NUEVO AMOR

Luego del fallecimiento de don Carlos, su jefe, Laura debió buscar un nuevo empleo. Era el momento de dejar atrás todo lo referente a su ex que solía seguir pidiendo ser atendido por ella y que le mostraba sus nuevas conquistas como un grandísimo idiota. Siempre lo atendía con una mueca de disgusto y se apresuraba porque el se fuera lo más rápido posible de allí.

-M*****a sea. Nuevamente debo buscar empleo. Que en paz descanse el mejor jefe que he tenido- Suspiró con tristeza. Don Carlos había sido muy bueno con ella, jamás la había molestado en todo el tiempo que fue su empleada, ¿Dónde encontraría jefes así?

Con el periódico en su mano recorrió la ciudad buscando un nuevo empleo. No quiso ir a los lugares de comida rápida y cuando vió el anuncio para trabajar en un casino lo descartó aún más rápido. No deseaba tener que ver gente perdiendo su vida por las apuestas, tal como había acabado su padre.

Vió varios anuncios de gente que necesitaba alguien que paseara sus perros y fue que decidió que ese sería su próximo empleo.

-Los perros son mejores que las personas en muchas cosas, ¿Que podría tener de malo?- Pensó en lo positivo y en lo negativo, eran mayores los beneficios

Lo que Laura no sabía era que con ese empleo acabaría conociendo a quien cambiaría su vida...

*

Él primer día laboral fue complicado. Al llegar a casa sus brazos dolían y sus manos aún tenían marcadas las correas de los perros por la fuerza empleada para sostenerlos.

-Ahora entiendo por qué pagan tan bien por pasearlos- Protestó al meterse a la ducha y comenzó a pensar en conseguir un empleo que no le hiciera daño

Por varios días debió continuar paseando los perros y rogando no lastimarse en el proceso. El último día que los cuidaría algo ocurrió.

-¡AZUL!- Le gritó a la cachorra labradora que salió corriendo, pero ella no la obedecía

Un hombre apuesto pudo sujetar a la traviesa cachorra que solo corrió detrás de la pelota de un niño que jugaba en el parque.

-Creo que es tuya- Laura sonrió y la agarró sintiendo que el alma volvía a su cuerpo

-No es mía, paseo perros. Muchas gracias...- Esperó saber su nombre, era lo menos que podía hacer por él, mostrarse amable

-Erick Ferrer. Trabajo aquí cerca, ¿Necesitas ayuda?- El sonreía con diversión al ver cómo los perros estaban a punto de arrastrar a Laura

-Creo que si. Fue una mala idea traerlos aquí, creo que me pasearán a mi- Bromeó por primera vez en mucho tiempo

Erick la ayudó y bromearon un poco pasando el tiempo. Él la acompañó hasta que entregó al último cachorro.

-¿Me aceptarías un café?- Ella miró su ropa llena de pelos y debió rechazar

-No estoy presentable para ir a ningún lado. Gracias por la invitación. Lo que necesito ahora es una ducha y de forma urgente- Bromeó y él sonrió sin sentirse rechazado

-Esperaré tu mensaje. Tenemos un café pendiente Laura- Le dió un beso en la mejilla y se fue caminando con tranquilidad

Había pasado mucho tiempo de su relación anterior y no hubo más hombres en su vida. Su estilo de vida era totalmente solitario. Si buscaba amistades debería contarles lo disfuncional que fue su familia y el por qué vivía sola. Era mejor seguir sola, pero por momentos extrañaba estar acompañada, tener alguien a su lado que la escuchara, que le diera cariño.

Ella guardó la tarjeta de Erick y pensó en llamarlo, pero finalmente decidió que no lo haría. Él era guapo y dulce, ¿Y si tenía segundas intenciones? Mejor mantenerlo lejos.

*

UN AÑO MÁS TARDE...

Saliendo del supermercado recibió una llamada de su jefe, por contestar el teléfono llevando bolsas en las manos no vió que alguien estaba caminando en su dirección igual de distraído.

-Perdón, no te vi- Dijeron los dos y se reconocieron de inmediato

-Laura, he esperado tu mensaje- Erick sonreía y ella lo miró avergonzada

-Perdí tu tarjeta, no tenía como contactarte- Mintió. Había acabado por tirar la tarjeta para no contactarlo

-Ya no llevas perros, te invito un café y no acepto un no por respuesta- Sonrió y no pudo negarse. Hablar con alguien de algo que no fuera trabajo le apetecía, ¿Que podía salir mal por tomar un café?

TIEMPO DESPUÉS...

Laura se había enamorado de Erick y había comenzado una relación con él. Al cabo de unos cuantos meses, ellos habían empezado a vivir juntos.

Erick se había mudado al apartamento de Laura y poco fue lo que había podido aportar para mejorar el lugar. Todo seguía casi como cuando él comenzó a vivir allí.

Erick trabajaba mucho, pero el dinero que ingresaba al apartamento no era demasiado. Con lo que él ganaba, Laura hubiese podido ser ama de casa, pero eso no ocurría. Ella seguía trabajando para poder pagar algunas cuentas y sus gastos personales.

-Cuando cobre compraré una nueva televisión- Erick le había asegurado, pero al llegar su cobro eso no ocurrió

Laura esperaba pacientemente. Ella se sentía incómoda al tener que recordarle a Erick cuáles eran sus planes al recibir su sueldo y no quería que el se molestara y pensara que ella estaba con él por interés económico.

Lo que Laura no sabía, era que Erick tenía el mismo problema que Roberto, él era adicto a las apuestas. Los juegos de azar le encantaban y le daban a su vida la adrenalina que tanto necesitaba. Cada paga que el recibía la dejaba en el casino. Laura veía poco dinero mensualmente porque él con la excusa de salir con sus amigos se iba al casino.

-Amor no me alcanza para pagar la electricidad este mes. Debí pagar una multa de tráfico que no recordé que tenía y sabes que necesito renovar la licencia- Mentía tan bien, que ella le creía sin dudar

-No te preocupes, tengo algo de dinero extra para emergencias. Sería bueno que tú también lo tuvieras, porque nunca sabrás cuando podrás tener un gasto imprevisto- Aconsejó intentando que el por primera vez la imitara

-Si amor, lo tendré. En cuanto acabe de pagar las deudas podré darte dinero para que compres todo lo que necesites y para que guardes también- Laura sonrió complacida por su respuesta

Lo que ella no sabía era que aquellas palabras eran falsas.

Lo que Erick no sabía era que había alguien esperando para apostar con él por un premio mucho más importante que el dinero.

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