Capítulo 15
Si tenía suerte, probablemente podía encontrarse con un conductor de buen corazón. Era una noche de fuerte viento y lluvia. El pequeño paraguas no le servía para nada. No caminó muy lejos y su ropa ya estaba empapada. Sin duda fue demasiada mala suerte. Caminó por mucho tiempo, pero ni siquiera pudo encontrarse con un auto. Estaba sufriendo frío y le comenzaba a doler la parte inferior del abdomen.

Unos pasos más y ya no podía aguantar el fuerte dolor que sentía. Estaba preocupada por si le sucedía algo al bebé, así que se agachó abrazando la panza. La lluvia era cada vez más intensa. Quiso buscar el celular y se dio cuenta de que no lo tenía, tal vez lo había dejado en el auto. Ya estaba lejos del auto y con el dolor que sentía era imposible volver. Intentó dar unos pasos más con la ayuda de los pilares de piedra.

Sin embargo, comenzó a sudar del dolor. No le quedaba otra que seguir agachada. De pronto sintió un flujo de calor entre sus piernas y quedó atónita. Temía en perder al bebé Había un viejo dicho: «Las niñas son como los angelitos, están hechas de caramelo, especias y todas las cosas bellas.» No obstante, no todas las chicas son así. Hay chicas que nacen para sufrir dolor, tortura, tristeza

«Chiiiii...» Escuchó un sonido de auto detenerse cerca de ella. En ese momento, Lucía ya estaba mareada y veía todo borroso. Intentó levantar la vista y vio un Jeep negro, con la placa ACL999. Era Cristian. Sabiendo que era el hombre, ella se levantó con la última poca fuerza que le quedaba. Sin embargo, por estar agachada por mucho tiempo, al levantarse se mareó, y de repente se cayó hacia atrás.

—¡Mujer estúpida!

Sonó la voz fría de un hombre. Lucía intentó abrir los ojos, pero no podía. La única conciencia que tenía era que él la metió en el auto y luego se desmayó por completo. Al despertarse ya estaba en el hospital, intentó moverse, pero le dolía todo el cuerpo. Por instinto, inconscientemente se tocó el vientre.

—¡No te preocupes, el bebé está bien!

Lucía se asustó por la voz y al ver era Iván, se quedó atónita por un momento, no sabía qué decir. Luego de un rato habló.

—Tú...

¿Qué haces aquí? Le dolía tanta la garganta que no podía terminar de decir una oración. Al notar su situación, Iván levantó las cejas, se dio vuelta y le sirvió un vaso de agua. Se acercó a ella y la levantó medio abrazándola. Intentó resistir y alejarse. Él la ignoró y le acercó el vaso de agua a su boca. Lucía quiso agarrar el vaso, pero él la esquivó y dijo.

—¡Bebe un poco más!

Ella no pudo decir más nada. Luego de algunos sorbos, ya mejoró mucho. El doctor la volvió a acostar y dejó el vaso de lado. Ella lo miró y dijo.

—¡Gracias!

El hombre sacó el celular para ver y tarareando levemente. Luego de pensarlo por un instante, Lucía preguntó.

—¿Cristian sabe la existencia del bebé?

Si no vio mal, fue quien la trajo al hospital. Si Iván ya se enteró del bebé, seguro su esposo también lo sabía. El doctor dejó lo que estaba haciendo, la miró fijamente antes de hablar.

—¿No quieres que lo sepa?
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo