Lorena, mientras lloraba descontroladamente, estaba tirando a Cristian, parecía una pobre niña perdida. Él la abrazó y consolándola dijo.—Lore, no estás sola y tampoco vas a estarlo. ¡Cálmate! —La mujer con los ojos rojos e hinchados declaró.—Te lo ruego, dile que lo aborte ¿De acuerdo? Si no me moriré. —Su expresión era seria y decidida. Cristian la miró ya con ira.—¡Lore, ya basta!Al ver que el hombre seguía sin prometerle, lo empujó y agarró el cuchillo de fruta que estaba en la mesa y se cortó la muñeca. El asunto sucedió tan rápido que nadie logró reaccionar. Nadie esperaba que fuera a ser tan cabeza dura. Cristian se asustó y se llenó de frialdad, intentando tranquilizarse, la levantó de inmediato y se la quiso llevar a la sala de emergencias. Sin embargo, Lorena se agarraba fuertemente la barandilla de la cama, con los ojos rojos le suplicó al hombre.—¡No dejes que dé a luz al bebé!Lucía se quedó sorprendida. «¿Qué tanto no quería que tuviera el bebé?» Miró hacia el
La cooperación entre la empresa Castillo y el hospital pertenecía al Estado. La empresa Castillo se dedicaba a la construcción y a la comercialización, la cooperación con el hospital tenía que ver con la construcción. En ese entonces, Lucía era la encargada de este asunto y Román era el esposo de la Sra. Ramos, es decir, el presidente del hospital.En principio, según el contrato firmando, el dinero del proyecto debía ser pagado por completo en el mes. Luego, ya se podrá poner en uso. Sin embargo, el Sr. Ramos usó el fondo que era para la construcción en otra cosa, por lo que ahora era imposible pagar lo restante a tiempo. Es decir, el pago final no podía entrar a la cuenta de la empresa a tiempo. Al terminar de escuchar lo que había dicho la Sra. Ramos, Lucía embarazosamente comentó.—Sra. Ramos, usted sabe que a pesar de que estoy casada con Cristian hace años, pero nosotros no nos llevamos bien. La cantidad de dinero es bastante grande, él en el trabajo siempre fue serio y prudent
Emma estuvo a su lado los dos años. Casi todos los asuntos entre ella y Cristian, ella lo sabía. Al escuchar lo que había dicho, función las cejas y comentó.—Si vas a divorciarte, ¿no estás incumpliendo con las promesas que le hiciste a Don Castillo? Además, si ahora aceptas el divorcio, las acciones que te había dado el abuelo del señor Cristian volverá a pertenecer al presidente. ¡Perderás mucho!Lucía sabía de qué se preocupaba Emma. Ella miró la hora, se estaba haciendo tarde, no le dio mucha explicación y habló.—Tengo mis planes. Ve a buscarlo de inmediato que en un rato tengo que irme.Al notar que no la escuchaba, Emma salió de la oficina preocupada y enojada. Lucía agarró sus cosas, buscó la llave del auto y se fue a esperarla en la escalera. Por suerte, Emma volvió bien rápido con el documento en mano. Al entregárselo siguió diciendo.—Directora, ahora no es el mejor momento para divorciarte. Usted… —¡Listo! — La interrumpió y entró al ascensor. La miró antes de habla
Iván la miraba fijamente con las cejas fruncidas y los ojos oscuros, al parecer quería saber si lo que estaba diciendo era verdad o mentira. Lucía estaba sentada tranquila con una sonrisa, dejando que él la mirara. Luego unos minutos, el hombre habló.—¡Está bien!—¡Gracias, Dr. Carrizo! Era agradable conversar con gente inteligente. No necesitabas explicar demasiado, con una sola mirada ya te entiende. Cuando el sirviente trajo el plato, él la miró curiosamente y preguntó.—¿Así que tu inteligencia siempre fue escondida? —Lucía sonrió y dijo.—Gracias. Es solo para estar a salvo. Es más, Cristian y yo no nos llevamos bien. El bebé tampoco vino en un tiempo adecuado. —Iván comió unos bocados y se vio satisfecho. La miró y preguntó.—¿Cuándo piensas irte?Ella quedó petrificada por un momento. Lo miró sorprendida. Solo quería solucionar el tema del bebé y divorciarse. En cuanto a irse de CABA, ella todavía no estaba decidida a dónde ir. Se sorprendió que pudo adivinar hasta su ú
Cristian la miraba sin decirle nada, hasta que decidió preguntarle.—¿A dónde fuiste? —Su tono era frío e indiferente, con un poco de disgusto.—A la empresa. —Lucía entró a la cocina y dijo.—¿Te cocino algo para cenar?«Con el eqscándalo que había hecho Lorena hoy en el hospital, seguro ni tuvo tiempo de para comer.». Pensando en esto, sintió que era medio entrometida. Ella ya se iba, ¿por qué tenía que preocuparse por si él tenía hambre o no? Sin embargo, a pesar de todo, ella lo amaba, tenía mucho tiempo enamorada de él, aunque tenía planeado irse, tampoco quería terminar mal, por lo menos quería dejar algunos recuerdos lindos. Cuando se estaba preparando para cocinar los fideos, ella sintió una mirada penetrante. Se dio vuelta y se encontró con los ojos del hombre, fría e indiferente.—¿Qué... qué pasa? Generalmente, la mirada del hombre siempre era fría y con disgusto, pero había cambiado la mirada que tenía ahora era muy confusa. Lucía estaba asustada, no sabía qué decir.
