El insomnio es una tortura. Me mantiene despierto, dejándome a solas con mis pensamientos, con la certeza de que Lena está en algún lugar, perdida en un mundo que ha decidido olvidarla. Mi cuerpo está agotado, mi mente al borde del colapso, pero no puedo rendirme. No cuando aún siento su presencia en cada resquicio de mi alma.Las calles están desiertas. Camino sin rumbo fijo, guiado por la desesperación y la esperanza entrelazadas en un mismo suspiro. No tengo pruebas de que ella siga aquí, de que no haya sido devorada por el vacío de la existencia, pero algo en mí se aferra a la certeza de que el amor no puede desaparecer sin dejar rastro.Y entonces lo veo.Un grafiti en la pared de un callejón estrecho, trazado con tinta roja que gotea como si la pintura aún estuviera fresca."No me olvides."Mis latidos se detienen un instante.El mundo podría jugar conmigo, intentar romperme con ilusiones vacías, pero esta frase no es un accidente. Es nuestra promesa. La promesa que le hice cuan
El amanecer tiñe de oro la ciudad, pero en mi interior todo sigue sumido en la penumbra. Tras días de búsqueda incesante y noches llenas de dolor, finalmente llegué a un pequeño centro comunitario en el que, según rumores, Lena había sido vista. Mi corazón, aún marcado por la ausencia de su recuerdo, late con la fuerza de mil promesas rotas. No podía rendirme; cada instante sin ella me recordaba lo que habíamos vivido, lo que habíamos jurado jamás olvidar. Al entrar al centro, la cálida luz de un reloj de pared y las risas de algunos niños jugando contrastaban fuertemente con la soledad que sentía. Caminé entre la gente sin intención, mis ojos siempre alerta en busca de aquel rostro que me había sido arrancado de la memoria colectiva. Allí, entre una multitud de desconocidos, la vi sentada en un banco del pequeño parque interior del centro comunitario. Su mirada estaba perdida en un libro, pero había algo en su semblante que me hizo detener en seco. —Lena… —dije en voz baja, casi co
El sol de la mañana inunda la ciudad y, en cada rincón, las voces del mundo parecen murmurar mi nombre. Pero ya no es solo mi voz la que resuena, sino la de aquellos que, sin saberlo, han recordado que existo. Desde que Lena despertó y nuestro amor volvió a brillar, la gente empezó a hablar. No son simples comentarios: se difunden rumores, se hacen preguntas en las redes, y de repente, mi imagen se vuelve polémica. Mientras salgo del hospital, aún con el recuerdo de aquella noche que casi me hace perderla, me encuentro rodeado de gente. Algunos me miran con extrañeza, otros con una mezcla de admiración y desconcierto. En la calle, oigo fragmentos de conversaciones: —¿Viste a Elías? Dicen que es el hombre que desafió al olvido. —¿Por qué estará con Lena? Parece que solo él la recuerda. —Dicen que es un misterio, que su historia es tan intensa como un sueño… Cada palabra se clava en mi alma. Mi existencia, que durante tanto tiempo se había desvanecido en la penumbra, ahora está en
Las voces del mundo no se callan. A medida que pasan los días, los rumores se convierten en certezas para aquellos que no nos conocen, en historias manipuladas por quienes quieren entrometerse en nuestro amor. El viento trae palabras que no pronunciamos, declaraciones que jamás hicimos y dudas que no pedimos. Y aunque intento aferrarme a lo único real, a Lena, algo dentro de mí me dice que estamos entrando en una tormenta de la que quizás no salgamos ilesos. Hoy, más que nunca, siento el peso de la fama que nunca busqué. —Elías, tienes una entrevista en la radio —me dice Javier, un viejo conocido que solía ser periodista y ahora se ha convertido en mi enlace con los medios. —No quiero entrevistas —respondo sin apartar la vista del teléfono, donde un artículo habla de mí como si fuese una figura mitológica. "El hombre que desafió al olvido", "El fenómeno de la memoria". —No puedes evitarlas siempre. La gente quiere saber tu historia. Resoplo, cansado. ¿Qué historia? ¿Qué se supone
