Dalia acepto el pedido de Jade, aun así, mientras desayunaba, su mente le gritaba que estaba pasando por alto algo, aunque por más que pensara no comprendía que era.— Algo me decía que escogerías un Hanfu para vestir esta mañana, aunque debo reconocer que me asombra que escogieras el amarillo, desde que has llegado solo te he visto vestir colores sobrios y en gamas oscuras. — Hanfu, así se llamaba el conjunto de camisa y falda amplia y larga que Dalia había escogido esa mañana. — ¿O es que Lizbeth te influencio para que cambiaras tu paleta de colores? — para cualquier persona, la pregunta de Jade pasaría por mera curiosidad, sin embargo, la familia Zhao comprendió que su madre no preguntaba cosas al azar, además de la importancia que cada color tenía en ese país.— Bueno, como usted lo ha dicho señora Zhao, siempre visto de la misma forma, creo que hoy decidí ser… un poco más yo. — la noche anterior había movido el interior de Dalia al completo, las sensaciones que le ocasionaron las
Shen salto sobre la mesa, olvidándose de los modales y de que los jóvenes occidentales estaban bajo el cuidado de sus padres, poco le interesaba todo aquello porque Walter se había atrevido a tratar de intimar con Mei, su daga reclamaba la sangre de aquel hombre, que había querido contaminar a su hermana, pero antes que llegara a su objetivo, el cual no se movió ni un milímetro de su lugar, por más que Mei trato de jalarlo, Loan desenvaino su Dao, deteniendo el avance de su hijo y lanzando a Shen a un lado del comedor.— Tu actuar es inaceptable. — advirtió con voz firme el mayor y Shen bajo su cabeza, mientras se ponía de pie.— Pero padre…— Le has faltad el respeto al hogar del tigre, a la palabra de tus mayores, has desafiado una orden mía, olvidando que, si bien Mei ya fue nombrada, aun no asume su lugar en el clan. — con cada palabra que Loan decía, la cabeza de Shen bajaba aún más.— El único que al parecer a olvidado algo es mi padre, al ordenar que Mei se case con ese bastard
Casi era medio día, cuando Walter salió de la casa grande, más precisamente de la oficina de Loan, donde había sido llevado por el oriental, para explicarle cuales eran las tradiciones a la hora del matrimonio en su cultura, mientras su hermana y primos esperaban por él, muy cerca del límite del bosque.— Liz, allí va Walter, ve por él. — ordeno Dalia mordiendo sus uñas, un mal habito que había erradicado hacia años, pero al parecer estaba regresando ante la ansiedad de la joven.— Claro que iré por él. — Lizbeth estaba furiosa, ¿le caía mal Mei? No, pero tampoco le caía muy bien que digamos.— Esto está mal, Walter se debe de sentir amenazado o algo para aceptar tal cosa. — comenzó a balbucear Renzo, desde que el desayuno había acabado el de ojos azules se había mantenido en silencio, sin saber que decir o pensar.—No es Walter quien me preocupa. — finalizo sus suposiciones Dalia y Renzo la vio con intriga. — ¿Qué hay entre Huang y tú? — disparo la pregunta, sin rodeo alguno y Renzo
La mente de Shen era un caos total, lejos de meditar sobre lo que su padre le había aconsejado, su cabeza solo podía pensar en lo sexy que se veía Lizbeth, su pequeña cintura y su delicado rostro destellaban en su mente con cada parpadeo que daba, no negaría que desde que la vio sintió algo, una sensación de poder quizás, era como si alguna fibra en él, le hiciera saber que con esa rubia el podria hacer lo que quisiera, pues se adaptaría a lo que él deseara, mientras que al abrir los ojos solo podía ver a Dalia, no porque la tuviera en frente, más era como si la regordeta fuera el mismo sol, presente en cada lugar, algo digno de observar y adorar, algo que jamás podria someter a lo que él quisiera, más bien seria al revés, ante sus ojos Dalia era peligro, alguien que no caería bajo sus órdenes, Dalia era más de ordenar y el resto de obedecer. Y mientras los minutos se convertían en horas, Shen descubrió que sentía algo muy fuerte por dos mujeres de las cuales no debería sentir nada má
