No logro explicar qué fue lo que pasó. Tengo una sensación, no sé cómo describirla, rara. Me siento extraña.
Cuando el hombre atractivo me tocó, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo generando extrañas sensaciones. Algo en mí cambió. Me siento diferente. No lo sé. Me siento extraña. Como si, como si lo conociera de algo. Cómo si pudiera ver su alma tal cual es. Y lo que vi en mis pensamientos, lo sé, suena extraño, pero lo vi a él dándome la mano, y yo rechazando su gesto con una mueca, en ese momento sentí que no me gustaba, me cayó mal. Siento una contradicción en mis sensaciones, fuera de esa visión, acá en el mundo real, es todo lo contrario, no me desagrada en absoluto.Abro mi locker para dejar mis cosas y me froto las sienes. Trato de entender qué acaba de pasar pero no alcanzo a comprender nada.Pero ahora no tengo tiempo de pensar en eso, Julia se acerca a mi y me manda a limpiar la sala de juntas en uno de los pisos superiores.Me pongo el uniforme sobre la camiseta, la gorra de la empresa y me coloco los audífonos con mi música a todo volumen.Lo que me gusta de este trabajo es que no tengo que estar lidiando con gente molesta, al menos, no la mayor parte del tiempo.Camino lentamente empujando mi carrito de implementos cuando todo empieza. De nuevo. Siento un mareo que sube desde mi estómago y se instala en mi cabeza. Una sucesión de imágenes recorren mis pensamientos. Me quedo estática tratando de comprender.“ Estoy sentada frente a un hombre, comemos espárragos y sonreímos. Nos separamos en un pasillo. Él se encuentra con su amigo, ese que me cayó tan mal. Giro la cabeza y entro a un ascensor de puertas color magenta. “Estela me sacude enérgicamente. Qué me está pasando? Veo cosas y personas que no conozco. Qué me está pasando?- Oye, oye, qué te pasa? Estás bien? -Sacudo la cabeza tratando de enfocar mis pensamientos. Miro a mi alrededor y me ubico frente al ascensor de servicio.Estela me mira con preocupación.- Qué tienes? De pronto te detuviste con la mirada perdida, no te hacía reaccionar. -- Estoy bien. Discúlpame. Me desvelé un poco anoche. Se me fueron las ideas a otra parte. -Subo al ascensor tratando de entender qué rayos está pasando. Es el mismo hombre de esta mañana. Pero nunca lo había visto antes de hoy. De eso puedo estar segura. Ese hombre es imposible de olvidar.***Cierro los ojos tratando de concentrarme en lo que dice nuestro jefe, pero no puedo dejar de pensar en lo que pasó esta mañana. Esa chica. No puedo sacarla de mis pensamientos.Pero quién es ella? Y qué me pasó cuando la toqué? Sentiría ella lo mismo que yo? Por qué cuando la toqué vi a Analí? Cómo están relacionadas? Están relacionadas? Me froto las sienes tratando de entender pero no logro hacerlo.De pronto, todo mi ser se llena de una inquietud incontrolable y los recuerdos comienzan a llegar a mis pensamientos.“Los veo en la cafetería. Analí se lleva un espárrago a la boca mientras le sonríe a, a Emiliano. Comienzan a levantarse para salir de ahí. Me adelanto molesto pero Emiliano me alcanza en el pasillo. A lo lejos, la veo subir al ascensor. El color magenta, que marca el piso en el que estamos, invade todo y el recuerdo termina. “El ruido de las sillas al moverse me sacan del trance. Emiliano me observa con curiosidad.- Qué? - espeto molesto por su mirada.- Bro, te quedaste como ido. Estás bien? -- Estoy bien. - me levanto para terminar con la conversación pero Emiliano me sigue insistente.- Estás pálido. Seguro que estás bien? -- Estoy bien. Es solo que, - sopeso la posibilidad de decirle lo que me ha estado pasando desde que me levanté esta mañana pero sacudo la cabeza y decido no hacerlo.