Avezando a través del mar de gente que baila frenética al ritmo de la música bajo las luces parpadeantes de colores, Sofía intenta llegar a la barra para pedir un trago lo suficientemente fuerte para lograr calmar su cuerpo que aun parece seguir revolucionado por la adrenalina y la excitación. Ya que no puede negar que ese hombre ha logrado encenderla como una hoguera, y eso que ni siquiera fue capaz de verle bien el rostro, aunque se señala mentalmente que todo eso quizás solo se debe a que hace tanto tiempo que no está con nadie.
—¡Hasta que por fin te encuentro, esto es una bomba, un éxito, pareciera que ha venido media ciudad! —exclama Olivia abrazando a su amiga con emoción, feliz de poder tenerla allí en medio de su naciente negocio.—Si la reina de la noche no es capaz de montar un buen bar, ¿Quién podría hacerlo? —comenta Sofía con una sonrisa divertida, pareciéndole que el vestido de lentejuelas que lleva su amiga parece ser demasiado corto incluso para ella.—Pero la reina de la noche no quiere solo divertirse ella esta noche, te he insistido que vinieras para que conozcas a un buen hombre que te haga subir hasta las nubes —señala la amiga con una sonrisa traviesa en los labios, creyendo que ya es tiempo de que su compañera rehaga su vida.—Te recuerdo que soy una mujer casada, si he venido ha sido solo para acompañarte en este momento que es tan importante para ti, no para buscar a un hombre —aclara la recién llegada tomando un trago del Martini que ha pedido, negándose a participar de lo que sea que su amigo ha imaginado.—Cariño, estás a punto de convertirte en una mujer divorciada. Que ese patán con el que te casaste no te haya sabido valorar, no quiere decir que debas convertirte en una monja, busca un buen hombre, baila con él, si te gusta lo llevas a unas habitaciones que tengo arriba, y si no quieres nada más con él, solo lo olvidas —indica Olivia tomándola de la mano y obligándola a seguirla para presentarle al atractivo tipo al que le ha echado el ojo.—Sabes que no soy así, no puedo simplemente tener sexo con alguien y olvidarlo, para mí una relación debe ser especial, sobre todo cuando vengo de una que ha sido un desastre —protesta Sofía, estando a punto de decirle que no es como ella que cambia de novio todos los meses, pero logra contenerse justo a tiempo.—¿Cómo saberlo si no lo intentas? Mira que hombre más atractivo, si hasta parece un Adonis griego —señala la amiga mordiéndose el labio con deseo al contemplar a Santiago que ignorante de sus miradas baila con soltura junto a una joven rubia.—No me dejarás en paz hasta que haga lo que quieres, ¿Verdad? —murmura Sofía resignándose a sufrir esa presentación y luego buscar alguna excusa para apartarse de él, algo que de seguro él con esa pinta de galán ni siquiera lamentará.—Querida, ve al barman y dile que vas por cuenta de Olivia, te dejará barra libre toda la noche —indica Olivia a la joven rubia que abriendo los ojos como platos se apresura para aceptar esa generosa oferta.—Que buena manera de deshacerte de alguien, llevaba más de cinco minutos buscando la manera de sacármela de encima sin herir demasiado sentimientos —comenta Santiago con voz divertida sin dejar de bailar, ya que quiere disfrutar de un poco de tranquilidad antes de encargarse de los sucesos de esa noche.—Ha sido por una buena causa, ha llegado mi amiga Sofía, la que dije que querías que conocieras. Recién sale de una relación difícil, así que necesita mucha pasión, pero comenzando sutilmente —indica la dueña guiñándole el ojo con complicidad, esperando que él sea capaz de despertar nuevamente la mujer alegre y llena de vida que era antes de la tragedia.Más que dispuesto a cumplir con ese encargo, Santiago responde con un asentimiento de cabeza, creyendo que la compañía de una bella muchacha es lo que necesita para terminar con esa noche antes de pasar a los negocios. Sin embargo, al ver a la mujer que se para delante de él con una sonrisa tímida, no puede creer que se trate de la misma que le salvó la vida, la que parece haberlo hechizado como una sirena a un marinero.—Quiero dejar en claro que de todo lo que te haya dicho Olivia, debes creer la mitad, ya que tiene la tendencia de exagerar todo, sobre todo si es para conseguir algo que quiere —comenta Sofía queriendo asegurarse de que ese hombre no se haga falsas ilusiones, ni se crea con la libertad de avanzar según quiera.