—¡No vayas tan rápido Kaia! ¿Acaso quieres que el Klork nos encuentro?
—¿Acaso quieres llegar a vieja y decir que nunca has subido a la superficie, Jaladi?
—¿Para que quieres ir? Tu si que has subido.—se lo recrimina, y en sus ojos se dibuja una mirada acusadora
La chica suspira — no seas una aburrida. Además, subí solo una vez, cuando era muy joven, nunca volvieron a querer llevarme de nuevo— se cruza de brazos cual niña pequeña
—¿Por qué será?— suelta su amiga sarcástica. Kaia le da un leve codazo—auch.—se queja
—Deja de molestarme.— dice. Luego Kaia se asegura de que el océano este despejado, lo cual no es del todo posible, el océano, mires por donde lo mires siempre esta lleno de vida. Rodeado de todo aquel ser que respira. Desde las plantas, hasta los peces.
—Se dice que arriba te siguen cazando.
—Ah si.— suelta ella aburrida de ese nombre —James Blake. —repite como si fuera su condena —¿acaso ese cerebro de nenúfar no se da cuenta de que me esta arruinando la vida? ¡Por culpa de él es que no puedo subir a la superficie!— se queja ella
—Entre otras cosas…— dice lanzándole una mirada sugestiva
—No cambies el tema
—No lo hago, soy tu mejor amiga, me importa tu vida. Eres mi princesa.
—Si… princesa…—ella no lo había dicho en voz alta a otros jamás, pero ella nunca quiso serlo. ¿tener la responsabilidad de todo un reino sobre ti? Cada decisión tomada marcaria el destino de muchos ¿y que si fallaba? Apenas podía tener control sobre su vida, ¿Cómo esperaban que tuviera el control sobre todo un reino? Era delirante. La gente había enloquecido.
—La guerra es un error— la escucho decir a Jaladi
—Fueron ellos quienes comenzaron— intervino Kaia.
—Aun así, —dice — aun pienso que los acuerdos son la solución a la paz.
—Díselo a la reina.— suelta aquella sirena de rizos rubios.
—La reina no escuchara a nadie.
Kaia coincide. —¿entonces que dices?— le pregunta regresando a su conversación inicial —¿me ayudas a salir y disfrutar de mi vida tan solo unos segundos?
—Te lo has estado pensando muy bien, ¿no?
—Más que bien
—¿Define más que bien?
—Alrededor de un mes— dice ella —encontré una cueva alejada. No habrán playas, lo prometo.
—Todas las cuevas quedan cerca de una playa
—Esta esta bastante alejada, créeme.
La chica suspira cediendo a los caprichos de su compañera. Después de todo lo que le habían arrebatado parecía un milagro que Kaia siguiera teniendo vivo su espíritu. Ella era un alma libre, que valoraba y apreciaba su libertad. Nadie podría encadenarla a un solo lugar, porque su corazón pertenecía al mundo.
—Nada más rápido —le urgió su amiga emocionada
—¿Acaso quieres que me coma un tiburón?
—Es el camino mas corto, además, ya hemos nadado con tiburones antes, si se hace con cuidado, no hay que temer.
—Prefiero a los delfines. —dice ella honesta,—o a las ballenas. —se lo piensa —Además, siempre estamos escoltadas
—Solo quiero ser alguien normal por una vez. Sin vigilancia. Ser solo yo.
« Tu nunca serás normal Kaia » esas eran las palabras que su amiga quería decirle, pero no lo hizo. ¿Cómo podría? Ella solo quería que su amiga se sintiera por fin como una ficha que encajaba en su mundo. Que encajaba en alguna parte.
Cuando llegaron al lugar prometido pudieron ver el extremo del agua que separaba el aire —No olvides el arma… solo por si algo saliera mal
—La tengo afilada, —se la enseña—y te prometo que nada saldrá mal— aquella sonrisa, aquella que siempre lograba abrigar el corazón de Jaladi, su bondad y su pureza eran las cosas que la hacían digna de ser la princesa.
Ella le asintió.
Kaia se apresuro a subir a la superficie, y separo su cabeza del mar.
Una de las primeras cosas que noto fue el peso. Cuando estas en el agua, tu cuerpo no es más que una extensión del océano, algo ligero y fácil de manejar. Fuera de él, de alguna forma su cabeza pesaba más. Quizás ahora tendría sentido cuando Jaladi se burlaba de ella diciéndole que era una cabeza dura. ¿Por qué afuera las cosas pesaban más y adentro no? Enderezo la cabeza y se apresuró a nadar mas cerca de la orilla de la cueva.
Noto enseguida que también hacia frio. ¿Cómo los humanos podían sobrevivir con tanto frio?
