—¡Me encanta como combina la esmeralda con el oro blanco! Definitivamente esta combinación va a ser el centro de nuestra próxima colección —indica una joven mujer de cabello rojizo inspeccionando las joyas que un sonriente empleado le ha traído a la oficina de sus padres.
—¡Por supuesto, señorita Sofía! Siempre es un gusto contar con sus consejos —anuncia el empleado saliendo de la oficina justo a tiempo para dejar ver al abrir la puerta un grupo de personas elegantes que se dirigen presurosas hacia algún lugar de la empresa.
Frunciendo el ceño, Sofía inspecciona los rostros reconociendo que se trata de la junta de accionistas de la empresa de joyas de su familia, cuya presencia ante la ausencia de sus padres le llama la atención. Aunque se dice a sí misma que ella no es parte de la compañía como para saber si tienen alguna junta organizada para ese día, ya que solo suele dar su opinión sobre las piezas que presentan, las cuales siempre dan en el blanco.
—¡Señorita Sofía… yo… tengo que darle una mala noticia, una tragedia…! —exclama una joven secretaria con la voz quebrada y los ojos llorosos.
—¿Por qué tanto drama, Guadalupe? Ya sé que nadie aquí disfruta de la presencia de los accionistas, pero como dice mi padre: son un mal necesario —comenta Sofía con una sonrisa divertida, comenzando a buscar el número de su madre en el teléfono para avisarle que no olvide la reunión que parecen tener.
—Sus padres han te-tenido un terrible accidente de auto en la ruta, ellos… murieron en el acto por el impacto, o al menos es lo que me han informado de la clínica —informa Guadalupe hablando tan rápido que por un momento cree que su jefa no le entendió siquiera una palabra.
—¿M-mis… mis padres… muertos? —balbucea la mujer sintiendo como un temblor comienza a apoderarse de su cuerpo, haciéndole caer de sus manos el celular que resuena en el piso.
Sofía tantea con la mano a su alrededor hasta lograr tocar el sillón, donde se deja caer con la respiración agitada, sintiendo una presión en su pecho por el dolor que parece querer desgarrarlo. No puede creer lo que ha oído, sus padres muertos, o mejor dicho: sus padres adoptivos muertos al igual que los biológicos. Cuan caprichosa puede ser la vida que la obliga a pasar por la misma angustia dos veces, que a sus veintidós años la hace sentir tan impotente y angustiada como cuando solo era una niña de cinco años que quedó huérfana.
—Los accionistas parecen haberse enterado tan rápido como sucedió, y están aquí para hacerse cargo de la empresa, o al menos ese les he escuchado decir —anuncia Guadalupe con la cabeza gacha, avergonzada de tener que tocar un tema tan frívolo cuando ha sucedido algo tan trágico.
—No me sorprende, ellos siempre han sido unos buitres, pero si esperan que les permita apropiarse de todo están muy equivocados. ¡No pienso permitir que roben el legado de mis padres, por favor encárgate de… de comenzar con los preparativos del funeral ¡Yo le demostraré a esta gente que aquí aún queda una Jaque en pie! —ordena Sofía obligándose a ponerse de pie y adquirir una frialdad propia de un témpano de hielo, dispuesta a defender lo que pertenece a su familia.
Mientras avanza por el pasillo que lleva hacia la sala de juntas, Sofía respira lo más hondo que puede, sabiendo que para cuando entre a ese lugar debe estar calmada, de lo contrario cualquier comentario puede llevarla a estallar y quedar como alguien impulsiva que es incapaz de llevar la empresa adelante. Así que al apoyar la mano en el pomo de la puerta cierra sus ojos, esperando que sus años estudiando psicología brinden frutos en ese omento que podría determinar todo su futuro.
—¡Señorita Sofía… qué sorpresa! En verdad en nombre de toda la junta le brindamos nuestro más sentido pésame, sin embargo me temo que deberá hallar otro lugar para llevar adelante su duelo ya que aquí estamos en medio de una reunión importante —declara un hombre alto de mirada fría y cabello blanco.
