Mabel pone una manta de lana sobre los dos niños que se han dormido en un colchón que han formado con ropas que habían recolectado en el sótano para donar a las familias de pocos recursos. Acaricia con cariño los cabellos de su pequeño sonriendo con un poco de melancolía, siempre había escuchado que ningún padre debería sepultar a su hijo, pero ella ni siquiera tuvo esa oportunidad, no tuvo la oportunidad de despedirse. Su esposo le había dicho la noche anterior que si Víctor pudo sobrevivir, sus hijos aún podrían estar con vida, pero ella sabe la verdad, su instinto materno le dice que ellos ya no están. Sabe que no tiene sentido aferrarse a una esperanza sin sentido, debe ocuparse y proteger de los que aún están a su lado, a pesar de que cada mañana parece más difícil levantarse, pero no puede derrumbarse, su hijo y su esposo dependen de ella, la necesitan, y eso es lo que le da un sentido para seguir.—Ya se han quedado dormidos, para cuando despierten ya los demás van a estar de
Al escuchar el grito del Pastor, Kevin y Víctor sueltan las bolsas con provisiones y comienzan a correr hacia donde creen que ha provenido el grito. Cruzan desesperados a través de finos pasillos formados por las estanterías y los restos del edificio, el grito retumba en sus oídos haciendo que sus mentes divaguen con lo que se encontrarán, ¿Será un hombre que los atacó, o quizás un invasor ha aparecido? Víctor que por su cuerpo más delgado ha dejado atrás a Kevin, entorna los ojos al parecerle distinguir al Pastor arrodillado junto a alguien recostado en el piso de mosaicos, al estar a solo unos pasos de sus compañeros su corazón parece detenerse al notar bajo la luz de la linterna un charco de líquido debajo del que ahora es capaz de reconocer como Bernardo. El escritor baja la velocidad arrastrando sus últimos pasos, siente como si cada pizca de energía lo hubiese abandonado, escuchando solo el sonido de su respiración recorre los últimos pasos mirando con impotencia al Pastor que
Marcos cae de rodillas en el piso del calabozo sintiendo con indiferencia el golpe en sus rodillas, clava la mirada en la cicatriz de su muñeca que le recuerda cuan vencido se sintió en ese entonces, como se sintió morir, como deseó tanto el silencio de la muerte. Las lagrimas que empañan sus ojos apenas le permiten distinguirla, hasta le parece sentir un escozor, casi una molestia que ruega que alivien.—Estás en la misma situación, o incluso peor. Deja de aferrarte a una vida que solo te ha hecho sufrir, que ha sido siempre injusta y dura contigo —susurra Depresión con la voz carente de emociones.—No, no voy a darme por vencido de nuevo, no voy a dejar que me manipules de nuevo —responde Marcos intentando hablar a pesar de sentir la garganta seca.—Tony ya debe estar muerto en las garras de nuestros rastreadores, tu mundo ha caído sin poder resistir siquiera una semana, la humanidad está a solo un paso de su extinción. Todo acabó, no hay nada que puedas hacer que cambie esto
Al oír el zumbido de una nave acercándose Gisel y Juan comienzan a correr hacia un árbol frondoso de un pequeño monte, el muchacho logra trepar sin mucho esfuerzo por las ramas, pero al ver que su compañera parece tener esfuerzo incluso para levantar la pierna , vuelve a bajar para ayudarla a subir.—Lo siento, creo que no he trepado a un árbol desde… bueno… creo que nunca lo he hecho… —confiesa Gisel avergonzada pisando las manos de Juan que las ha entrelazado para impulsarla hacia arriba.—Se nota, solo intenta no pisarme la cara —responde el muchacho viendo el zapato pasando a centímetros de su nariz.—Hemos recorrido una muy buena distancia, casi la mitad del camino diría yo. Esperaba estar cansada, no suelo caminar o salir mucho de mi casa —dice Gisel sentada en una gruesa rama no pudiendo guardar silencio.—Sí, nos acercamos bastante a nuestro destino, creo que sería conveniente descansar antes de continuar. ¿Dices que tus amigos soldados van a la Facultad de Ingeniería? —re