Apartó su mano sin usar mucha fuerza. Sin embargo, ella sintió un fuerte dolor en el corazón. Todavía no se había recuperado de la lluvia y ahora estaba enfrentándose a él. Cuando la soltó repentinamente, ella se quedó sin fuerza, y se cayó casi desmayada en los brazos del hombre.Sus brazos eran fuertes y la sostuvo de inmediato. Tras años de entrenamiento, ella podía sentir claramente los músculos que tenía. Ya no tenía fuerza y tampoco quería seguir discutiendo, así que cerró los ojos y se apoyó en sus brazos.—¡Deja de fingir estar desmayada!La voz llena de ira sonó al oído de Lucía. Este la abofeteó con un poco de fuerza en la mejilla un par de veces, a ella le dolía, pero se sentía tan mal que no podía abrir los ojos. Al notar que no respondía, probablemente debido a su poca bondad que tenía, la levantó en sus brazos y la llevó a la habitación. Una vez que la puso en la cama, Lucía escucho un silencio en absoluto. Al principio pensó que él no quería preocuparse por ella. Si
Lucía se asustó, nunca lo había visto así antes. Por instinto quiso agarrarlo de la mano, pero él la tiró. Abrió la boca una y otra vez, pero al final reprimió todo lo que quería decir. Se dio la vuelta, esquivo la mirada del hombre, y cerró los ojos.—¡Lucía eres demasiado cruel! No dijo nada más que eso, se dio la vuelta y se fue. Ella suspiró mirando su espalda. Llegando a ese punto, ese era el mejor resultado.—Señorita Torres, ¿no teme que el Sr. Castillo la odie? La voz de un anciano sonó en la puerta. Era el Sr. Ramos. Él entró a la sala con un historial médico y revisó sus condiciones, luego comentó. —Al fin y al cabo, el bebé también es de él. Aunque logres engañarlo esta vez, ¿qué harás en la próxima? No siempre vas a lograrlo.Ella sonriendo se sentó en la cama y agarró el documento que le traía. Mirándolo habló.—Esta será la última vez. ¡Sr. Ramos, gracias por su cooperación! —Guardó el documento y cuando estaba a punto de irse, el Sr. Ramos la detuvo.—Si actúa
Al principio, Lucía pensaba que la furia de Cristian era solo por un tiempo, muy seguro cuando vea a Lorena, ya no iba a seguir enojado, e iba a olvidarse del aborto. Sin embargo, ella no sabía que el conflicto entre ellos recién empezaba. Desde hace días no había casi nadie en la villa. Por lo sucedido, Cristian tampoco quería volver. Por esta razón, pasaba todo el día tranquila y feliz. Para actuar bien, ella se quedaba el día en la villa, y le encargaba a Emma que le alcanzara las cosas que necesitaba. En la tarde, su asistente vino a llenarle la heladera de comidas y le explicó cómo debía consumirlo. Luego se acercó y mirándola comentó. —Directora, el pago del proyecto del hospital Central se ha retrasado unos cuantos días. El departamento de finanzas vino a preguntar la situación. ¿Usted tiene tiempo para hacerle una llamada al Sr. Ramos?Lucía comió unos bocados del durian que tenía en la mano, pero no podía soportar el olor de la fruta, así que lo arrojó en el tacho de basu