—Realmente mucho que realmente sientan sus muertes, Alejandro, sobre todo cuando ni siquiera han esperado a que los entierren para saltar como hienas a la empresa para apoderarse de ella —reclama la mujer tomando asiento en la mesa a pesar de las miradas de reproche del resto de los miembros.
—Querida, esto no es algo personal, el mundo de los negocios es despiadado, si no tomamos algunas medidas anticipadas, la muerte de tus padres podría traer cierta incertidumbre en el mercado y hacer que la empresa se vea afectada. Nosotros solo estamos velando por el bien de todos —explica el accionista con la paciencia con la que un maestro habla a un niño.
—Pues yo estaré aquí, ya que a mí también me concierne el bien de la empresa —sostiene Sofía dispuesta a permanecer en esa junta sin importarle si quieren sacarla a patadas del lugar.
—Me temo que no es así como funcionan las cosas, no eres una accionista ni siquiera miembro de la Junta directiva, por respeto a tus padres podría permitirte permanecer como oyente en esta reunión. Pero claramente eso significa que no tienes ni voz ni voto —indica Alejandro con una sonrisa cargada de cierta malicia al disfrutar tenerla bajo control.
—¡Me disculpo por la intromisión, pero dado que ya todos están reunidos aquí me pareció oportuno leer el testamento del señor y señora Jaque! O al menos en lo concerniente a la empresa —anuncia el abogado de la familia entrando en la sala sacando unos papeles de su maletín con cierta prisa.
—¿Q-qué? ¿Cómo que testamento? —interroga Alejandro mirando con reclamo a una de sus compañeras, como si la estuviese culpando de un descuido.
—Sí, clausula 23: Nuestra empresa de joyas Amanecer, junto con todas sus instalaciones, minas, talleres, y el total de nuestras acciones serán heredadas por nuestra hija Sofía Jaque, con la condición de que ella se case con Santiago Di Stefano —anuncia el abogado leyendo con lentitud para que quede clara cada palabra.
Sofía que había comenzado a esbozar una sonrisa al poder restregarle en la cara a esos buitres que no podrán tomar el control de la empresa, tiñe su rostro de una seriedad que raya la confusión. No entiende la razón por la que sus padres le permitirían heredar la compañía solo si se casa con alguien, y no solo eso, sino con alguien que ella ni siquiera conoce.
—¡Eso es una tontería, obviamente esta pobre muchacha no va a casarse con un extraño! ¿Qué clase de padres le pedirían eso a su hija? —reclama el accionista fingiendo estar indignado por tal petición.
—Yo solo leo lo que ellos estipularon en el testamento, y las condiciones expuestas para que la heredera pueda hacerse con los bienes familiares. No me corresponde cuestionar sus razones —responde el abogado mirando con reclamo al canoso al cual conoce de hace tiempo, y por esa razón se apresuró a ir a la empresa.
—Sí lo haré, ¿Cuándo es la fecha de la boda? —pregunta la mujer alzando su rostro con decisión, dispuesta a defender el legado se su familia, incluso aunque deba hacer el sacrificio de casarse con quien sea ese tipo.
Santiago Di Stefano sale del despacho de su abuelo con el rostro convertido en una mueca de rabia, usualmente suele tener el control de sus emociones, pero esta vez simplemente la indignación lo ha desbordado.
—¡Ven aquí, muchacho, que no he terminado contigo! ¡Vas a casarte con Sofía Jaque por el bien de la familia, si no lo haces te declararé un traidor y te daré la muerte de uno! —sentencia un elegante anciano caminando detrás de él ayudado por un bastón de cabeza de plata.
—¿Yo un traidor? ¿Por no querer permitir que esos Jaque te extorsionen por haberte salvado la vida? —cuestiona Santiago volteándose para enfrentar a su abuelo, no pudiendo creer que se atreva a tildarlo de tal manera cuando lo único que ha hecho siempre ha sido velar por el bien de la familia.
—¡Si la memoria no me falla, aún sigo siendo la cabeza de la familia Di Stefano, de la más grande familia de la mafia italiana. Lo cual significa que cuando doy una orden, esta debe cumplirse! ¿O acaso te estás rebelando contra tu abuelo y jefe? —interroga el anciano endureciendo su expresión al punto de que incluso su nieto baja la cabeza con reverencia.