- Estoy, estoy estresado. Es eso. -- Por eso te digo, necesitas salir a divertirte, hermano. Distraerte, conocer una chica y echarte un polvo legendario. Hace cuánto que no lo haces ? -Emiliano es mi amigo desde hace muchos años y somos como hermanos, por eso se permite hablarme con esa familiaridad que me resulta a partes iguales chocante y natural. No le respondo y eso da pie para que siga con su monólogo.- Será algo tranquilo. No te preocupes. Solo para que vayas regresando al ruedo -No digo nada y salimos de últimos. La gente de limpieza espera afuera para entrar después de que nos hayamos ido.Al cruzar la puerta, una extraña sensación igual a la que me “obligó” a entrar en la cafetería esta mañana, llena mi ser. Me detengo en el quicio de la puerta obstruyendo el paso de los trabajadores. Miro para todos lados pensando en la chica del café pero no la veo.- Vamos. Muévete hermano, estás muy raro hoy -Miro a Emiliano con los ojos expectantes. Quisiera decirle lo que me está pasando pero sé que no le gustará nada. Ha tratado de que supere la partida de Analí desde que se fue y si le digo que estoy teniendo estos, recuerdos extremadamente vívidos de ella, me reñirá. Y no tengo ganas de escucharlo.Sigo mi camino mientras una desazón, un sentimiento de pérdida atenaza mi corazón y no logro explicarlo. Vamos hacia el ascensor y pienso en el recuerdo que acabo de tener. Son escenas que viví con Analí. Cuando la conocí y traté de ser su amigo pero yo le caí muy mal al principio. Ella, por el contrario, se hizo muy amiga de Emiliano.Al llegar al ascensor recuerdo el color magenta. Hace un par de años, las puertas de los ascensores tenían un código de colores, el magenta era para nuestro piso, los publicistas. Analí es contadora y trabajaba en el piso de los contadores, marcado con el color café, cinco pisos más arriba. Nos conocimos en este edificio. Ignoro por qué ya no existe ese código de color.***Espero en el rincón más alejado de la puerta a que salgan todas las personas. Cuando hay gente me calo la gorra hasta las cejas para ocultar mi rostro.Cuando las personas te miran a los ojos, son más propensas a exigir más, eso dice mi madre, así que no muestro el rostro para trabajar sin ser interrumpida por peticiones extra.Aún quedan personas en la sala. Al parecer llegamos antes de tiempo. Me recargo en la pared con los ojos cerrados, la cabeza agachada y moviéndola al ritmo de mi música.De pronto, un sentimiento de necesidad urgente me inunda. Siento una opresión en el pecho y la exigencia inmediata de levantar la cabeza.Miro hacia la sala de juntas. Mi grupo de compañeros comienzan a entrar para comenzar las labores. Unos pasos más adelante, alejándose, un par de hombres caminan hacia el ascensor.El sentimiento se hace cada vez más urgente, un hilo invisible me jala y comienzo a caminar hacia ellos tratando de alcanzarlos. Necesito verlos. Necesito estar cerca de… él?. No entiendo qué es lo que me está pasando pero no puedo detenerme.Una mano me detiene y me saca del trance. Estela me mira preocupada y mira hacia donde yo me dirigía sin entender nada.- Qué te pasa? En serio, estás bien? -Cuando miro hacia donde ellos estaban, no hay nadie. Se fueron y con ellos este sentimiento tan extraño que me oprimía el corazón.Estela me mira con preocupación pero no le digo nada. Quizás el viernes, cuando salgamos de fiesta, me anime a contarle.Termino mi jornada sin más episodios y me dirijo a la parada del bus. Debo caminar un par de cuadras para tomarlo. Ya quiero llegar a casa y darme un baño lento y relajante.Al salir del edificio me detengo en seco. Levanto la cara y lo veo. El hombre atractivo me mira fijamente a los ojos con el rostro serio.El corazón comienza a latirme a mil por hora. Inconscientemente, levanto mi mano y la coloco sobre el dije en mi pecho que se mueve acelerado. De repente tengo muchas ganas de llorar. Los ojos se me nublan y comienzan a derramar lágrimas.No me muevo del lugar donde estoy. Él me mira fijamente pero tampoco hace nada.Nuestras