—Me gusta conocer a la mujer con la que estoy por mí mismo, así que no me dejo llevar por los comentarios de los demás —asegura Santiago preguntándose la razón por la que ella le mintió al decirle su nombre, y si el encontrarla de nuevo allí es solo cuestión del azar o algo premeditado.—Haces muy bien, la mejor manera de conocer a una persona es compartiendo con ella, algo que mi amiga cree que estoy obligada a hacer contigo —expone la mujer deseando llegar al punto en el que decirle que con ella no va a conseguir nada, por lo que le conviene buscar a otra mujer más predispuesta a llegar al punto que él seguramente desea.—Algo que creo que deberíamos hacer, pues me siento muy interesado en conocerte. Y no solo por el hecho de que estés aquí a pesar de parecer que es el último lugar en la tierra en la que deseas estar —señala el hombre viendo satisfecho como el interés comienza a nacer en los ojos de su compañera.—Es posible que sea así, aunque quizás esta noche pueda volverse un poco más entretenida o al menos eso espero al comenzar con una charla tan… interesante —responde Sofía sintiendo que ese hombre se le hace extrañamente familiar, pero sin ser capaz de reconocerlo de ningún lado.—¡Nada como un buen trago para conocer gente nueva, invita la casa! —exclama Olivia volviendo con la pareja con unos vasos largos llenos de una bebida azul.—No tengo ninguna objeción ante eso —comenta Santiago con una gran sonrisa tomando uno de los tragos.—¿Cuál es el objetivo? ¿Potenciar los sentimientos o inhibir los pensamientos? —interroga Sofía arqueando una ceja con cierto reclamo.—¿Acaso hay diferencia? Esta es una noche para disfrutar, y para hacerlo muchas veces hay que apagar el interruptor de la cabeza que te impide buscar lo que realmente deseas —reclama Olivia mirando con severidad a su amiga para que no se ponga con esas charlas de psicólogos que tanto le gustan.—¿Crees que un trago solo puede tener esos objetivos? Quizás solo se trata de tener la sensación de estar compartiendo algo, de brindar cierta confianza que fomente el comenzar una nueva amistad —expone Santiago con una expresión de sumo interés mirando a su salvadora.—No estaría en desacuerdo si respondies
Removiéndose en el asiento con nerviosismo, Sofía suelta un largo suspiro al ver que el vehículo se detiene frente a su apartamento. Con la incertidumbre de no saber qué decir o de qué manera continuar lo que debe reconocer ha sido una noche memorable, baja del auto cuando su compañero le abre la puerta caballerosamente.—Gracias, por acercarme… aunque vuelvo a insistir en que no era necesario —murmura la mujer quedándose parada a solo centímetros de él, sintiendo que su cuerpo aún no parece estar de acuerdo en volver a su solitario hogar.—Ha sido todo un placer, te he conocido esta noche, y sin embargo te me haces extrañamente familiar, como si sintiera que de alguna manera ya te conozco de hace tiempo. Quizás nuestras almas ya han bailado antes, ¿No crees? —señala Santiago pasándole un mechón de pelo por detrás de la oreja con suma suavidad, anhelando poder recorrer más de esa piel que parece brillar bajo la luz de la luna.—Supongo que entonces puedo confiar en que eso me hará mem
Santiago avanza con su vehículo al ver que las rejas de acero que dan entrada a la residencia se abren para permitirle el acceso, pensando en que esa noche podría haber sido mucho más maravillosa si hubiese vuelto a su cama con Sofía esboza una sonrisa. Pues si bien todo su cuerpo parece desear tenerla, la verdad es que el desafío que le supone tener que conquistarla le resulta más que excitante. Después de todo lo fácil nunca llega a ser divertido, pero lo que cuesta trabajo en conseguir siempre se vuelve lo más gratificante y disfrutable.Teniendo el consuelo de que aún le queda el fin de semana con ella, entra al lugar en el que suelen llevar a cabo la mayor parte de su trabajo, no pudiendo evitar compararla con su Villa, a la que no ha vuelto desde que su esposa se mudó allí para vivir. Al cruzar el salón de mármol y blanco y ver a uno de sus subordinados parado junto a la escalera de madera, sabe que hay novedades sobre el asunto que debe tratar, por lo que se decide a liberar su
