—Excelente.—Giró su cuerpo para mirar a los demás, centrando su mirada a un chico quien jugaba con su celular—Diego, has tu pregunta.—Ordenó, asustando al muchacho quien casi tiraba su celular por su reacción. La sonrisa de la maestra se volvió más cínica, le encantaba ver sufrir de esa forma a los despistados que pensaban que ella era una tonta, mientras tanto, tomó su cuadernillo para anotar la nota respectiva de la alumna que había hablado sobre los licántropos. El chico Aclaró la garganta nervioso y miró a la chica.
—¿Por qué fue posible aquella mutación en su ADN? Lo que quiero decir es, ellos antes eran humanos o siempre fueron hombres lobo formando parte de los seres sobrenaturales.—Explicó al ver la cara confundida de la muchacha, esta se Aclaró la garganta al entender y caminó a la esquina del pizarrón para tomar un fibrón indeleble para escribir las palabras “Gen" “Mordida” y “Creación”.
—No es sencilla esa pregunta, pero trataré de explicar su origen desde mi perspectiva en cuestión a las leyendas e imágenes vistas.—Señaló el proyector que estaba enchufado a una notebook—Hay tres orígenes, la primera y más conocida, un lobo rabioso mordió a un humano curioso que se adentró al bosque en noche de luna llena, el ADN trasmuto funcionándose para ser mitad lobo y mitad humano. Otra historia, algo distorsionada por pasar en boca en boca, muestra como una bruja enojada con los humanos por la extinción de su clan maldijo a un hombre en la luna llena fusionándolo en cuerpo y mente con el lobo, sintiendo por la eternidad como otro ser estaba en tu cuerpo y a veces se dejaba llevar por sus instintos. La última y más conocida, habla sobre un amor imposible, una humana y un lobo…pero no, no es lo que piensan; su nombre era Monroe, una mujer de una tribu desconocida, tubo un encuentro horripilante con un oso y un lobo la salvó, este quedó cautivado con la belleza de la muchacha y le pidió a su diosa, la luna, convertirse en las noches en un hombre para pasar con ella lo que quedaba de su vida. Y así fue, durante semanas el logro conquistarla, pero un día ella lo descubrió, separándose durante un largo tiempo sin saber que en su vientre estaban los frutos de amor que tenían ellos dos. Luego de meses, ella arrepentida fue a buscarlo, adentrándose a las profundidades del bosque, viendo como su amado en su forma lobuna había muerto de desolación y desnutrición. Los lamentos y llantos de aquella mujer compadecieron a la luna, quien dio su bendición una vez más para que cuando Monroe muriera reencarnarse nuevamente como humana y su amado en hombre lobo. Creando así a los licántropos, quienes eran hijos de las reencarnaciones.
—Y por eso es que eres mi alumna estrella Marisol, esa es la clase de respuesta que espero de los siguientes en dar. El grupo que sigue.—Ordenó felicitando a la muchacha, dos chicos se levantaron de su asiento para caminar con una maqueta del laberinto y el minotauro, parándose frente al pizarrón.
—La mitología griega es extensa, por lo que hablaremos en concreto de la historia del Minotauro, la más conocida.—Empezó a hablar el chico, mientras el otro apoyaba la maqueta en una mesa junto a el para que los demás pudieran observarla a su antojo.
Mientras tanto, ajeno a ello, en el fondo del salón justo en las últimas mesas se encontraban dos chicas charlando amenamente de sus vidas, prestando poca atención a lo que decían sus compañeros, pues habían dado su tema hace tan solo unos minutos.—No es algo de otro mundo. Es como nuestro aniversario, diez años juntas como mejores amigas casi inseparables, tu y yo juntas, en un hermoso y placentero paseo al bosque, ya sabes. Ir en auto ahora que yo tengo la licencia, cantando a todo pulmón, con una rica merienda nutritiva y dulce, frente a la famosa laguna, los árboles de diez metros, el viento, el sol.—Sus cabellos rubios caían por sus hombros a cascadas, mirando con anhelo a su amiga frente a ella, pero no termino su monólogo cuando su amiga de pelo cobrizo la interrumpió de mala gana, cruzando sus brazos para recostarse en el respaldo de la silla ocasionando un pequeño ruido chirriante cuando las maderas de esta se rozaron.
