Laura había comenzado a interesarse en el sexo opuesto. Los muchachos de pronto le llamaban la atención, pero era lo suficientemente tímida como para socializar adecuadamente con ellos.
Tampoco ella era capaz de tener amigas, mucho menos amigos. Al tener una familia lo suficientemente "extraña", tal como ella le llamaba no quería contarle a nadie lo que vivía diariamente. Mucho menos deseaba que alguien visitara su hogar, ya que tendría que explicar por qué los muebles desaparecían y luego aparecían otros diferentes.Laura era plenamente consciente del problema de su padre con las apuestas, aunque no tenía idea de la dimensión que había adquirido tal adicción ni cuánto su vida cambiaría en un tiempo.Por la timidez de Laura, también por la falta de una figura femenina, así como también por no tener amigos con los que hablar, ella había comenzado a buscar cierto grado de atención que pronto descubriría que llegaría de gente inadecuada.Era un día normal en el que Laura iría a clases, estaba cursando su último año y al acabar allí no creía posible ir a la universidad, por lo que tendría que comenzar a buscar empleo en algún lugar que le permitiera tener sus propios ingresos. Ella sabía que su padre no tocaba sus cosas y quizás comprándolas podría tener una mesa y silla para el almuerzo y la cena como la gente normal.Santiago Pérez era lo que cualquier persona observadora llamaría inútil. Era un adolescente guapo que tenía una motocicleta económica que había tenido mejores tiempos, pero que tenía un look de "Bad Boy" que le daba gran popularidad entre las chicas. Él era poco caballero y un futuro bueno para nada. Tenía malas calificaciones, había repetido dos años y al volver a cursarlos no había aprendido nada. Su vida eran las fiestas, el alcohol, la marihuana y obviamente las chicas ingenuas con las que pasar el rato.Laura iba distraída, había dormido mal como tantas veces. Su padre había llegado golpeado la noche anterior y ella había estado curando sus heridas y cuidándolo. Por haber dormido pocas horas y por la preocupación debido a la salud de su padre, ella había acabado chocando con Santiago.-Discúlpame por favor- Pidió avergonzada lamentándose por ir tan distraídaÉl ya la había observado, era una linda chica, sencilla e ingenua. Nunca la había visto con otros muchachos y por eso dedujo rápidamente que era tímida y virgen, alguien que claramente le interesaba con un solo propósito. Entre tantos defectos que tenía, él le contaba sus hazañas a sus amigos iguales de estúpidos que el.-Me has pegado duro, creo que me lastimaste- Fingía y ella se había angustiado realmente debido a eso-¿Te acompaño a la enfermería? Por favor perdóname- Pidió nuevamente y él sonrió para sus adentros-Te perdonaré si sales conmigo después- Ella no había captado la invitación, mucho menos que todo lo anterior no fue más que la actuación de un mujeriego en potenciaLuego de que Laura aceptara y se sintiera afortunada, Santiago había limpiado su habitación, la que era testigo de como usaba a inocentes muchachas y luego las corría de allí sin piedad alguna.La primera cita que tenía y los nervios por la nueva experiencia le habian producido una rara sensación en el estómago. Se había puesto ropa limpia, la mejor que tenía y había peinado su cabello en una coleta alta. Ella no tenía maquillajes ni nada de lo que las otras muchachas usaban, pero si era bella y de cualquier manera podía llamar la atención sin siquiera poner mucho empeño en su apariencia.Santiago la recogió en el sitio que ella le dijo. Por ninguna razón quería que él fuera a su vivienda y pidiera entrar. No podía arriesgarse a tener que contar su historia y los problemas de su padre. Ella llegó minutos antes al lugar elegido y se sorprendió al ver a su cita allí esperando por ella. Él tenía un casco adicional para llevarla en su motocicleta y eso le resultó tierno. El la estaba cuidando, ¿Quien hacía eso por ella? Se había aprendido a cuidar sola y a no tener nadie que le preguntara como había estado su día.Él había trazado un plan para llevarla a la cama y ella era solo una ingenua que no sabía en lo que se estaba metiendo. Debería aprender una nueva lección ese día... nadie sería tan amable y atento sin esperar nada a cambio.Al llegar a dónde Santiago vivía, él le ofreció un refresco y la llevó a su cuarto. Se sintió avergonzada, jamás había estado en la habitación de un muchacho y no había tenido citas previas para comparar con esa. Él le quitó el vaso de su mano y se acercó a ella como un león al acecho de su presa. Lo próximo que sintió fue un beso en sus labios y la calidez de la lengua de él buscando la suya.