Dalia:Mientras preparaba un par de aperitivos para llevarle a Shen y sus hermanos, las palabras de Loan taladran mi mente, me parece irónico que sus hijos puedan creer ciegamente en el destino, pero, que pongan en tela de juicio las maldiciones.Me resulta sumamente irónico que lo que más nos ligue a esta cultura sea una maldición, pues los Bach hemos transitado varias maldiciones a lo largo de las décadas, desde que nacieran solo hombres en la familia, maldición que rompió Kimberly al nacer, hasta la de tener hijos únicos, y esa maldición la rompimos Renzo y yo, y no es solo algo que se diga a la ligera, la evidencia esta allí, entonces ahora realmente temo por Walter, y no solo por la maldición, pues gracias al calor sofocante a esta hora, pude recoger el sudor de Huang y Mei, ahora estoy lista para regresar, tengo muestras de los tres Zhao para entregar a Lucero, pero aun así… esta misión que en un principio fue lo más importante que se me solicito, ahora carece de todo interés, p
La sala del hogar de Shen se mantenía en silencio, solo con las palabras de Dalia haciendo eco por el lugar o mejor dicho en la mente de cada uno de los que allí estaban, hasta que al fin Lizbeth hablo.— No tenías derecho a ocultarnos todo esto. — la rubia vio a su hermano, sin terminar de comprender porque nunca les dijo nada.— No fue fácil guardar su secreto, pero yo no rompería su confianza, además… Dalia tenía miedo de lo que ustedes pudieran hacer y yo también, Dalia no es la única que está cansada de cuidar y solucionar problemas ajenos.— Bien, al menos tu ya no deberás preocuparte por nosotros. — Renzo giro sobre sus tobillos, lejos de ir a ver a su hermana comenzó a caminar hacia la salida.— ¿Qué piensan hacer? — indago Walter al notar que su hermana se dirigía a su habitación.— El viaje termino. — aseguro Renzo con amargura, porque aún queria seguir viendo a Huang, al menos con eso se conformaba, y sabía que una vez que regresara a su país, ya no volvería a las tierras d
Dalia estaba recostada en la habitación que el avión privado de la familia Bach poseía, ya no se creía capaz de seguir fingiendo que no le molestaba o así sea le aturdía todo lo que había sucedido en las últimas 24 horas, lo que había pasado en la villa de la familia Zhao, su vida había cambiado al completo en solo semanas, era irreal todo lo que había sucedido, no era solo el descubrir que odiaba su apellido materno, odiaba ser políticamente correcta, pues esa era la función de un Bach, o mejor dicho de las mujeres Bach, más si se deseaba aspirar a obtener el título de cabeza de la familia, debías poseer un legajo limpio, sin relación con la política o fuerza de seguridad, mucho menos con la mafia, debías aceptar y ejecutar todo a la perfección, pero ese ya no era el caso para Dalia; no solo por descubrir que ya no deseaba ser políticamente correcta, ya no queria aspirar a ser cabeza de la familia y no porque creyera que no estaba capacitada, solo era el comprender que estaba cansad
El corazón de Dalia se oprimió, un pequeño dolor se instaló en su pecho, era soportable, pero molesto, como quien tiene una espina en la mano y esta pincha con cada movimiento, Dalia sentía que tenía una espina en medio de su corazón y con cada palabra de Lizbeth, esa se enterraba aún más.— Fue algo mágico, en verdad. — aseguraba la rubia, mientras sus ojos brillaban. — Luego de ayudar a Renzo a organizar sus cosas, fui a dar un paseo, estaba… molesta por ser una cobarde. — reconoció a la vez que su sonrisa se borraba. — No queria dejarte sola luego del secuestro, pero no podía verte a los ojos, sé que te falle, sé que todo lo que pasaste fue por mi culpa y…— Eso ya no importa Liz. — murmuro sacando fuerzas de donde no las tenía. — Solo dime… ¿Cómo fue? — no conocía a Shen más que lo que vio esos días, era consiente que no podía confiar en él, pero si conocía a su amiga, más de lo que conocía a su hermano, necesitaba saber que tan especial fue para Lizbeth, todo aquello.— Mágico, e