—No, no lo es. Si es lo que crees que es mejor para nuestra familia, lo haré —acepta el nieto apretando los puños con rabia a los lados de su cuerpo, pensando que tanto esa Sofía como sus padres solo buscan sacarle provecho a la situación, algo que él no piensa permitir.
Sofía observa en el espejo su vestido blanco sin tiras, que desde su busto hasta la cintura está decorado con diamantes unidos por finas costuras como si se tratase de una constelación de estrellas. En una situación diferente probablemente esa imagen estaría acompañada de una sonrisa, después de todo ese suele ser el día soñado de toda mujer, sin embargo para ella este matrimonio no es más que una transacción de negocios.—¡Oh, por Dios, eres la novia más hermosa que he visto en toda mi vida, pareces una princesa de cuentos! —exclama una sonriente modista retrocediendo ante la bella mujer que se admira en el espejo.—El mérito es todo tuyo que has creado esta obra de arte, lo has hecho tal y como lo imaginaba, eres una genio —reconoce la novia sintiendo algo de nostalgia al pensar en la ausencia de sus padres a los que ha enterrado hace solo dos días, otra razón más para que esa boda no figure entre sus gratos recuerdos.—Es una lástima que no vayas a lucirlo ante más gente, si el mun
Con cierta medida de ansiedad, Sofía se mira en el espejo retrovisor de su auto para asegurarse de que no ha exagerado demasiado con el maquillaje. Si bien solo ha usado un poco de labial y delineador de ojos, el hecho de que esa se convierta en su primera salida en tres años, la hace sentirse muy nerviosa.De hecho, probablemente si su amiga Olivia no le hubiese estado insistiendo durante el último mes para que asista a la inauguración de su bar, probablemente aún no se habría atrevido a salir. Y no por respeto a su desconocido marido, sino más bien porque ha estado demasiado ocupada tratando de llevar su vida y los bienes de su familia por buen camino, lo cual a veces le suele parecer absorbente.—Quizás un poco de diversión es todo lo que necesito para relajarme —murmura conduciendo con tranquilidad en las calles extrañamente vacías que llevan hacia el centro.Al oír un par de detonaciones, Sofía pega un brinco en el asiento clavando los frenos instintivamente, lo cual probablement
Avezando a través del mar de gente que baila frenética al ritmo de la música bajo las luces parpadeantes de colores, Sofía intenta llegar a la barra para pedir un trago lo suficientemente fuerte para lograr calmar su cuerpo que aun parece seguir revolucionado por la adrenalina y la excitación. Ya que no puede negar que ese hombre ha logrado encenderla como una hoguera, y eso que ni siquiera fue capaz de verle bien el rostro, aunque se señala mentalmente que todo eso quizás solo se debe a que hace tanto tiempo que no está con nadie.—¡Hasta que por fin te encuentro, esto es una bomba, un éxito, pareciera que ha venido media ciudad! —exclama Olivia abrazando a su amiga con emoción, feliz de poder tenerla allí en medio de su naciente negocio.—Si la reina de la noche no es capaz de montar un buen bar, ¿Quién podría hacerlo? —comenta Sofía con una sonrisa divertida, pareciéndole que el vestido de lentejuelas que lleva su amiga parece ser demasiado corto incluso para ella.—Pero la reina d
—¡Nada como un buen trago para conocer gente nueva, invita la casa! —exclama Olivia volviendo con la pareja con unos vasos largos llenos de una bebida azul.—No tengo ninguna objeción ante eso —comenta Santiago con una gran sonrisa tomando uno de los tragos.—¿Cuál es el objetivo? ¿Potenciar los sentimientos o inhibir los pensamientos? —interroga Sofía arqueando una ceja con cierto reclamo.—¿Acaso hay diferencia? Esta es una noche para disfrutar, y para hacerlo muchas veces hay que apagar el interruptor de la cabeza que te impide buscar lo que realmente deseas —reclama Olivia mirando con severidad a su amiga para que no se ponga con esas charlas de psicólogos que tanto le gustan.—¿Crees que un trago solo puede tener esos objetivos? Quizás solo se trata de tener la sensación de estar compartiendo algo, de brindar cierta confianza que fomente el comenzar una nueva amistad —expone Santiago con una expresión de sumo interés mirando a su salvadora.—No estaría en desacuerdo si respondies
