Tres años después…
-Aurora, hija por favor, ayúdame con tu hermano – estamos atrasados para llegar a la ceremonia de titulación de Daniela, al fin mi chica será una gran doctora -.
- ¿Qué necesitas, papi? – mi pequeña, que ya tiene seis años y medio, está sentada en el sofá de la sala leyendo un libro de anatomía -.
-Hija, deja ese libro y ayúdame a buscar a tu hermano -.
-Papi, eres muy poco observador – con sus labios apunta bajo la mesa de centro frente a ella -. Pero no importa – se pone de pie, dejando el libro en la mesa -. Vámonos sin César, él se perderá las fotos y la celebración.
- ¡No, quí toy! - sale de inmediato, despeinado y con la ropa revuelta -.
-Ay, César, hijo mío… vámonos, en el camino te arreglamos la ropa.
Salimo
Era un día de lluvia bastante agitado en la ciudad. El viento había botado árboles, lo que dejó sectores sin luz, semáforos apagados y retraso en el tránsito.La pobre Aurora salió treinta minutos antes se casa para evitar llegar con retraso a la universidad, pero mi siquiera esa previsión le ayudó con el inicio de su día.Miraba desde el asiento trasero el tráfico atestado de autos, los que se quejaban con bocinas histéricas por la tardanza en el avance, pero esa acción es inútil antes un accidente que ocupa dos de tres calzadas.En otro lugar de la ciudad, aunque no muy lejos de ella, un chico se prepara para una exposición ante varios de los alumnos de la universidad, en donde debe explicar a las carreras humanistas y de ciencias la ventaja de ser tu propio jefe en una economía donde las pequeñas y medianas empresas representan
Tras la sentencia de sesenta y un días en Colina II, los gendarmes me toman del brazo, me esposan y me sacan del recinto.Me trasladan hasta el centro penitenciario y luego de todos los protocolos, me conducen hasta mi celda, donde me toca compartir con tres reclusos más, aun cuando la celda no debería ser para más de dos.Uno de ellos se me acerca desafiante, por consejo de “El Chato”, como voy por delito blanco, lo mejor es ser sumiso, responder bien y atender a los mandados que me pidan.-Y vo', ¿Qué hiciste pa’ estar aquí?-Robé millones de pesos a una empresa importante – le contesté sin levantar la mirada -.-Ya me caíste
Mi madre llega del hospital con mi pequeña hermana menor. Con apenas dos días de nacida puedo decir que será mi consentida.La llevo a la cuna que me conseguí por ahí con una vecina, mi madre no quiere amamantar, por lo que vendiendo unos juguetes y la ropa que no me queda en la feria hice dinero para comprarle leche. Espero que el tarro me alcance para el mes, porque si no… no tengo idea de dónde sacar.-No seas porfiado -me dice Magaly-. Deja que vaya dónde los abuelos y les pida plata.-No, porque cada vez que lo haces, ellos te mandan con un “encargo". No te quiero metida esas cosas, yo me las arreglaré. Para eso soy el hombre de la casa.-Ja, vo’ po, tienes diez años
Luego de una semana de llegada Gabriela a casa, mi mamá tuvo que ser internada en el hospital por un problema de infección o algo así.Como no tengo con quien dejar a Gabriela tuve que quedarme en casa. José se va con una vecina y Magaly se quedó acompañándome, porque cuidar a un bebé no es sencillo. Mientras yo cumplo con el trabajo de las tardes, ella se queda con nuestra hermana.Por una amiga de mamá supimos que no saldrá hasta la próxima semana, por lo que a ella misma le pedí que avisara en el colegio que no asistiríamos a clases para cuidar a nuestros hermanos pequeños.Como hoy es domingo, no tengo que ir a trabajar a la panadería, pero sí me iré a la feria para vender algu
Llaman a la puerta con insistencia, abro un ojo para ver la hora en mi reloj despertador. Son las diez de la mañana, me levanto apurado, veo la cuna de Gabriela y está allí dormida. No pasó una buena noche y logré dormirla como a las cinco de la mañana.Voy a la puerta para ver quien es, al abrirla me encuentro a la orientadora y a dos carabineros.-Hola Marco, ¿llegó tu mamá del hospital?-Sí, ¿necesita hablar con ella? – le digo bostezando-. Disculpe, es que anoche mi hermanita no durmió bien y logré calmarla en la madrugada. Pasen, iré por ella.Voy a buscar a mi mamá, duerme plácidamente en la cama que comparte con Magaly, la que ya no est&aacut
Magaly y yo tenemos un mes en nuestro nuevo hogar, la señora Valeria nos ha visitado cada sábado desde que dejó que nos llevaran, yo me quedo con ella solo el tiempo necesario para saber de Gabriela y José, lo demás que tenga de decirme me tiene sin cuidado.Mi hermana es diferente, ella se queda las dos horas de visita con su mamá, pero tiene claro que yo no quiero saber de esa señora. No me interesa que sufra por nosotros, debió luchar por nosotros.Ahora me encuentro haciendo mis deberes escolares. La única ventaja que le encuentro a estar aquí es que el dinero que me pagan por hacer las tareas de otros compañeros y por lustrar zapatos, me queda de ahorro.Quiero juntar ese dinero para cuando sea mayor. Buscaré a mis hermanos pequ
Han pasado cinco años desde que me sacaron de casa para traerme a este hogar.Tal como lo dijo el señor Montes, sería difícil que me adoptaran por ser varón y la edad. Magaly fue adoptada un año después de que llegáramos aquí, me ha visitado cada semana, ya que sus nuevos padres la cambiaron a un colegio mejor.En cambio, José y Gabriela se fueron a Santiago. A la Cabo Terner la ascendieron a sargento y la trasladaron a la capital. A pesar de eso, nos mantenemos en contacto a través de cartas. Recibo dos años mes, con fotografías de mis hermanos.Gabriela ya tiene seis años, crece hermosa y rebelde. José es muy ordenado, tiene casi diez años y me cuenta que le va muy bien en el colegio. Yo les respon
“-Marco, apúrate. Tu padre ya se va.”Termino de lavarme los dientes, salgo del baño, tomo mi mochila y salgo disparado. Bajo las escaleras con premura y me encuentro a mi madre con una bolsa de papel. La tomo, le doy un beso y salgo rápido para subirme al auto de mi padre.-¿Otra vez las sábanas? – me pregunta divertido -.-Lo siento, anoche me dormí tarde por culpa de un trabajo.-Sabes que te puedo ayudar, solo tienes que pedirlo.-Lo sé, pero me gusta hacer las cosas por mí mismo.Mi padre no dice nada, tras cinco años de vivir con ellos, nunca he aceptado que me den algo por nada, cada uno de los