aterradora, resonando con su determinación. Su corazón latía acelerado en su pecho, una respuesta visceral al peligro inminente. A pocos metros atrás, James Turner parecía compartir la misma tensión, sus ojos fijos en ella, reflejando preocupación y valentía.Delante de ella, sus fieles aliados, el tío Asher y Henrique, se posicionaban en una barrera sólida. Sus miradas estaban llenas de sorpresa; aún así, la loba sentía el calor ardiente del vínculo que compartía con ellos, una llama que jamás se apagaría.Decidida y empujada por su inquebrantable coraje, la loba dio un paso adelante; sentía cada vibración de aquel lugar. En el siguiente instante, la voz de James cortó el aire, interrumpiendo el silencio tenso. Ella giró rápidamente, sorprendida, sus ojos encontrando la imagen de la espada de James voland
Alice fijó su mirada en los ojos azules de Asher, su tío y aliado fiel, y se dio cuenta de que sus acciones tendrían un impacto profundo en todos los lobos a su alrededor. El peso de la responsabilidad se asentó sobre sus hombros mientras buscaba una solución que evitara más derramamiento de sangre.El clamor por venganza resonaba en ambos lados, ecoando en una cacofonía ensordecedora. Los lobos leales al Alfa gruñían amenazadoramente, listos para avanzar contra los rebeldes, incitando una nueva ola de violencia. La atmósfera electrificada pendía en el aire, a punto de estallar en caos y destrucción.En un instante de pura valentía, James se posicionó frente a los lobos del castillo, asumiendo la tarea de contener la furia que amenazaba con consumir a todos. Su cuerpo tenso y postura firme eran un escudo humano, una barrera protectora entre los dos grupos rivales. Sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y preocupación mientras usaba su presencia para calmar los ánimos.El mome
Al amanecer, la luz del sol se derramaba a través de las ventanas de la majestuosa habitación del castillo, iluminando la figura cansada y pensativa de Alice. Ella permanecía allí, vestida con su ropa de batalla, atestiguando la grandeza del paisaje que se extendía más allá de las murallas.El castillo estaba vivo con la agitación de aquellos que habían encontrado refugio allí. Lobos rebeldes encontraban abrigo, compartiendo comidas e historias de sus luchas y victorias. El sonido de voces y risas llenaba el aire, creando una atmósfera de camaradería y renacimiento.Mientras Alice observaba ese escenario de renovación, su corazón estaba dividido. La alegría de la conquista se mezclaba con el dolor y la añoranza que el recuerdo de su tío, Asher, evocaba. Sus ojos azules helados permanecían grabados en su mente, un recordatorio constante de su tristeza y rabia.Se permitió respirar hondo, buscando fuerzas para enfrentar esos sentimientos conflictivos. La verdadera paz finalmente se esta
La amargura en la voz de Asher reverberó en el alma de Alice, dejándola aturdida. Con pasos inciertos, intentó avanzar a través de la oscuridad, deseando acercarse a él, pero la falta de visión la envolvía como un velo opaco. Cada paso se convertía en un desafío, la incertidumbre planeando en cada movimiento.Sin embargo, la oscuridad implacable parecía crecer, convirtiéndose en una barrera infranqueable. Alice, frustrada y desorientada, se detuvo en su camino. Podía sentir la presencia de Asher cerca, pero sin la visión que necesitaba, se sintió impotente y desamparada.La voz de Alice resonó en el vacío, llena de resignación y decepción:— Te has convertido en mi padre, Asher. En el instante en que me abrazaste de esa forma cuando nos conocimos, aunque no comprendieras, supe que había algo entre nosotros. Algo profundo e inquebrantable.Su voz pareció perderse en el silencio de la cueva, incapaz de penetrar el velo infranqueable que la separaba de Asher. Las lágrimas se mezclaron co
La loba observó a Lucien correr por el jardín, sus pequeñas manos intentando atrapar todos los insectos a su alrededor. Alice sonrió al ver la determinación del niño, recordando cómo él tenía los mismos ojos verdes cautivadores de su padre, James. Era increíble cómo las características familiares podían ser tan marcadas en generaciones posteriores.Mientras Alice se encantaba con las travesuras de Lucien, sus sentidos agudos percibieron pasos acercándose por detrás de ella. Al volverse, vio a la majestuosa reina Banshee de la isla del cuervo, Helena. Los ojos grises de la reina brillaban a la suave luz de la mañana, y una sonrisa se formó en sus labios al observar al niño correr libremente por el jardín.—Echo de menos cuando Ayla tenía esta edad... —murmuró la reina, dejando escapar un leve suspiro. Alice comprendió el sentimiento de Helena instantáneamente. Ayla, su hija, había crecido y se había convertido en una joven valiente e independiente. Recordar los momentos en que Ayla era
No podía creer lo que oías. El heredero del alfa estaba regresando a casa después de años de entrenamiento en la capital con el Alfa Supremo. — Sé lo que significa esa mirada, y es mejor no ir a buscarlo. Ya no es el niño pequeño con el que jugabas cuando eras más joven, está regresando como el heredero de Armeni, después de años de entrenamiento con la manada del Supremo - dijo Jenny, su mejor amiga. Alice sintió que su corazón se comprimía en su pecho. Recordó la sensación aterradora que sintió cuando lo vio partir... — Tengo que irme, ve a los juegos de los lobos Jenny! Ella apenas escuchó la respuesta de la otra, sabía qué camino tomaría James Turner para regresar. Y si ya había sido visto en los pueblos cercanos, estaba muy cerca de la carretera que llevaba hasta el castillo Turner, pensó ella. Alice cogió una cesta como si fuera a recoger hierbas y corrió hacia las puertas del castillo. La hembra sentía su corazón latiendo enloquecido, y pensó si él la reconoce