-Creo que vas muy... rápido- Estaba tan nerviosa que le costaba encontrar las palabras justas para describir como se sentía-Muñeca, ¿Qué era lo que esperabas? ¿Querías ver mis fotos de pequeño estando aquí?- Él de pronto ya no parecía dulce, atento y mucho menos caballeroso-¿Entonces?- Preguntó aún desconcertada y él se echó a reír-Te traje aquí para lo mismo que a las demás, tener sexo. No hace falta que disimules. Esto quedará entre los dos- El volvió a besarla con un poco de rudeza y sus manos comenzaron a moverse buscando apretar todo lo que jamás nadie había tocado-No haré nada de esto contigo. No estoy lista y acabo de conocerte- Lo apartó de su cuerpo y retrocedió caminando hacia la puerta-Nos conoceremos quitándonos la ropa, ¿Que más quieres? No todas las vírgenes son tan insoportables como tú- Lo miró con sorpresa y dolida, ¿Cómo había acabado allí?-No me interesa conocerte- El volvió a acercarse y ella lo apartó dándole un golpe con su rodilla en sus partes nobles- Eres un cerdoSe fue corriendo de aquella vivienda y comprendió que para su primera cita había tenido mal gusto. Santiago era un patán, de modo que se alejaría de los de su tipo. Debería dejar de ser tan ingenua y crédula para ver como era la gente en verdad. Otra situación así no estaba dispuesta a vivir de nuevo.Santiago no solo era un patán, sino que también había hablado con sus amigos acerca de lo que planeaba para quitarle la virginidad a Laura. Por lo general sus planes salían a la perfección, pero esa fue la excepción. Sus amigos esperaban saber que tal le había ido con la tímida e ingenua víctima. Él no podría decirles jamás que ella lo había rechazado y además golpeado, eso dañaría su ego y no estaba dispuesto a soportar las burlas de ellos. -Fue genial, le hice de todo, la puse...- Él comenzó a narrar con lujo de detalles lo que jamás ocurrió y ellos a desear a Laura para hacer lo mismo que su amigo Al día siguiente Laura llegó a estudiar como siempre. Había tenido una pésima noche cuidando a su padre y lo que menos deseaba era ser molestada. Los amigos de su breve ex, si es que así podía llamarle, comenzaron a decirle todo tipo de cosas. El rumor se había esparcido rápidamente y el responsable se reía en un rincón.-Apuesto que soy mejor amante que Santiago, ¿Quieres comprobarlo?
Tiempo después...Laura llegó a casa del trabajo y no vio a su padre. Estaba trabajando en una cafetería donde solo tenía que hacer un turno y en horas del día. Cuando llegaba a casa por la tarde siempre veía a su padre en el sofá, pero ese día no lo encontró. -A tu padre se lo llevó la policía- Le comentó el hijo de una vecina -¿La policía? ¿Hace cuánto?- Preguntó alarmada al joven que estaba relajado fumando un cigarrillo-Hace unas horas- Dijo con calma y ella se apresuró para ir a la comisaría más cercanaLaura llegó a la estación de policía temiendo lo peor. Ella creyó que su padre se involucró en otra pelea y que probablemente tenía que declarar. Lamentablemente se sorprendería más tarde al saber los motivos por los cuales lo habían encarcelado.-Necesito información de Roberto Torres, el es mi padre- Angustiada y nerviosa le pidió a la oficial que estaba allí -Ya le tomaron declaraciones y será procesado. Llamaré al oficial a cargo de su caso- La oficial se fue y vino junto
Luego del fallecimiento de don Carlos, su jefe, Laura debió buscar un nuevo empleo. Era el momento de dejar atrás todo lo referente a su ex que solía seguir pidiendo ser atendido por ella y que le mostraba sus nuevas conquistas como un grandísimo idiota. Siempre lo atendía con una mueca de disgusto y se apresuraba porque el se fuera lo más rápido posible de allí. -Maldita sea. Nuevamente debo buscar empleo. Que en paz descanse el mejor jefe que he tenido- Suspiró con tristeza. Don Carlos había sido muy bueno con ella, jamás la había molestado en todo el tiempo que fue su empleada, ¿Dónde encontraría jefes así? Con el periódico en su mano recorrió la ciudad buscando un nuevo empleo. No quiso ir a los lugares de comida rápida y cuando vió el anuncio para trabajar en un casino lo descartó aún más rápido. No deseaba tener que ver gente perdiendo su vida por las apuestas, tal como había acabado su padre. Vió varios anuncios de gente que necesitaba alguien que paseara sus perros y fue qu