—Oh…— admiro la cueva. Se acero a una roca y se impulsó sobre sus manos para sentarse en ella.
Era la típica imagen que una persona aprecia en los cuentos.
Una mujer hermosa de cabellos rubios y ojos ambarinos, y una cola dorada.
Y a la distancia aquella imagen hubiera sido hermosa para cualquiera, pero no para James. Cuando la vio sintió su odio hervir y como este subió hasta el, invadiéndole por completo la cabeza.
Era ella.
No olvidaría su rostro ni en toda una vida. Si, había cambiado, por supuesto. Su cuerpo ahora mostraba la figura de una mujer, de cintura pequeña y labios cual carmín. Sus rasgos se habían hecho mas finos y su cuerpo más voluptuoso. Quizás en medio de la tormenta no había apreciado bien el color de sus cabellos, pero ahora lo notaba con mas claridad, la de un rubio dorado cual sol. Toda ella brillaba en un haz de luz inexplicable. Había magia en presenciar algo como eso.
Quizás ella era la magia inexplicable del mundo.
«Pero también la mas peligrosa » se recordó
Ella no debía verlo, si lo hacia huiría, además, el jamás había cazado a una sirena con sus propias manos, ah decir verdad, jamás había visto a alguna cerca de esta cueva, se supone que este era su lugar. Uno donde él podía ser el mismo. Miraba el agua de cerca, pero luego del incidente con el bote hundido jamás pudo volver a entrar en ella. El mar ahora era casi un tabú para el.
Quizás esta era su única oportunidad, o quizás ya vendrían más. ¿Dejarse ver, o esconderse? Y algo dentro de el prefirió esperar.
¿Esperar a que? No lo sabia.
Tantos años para planear esto y ahora la estaba dejando ir. Viendo como su oportunidad se escurría de entre sus manos.
La chica estuvo así unos minutos, solo sentada con los ojos cerrados, de vez en cuando esta solía abrirlos y mirar al horizonte.
Pronto se escucharon unos gritos
—¡Kaia! ¡Kaia!
***
¿Por qué demoraba tanto?
Jaladi no sabia porque su amiga se empeñaba tanto con el mundo de arriba. Es decir, el mar era fantástico y lo suficientemente grande para vivir toda tu vida ahi y no llegar a explorar nada de él, ella incluso estaba convencida de que el océano era infinito.
—¡Kaia!—volvió a gritarle
Escucho el chapoteo de algo contra el agua. Y la vio nadar muy tranquilamente hacia ella. —¿entonces? ¿ahora estas satisfecha?
Ella sonrió, se veía radiante — el sol da mas fuerte fuera del agua
—Calienta nuestros mares, es lógico que queme la piel—la mira —¿como te fue?
Ella niega —fue hermoso.
—No volverás aquí, ¿verdad?
Ella lo piensa y mira hacia arriba —lo hare.
Suspira —¿te gusta mucho llevarme la contraria verdad?
Sus collares de pronto brillaron y las miradas de ellas se llenaron de pánico.
—¡Por los corales!— dice Jaladi — es la reina. ¡Rápido! Nos matara si no te encuentra presente en la corte
—¿Que esta sucediendo?
—No lo se— dice— pero ha convocado a la corte real
—¿A toda?
—A toda
Kaia suspira. —esto solo pueden ser malas noticias.
Miro por ultima vez a la superficie, esta no seria la primera vez que vendría, se prometió que regresaría, quizás no mañana, pero lo haría. Lo juro por todo lo que conocía. Había algo que tiraba de ella hacia lo desconocido. Jaladi a veces le decía en broma que tenia instinto suicida por querer ir a un mundo donde todos te quieren ver muerto, un mundo que solo desea verte arder, pero ella no lo creía así, no estaba de acuerdo, el mundo estaba lleno de magia tanto adentro del agua como afuera. Quizás solo debía conocer a las personas adecuadas. En un mundo tan grande debía haber aunque sea un alma llena de bondad.
—Volveré
Y con el agitar de su cola, regreso a las profundidades del mar. Un reino en lo profundo donde las únicas que conocían su ubicación eran ellas; las sirenas.
***
James Blake solo pudo quedarse parado como un completo idiota cuando la vio marchar, trato de aplastar aquel sentimiento desesperado que le decía que había arruinado su única oportunidad. Pero no. Aun no había fracasado. Aun había futuro para todo esto. Justicia. El buscaba solo eso, pero para otros con una perspectiva más clara, podrían darse cuenta fácilmente de que en realidad quería venganza. Hay algo curioso con respecto a la venganza, normalmente la justicia castiga solo al culpable, la venganza se llevaba consigo a los inocentes con ella. No todas las sirenas fueron las responsables del ataque y la muerte de su padre, y aun así, el pagaba para que cazaran a todas. Absolutamente todas. ¿Qué le había pasado a su corazón a lo largo de estos años?