—Y posibles come humanos que nos esperan como bocadillo especial. Ni en sueños Bianca.—Murmuró la muchacha prestando un poco de atención a la lección que estaban dando los chicos quienes movían sus manos nerviosos. Sus ojos marrones se cristalizaban por el gran bostezo que dio inconscientemente antes de ponerlos en blanco fastidiada por el constante golpeteo que su amiga le estaba dando en el hombro. Las noticias de esas semanas habían sido vistas por la de pelo cobrizo, y se podría decir que no eran para nada agradables, muchas personas se encontraban demacradas y con partes faltantes de sus cuerpos en los límites del bosque y la pequeña ciudad en donde se encontraban, y la rubia justamente quería ir cerca de ese lugar.
—Arwen.—Se quejó, llamándola por su nombre—Eso es poco probable que pase, estaremos del otro lado del bosque donde no ocurren esos ataques y llevaremos algo para protegernos. Le diremos a tu tía que te cuidare bien.—Insistió tomándola de los hombros para agitarla durante unos segundos, la muchacha la miró fastidiada por caer fácilmente en aquel “Puchero" (Como dicen en Argentina) que la rubia había puesto consciente.
—Esta bien, pero si mi tía dice que no, es no.—Sentenció acomodándose nuevamente en la silla, escuchando como su amiga celebraba su logro al convencerla fácilmente.
Y ahí estaba Arwen, con su brazo apoyado en la apertura que la ventana le dejaba cuando se encontraba abajo, dejando que su hombro sobresaliera fuera del auto, su pelo se levantaba por el fuerte viento que provocaba la velocidad en la que estaba el vehículo, su cara iluminada por la cálida luz del sol agradecía tener un poco de calor en su cuerpo. Bianca conducía con una mano sobre el volante mientras que con la otra simulaba un micrófono mientras cantaba una de las tantas canciones que pasaban por la radio a esa hora de la tarde, sus dedos se movían al ritmo de la música al igual que su cabeza.
La tía de Arwen les había dejado ir con la única condición de tener un cuchillo de cocina recién afilado junto a ellas, sabiendo que podrían defenderse ante cualquier amenaza, pero lo que la mujer mayor no sabía era que la rubia tenía planeado ir al bosque, junto a la laguna que tanto conocían los lugareños y donde se aproximaban los ataques de los animales que tanto temían.—Se que piensas que puede ser una locura. Pero tienes que saber que no va a pasar nada, mi padre es el guardabosques de aquí y está cazando a los lobos para llevarlos a un refugio, aquí está sobrepoblando el bosque y pronto lo harán con la ciudad. Y a donde vamos…si bien es el bosque, no hay ningún peligro.—Sonrió mirando unos momentos a Arwen, quien tenía su seño fruncido desde el inicio del viaje.
—Escuché en las noticias los casos que hay, no se si esta es realmente una buena idea…no me gusta dejarme llevar por los demás.—Acotó algo afligida, quitando su brazo de la ventana abierta.
—¿No quieres ver el lugar donde íbamos de niñas? ¿Ver si cambió o no? Puedes dormir lo que resta del viaje, estoy segura de que en media hora estaremos ahí.—Susurró bajando la música de la radio, dándole una sonrisa tranquilizadora a Arwen. La de ojos marrones la observó unos momentos, antes de suspirar rendida y acomodarse a un costado para tratar de dormir unos minutos, ella sentía malas vibras hacia ese lugar, podría ser por los malos recuerdos que le ocasionaba a pesar de que no hayan pasado ahí. Solo podía recordar como jugaba con su padre alrededor del agua cristalina mientras su madre los perseguía para alcanzarlos. Una pequeña y triste sonrisa se puso en su rostro, solo para retirarla frunciendo el ceño antes de cerrar los ojos y caer en un ligero sueño.
El espacio en el que estaba era oscuro, podía presenciar y sentir bajo sus pies como estaba parada en un enorme charco de agua que apenas se podía dislumbrar por la poca luz que había. Sin miedo comenzó a caminar, estaba acostumbrada a este tipo de sueños, donde no pasaba realmente nada…solo pura soledad y agua arrugando sus pies. Pero claro que esta vez iba a ser diferente, pues los sonidos de pisadas acuosas se escucharon detrás suyo, haciendo que se diera la vuelta a la defensiva.
—Arwen, querida mía. No tienes que temer.—Susurró una voz notablemente sombría, aquel sonido entró por los oídos de la femenina y surcó por sus venas en un terror desconocido, dándole un escalofrío por toda su columna vertebral, y como si fuera poco, por la densidad que se estaba formando en el ambiente, en cada respiración que daba se sentía sofocante, impidiéndole respirar correctamente.
