Capitulo 2

—¡No vayas tan rápido Kaia! ¿Acaso quieres que el Klork nos encuentro?

—¿Acaso quieres llegar a vieja y decir que nunca has subido a la superficie, Jaladi?

—¿Para que quieres ir? Tu si que has subido.—se lo recrimina, y en sus ojos se dibuja una mirada acusadora

La chica suspira — no seas una aburrida. Además, subí solo una vez, cuando era muy joven, nunca volvieron a querer llevarme de nuevo— se cruza de brazos cual niña pequeña

—¿Por qué será?— suelta su amiga sarcástica. Kaia le da un leve codazo—auch.—se queja

—Deja de molestarme.— dice. Luego Kaia se asegura de que el océano este despejado, lo cual no es del todo posible, el océano, mires por donde lo mires siempre esta lleno de vida. Rodeado de todo aquel ser que respira. Desde las plantas, hasta los peces.

—Se dice que arriba te siguen cazando.

—Ah si.— suelta ella aburrida de ese nombre —James Blake. —repite como si fuera su condena —¿acaso ese cerebro de nenúfar no se da cuenta de que me esta arruinando la vida? ¡Por culpa de él es que no puedo subir a la superficie!— se queja ella

—Entre otras cosas…— dice lanzándole una mirada sugestiva

—No cambies el tema

—No lo hago, soy tu mejor amiga, me importa tu vida. Eres mi princesa.

—Si… princesa…—ella no lo había dicho en voz alta a otros jamás, pero ella nunca quiso serlo. ¿tener la responsabilidad de todo un reino sobre ti? Cada decisión tomada marcaria el destino de muchos ¿y que si fallaba? Apenas podía tener control sobre su vida, ¿Cómo esperaban que tuviera el control sobre todo un reino? Era delirante. La gente había enloquecido.

—La guerra es un error— la escucho decir a Jaladi

—Fueron ellos quienes comenzaron— intervino Kaia.

—Aun así, —dice — aun pienso que los acuerdos son la solución a la paz.

—Díselo a la reina.— suelta aquella sirena de rizos rubios.

—La reina no escuchara a nadie.

Kaia coincide. —¿entonces que dices?— le pregunta regresando a su conversación inicial —¿me ayudas a salir y disfrutar de mi vida tan solo unos segundos?

—Te lo has estado pensando muy bien, ¿no?

—Más que bien

—¿Define más que bien?

—Alrededor de un mes— dice ella —encontré una cueva alejada. No habrán playas, lo prometo.

—Todas las cuevas quedan cerca de una playa

—Esta esta bastante alejada, créeme.

La chica suspira cediendo a los caprichos de su compañera. Después de todo lo que le habían arrebatado parecía un milagro que Kaia siguiera teniendo vivo su espíritu. Ella era un alma libre, que valoraba y apreciaba su libertad. Nadie podría encadenarla a un solo lugar, porque su corazón pertenecía al mundo.

—Nada más rápido —le urgió su amiga emocionada

—¿Acaso quieres que me coma un tiburón?

—Es el camino mas corto, además, ya hemos nadado con tiburones antes, si se hace con cuidado, no hay que temer.

—Prefiero a los delfines. —dice ella honesta,—o a las ballenas. —se lo piensa —Además, siempre estamos escoltadas

—Solo quiero ser alguien normal por una vez. Sin vigilancia. Ser solo yo.

« Tu nunca serás normal Kaia » esas eran las palabras que su amiga quería decirle, pero no lo hizo. ¿Cómo podría? Ella solo quería que su amiga se sintiera por fin como una ficha que encajaba en su mundo. Que encajaba en alguna parte.

Cuando llegaron al lugar prometido pudieron ver el extremo del agua que separaba el aire —No olvides el arma… solo por si algo saliera mal

—La tengo afilada, —se la enseña—y te prometo que nada saldrá mal— aquella sonrisa, aquella que siempre lograba abrigar el corazón de Jaladi, su bondad y su pureza eran las cosas que la hacían digna de ser la princesa.

Ella le asintió.

Kaia se apresuro a subir a la superficie, y separo su cabeza del mar.

Una de las primeras cosas que noto fue el peso. Cuando estas en el agua, tu cuerpo no es más que una extensión del océano, algo ligero y fácil de manejar. Fuera de él, de alguna forma su cabeza pesaba más. Quizás ahora tendría sentido cuando Jaladi se burlaba de ella diciéndole que era una cabeza dura. ¿Por qué afuera las cosas pesaban más y adentro no? Enderezo la cabeza y se apresuró a nadar mas cerca de la orilla de la cueva.

Noto enseguida que también hacia frio. ¿Cómo los humanos podían sobrevivir con tanto frio?

—Oh…— admiro la cueva. Se acero a una roca y se impulsó sobre sus manos para sentarse en ella.

Era la típica imagen que una persona aprecia en los cuentos.

Una mujer hermosa de cabellos rubios y ojos ambarinos, y una cola dorada.

Y a la distancia aquella imagen hubiera sido hermosa para cualquiera, pero no para James. Cuando la vio sintió su odio hervir y como este subió hasta el, invadiéndole por completo la cabeza.

