Miro las calles buscando la indicada por mi hermana, lo hago con apuro, esperando que Daniela no vuelva a escaparse de mí. Luego de casi chocar a un tarado que se estacionó repentinamente, doy con la calle y busco la tienda. Lo gracioso, es que hay muchas por aquí.
Varias están cerradas, lo que me facilita un poco la búsqueda. Casi al llegar a la esquina la veo a través del aparador, está vistiendo un maniquí. Busco dónde detenerme y me bajo, pensando si entro a la tienda o si llamo su atención desde fuera.
-Mejor desde fuera, Marco, recuerda que sabe defenderse.
Camino hasta frente el vidrio, está de espaldas tratando de arreglar una linda blusa. Cuando termina se queda admirando unos segundos su trabajo, veo que sonríe un poco, pero lo que hace después me provoca miles de sensaciones: baja la vista y acaricia su vientre.
Es verdad. Yo tenía razón y e
Me miro al espejo y consigo ver el brillo de ese niño lleno de sueños, el adolescente con esperanzas de hacer grandes cosas, el joven abriéndose camino para lograr sus metas, y, al fin, el adulto que siempre debí ser.Pero de los errores se aprende, y bastante.Me arreglo la pajarita, José se ríe de mí porque me dice que parezco pingüino, Francisco me dice que me veo bien. Yo digo que no importa cómo me vea, aquí el centro de atención es la novia y sé que se verá hermosa.No quisimos esperar, por lo que luego de llegar a casa el día que le propuse matrimonio y hacer el amor el resto de la tarde y toda la noche, decidimos que casarnos en un mes era tiempo suficiente. Así mi bella podría lucir el vestido de novia que quisiera e irnos de luna de miel.Los síntomas del embarazo han remitido un poco, ya no son tan frecuentes. Daniela, afortunada
Tras cuatro años de disfrutar a mi esposa, de recibir a nuestra Aurora en casa, verla crecer y hacer travesuras, sonrío apoyado en la puerta al ver a mis mujeres felices en la biblioteca.Daniela le está enseñando anatomía a Aurora, mi pequeña hija está sentada en su sillita muy atenta a lo que su mamá le dice, de pronto Daniela da un respingo, me acerco a ella porque se lleva la mano al vientre de cuatro meses.-Vengan… pongan su mano aquí – toma nuestras manos y las coloca sobre su ombligo-. Las primeras pataditas de tu hermano, mi niña.-Pega fuerte, ¿mami, te duele?-No, a veces hace cosquillas.-Yo hice lo mismo, ¿verdad?-Sí – respondo yo, alzando a mi pequeña en brazos -. En especial cuando papi te hablaba y acariciaba el vientre de mamá.- ¿Puedo hacer lo mismo con mi hermano?-Claro, mi ni&
Tres años después…-Aurora, hija por favor, ayúdame con tu hermano – estamos atrasados para llegar a la ceremonia de titulación de Daniela, al fin mi chica será una gran doctora -.- ¿Qué necesitas, papi? – mi pequeña, que ya tiene seis años y medio, está sentada en el sofá de la sala leyendo un libro de anatomía -.-Hija, deja ese libro y ayúdame a buscar a tu hermano -.-Papi, eres muy poco observador – con sus labios apunta bajo la mesa de centro frente a ella -. Pero no importa – se pone de pie, dejando el libro en la mesa -. Vámonos sin César, él se perderá las fotos y la celebración.- ¡No, quí toy! - sale de inmediato, despeinado y con la ropa revuelta -.-Ay, César, hijo mío… vámonos, en el camino te arreglamos la ropa.Salimo
Era un día de lluvia bastante agitado en la ciudad. El viento había botado árboles, lo que dejó sectores sin luz, semáforos apagados y retraso en el tránsito.La pobre Aurora salió treinta minutos antes se casa para evitar llegar con retraso a la universidad, pero mi siquiera esa previsión le ayudó con el inicio de su día.Miraba desde el asiento trasero el tráfico atestado de autos, los que se quejaban con bocinas histéricas por la tardanza en el avance, pero esa acción es inútil antes un accidente que ocupa dos de tres calzadas.En otro lugar de la ciudad, aunque no muy lejos de ella, un chico se prepara para una exposición ante varios de los alumnos de la universidad, en donde debe explicar a las carreras humanistas y de ciencias la ventaja de ser tu propio jefe en una economía donde las pequeñas y medianas empresas representan
Tras la sentencia de sesenta y un días en Colina II, los gendarmes me toman del brazo, me esposan y me sacan del recinto.Me trasladan hasta el centro penitenciario y luego de todos los protocolos, me conducen hasta mi celda, donde me toca compartir con tres reclusos más, aun cuando la celda no debería ser para más de dos.Uno de ellos se me acerca desafiante, por consejo de “El Chato”, como voy por delito blanco, lo mejor es ser sumiso, responder bien y atender a los mandados que me pidan.-Y vo', ¿Qué hiciste pa’ estar aquí?-Robé millones de pesos a una empresa importante – le contesté sin levantar la mirada -.-Ya me caíste
Mi madre llega del hospital con mi pequeña hermana menor. Con apenas dos días de nacida puedo decir que será mi consentida.La llevo a la cuna que me conseguí por ahí con una vecina, mi madre no quiere amamantar, por lo que vendiendo unos juguetes y la ropa que no me queda en la feria hice dinero para comprarle leche. Espero que el tarro me alcance para el mes, porque si no… no tengo idea de dónde sacar.-No seas porfiado -me dice Magaly-. Deja que vaya dónde los abuelos y les pida plata.-No, porque cada vez que lo haces, ellos te mandan con un “encargo". No te quiero metida esas cosas, yo me las arreglaré. Para eso soy el hombre de la casa.-Ja, vo’ po, tienes diez años
Luego de una semana de llegada Gabriela a casa, mi mamá tuvo que ser internada en el hospital por un problema de infección o algo así.Como no tengo con quien dejar a Gabriela tuve que quedarme en casa. José se va con una vecina y Magaly se quedó acompañándome, porque cuidar a un bebé no es sencillo. Mientras yo cumplo con el trabajo de las tardes, ella se queda con nuestra hermana.Por una amiga de mamá supimos que no saldrá hasta la próxima semana, por lo que a ella misma le pedí que avisara en el colegio que no asistiríamos a clases para cuidar a nuestros hermanos pequeños.Como hoy es domingo, no tengo que ir a trabajar a la panadería, pero sí me iré a la feria para vender algu
Llaman a la puerta con insistencia, abro un ojo para ver la hora en mi reloj despertador. Son las diez de la mañana, me levanto apurado, veo la cuna de Gabriela y está allí dormida. No pasó una buena noche y logré dormirla como a las cinco de la mañana.Voy a la puerta para ver quien es, al abrirla me encuentro a la orientadora y a dos carabineros.-Hola Marco, ¿llegó tu mamá del hospital?-Sí, ¿necesita hablar con ella? – le digo bostezando-. Disculpe, es que anoche mi hermanita no durmió bien y logré calmarla en la madrugada. Pasen, iré por ella.Voy a buscar a mi mamá, duerme plácidamente en la cama que comparte con Magaly, la que ya no est&aacut