Tony observa con placer los restos de la criatura que se desintegran en una sustancia negra burbujeante, como si ese cuerpo entendiera que no pertenece a este mundo. Debe reconocer que si alguien allí arriba no se hubiera apiadado de él, el resultado hubiera sudo muy diferente. Aunque en parte sabe que no debería sorprenderle, no es la primera vez que es auxiliado milagrosamente, sabe bien que alguien allá arriba está ensañado en mantenerlo con vida. Como aquel día en Chipre…—¡Nooo, mi bebe nooo! ¡No pueden abandonarlo! —grita una mujer desesperada corriendo para ingresar a su casa.—¡Por favor señora, no puede entrar, es peligroso! —trata de convencerla Flores agarrándola de la cintura mientras ella se revuelve tratando de escapar.—¡Mi bebe, mi bebe! —solloza la mujer dejando correr las lagrimas por sus mejillas.—¿Qué sucede Flores? —pregunta Tony acercándose a esa escena.—Esta mujer quiere volver a entrar a la casa, se ha confirmado la presencia de dos rebeldes adentro. Pero
—¡Me encanta como combina la esmeralda con el oro blanco! Definitivamente esta combinación va a ser el centro de nuestra próxima colección —indica una joven mujer de cabello rojizo inspeccionando las joyas que un sonriente empleado le ha traído a la oficina de sus padres.—¡Por supuesto, señorita Sofía! Siempre es un gusto contar con sus consejos —anuncia el empleado saliendo de la oficina justo a tiempo para dejar ver al abrir la puerta un grupo de personas elegantes que se dirigen presurosas hacia algún lugar de la empresa.Frunciendo el ceño, Sofía inspecciona los rostros reconociendo que se trata de la junta de accionistas de la empresa de joyas de su familia, cuya presencia ante la ausencia de sus padres le llama la atención. Aunque se dice a sí misma que ella no es parte de la compañía como para saber si tienen alguna junta organizada para ese día, ya que solo suele dar su opinión sobre las piezas que presentan, las cuales siempre dan en el blanco.—¡Señorita Sofía… yo… tengo qu
Sofía observa en el espejo su vestido blanco sin tiras, que desde su busto hasta la cintura está decorado con diamantes unidos por finas costuras como si se tratase de una constelación de estrellas. En una situación diferente probablemente esa imagen estaría acompañada de una sonrisa, después de todo ese suele ser el día soñado de toda mujer, sin embargo para ella este matrimonio no es más que una transacción de negocios.—¡Oh, por Dios, eres la novia más hermosa que he visto en toda mi vida, pareces una princesa de cuentos! —exclama una sonriente modista retrocediendo ante la bella mujer que se admira en el espejo.—El mérito es todo tuyo que has creado esta obra de arte, lo has hecho tal y como lo imaginaba, eres una genio —reconoce la novia sintiendo algo de nostalgia al pensar en la ausencia de sus padres a los que ha enterrado hace solo dos días, otra razón más para que esa boda no figure entre sus gratos recuerdos.—Es una lástima que no vayas a lucirlo ante más gente, si el mun
Con cierta medida de ansiedad, Sofía se mira en el espejo retrovisor de su auto para asegurarse de que no ha exagerado demasiado con el maquillaje. Si bien solo ha usado un poco de labial y delineador de ojos, el hecho de que esa se convierta en su primera salida en tres años, la hace sentirse muy nerviosa.De hecho, probablemente si su amiga Olivia no le hubiese estado insistiendo durante el último mes para que asista a la inauguración de su bar, probablemente aún no se habría atrevido a salir. Y no por respeto a su desconocido marido, sino más bien porque ha estado demasiado ocupada tratando de llevar su vida y los bienes de su familia por buen camino, lo cual a veces le suele parecer absorbente.—Quizás un poco de diversión es todo lo que necesito para relajarme —murmura conduciendo con tranquilidad en las calles extrañamente vacías que llevan hacia el centro.Al oír un par de detonaciones, Sofía pega un brinco en el asiento clavando los frenos instintivamente, lo cual probablement