Ser una persona normal o tratar de serlo es algo relativamente fácil, hacer lo que los humanos toman como normal y seguir una rutina es algo ya incorporado en la sociedad, claro que algunos no lo hacen y son esos los que son tachados por los demás. Ser normal es algo que sale natural para cualquier ser humano y eso facilita el trabajo de integrarse en la sociedad llena de ideales elevados. Pero solo hay un pequeño y minúsculo problema del que ella no estaba enterada, no era normal…nunca lo fue y tampoco lo será, y ese es su problema, volver a querer ser normal cuando nunca lo fue.
—Según susurran las leyendas más antiguas, desde los tiempos remotos existieron cientos de especies maravillosas que evolucionaron junto a los humanos, entre esos seres estaban los Licántropos o más conocidos como hombres lobo, quienes fueron categorizados como sobrenaturales cuando la población humana aumentó, ocupando grandes tierras que se expandían más a lo largo de los años, aquellos humanos se fueron olvidando poco a poco de aquellas criaturas cuando estas se escondieron de sus ojos luego de su casi extinción, pero los grandes sabios aún recordaban leves cosas que constituían a las leyendas conocidas. Antes, creían que aquella raza era un producto de un virus, trasmitido por un can o lobuno quien al morder al humano (Contagiándolo) este pasaba una transición en la luna llena, afectando sólo a los masculinos. Años más tarde come
—¿Arwen? ¿Te encuentras bien?—Preguntó la rubia al ver a su amiga saltar asustada de su asiento de tal manera. Ella aún seguía manejando pero solo faltaban unos minutos antes de llegar a su destino, su indecisa mirada alternaba entre el camino que estaba tomando y Arwen, siendo incapaz de elegir alguno por obvias razones. Mientras que la de orbes castaños murmuraba incoherencias mientras trataba de acomodarse en el asiento y apoyar su espalda correctamente en el respaldo de el asiento.—Si, todo bien. No te preocupes.—No tardó en responder ante las preguntas que Bianca le propinaba preocupada, pero no podía apartar su mirada de la ventana, donde observaba los árboles de distintas formas y colores verdosos que parecían moverse con el auto.—Has tenido otra pesadilla ¿No?—Confirmó algo angustiada, pues Arw
Habían logrado alejarse de los lobos unos cuantos metros, por lo que Arwen podía ayudar a la rubia y seguir corriendo como locas. Bianca dejó salir un quejido de su boca, tocándose la frente que sangraba levemente, a lo lejos se escuchaban los aullidos y gruñidos de los lobos, que sorprendentemente habían dejado atrás. Sin dilatar la espera y probar a la suerte, Arwen se acercó a Bianca, pero el lobo azabache ya estaba a su vista y fue el primero en alcanzarlas. Solo un segundo bastó para verlo en el aire cuando este se lanzó hacia ellas, con sus fauces abiertas de par en par mostrando esos dientes grandes y filosos listos para desgarrar el cuello pálido y quebrantable de la rubia (Que estaba tirada en el suelo) quien en respuesta ante lo que iba a pasar gritó, sin poder evitar que una lágrima cayera pos sus ojos, lamentándose a sus adentros morir a esa tempran
Se despertó aturdida, estaba segura que hace tan solo unos segundos estaba luchando por su vida con un brazo desangrándose y a una amiga histérica gritando que no se durmiera. Sus ojos enfocaron el techo del lugar en el que se encontraba, uno blanco y mohoso que le hizo tener una idea básica de donde estaba, levantó su cuerpo para sentarse levemente y ver las paredes del mismo color que el techo pero más esterilizado, con algunas imitaciones de famosos cuadros colgando en una cara del cuarto, el pitido del monitor que mostraba sus actuales signos vitales le ponía incómoda, y mas aquel artefacto en su dedo que marcaba el número cien constantemente. Soltó un quejido al usar su brazo lesionado para acomodarse en la dura cama, con esfuerzo lo logró quedando en una posición mucho más cómoda que la anterior, su mirada cayó en su amiga rubia durmiendo perezosa
Era un nuevo día en la escuela, el primero desde el ataque lobuno en el bosque. Ella y Bianca se habían prometido silenciosamente no hablar y olvidar parcialmente del tema algo delicado para ambas para dejar que el tiempo se lo llevara al igual que la herida de su brazo (Exactamente en el antebrazo) lo que impedía moverlo cómodamente. El día era soleado, las nubes estaban dispersas dejando pasar mucho más fuerte los rayos del sol, por lo que la temperatura estaba elevada, lo que era igual a mucha gente sudorosa, con el calor corporal elevado y muy juntos, era como un suicidio seguro, por lo que había decidido evitar aquel fatídico destino con los desconocidos llegando…una hora antes, donde solo se encontraban dos personas vistiendo con el uniforme de verano que el colegio les daba a el primer ciclo (Primer, según y tercer año).Arwen, quien iba en el último a&nti
Recuerdos parte uno:[Escenas fuertes, no aptas para personas sensibles. Ver bajo responsabilidad]Aquellos días lejanos llegaban a su mente, y de una cosa a la otra, su cerebro le mostró algo casi perdido, retomando un recuerdo que estaba muy dentro de su subconsciente; Aquel día.Ella tan solo tenía diez años, vivía con sus padres quienes se habían hecho pareja años atrás (Desde que eran adolescentes). Aquel día era uno común y corriente, como cualquier otro, solo con la simpleza de que la familia de tres veía una película en la nueva televisión que hace días habían comprado. Arwen, en su corta primera década, era tan sería como siempre, pero son sus padres era otra histo
Recuerdos parte dos: Una mujer en sus jóvenes treinta y dos años llevaba de la mano a una niña de diez, los ojos de ambas parecían dos sacos negros he hincado por el momento que tuvieron horas atrás, cuando presenciaron como dos tumbas eran cavadas bajo la tierra honrado la fatídica y misteriosa muerte de Mark y Calendaría Romcleth, padres, hermanos y seres fantásticos que lucharon hasta el último aliento contra su atacante desconocido, quien no había dejado ni una absoluta huella para que los policías científicos lo encontraran con pistas. La mayor llevaba consigo una maleta rosada con dibujos infantiles en ella demostrando que pertenecía a la niña desecha junto a ella, la custodia quedó para la castaña, quien estaba feliz y consciente de ello mucho antes de que los padre de Arwen muriesen, y a pesar de las ho
Aquellos insólitos días de melancolía perduraban en la extensa y extraña mente de Arwen, como una melancólica canción pegadiza que te hace llorar sin que tu quieras, que mientras mas resonaba en su cabeza, mucho mas la odiaba. Inconscientemente empezó a disolver esos recuerdos dolorosos y borrosos, dejando que se dispersaron en su mente mientras volvía a la realidad en la que estaba metida. Abrió sus ojos con pesadez y suspiró con decepción dándose cuenta de que aún estaba en su cuarto, recordando que ella misma había pasado su primer día (Luego de su accidente) de forma extraña para luego regresar a su casa una vez terminadas las clases, encerrándose en su cuarto para recordar esos viejos y tormentosos recuerdos. Abrumada se desplomó sobre su cama sintiendo el viejo colchón hundirse con su propio peso, y las sabanas tocar su espal