« Se hundió.» pensó « Se hundió con aquel barco» « Murió junto con mi padre»
El mundo no volvería a hacer el mismo, y el tampoco.
La tendría a como de lugar.
El mundo no escatimaba entre santos y pecadores ¿Por qué lo haría el?
Al menos ya sabia donde ella solía estar, la próxima vez seria la ultima.
James Blake era conocido como el "Asesino de Sirenas" Pues bien, que lo fuera. que el océano temblara al oír aquel nombre. Después de todo, el seria quien acabaría con las criaturas que habitaban en el.
Mientras mas se adentraban las dos chicas en el fondo del mar, pronto empezó a notarse las construcciones de una ciudad submarina, hermosas y antiguas construcciones sostenidas por la magia de la reina y su princesa. Y mas gente del reino, de su reino, la saludaron al verla pasar. Las inclinaciones y muestras de respeto hacia Kaia eran comunes debido a su estatus.Ella alzo la mano y sonrió a su gente sin detenerse. Después de todo, ella debía llegar pronto a una reunión.—Kaia…— susurro Jaladi en voz baja mientras miro hacia arriba pasar a otro grupo de gente nadando encima de ellas.—Centuriones de la reina— murmuro ella—Pero, ¿qué están haciendo aquí?—Definitivamente algo está pasando.— dijo. Y trato de pensar que se traería ahora la reina entre sus manos. Suponía que nada bueno.Cuando se adentraron al inmenso palacio, la princesa atrajo la mirada de muchos.—Debes irte ahora—pidio ella a JaladiSu amiga asintió, y tomo el lugar que le correspondía en la corte de la reina.Kaia
Literalmente hablando, no era una jaula. Técnicamente hablando, si lo era.Kaia estaba metida en una especie de pecera gigante. Al mirar a través del cristal ella pudo darse cuenta de que se encontraba en una habitación. No es que reconociera todo lo del mundo humano, pero había estado estudiando bastante.Conocer a tu enemigo era lo principal cuando se mantenía una guerra contra ellos.Otra cosa que rondaba su cabeza era... ¿Cómo sabia su nombre?El la miraba expectante, como esperando algo de ella.Cuando el se acerco a la pecera y coloco su mano contra el cristal ella retrocedió.No es que no fuera valiente, pero la intensidad de su mirada la hacia vacilar.—¿No vas a hablar? —demando. Su voz era fría ante ella.Ella, en efecto, no dijo una sola palabra.La expresión en el rostro del muchacho pareció contraerse, se veía frustrado, molesto.¿Enojado de qué? ¿Enojado con ella?¿Qué le había hecho ella a este humano?¿Y porque estaba atrapada?Conocía los mitos, se decía que los human
—Aja si. Sigue soñando. No te voy a dar un cuchillo— le contesto aburrido el chico— agarra uno de tu cocina.—Necesito uno en especial—Hablas del que es de mi colección—Si—No era una pregunta— le dice — se lo que me estas pidiendo.—Al menos así tendría un significado—¿La tortura tendría un significado? No seas idiota—Tu cuchillo fue entregado por el mar. Hecho por una de ellas.—lo piensa —una muerte poética— dice — muerta por el arma de uno de los suyos.—Si quieres un poema, ponte a escribir, James. — el toma su mochila y da media vuelta dispuesto a irse—Te lo comprare. Dime una cifraAquello lo hace detenerse. No porque realmente quisiera venderlo, eso fue un regalo de su padre. Era una cosa a la que realmente no podría ponerle un precio.El da la vuelta y lo mira curioso — hagamos un trato —dice — te prestare mi cuchillo—¿Pero?— James no era idiota. Al menos no para creerse que obtendría lo que quería sin nada a cambio. Esta vida jamás le había dado nada gratis.—Me llevara
Quizás sí que James Blake era un idiota y ya había enloquecido.Sostenía el puñal entre sus manos a la altura de sus ojos.Estar frente a ella de nuevo, al igual que en aquella época le helaba la sangre. Aquel monstruo marino salido de las profundidades del océano. Pero cuando el mira hacia sus ojos no ve maldad. ¿Por qué no ve maldad? ¿Por qué no puede ver la cara del monstruo como lo que era? ¿Cómo lo que es? Como lo que debería ser; una aberración.Esperaba que ella hiciera un movimiento apenas el entrara, que lo atacara. Pero no se mueve, no le habla, no hace nada.« ¿A qué esperas? » piensaLa ansiedad, y un sentimiento de alerta llenan su cuerpo.Aiden, afuera del estanque esta expectante a la situación con el corazón desbocado. No quiere que hieran a James. No quiere que lastimen a James de nuevo, no quiere perder lo poco que ya tiene de el.Kaia es la única con la mente un poco mas fresca entre ambos chicos. No es que en la sangre de una sirena estuviera ser una maquina mortal