El mundo sigue girando, indiferente a lo que nos pasa. Las luces de la ciudad parpadean en la distancia, los autos continúan su trayecto, y las conversaciones de los demás no se detienen. Pero en mi cabeza, todo se ha congelado en el momento en que Lena se alejó de mí. Sus últimas palabras resuenan como un eco persistente: Ojalá pudiera creerte, Elías. Una frase simple, pero cargada de algo que nunca había sentido en ella: duda. Me quedo ahí, en la azotea, viendo su silueta desaparecer escaleras abajo, y por primera vez en mucho tiempo, me siento realmente asustado. Porque si Lena empieza a dudar de nosotros, entonces nada en este mundo es seguro. No la busco esa noche. Tal vez porque no sé qué decirle. Tal vez porque tengo miedo de escuchar lo que aún no ha dicho. Me quedo en mi departamento, viendo el techo como si pudiera encontrar respuestas ahí. Las imágenes se repiten en mi cabeza: el café, la mesera diciendo que Lena estaba con alguien más, la forma en que evitó decirme
El amor no siempre se rompe con gritos. A veces, se desmorona en silencios. En lo que dejamos de decir. Lena y yo estamos en su departamento, juntos, pero con un abismo entre nosotros. Quiero tocarla, sentir su piel contra la mía, recordarle que somos más que las dudas que nos acechan, pero ella mantiene la distancia. Y eso me duele más de lo que debería. —Dime cómo arreglo esto —susurro. Ella baja la mirada. —No sé si puedes. Las palabras me golpean como un puñal en el pecho. —Lena… —No es tu culpa —me interrumpe, con la voz quebrada—. No tiene que ver con que no te ame. —Entonces, ¿qué es? Ella aprieta los labios, luchando con algo que no quiere decir. Y entonces lo sé. No es solo el peso de mi historia. No es solo el mundo metiéndose en nuestra relación. Es miedo. Pero no miedo a perderme. Miedo a quedarse. —Tienes miedo de lo que viene —murmuro, con la certeza clavándose en mi garganta. Lena se queda en silencio. —Tienes miedo de un futuro conmigo. Ella cierra l
BIENVENIDA A “ANTES QUE EL MUNDO NOS OLVIDE”Imagina que un día despiertas y el mundo ha borrado tu existencia. Que todos los que conocías, todos los que te amaban, ya no recuerdan tu nombre.Excepto una persona.Esta es la historia de Elías, el hombre que lo tenía todo… hasta que dejó de existir. Y de Lena, la única que puede recordarlo.Es una historia de amor, pero no cualquier historia de amor. Aquí, el tiempo es un enemigo, la memoria un castigo y cada día juntos es un desafío contra lo imposible.Este libro no es solo para quienes aman el romance. Es para quienes alguna vez han sentido miedo de ser olvidados. Para quienes creen que el amor puede desafiarlo todo, incluso la propia realidad.Y ahora tú formas parte de esta historia.¿Estás listo para sentir?Bienvenido a “Antes de que el mundo nos olvide”. Una historia que no podrás dejar de leer.Episodio 1: El día en que dejé de existirAyer, el mundo sabía mi nombre.Hoy, no soy nadie.Camino por la avenida como siempre lo he h
Ayer, el mundo sabía mi nombre. Hoy, solo Lena me recuerda. La ciudad sigue su curso, implacable, sin saber que algo imposible está ocurriendo. Los autos pasan, la gente ríe, las luces parpadean en lo alto de los edificios, pero yo me siento como un fantasma. Un extraño en mi propia vida. Pero Lena… ella está ahí. Sigo de pie junto a su mesa en la cafetería, observándola como si fuera mi última conexión con la realidad. Y tal vez lo sea. —¿Elías? —su voz suena incrédula, pero no porque haya olvidado quién soy, sino porque mi presencia aquí la desconcierta. Cuando dice mi nombre, algo dentro de mí se rompe. Alguien me recuerda. —Dime que esto es una broma —mi voz apenas es un susurro, pero no intento ocultar la desesperación—. Dime que tú también lo notaste. Lena deja la cuchara sobre el platillo y me observa con cautela. Sus ojos, tan familiares, tan reales, buscan respuestas en los míos. —No sé qué está pasando… —admite—. Pero esta mañana, cuando desperté, sentí que algo an