Capítulo 26 Dalia.

Dalia:

Siento el latir de mi corazón en mis oídos, la idea de arrodillarme ante Shen más que asustarme me excita, Dios, no puedo creer que permití que me tocara de esa forma, casi pierdo mi virginidad, sin ser consiente, ¡cuan patética es mi vida! Pero debo ser realista, Shen solo se estaba burlando de mí, y aunque no sea el caso, no pienso ser una más que contar entre sus sabanas.

— Ya casi llegamos, ¿segura que no quieres arrodillarte y evitarte la humillación de estar atada cual perro en el jardín? — ¿Por qué siempre me fijo en los lunáticos? Este hombre es una gran bandera roja y aun así, mi boca anhela un beso más de él, solo uno más.

— Más que un perro, compárame con un lobo, puedes pretender que me has atrapado, coloca una soga a mi cuello si eso te da la falsa ilusión de que me has doblegado, pero nunca, te descuides, no sea que el tigre blanco se quede sin una garra. — sus pequeños ojos centellan aun en la oscuridad, tras esos lentes que lo hacen lucir como un erudito, y no p
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