Removiéndose en el asiento con nerviosismo, Sofía suelta un largo suspiro al ver que el vehículo se detiene frente a su apartamento. Con la incertidumbre de no saber qué decir o de qué manera continuar lo que debe reconocer ha sido una noche memorable, baja del auto cuando su compañero le abre la puerta caballerosamente.—Gracias, por acercarme… aunque vuelvo a insistir en que no era necesario —murmura la mujer quedándose parada a solo centímetros de él, sintiendo que su cuerpo aún no parece estar de acuerdo en volver a su solitario hogar.—Ha sido todo un placer, te he conocido esta noche, y sin embargo te me haces extrañamente familiar, como si sintiera que de alguna manera ya te conozco de hace tiempo. Quizás nuestras almas ya han bailado antes, ¿No crees? —señala Santiago pasándole un mechón de pelo por detrás de la oreja con suma suavidad, anhelando poder recorrer más de esa piel que parece brillar bajo la luz de la luna.—Supongo que entonces puedo confiar en que eso me hará mem
Santiago avanza con su vehículo al ver que las rejas de acero que dan entrada a la residencia se abren para permitirle el acceso, pensando en que esa noche podría haber sido mucho más maravillosa si hubiese vuelto a su cama con Sofía esboza una sonrisa. Pues si bien todo su cuerpo parece desear tenerla, la verdad es que el desafío que le supone tener que conquistarla le resulta más que excitante. Después de todo lo fácil nunca llega a ser divertido, pero lo que cuesta trabajo en conseguir siempre se vuelve lo más gratificante y disfrutable.Teniendo el consuelo de que aún le queda el fin de semana con ella, entra al lugar en el que suelen llevar a cabo la mayor parte de su trabajo, no pudiendo evitar compararla con su Villa, a la que no ha vuelto desde que su esposa se mudó allí para vivir. Al cruzar el salón de mármol y blanco y ver a uno de sus subordinados parado junto a la escalera de madera, sabe que hay novedades sobre el asunto que debe tratar, por lo que se decide a liberar su
Asombrado por el silencio que reina en la residencia de su abuelo, Santiago avanza sigilosamente esperando poder ver al abogado de la familia que parece casi vivir allí, para poder comenzar con el papeleo del divorcio y el acuerdo a crear junto a su ex. Esperando ser capaz de hacer todo eso con la esperanza de evitar a su abuelo en el proceso, para al menos retrasar el sermón un tiempo más, al menos por ese día que ya ha sido lo suficientemente cansador.—Además de dejarte los papeles del divorcio en tu Villa, su abogado también me los ha enviado por correo electrónico. ¿Estás seguro de querer avanzar con esto? —consulta el abogado levantando la vista de los papeles de su escritorio por un momento para mirarlos a los ojos.—Por supuesto que quiero avanzar con esto, cuanto antes terminemos ese matrimonio mejor. Ella será libre de hacer lo que quiera, y yo ya no tendré que preocuparme de tener una vividora atada a mí —responde Santiago sirviendose un vaso de whisky de la vitrina del es
Con su mente aún algo alterada por la amenaza, Sofía decide pasar por alto al menos de momento lo que espera que no sea nada más que una intimidación y pasar a lo importante. A lo que el Detective ha hallado, lo cual en realidad le da cuenta de cuan lejos esta ambiciosa gente es capaz de llegar, la cuestión es que no sabe con qué objetivo la están atacando a ella y al patrimonio de su familia.Leyendo el informe sobre el hallazgo de unos explosivos que parecen haber sido la causa del derrumbe, la mujer aprieta los labios al sentirse bajo ataque. Sabiendo que debe identificar a quien está detrás de ella para poder contraatacar, ya que estando a ciegas no puede hacer nada más que esperar el siguiente golpe, y por ende sufrir el daño. —¿Pero qué? —murmura Sofía al leer el nombre de Antonio Vereda entre la lista de los trabajadores, por un momento se esfuerza por recordar por qué razón le suena tanto ese nombre, en dónde lo ha escuchado, y por qué le parece tan importante, mordiéndose la
Olivia suelta un largo suspiro al terminar de subir por la escalera que lleva a la azotea del edificio de su amiga, aunque al menos no ha tenido que cargar sus bolsos, los cuales le ha entregado a su novio que sube detrás de ella jadeando por el esfuerzo. Tal vez debería sentir un poco de lástima por él, pero cargar con sus cosas es una de las tareas de sus parejas, así que se dice a sí misma que Marcos solo está cumpliendo con sus obligaciones.—¿Tanto te costaba buscar un edificio con ascensor? —cuestiona Olivia levantando el rostro para disfrutar del frio viento que sopla dándole un poco de alivio a su acalorado cuerpo.—No seas tan quejosa, aunque tampoco es que venga muy seguido a la azotea. ¿Qué se supone que hacemos aquí? —pregunta Sofía mirando a su alrededor sin saber muy bien la razón de estar allí arriba, sobre todo cuando se supone que están esperando que las recojan.—No lo sé, Santiago dijo que lo esperemos aquí, que pasaría a buscarnos para llevarnos a esa hermosa playa
—Un helicóptero, motos acuáticas y ahora un yate. Alguien parece estar muy interesado en impresionar —murmura Olivia a su novio al oído mientras mira a su amiga y a Santiago charlando al volante del lujoso bote.—Me pregunto si es solo uno de esos ricachones a los que les gusta exhibir todo lo que poseen para alimentar su ego, o si realmente Sofía le pegó tan fuerte que se siente en la necesidad de captar su atención de cualquier manera —comenta el joven que también ha estado atento a esos dos, sobre todo porque podría significar que por asociación él siga disfrutando de esos lujos también. —Ay, Marcos, se nota a kilómetros que se muere por ella, y no te haces una idea lo mucho que me alegra. Sofía ya necesitaba a un hombre a su lado, y mucho más uno tan atento —declara la mujer esbozando una gran sonrisa al estar radiante de felicidad por su amiga.—Bueno… no hables tan bien de él que voy a ponerme celoso —reclama el joven con una sonrisa burlona.—No te preocupes, él no es mi tipo
Mirando el extenso mar e imaginando las maravillas que ha de guardar debajo de su superficie, ya preparada con el equipo de buceo para explorarlo, Sofía espera a los demás con ansiedad. Y mientras lo hace no puede evitar pensar que ese viaje ha resultado ser casi de ensueño, y al pensar en lo mucho que Santiago se está esforzando en hacerla sentir como una princesa, no hace más que aumentar su inclinación hacia él, llegando incluso a creer que no debería seguir siendo muy esquiva hacia él.—¿Y bien? ¿Ya podemos sumergirnos en busca de aventuras? —pregunta Santiago ya preparado para comenzar con esa travesía.—En cuanto Olivia y Marcos estén listos, aún no han venido —responde la mujer buscando con la vista a su amiga, esperando que no les haya pintado la cachondez mientras se cambiaban.—Será mejor que no tarden demasiado, el buceo es una experiencia mucho más linda cuando hay luz de sol que te permita ver lo que hay a tu alrededor —indica el mafioso que quiere que todo siga siendo pe
Aún recuperándose de la declaración de Sofía, Santiago sube al yate llegando a ver con sumo deseo las caderas bamboleantes de su invitada alejándose con prisa. Sintiendo que la excitación va creciendo dentro de él como un incendio, la imagina completamente desnuda en la ducha, una imagen que le hace morderse el labio con sumo deseo, empujándolo a seguirla, tratando de determinar si el beso que se han dado ha sido una especie de señal para que él pase a la siguiente base. Incluso a pesar del planteo que lo siguió, en todo caso solo tiene una forma de averiguarlo.Sintiendo el agua de la lluvia recorriendo su cuerpo, Sofía esboza una sonrisa al recordar el beso de Santiago bajo el agua, o incluso los que les dio en la espalda mientras le aplicaba bloqueador solar. Junto con esos pensamientos parecen venir incluso la sensación que esos labios le producían al tocar su piel, algo que la lleva a desear que se repita, a desear seguir adelante a pesar de que una parte de sí le advierte que es