Removiéndose en el asiento con nerviosismo, Sofía suelta un largo suspiro al ver que el vehículo se detiene frente a su apartamento. Con la incertidumbre de no saber qué decir o de qué manera continuar lo que debe reconocer ha sido una noche memorable, baja del auto cuando su compañero le abre la puerta caballerosamente.—Gracias, por acercarme… aunque vuelvo a insistir en que no era necesario —murmura la mujer quedándose parada a solo centímetros de él, sintiendo que su cuerpo aún no parece estar de acuerdo en volver a su solitario hogar.—Ha sido todo un placer, te he conocido esta noche, y sin embargo te me haces extrañamente familiar, como si sintiera que de alguna manera ya te conozco de hace tiempo. Quizás nuestras almas ya han bailado antes, ¿No crees? —señala Santiago pasándole un mechón de pelo por detrás de la oreja con suma suavidad, anhelando poder recorrer más de esa piel que parece brillar bajo la luz de la luna.—Supongo que entonces puedo confiar en que eso me hará mem
Santiago avanza con su vehículo al ver que las rejas de acero que dan entrada a la residencia se abren para permitirle el acceso, pensando en que esa noche podría haber sido mucho más maravillosa si hubiese vuelto a su cama con Sofía esboza una sonrisa. Pues si bien todo su cuerpo parece desear tenerla, la verdad es que el desafío que le supone tener que conquistarla le resulta más que excitante. Después de todo lo fácil nunca llega a ser divertido, pero lo que cuesta trabajo en conseguir siempre se vuelve lo más gratificante y disfrutable.Teniendo el consuelo de que aún le queda el fin de semana con ella, entra al lugar en el que suelen llevar a cabo la mayor parte de su trabajo, no pudiendo evitar compararla con su Villa, a la que no ha vuelto desde que su esposa se mudó allí para vivir. Al cruzar el salón de mármol y blanco y ver a uno de sus subordinados parado junto a la escalera de madera, sabe que hay novedades sobre el asunto que debe tratar, por lo que se decide a liberar su
Asombrado por el silencio que reina en la residencia de su abuelo, Santiago avanza sigilosamente esperando poder ver al abogado de la familia que parece casi vivir allí, para poder comenzar con el papeleo del divorcio y el acuerdo a crear junto a su ex. Esperando ser capaz de hacer todo eso con la esperanza de evitar a su abuelo en el proceso, para al menos retrasar el sermón un tiempo más, al menos por ese día que ya ha sido lo suficientemente cansador.—Además de dejarte los papeles del divorcio en tu Villa, su abogado también me los ha enviado por correo electrónico. ¿Estás seguro de querer avanzar con esto? —consulta el abogado levantando la vista de los papeles de su escritorio por un momento para mirarlos a los ojos.—Por supuesto que quiero avanzar con esto, cuanto antes terminemos ese matrimonio mejor. Ella será libre de hacer lo que quiera, y yo ya no tendré que preocuparme de tener una vividora atada a mí —responde Santiago sirviendose un vaso de whisky de la vitrina del es
Con su mente aún algo alterada por la amenaza, Sofía decide pasar por alto al menos de momento lo que espera que no sea nada más que una intimidación y pasar a lo importante. A lo que el Detective ha hallado, lo cual en realidad le da cuenta de cuan lejos esta ambiciosa gente es capaz de llegar, la cuestión es que no sabe con qué objetivo la están atacando a ella y al patrimonio de su familia.Leyendo el informe sobre el hallazgo de unos explosivos que parecen haber sido la causa del derrumbe, la mujer aprieta los labios al sentirse bajo ataque. Sabiendo que debe identificar a quien está detrás de ella para poder contraatacar, ya que estando a ciegas no puede hacer nada más que esperar el siguiente golpe, y por ende sufrir el daño. —¿Pero qué? —murmura Sofía al leer el nombre de Antonio Vereda entre la lista de los trabajadores, por un momento se esfuerza por recordar por qué razón le suena tanto ese nombre, en dónde lo ha escuchado, y por qué le parece tan importante, mordiéndose la