—¿Quién…quien eres?—Preguntó no queriendo parecer asustada, sentía su cuerpo flotar como si la gravedad no existiera en ese lugar, y la presión aplastar su cuerpo de forma agonizantemente lenta. La voz de la desconocida y borrosa figura negra parecía potente, y por el tono, Arwen calculaba que aquel ser no excedía de sus treinta años.
—Niña, soy aquello que nadie comprende en su totalidad, soy quien muchos aman y odian a beneficio, quien puede hacerte creer que eres la persona más afortunada del mundo…y cambiártelo en un segundo.—Poco a poco su voz cambiaba, distorsionándose de una forma realmente escalofriante, como si se estuviera mezclando con el de una mujer. Siendo, finalmente, dos voces que hablaban a la vez—Siempre cambio de rumbo y a tu percepción y al de los demás soy injusto.
—No…no entiendo ¿Acaso es un acertijo?—Preguntó al borde de la histeria, aún no podía visualizar bien a la figura frente a ella y le había asustado ese cambio repentino en su voz.
—No te preocupes, pequeña. Pronto lo sabrás.—Susurró una vez más, antes de que el viento llegara y llevara el cuerpo como polvo de arena. Arwen se sobresaltó cuando el viento pasó sobre su cuerpo, sintiendo como la figura abstracta dejaba un beso en su frente, algo tan cálido que nadie hubiera imaginado que provenía de un ser sin cuerpo.
Sus ojos se abrieron de par en par, de su boca salió un gran jadeo asustado obligándose a reincorporarse del asiento asustada. Enfocando su vista, analizó el lugar con velocidad hasta chocar miradas con los ojos negros de su amiga, quien la miraba extrañada, ahí su cerebro conectó los cables, solo había sido un sueño…un extraño sueño.
—¿Arwen? ¿Te encuentras bien?—Preguntó la rubia al ver a su amiga saltar asustada de su asiento de tal manera. Ella aún seguía manejando pero solo faltaban unos minutos antes de llegar a su destino, su indecisa mirada alternaba entre el camino que estaba tomando y Arwen, siendo incapaz de elegir alguno por obvias razones. Mientras que la de orbes castaños murmuraba incoherencias mientras trataba de acomodarse en el asiento y apoyar su espalda correctamente en el respaldo de el asiento.—Si, todo bien. No te preocupes.—No tardó en responder ante las preguntas que Bianca le propinaba preocupada, pero no podía apartar su mirada de la ventana, donde observaba los árboles de distintas formas y colores verdosos que parecían moverse con el auto.—Has tenido otra pesadilla ¿No?—Confirmó algo angustiada, pues Arw
Habían logrado alejarse de los lobos unos cuantos metros, por lo que Arwen podía ayudar a la rubia y seguir corriendo como locas. Bianca dejó salir un quejido de su boca, tocándose la frente que sangraba levemente, a lo lejos se escuchaban los aullidos y gruñidos de los lobos, que sorprendentemente habían dejado atrás. Sin dilatar la espera y probar a la suerte, Arwen se acercó a Bianca, pero el lobo azabache ya estaba a su vista y fue el primero en alcanzarlas. Solo un segundo bastó para verlo en el aire cuando este se lanzó hacia ellas, con sus fauces abiertas de par en par mostrando esos dientes grandes y filosos listos para desgarrar el cuello pálido y quebrantable de la rubia (Que estaba tirada en el suelo) quien en respuesta ante lo que iba a pasar gritó, sin poder evitar que una lágrima cayera pos sus ojos, lamentándose a sus adentros morir a esa tempran
Se despertó aturdida, estaba segura que hace tan solo unos segundos estaba luchando por su vida con un brazo desangrándose y a una amiga histérica gritando que no se durmiera. Sus ojos enfocaron el techo del lugar en el que se encontraba, uno blanco y mohoso que le hizo tener una idea básica de donde estaba, levantó su cuerpo para sentarse levemente y ver las paredes del mismo color que el techo pero más esterilizado, con algunas imitaciones de famosos cuadros colgando en una cara del cuarto, el pitido del monitor que mostraba sus actuales signos vitales le ponía incómoda, y mas aquel artefacto en su dedo que marcaba el número cien constantemente. Soltó un quejido al usar su brazo lesionado para acomodarse en la dura cama, con esfuerzo lo logró quedando en una posición mucho más cómoda que la anterior, su mirada cayó en su amiga rubia durmiendo perezosa