Laura trabajaba en una tienda de ropa unisex. Su jefe, Lucio Almaraz era un diseñador que jamás había podido triunfar en el mundo de la moda, pero que lejos de desanimarse comenzó su propia tienda donde vendía conocidas marcas y también donde promocionaba algunos diseños que él mismo había confeccionado. Laura veía en Lucio a un soñador que jamás se rendía y contempló con admiración cada boceto que él le había mostrado. -No podría dibujar ni un muñeco, mucho menos algo así- Ella lo halagó con sinceridad -Deberías intentarlo, nunca es tarde para aprender. Dibujar es solo la primera parte de esto- El la animaba, pero ella no había sentido pasión por la moda nunca ni tampoco tenía estudios-Este vestido es muy lindo. No sé cómo se te ocurren esas ideas- Admiró el dibujo donde hasta la falda mostraba como caía con naturalidad -Lo haré para ti. ¿En qué color te gustaría? Eres una muchacha guapa y tienes un cuerpo dónde cualquier prenda podría lucir maravillosa. Si alguna muchacha te pr
Laura estaba sola en su apartamento. Erick hacía minutos que se había ido. Él se había vestido como cada fin de semana y se había marchado después de besarla. -Mándale saludos a tus amigos. Muy pronto podríamos cenar todos juntos- Erick se había sentido incómodo aunque lo había disimulado-Lo hablaré con ellos. Cuando sus novias puedan nos reuniremos todos. Será lindo compartir un momento agradable en parejas- Laura lo había abrazado feliz por esoPara Laura, Erick era su futuro y quería estar presente en todo momento. Para Erick, lo que su novia quería era significativo de problemas. La adicción al juego y a las apuestas, había alejado a Erick de sus amigos. Él jamás quería reunirse con ellos un fin de semana, porque prefería pasar horas en el casino. Sus amigos habían ido al casino pero solo a apostar muy poco con la excusa de estar juntos. Dario, Manuel y Alexis, los amigos de Erick, habían notado que él gastaba mucho dinero y que se quería quedar varias horas en el casino. -No
NARRADOR Ángel sabía que el momento que más había esperado, había llegado. Mientras más se prolongara el reencuentro con Erick, más dulce sería la recompensa. Recordó a Laura cada día imaginando lo delicioso que sería lograr que perdiera su voluntad y recibir las atenciones de un hombre de verdad. Tal y como imaginaba, Erick llegó a la misma hora se siempre dispuesto a dejar todo el dinero que le quedaba hasta su fecha de cobro. Era un idiota demasiado predecible y él un jugador experimentado que le demostraría el precio verdadero de las apuestas. -Ya sabes lo que tienes que hacer- Se dirigió a su empleado de confianza para que supervisara todo y se ocupara de que él fuera atendido como el más adinerado de los apostadores-Si señor, con permiso- Se dirigió sin demora a cumplir su laborErick se sentía poderoso porque creía que el casino lo consideraba un cliente distinguido, pero no era más que un tonto frecuente. Ángel, con su andar elegante y calmado se dirigió a apostar contra s
NARRADOR Un juego de práctica había elevado la confianza de Erick al mismísimo cielo y tal vez más. Con un simple full, Ángel había perdido. -Realmente eres bueno, creo que perderé mi amado Lamborghini- Halagó falsamente a su contrincante-Será bueno conducirlo- Erick se veía demasiado confiado y su pose se había relajado, grave error Para Ángel era sencillo. De primera había perdido dejando pasar todas las cartas importantes que podría haber utilizado en su beneficio. Simplemente evitó hacerlo. Quería sentir el verdadero sabor de la victoria en breve. Disfrutaría la expresión de derrota de ese idiota que necesitaba un milagro para ganarle. Una baraja totalmente nueva fue puesta delante de ellos. No habría trucos, todo sería legal, al menos evitando la apuesta por alguien que no estaría dando su consentimiento. Los minutos transcurrían y Ángel no demostraba lo que estaba haciendo. Erick también jugaba, pero desconcentrado imaginando el rugido poderoso del motor del Lamborghini. I
NARRADOR-¿Qué fue lo que apostó?- Preguntó consumida por los nervios, el pánico, la creciente sensación de desesperación-Me perteneces por toda una semana. Vienes conmigo, no necesitas llevar nada- Ángel comenzaba a sentirse impaciente -Puedo caminar sola- Dos hombres fornidos vestidos de negro habían entrado solo para controlar que Erick no tuviera un pequeño indicio de valentía y quisiera mantener a Laura con élLaura salió de su apartamento con la idea de negociar. Si ese hombre también disfrutaba las apuestas, tal vez podría apostar para salvarse. Subió al vehículo de lujo en el asiento trasero junto a Ángel y se sentó lejos de él sin saber lo que sucedería allí donde no tendría lugar para huir. -No hay razón para temer, Laura. Soy un hombre realmente generoso- Puso la mano sobre su pierna y ella la apartó de un manotazo causando su risa Para él sería muy divertido. Si, de eso no había duda. -¿Dónde iremos?- Le preguntó con preocupación. Él conductor solo veía hacia la carre