Asombrado por el silencio que reina en la residencia de su abuelo, Santiago avanza sigilosamente esperando poder ver al abogado de la familia que parece casi vivir allí, para poder comenzar con el papeleo del divorcio y el acuerdo a crear junto a su ex. Esperando ser capaz de hacer todo eso con la esperanza de evitar a su abuelo en el proceso, para al menos retrasar el sermón un tiempo más, al menos por ese día que ya ha sido lo suficientemente cansador.—Además de dejarte los papeles del divorcio en tu Villa, su abogado también me los ha enviado por correo electrónico. ¿Estás seguro de querer avanzar con esto? —consulta el abogado levantando la vista de los papeles de su escritorio por un momento para mirarlos a los ojos.—Por supuesto que quiero avanzar con esto, cuanto antes terminemos ese matrimonio mejor. Ella será libre de hacer lo que quiera, y yo ya no tendré que preocuparme de tener una vividora atada a mí —responde Santiago sirviendose un vaso de whisky de la vitrina del es
Con su mente aún algo alterada por la amenaza, Sofía decide pasar por alto al menos de momento lo que espera que no sea nada más que una intimidación y pasar a lo importante. A lo que el Detective ha hallado, lo cual en realidad le da cuenta de cuan lejos esta ambiciosa gente es capaz de llegar, la cuestión es que no sabe con qué objetivo la están atacando a ella y al patrimonio de su familia.Leyendo el informe sobre el hallazgo de unos explosivos que parecen haber sido la causa del derrumbe, la mujer aprieta los labios al sentirse bajo ataque. Sabiendo que debe identificar a quien está detrás de ella para poder contraatacar, ya que estando a ciegas no puede hacer nada más que esperar el siguiente golpe, y por ende sufrir el daño. —¿Pero qué? —murmura Sofía al leer el nombre de Antonio Vereda entre la lista de los trabajadores, por un momento se esfuerza por recordar por qué razón le suena tanto ese nombre, en dónde lo ha escuchado, y por qué le parece tan importante, mordiéndose la
Olivia suelta un largo suspiro al terminar de subir por la escalera que lleva a la azotea del edificio de su amiga, aunque al menos no ha tenido que cargar sus bolsos, los cuales le ha entregado a su novio que sube detrás de ella jadeando por el esfuerzo. Tal vez debería sentir un poco de lástima por él, pero cargar con sus cosas es una de las tareas de sus parejas, así que se dice a sí misma que Marcos solo está cumpliendo con sus obligaciones.—¿Tanto te costaba buscar un edificio con ascensor? —cuestiona Olivia levantando el rostro para disfrutar del frio viento que sopla dándole un poco de alivio a su acalorado cuerpo.—No seas tan quejosa, aunque tampoco es que venga muy seguido a la azotea. ¿Qué se supone que hacemos aquí? —pregunta Sofía mirando a su alrededor sin saber muy bien la razón de estar allí arriba, sobre todo cuando se supone que están esperando que las recojan.—No lo sé, Santiago dijo que lo esperemos aquí, que pasaría a buscarnos para llevarnos a esa hermosa playa
—Un helicóptero, motos acuáticas y ahora un yate. Alguien parece estar muy interesado en impresionar —murmura Olivia a su novio al oído mientras mira a su amiga y a Santiago charlando al volante del lujoso bote.—Me pregunto si es solo uno de esos ricachones a los que les gusta exhibir todo lo que poseen para alimentar su ego, o si realmente Sofía le pegó tan fuerte que se siente en la necesidad de captar su atención de cualquier manera —comenta el joven que también ha estado atento a esos dos, sobre todo porque podría significar que por asociación él siga disfrutando de esos lujos también. —Ay, Marcos, se nota a kilómetros que se muere por ella, y no te haces una idea lo mucho que me alegra. Sofía ya necesitaba a un hombre a su lado, y mucho más uno tan atento —declara la mujer esbozando una gran sonrisa al estar radiante de felicidad por su amiga.—Bueno… no hables tan bien de él que voy a ponerme celoso —reclama el joven con una sonrisa burlona.—No te preocupes, él no es mi tipo
Mirando el extenso mar e imaginando las maravillas que ha de guardar debajo de su superficie, ya preparada con el equipo de buceo para explorarlo, Sofía espera a los demás con ansiedad. Y mientras lo hace no puede evitar pensar que ese viaje ha resultado ser casi de ensueño, y al pensar en lo mucho que Santiago se está esforzando en hacerla sentir como una princesa, no hace más que aumentar su inclinación hacia él, llegando incluso a creer que no debería seguir siendo muy esquiva hacia él.—¿Y bien? ¿Ya podemos sumergirnos en busca de aventuras? —pregunta Santiago ya preparado para comenzar con esa travesía.—En cuanto Olivia y Marcos estén listos, aún no han venido —responde la mujer buscando con la vista a su amiga, esperando que no les haya pintado la cachondez mientras se cambiaban.—Será mejor que no tarden demasiado, el buceo es una experiencia mucho más linda cuando hay luz de sol que te permita ver lo que hay a tu alrededor —indica el mafioso que quiere que todo siga siendo pe