miradas se cruzan tan solo por un segundo y cuando prolongamos el contacto un poco más, intento dar un paso y caminar hasta donde está para preguntarle quién es él, si lo conozco de algo, si él me conoce de algo pero en cuanto hago el primer movimiento, se da la vuelta sin mirar atrás. Así sin más. Sube a un auto estacionado en la acera y hace rugir el motor.Aunque el auto no se mueve por unos momentos, decido quedarme en el sitio donde estoy. Yo hice el intento de dar el primer paso. Yo hice el primer movimiento y él huyó, ahora será su turno de entablar contacto. Finalmente el auto avanza. Ignoro por qué no lo hizo inmediatamente. Me tomo unos minutos más para recuperarme y cuando toda la sensación pasa, me limpio las lagrimas del rostro y retomo mi camino y me dirijo a tomar el bus.Ha sido un día muy extraño. Quién es ese hombre? Por qué despierta esas sensaciones en mi? De qué me conoce? Por qué se fue? Qué carajos está pasando?No tengo idea! Trato de quitarle importancia pensando que necesito un polvo con urgencia, sí, eso debe ser. Ha pasado tanto tiempo que el primer hombre que vi después de un sueño erótico ahora se ha fijado en mi mente. Eso debe ser.***Aprovechando que la chica misteriosa trabaja también en este edificio, intentaré verla. Los de servicios tienen dos horarios diferentes. Calculando que entró en el primer turno, pues llegamos al mismo tiempo, debe salir a las 3 de la tarde. Decido que la voy a esperar afuera para verla.Hay muchas cosas que no entiendo. Necesito saber quién es ella y porqué me provoca sentimientos tan intensos si no la conozco. Los recuerdos de Analí comenzaron cuando la toqué o es solo una coincidencia?A las tres bajo para plantarme en la acera frente al edificio, la esperaré media hora, no más, odio esperar. Si no sale en ese tiempo, lo intentaré mañana, de otro modo quizá.Comienzo a sentir una opresión en el pecho desde antes que salga. Sé que ya viene, pues ya son varias veces en este día que me pasa eso. Mi corazón se acelera cuando la veo.Viste un pantalón de mezclilla desgastado por el uso, no por moda y una camiseta muy sencilla.Su pelo es una maraña rizada muy oscura que le llega a los hombros enmarcados por unos sencillos audífonos de diadema.Siento una opresión más intensa y ella se detiene tan imprevistamente como si la hubieran clavado al piso.Cuando levanta la cabeza y nuestros ojos se cruzan, un escalofrío me recorre por completo. No sé decir qué está pasando. Lo único que sé es que hoy me levanté con una extraña sensación y después una mujer extraña me ha hecho sentir y ver cosas que no logro comprender.Siento que estamos ligados de alguna manera pero no alcanzo a definir cómo. De algo estoy seguro, no la he visto antes en mi vida pero con ella, Analí regresó a mi mente, llenándola de recuerdos que me había obligado a enterrar en lo más profundo de mi ser.Me abruma el hecho de entablar conversación con ella. Por mucha que sea mi curiosidad y me intriguen las lágrimas de su rostro, no me atrevo a hablarle, así que me doy la vuelta y salgo de ahí cuando ella hace el intento de acercarse.Sé que debemos hablar, pero no pasará nada si no lo hacemos hoy. Me subo a mi auto y salgo de ahí.Al menos eso intento.Otro recuerdo emerge de mi cabeza.“ Salgo tarde del trabajo. Ya es noche y no hay gente por las calles. En medio de la bruma veo postrada en el piso a Analí. Extiende la mano hacia mi y con ojos llorosos me dice - Ayúdame - “***No logro llegar a la parada del bus. La visión llega muy clara esta vez.