Jaladi estaba preocupada. El reino estaba alterado. La reina estaba calmada.—Así que huyo, ¿no?— se burló TelesSu voz le había llegado de atrás tomándola por sorpresa.Trato de relajar su rostro antes de voltearse.Coloco sus manos en su cintura —¿deseas algo?—La princesa ha desaparecido. Ya van dos días.Un odio recorrió los ojos de Jaladi. Su amiga no había huido. Ella no lo haría. Al menos no sin contárselo a ella primero.—No deberías hablar así de tu reina—Futura reina,—le corrige la otra — Ahora mi soberana, es mi reina UlaElla rueda los ojos, un gesto casi involuntario —¿no tienes otro lugar al que presentarte?Teles se endereza y sus ojos verdes son fríos hacia ella —Cuida tus acciones— le advierte — eres la mejor amiga de la princesa, pero no eres intocable. Yo, —se señalo — en cambio, soy la hija del jefe de la guardia real de la reina. Vigila tu lengua—le advirtió—Mi lengua está bien, y agradece tu interés— sonríeAquellas palabras soltadas con aburrimiento la ponen c
La reina Ula era el temor del mar. El rumor de su magia, sus hechizos y lo potente de estos recorría el reino llenándolos de respetos hacia ella.Miedo, era la verdadera palabra clave aquí.El hecho de que Kaia hubiera desaparecido traía como consecuencias dos cosas. La primera, podría plantearse la posibilidad de reinar para siempre si esta no apareciese, quizás tener un hijo, otro heredero que no fuera ella. Y la segunda opción, es que eso mostrara la voluntad de la reina como algo risible. Lo que ella decía era ley, y el hecho de que la princesa escapara era como ir en contra de los deseos de la reina. Aun cuando ella misma había anunciado el hecho de un compromiso.La reina Ula no dudaba de que aquella niñata solo lo hubiera hecho para fastidiarla. A ella y a sus planes. Quizás Kaia haría lo que fuera para evitar el compromiso, aunque ella no creía que realmente no aparecería pronto. Seguramente estaría un par de días, o hasta semanas afuera, si le daba algo de crédito, segurament
Habían pasado tres semanas. Sería una mentira decir que James no se había acostumbrado ya a la presencia de Kaia en su habitación. Después de todo, solía verla todo el tiempo. Antes de acostarse a dormir tendía a bajar la cortina para taparla por completo, pero habían veces en que se le había olvidado y se había despertado con la sensación de que alguien lo observaba. Específicamente; ella. Se reprendió a sí mismo un par de veces por permitirlo, por permitirle siquiera a alguien observarlo mientras él estaba en un estado tan indefenso como lo era el sueño. Él se había olvidado de taparla, el suponía que se debía a que veces era fácil olvidarse de la presencia de Kaia en la habitación, ya que la chica nunca hablaba. No decía absolutamente nada. Aun así, James solía descubrirla por las mañanas como un acto de piedad, solo para que aquella sirena no pasara todo el tiempo en la oscuridad. Y cada mañana ambos se dedicaban miradas de fastidio mutuamenteCasi como si los ojos de Kaia le e
La famosa noche de la fiesta había llegado. En la gran ciudad de Nueva York, las fiestas elegantes y despilfarradoras de dinero eran bastante común de ver. Y mucho más entre la gente de elite, como lo era James Blake. Y vaya que el ofrecía una de esas famosas fiestas descritas, realizada todos los años y en toda su gloria. El no escatimaba en gastos. Solo lo mejor se serviría esta noche en su mesa, y solo lo más lujoso se exhibiría en su salón.« En algo se tiene que ir tanto dinero » pensó el muchacho mientras se ajustaba el botón de su manga.Una vez listo se miro en el espejo del baño admirando su reflejo. Quizás… no reconociéndose en él.Objetivamente hablando, James era bastante atractivo. Alto y de ojos azules. Ante los ojos de cualquier mujer era un sueño dorado, el gran premio a obtener. Un trofeo único para cualquier chica. El era aquello que muchas quisieran presumirle al mundo.¿Pero cuanto valía James Blake bajo sus propios ojos?Escucho unos golpes en la puerta.Parpadeo