Era ella.

No olvidaría su rostro ni en toda una vida. Si, había cambiado, por supuesto. Su cuerpo ahora mostraba la figura de una mujer, de cintura pequeña y labios cual carmín. Sus rasgos se habían hecho mas finos y su cuerpo más voluptuoso. Quizás en medio de la tormenta no había apreciado bien el color de sus cabellos, pero ahora lo notaba con mas claridad, la de un rubio dorado cual sol. Toda ella brillaba en un haz de luz inexplicable. Había magia en presenciar algo como eso.

Quizás ella era la magia inexplicable del mundo.

«Pero también la mas peligrosa » se recordó

Ella no debía verlo, si lo hacia huiría, además, el jamás había cazado a una sirena con sus propias manos, ah decir verdad, jamás había visto a alguna cerca de esta cueva, se supone que este era su lugar. Uno donde él podía ser el mismo. Miraba el agua de cerca, pero luego del incidente con el bote hundido jamás pudo volver a entrar en ella. El mar ahora era casi un tabú para el.

Quizás esta era su única oportunidad, o quizás ya vendrían más. ¿Dejarse ver, o esconderse? Y algo dentro de el prefirió esperar.

¿Esperar a que? No lo sabia.

Tantos años para planear esto y ahora la estaba dejando ir. Viendo como su oportunidad se escurría de entre sus manos.

La chica estuvo así unos minutos, solo sentada con los ojos cerrados, de vez en cuando esta solía abrirlos y mirar al horizonte.

Pronto se escucharon unos gritos

—¡Kaia! ¡Kaia!

***

¿Por qué demoraba tanto?

Jaladi no sabia porque su amiga se empeñaba tanto con el mundo de arriba. Es decir, el mar era fantástico y lo suficientemente grande para vivir toda tu vida ahi y no llegar a explorar nada de él, ella incluso estaba convencida de que el océano era infinito.

—¡Kaia!—volvió a gritarle

Escucho el chapoteo de algo contra el agua. Y la vio nadar muy tranquilamente hacia ella. —¿entonces? ¿ahora estas satisfecha?

Ella sonrió, se veía radiante — el sol da mas fuerte fuera del agua

—Calienta nuestros mares, es lógico que queme la piel—la mira —¿como te fue?

Ella niega —fue hermoso.

—No volverás aquí, ¿verdad?

Ella lo piensa y mira hacia arriba —lo hare.

Suspira —¿te gusta mucho llevarme la contraria verdad?

Sus collares de pronto brillaron y las miradas de ellas se llenaron de pánico.

—¡Por los corales!— dice Jaladi — es la reina. ¡Rápido! Nos matara si no te encuentra presente en la corte

—¿Que esta sucediendo?

—No lo se— dice— pero ha convocado a la corte real

—¿A toda?

—A toda

Kaia suspira. —esto solo pueden ser malas noticias.

Miro por ultima vez a la superficie, esta no seria la primera vez que vendría, se prometió que regresaría, quizás no mañana, pero lo haría. Lo juro por todo lo que conocía. Había algo que tiraba de ella hacia lo desconocido. Jaladi a veces le decía en broma que tenia instinto suicida por querer ir a un mundo donde todos te quieren ver muerto, un mundo que solo desea verte arder, pero ella no lo creía así, no estaba de acuerdo, el mundo estaba lleno de magia tanto adentro del agua como afuera. Quizás solo debía conocer a las personas adecuadas. En un mundo tan grande debía haber aunque sea un alma llena de bondad.

—Volveré

Y con el agitar de su cola, regreso a las profundidades del mar. Un reino en lo profundo donde las únicas que conocían su ubicación eran ellas; las sirenas.

***

James Blake solo pudo quedarse parado como un completo idiota cuando la vio marchar, trato de aplastar aquel sentimiento desesperado que le decía que había arruinado su única oportunidad. Pero no. Aun no había fracasado. Aun había futuro para todo esto. Justicia. El buscaba solo eso, pero para otros con una perspectiva más clara, podrían darse cuenta fácilmente de que en realidad quería venganza. Hay algo curioso con respecto a la venganza, normalmente la justicia castiga solo al culpable, la venganza se llevaba consigo a los inocentes con ella. No todas las sirenas fueron las responsables del ataque y la muerte de su padre, y aun así, el pagaba para que cazaran a todas. Absolutamente todas. ¿Qué le había pasado a su corazón a lo largo de estos años?

« Se hundió.» pensó « Se hundió con aquel barco» « Murió junto con mi padre»

El mundo no volvería a hacer el mismo, y el tampoco.

La tendría a como de lugar.

El mundo no escatimaba entre santos y pecadores ¿Por qué lo haría el?

Al menos ya sabia donde ella solía estar, la próxima vez seria la ultima.

James Blake era conocido como el "Asesino de Sirenas" Pues bien, que lo fuera. que el océano temblara al oír aquel nombre. Después de todo, el seria quien acabaría con las criaturas que habitaban en el.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo