Capítulo 13
—¿Y? ¿Qué hay? — Dijo el gánster que acababa de ser golpeado. Miró con una sonrisa malvada a Lucía y preguntó—. ¿Tú fuiste quien me golpeo? —Ella asintió con la cabeza.

—Fue un accidente, ¡perdón, eh!

—¡Mierda! ¡¿Cómo te atreves?!

Mientras hablaba, levantó el palo y lo pegó hacia ella. Las dos chicas lo esquivaron y de inmediato agarraron la botella de cerveza y se lo arrojaron hacia el hombre. Los gánsteres que al principio solo estaban mirando, al ver que las dos chicas contraatacaban, enseguida levantaron sus palos y golpearon hacia ellas. Lucía y Julieta sabían algo de pelea, por lo que no les costaba mucho enfrentarse con los gánsteres.

Cuando llegó la policía, estaban todos heridos, por suerte no era nada grave. Al final, fueron todos arrestados a la comisaria y registraron el asunto sucedido. A pesar de que ellas eran las víctimas, pero participaron de la pelea. Por eso necesitaban que alguien viniera a retirarlas bajo fianza. Juliana era huérfana y la única amiga que tenía en CABA era Lucía. Así que ella era la que tenía que buscar a alguien que las ayude.

Lucía no era buena socializando. Los únicos lugares que estaba eran; en la villa o en la empresa Castillo. Por esta razón, ella tampoco tenía muchos amigos. Luego de pensarlo por un tiempo, decidió llamarle a Iván. La llamada fue contestada casi en el instante. Del otro lado del teléfono era un silencio absoluto, ella se sintió un poco avergonzada, sin embargo, habló.

—Doctor Carrizo, lamento molestarte a esta hora. ¿Me podrás hacer un favor? Me metí en problemas. Ahora estoy en la comisaría, ¿podrías venir a buscarme? —Al ver que el hombre seguía callado, hizo una pausa y siguió—. Dr. Carrizo, te lo pido, por favor. —Luego de un largo silencio, una voz fría se escuchó del otro lado del teléfono.

—¡Lucía!

«Esa voz es de... ¡Cristian! ¿Por qué respondió una llamada de Iván?» Lucía se quedó sorprendida por un rato y con miedo tartamudeando habló.

—Cristian, tú…

—¡Dime la dirección!

El hombre la interrumpió con ira y frialdad, se notaba que él estaba muy mal humorado.

—¡Comisaría del distrito CABA!

La llamada fue cortada una vez que termino de decir la dirección. Julieta la miró sin palabras y dijo.

—¿Por qué no llamaste directamente a Cristian? ¡Ahora estás en problemas! —Lucía se sostuvo la frente antes de hablar.

—Cuando me fui de la villa, él estaba bebiendo. Pensé que seguía descansando, por eso llamé al Dr. Carrizo. No pensé que…

Ella no esperaba que su esposo atendiera esa llamada. Media hora después, Cristian rodeado de personas entró a la comisaría. El hombre tenía un aura fuerte y una expresión seria. Con la hermosa cara y el perfecto cuerpo que tenía, con tan solo estar parado ahí le parecía ser una excelente imagen. Además, él casi todos los días aparecía en las noticias financieras de CABA. Por lo que su presencia atrajo a un montón de personas venir a saludarlo. Al ver la escena, Julieta empujó levemente el hombro de Lucía.

—En realidad, entiendo el porqué de que eres tan obsesionada con él. Se ve el hombre más perfecto, ¿qué mujer no lo quiere? Con tan solo el título de Sra. Castillo ya es la envidia de muchas chicas. Ni hablar poder dormir todos los días a su lado.

Lucía le puso los ojos en blanco. Hace poco le aconsejo en divorciarse, y ahora... Efectivamente, las mujeres son fácil de cambiar de opinión. Luego de que Cristian terminó de hablar, con el policía y firmó el papel, las dos quedaron libres. En la puerta de la comisaría el policía los detuvo y dijo.

—La próxima que suceda esto, llamen a la policía, no peleen.

Se miraron, sonrieron al policía y les agradeció. Al darse la vuela, Julieta dijo en voz baja.

—¡Mierda, si no peleo, hasta que llegue el policía ya soy un cuerpo muerto!

Lucía quería decir algo, pero sintió una vista helada fija en ella. Vio a Cristian con el traje negro parado al lado de su Jeep negro.
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