“ Extiendo mi mano hacia él y suplico - Ayúdame - “Recostado en mi habitación recuerdo ese momento. Tenía que adelantar una entrega muy importante y se me pasó el tiempo. Cuando salí era avanzada la noche. Analí estaba tirada en el piso tomándose el tobillo con las manos. Cuando me vio extendió la mano y me pidió ayuda. Tenía el pie muy hinchado. No podía caminar. Fui por mi auto y la ayudé a incorporarse. La llevé a urgencias donde descartaron una fractura y después a su casa. Pasamos un buen par de horas platicando. Me contó que le caía mal porque unas chicas de finanzas le dijeron que yo era el soltero más codiciado de todo el edificio, renuente al compromiso y un casanova, sí, así le dijeron, el casanova de todo el edificio. Hazme el favor.Sí es cierto que en ese tiempo yo tenía relaciones efímeras de vez en cuando, pero por lo general, prefería salir de fiesta, pasarla bien y no comprometerme con nadie. Sabía que eventualmente llegaría una chica con la que sí asumiría un compromiso, pero no tenía prisa ni la estaba buscando. Lle
Han pasado varios días y no he tenido ni una visión. Afortunadamente. Comenzaba a acostumbrarme a ellas y eso no me gusta. Hoy saldré con mis amigos. Es la reinauguración de nuestro bar favorito. Un bar pequeño en el centro de la ciudad pero que se puso de moda entre la gente nice. Como somos amigos de Fredy, el dueño del lugar, tenemos acceso vip. Tengo muchas ganas de ir. No estaba segura pero finalmente accedí a ir con Estela y su novio. Salgo del baño secándome el cabello. Tiro la toalla al suelo y me paro frente al espejo contemplando mi cuerpo desnudo. El brillo de mi cadena en el cuello resalta sobre mi piel pálida. Inconscientemente levanto la mano y froto el dije que cuelga de ella. Un espejo de plata. Ese es el dije que cuelga de mi cadena. Tengo muchas ganas de un polvo, pienso mientras lo froto, pero un polvo legendario. Y sin consecuencias, mejor. Ya es necesario. Salgo de mi ensoñación. Aún no decido qué me pondré, en realidad, no sé si en mi guardarropa exista algo
Tengo una sensación inmediata de ir al círculo de personas que comienza a formarse en la barra. Conforme me acerco veo a Edgardo, parece que pelea con alguien. Típico de él. Si sobrio es insoportable, borracho más. Me detengo. No me interesa ir a ver cómo se pelea pero algo me impulsa y me apremia a ir hacia allá así que sigo caminando y me integro con las personas que ya rodean a los hombres. Busco a la persona con quien pelea y me quedo helada cuando veo al otro tipo. Es el hombre atractivo. Algo me impulsa a acercarme a él. No quiero que se pelee con ese mequetrefe, me obligo a pensar que esa es la única razón y camino hasta quedar frente a él. Edgardo lo provoca para pelear y sé que eso no terminará bien para alguno de los dos. Sonrío levemente y lo tomo de la mano. Sin decirle nada lo saco de ahí ignorando los gritos de Edgardo. Cuando llegamos a la entrada de los baños, hago un esfuerzo monumental para soltarlo. No quería hacerlo. Su tacto provoca en mí mariposas en el estómag
Tengo un poco de miedo pero aún así entro a su casa con la confianza de que no me hará nada malo. Nuestras miradas se cruzan cargadas de deseo. Lo observo detallando cada centímetro de su cuerpo. Alto, atlético, moreno de ojos oscuros y mirada honesta. Aunque trata de disimular, él también me observa. Le pido un trago fuerte porque no sé cómo comenzar. Cuando él me preguntó si a mi también me pasa, asumí que se refiere a las visiones. Eso quiere decir que a él también le pasan? Por eso accedí a acompañarlo. Necesito aclarar esto de una buena vez porque algo es seguro, las visiones comenzaron en el momento en que nos tocamos por primera vez. Pero, aunque realmente quiero que hablemos, una urgencia diferente atenaza mi corazón. No es solo el querer seXo con él, es una necesidad de estar cerca de él, y de sentirlo. No lo sé. Siento que lo conozco y que tanto él como yo, necesitamos hacer el amor, antes aún de hablar de lo que nos pasa. Raro, no?Noto su mirada recorrer todo mi cuerpo