Era un nuevo día en la escuela, el primero desde el ataque lobuno en el bosque. Ella y Bianca se habían prometido silenciosamente no hablar y olvidar parcialmente del tema algo delicado para ambas para dejar que el tiempo se lo llevara al igual que la herida de su brazo (Exactamente en el antebrazo) lo que impedía moverlo cómodamente. El día era soleado, las nubes estaban dispersas dejando pasar mucho más fuerte los rayos del sol, por lo que la temperatura estaba elevada, lo que era igual a mucha gente sudorosa, con el calor corporal elevado y muy juntos, era como un suicidio seguro, por lo que había decidido evitar aquel fatídico destino con los desconocidos llegando…una hora antes, donde solo se encontraban dos personas vistiendo con el uniforme de verano que el colegio les daba a el primer ciclo (Primer, según y tercer año).Arwen, quien iba en el último a&nti
Recuerdos parte uno:[Escenas fuertes, no aptas para personas sensibles. Ver bajo responsabilidad]Aquellos días lejanos llegaban a su mente, y de una cosa a la otra, su cerebro le mostró algo casi perdido, retomando un recuerdo que estaba muy dentro de su subconsciente; Aquel día.Ella tan solo tenía diez años, vivía con sus padres quienes se habían hecho pareja años atrás (Desde que eran adolescentes). Aquel día era uno común y corriente, como cualquier otro, solo con la simpleza de que la familia de tres veía una película en la nueva televisión que hace días habían comprado. Arwen, en su corta primera década, era tan sería como siempre, pero son sus padres era otra histo
Recuerdos parte dos: Una mujer en sus jóvenes treinta y dos años llevaba de la mano a una niña de diez, los ojos de ambas parecían dos sacos negros he hincado por el momento que tuvieron horas atrás, cuando presenciaron como dos tumbas eran cavadas bajo la tierra honrado la fatídica y misteriosa muerte de Mark y Calendaría Romcleth, padres, hermanos y seres fantásticos que lucharon hasta el último aliento contra su atacante desconocido, quien no había dejado ni una absoluta huella para que los policías científicos lo encontraran con pistas. La mayor llevaba consigo una maleta rosada con dibujos infantiles en ella demostrando que pertenecía a la niña desecha junto a ella, la custodia quedó para la castaña, quien estaba feliz y consciente de ello mucho antes de que los padre de Arwen muriesen, y a pesar de las ho
Aquellos insólitos días de melancolía perduraban en la extensa y extraña mente de Arwen, como una melancólica canción pegadiza que te hace llorar sin que tu quieras, que mientras mas resonaba en su cabeza, mucho mas la odiaba. Inconscientemente empezó a disolver esos recuerdos dolorosos y borrosos, dejando que se dispersaron en su mente mientras volvía a la realidad en la que estaba metida. Abrió sus ojos con pesadez y suspiró con decepción dándose cuenta de que aún estaba en su cuarto, recordando que ella misma había pasado su primer día (Luego de su accidente) de forma extraña para luego regresar a su casa una vez terminadas las clases, encerrándose en su cuarto para recordar esos viejos y tormentosos recuerdos. Abrumada se desplomó sobre su cama sintiendo el viejo colchón hundirse con su propio peso, y las sabanas tocar su espal
La intrigante conversación que tuvo con su tía había sido lo mas interesante que había pasado en esos cuatro días sin verla, puesto que la semana de exámenes se acercaba y la adulta se encerraba en la sala de estudio sin dejar que ella se acercara. Para su mente imaginativa y maquinadora solo podía pensar en miles de escenarios donde mostraba una hipótesis de lo que estaba sucediendo ahí adentro, aquella charla extraña le había dejado un mal sabor de boca. Sabía con exactitud que Melissa ocultaba algo, estaba segura de que, el día de la charla, su tía estaba a punto de decirle algo que parecía ser importante, algo que realmente le atormentaba, pero estaba segura de que la mayor aún no estaba lista para soltar ese tan misterioso secreto suyo. Estaba en el pasillo que tenía el colegio, algo angosto pero útil, las paredes estaban adornadas con los casilleros rojos de lado a lado, con grandes y negros números que ayudaban a los alumnos a identificar el suyo. Era la hora de cambio, donde