Es lunes, la alarma me despierta y gruño poniéndome la almohada sobre la cabeza. La alarma sigue sonando y no tengo más remedio que levantarme. Aún no me recupero del todo del seXo del viernes. Todavía siento sus caricias y recuerdo sus besos. Ojalá lo vea hoy. Pasaré a la cafetería para ver si coincidimos. No sé cómo me encontró la vez que lo vi saliendo del trabajo, pero espero que me busque. Pensé mucho durante estos días. Y, obviamente, no espero nada de él más que aclaremos lo que nos está pasando con las visiones. El seXo fue extraordinario pero no se volverá a repetir, no con otra persona involucrada, debemos mantener todo en el margen de las visiones y nada más. Me baño rápidamente. Busco mi ropa y me topo con su camisa colgada en mi closet. La tomo sin descolgarla y la acerco a mi cara, aspiro su delicioso aroma y respiro profundamente llenando mis fosas nasales con su aroma. Un estremecimiento me recorre. Suspiro separándome y comienzo a cambiarme, quiero salir más tempra
“La pateo una segunda vez y la sangre de su boca mancha la vieja alfombra. Estoy ciego de ira. Quiero golpearla otra vez pero se agarra el estomago y vomita más sangre. Debió decirme antes que consiguió el empleo. La tomo por el cuello y le recuerdo con palabras cortantes que ella se lo buscó. Se atreve a mirarme y aunque eso me enerva, escupo a un lado y salgo de la casa azotando la puerta. “Me tengo que sostener de algo porque estoy a punto de caer. Algo cambió. Cierro los ojos tratando de entender. No tuve un recuerdo de Analí. La vi a ella, la chica del café y yo, yo la golpeaba con brutalidad?Respiro entrecortadamente. Me niego a creer que yo le haría algo así, que yo haría algo así. Abro los ojos respirando con dificultad. Necesito encontrarla. Necesito saber si está bien. Necesito saber que está bien. - Carajo - digo recargando la frente en la pared. - Yo jamás haría algo así. -Cada vez entiendo menos. Primero eran los recuerdos de Analí. Por qué cambiaron ahora las cosas?
No me quiero levantar. Pasar todo el día en casa es una actividad que podría hacer todos los días. Ayer no me levanté más que para ir al baño y comer un poco. Hoy debo regresar al trabajo y pedir mis ausencias, quiero irme mañana mismo al pueblo de mamá y pasar allá el fin de semana. Me incorporo desperezándome en la cama pero me detengo al sentir el mareo premonitorio. “Raje entra y me observa asustado. Hay mucha sangre en el piso. Cuando él se fue comenzó la hemorragia. No se lo había dicho. No me había atrevido. Los calambres son cada vez más intensos. Supongo que ya es demasiado tarde. Me agarro el vientre con fuerza y pido - Por favor. Por favor. - Cuando él me toma en sus brazos, me sumo en la inconsciencia y dejo de luchar. Sé que es demasiado tarde. “No puedo respirar. No otra vez. Trato de controlar mis respiraciones pero no lo logro, no me sirven de nada. Tengo que hacer otra cosa, pienso jadeando. Los ojos se me llenan de lágrimas mientras trato de pensar en mi lugar fel
Me mira sobre el hombro y sigue caminando. Sus pisadas resuenan en todo el lugar. Camino detrás de ella tratando de alcanzarla pero se aleja cada vez más. Yo no avanzo. Muevo mis brazos y mis piernas tratando de ser más veloz pero no logro darle alcance. Ella voltea de nuevo y veo su sonrisa, no, no es una sonrisa, es un gesto de, de dolor. Sus pisadas resuenan cada vez más fuerte mientras ella se aleja más y más. Me detengo y me tapo los oídos con las manos. El ruido es insoportable, caigo de rodillas pero el ruido no termina, no termina. Me despierto enredado en las sábanas. Manoteo tratando de liberarme y finalmente identifico el ruido. Mi teléfono suena con insistencia. Miro la hora en el reloj sobre la mesilla de noche y me incorporo sobresaltado. Las tres de la mañana. Tomo el celular y veo la pantalla. Contesto inmediatamente. - Tu padrino, lo llevamos al hospital. -***Me despierto a las seis sin necesidad de alarma. Para ir a trabajar no logro levantarme a las siete sin p