6. Hola, extraña

Tengo un poco de miedo pero aún así entro a su casa con la confianza de que no me hará nada malo. Nuestras miradas se cruzan cargadas de deseo.

Lo observo detallando cada centímetro de su cuerpo. Alto, atlético, moreno de ojos oscuros y mirada honesta.

Aunque trata de disimular, él también me observa. Le pido un trago fuerte porque no sé cómo comenzar.

Cuando él me preguntó si a mi también me pasa, asumí que se refiere a las visiones. Eso quiere decir que a él también le pasan? Por eso accedí a acompañarlo. Necesito aclarar esto de una buena vez porque algo es seguro, las visiones comenzaron en el momento en que nos tocamos por primera vez.

Pero, aunque realmente quiero que hablemos, una urgencia diferente atenaza mi corazón. No es solo el querer seXo con él, es una necesidad de estar cerca de él, y de sentirlo. No lo sé. Siento que lo conozco y que tanto él como yo, necesitamos hacer el amor, antes aún de hablar de lo que nos pasa. Raro, no?

Noto su mirada recorrer todo mi cuerpo y no puedo evitar sentirme enrojecer. Cuando nuestras miradas se cruzan, tengo la certeza de lo que va a pasar. Nos ponemos de pie y nos besamos atendiendo a la urgencia básica de sentirnos muy cerca.

Me hace el amor como nadie lo había hecho. No sé ni su nombre pero me satisface de todas las maneras posibles.

Su solo contacto me hace temblar y su mirada me estremece. Me recargo en su pecho después de un par de orgasmos intensos y pienso en lo que siento. Sus dedos trazan círculos en mi espalda desnuda provocándome un estremecimiento en la entrepierna.

Aunque quedé satisfecha, quiero más. Quiero mucho más de él. Siento, siento como si quisiera recuperar el tiempo perdido. Siento como si llevara mucho tiempo esperando que él me hiciera el amor. Supongo que debe ser que hace mucho que no lo hacía. Supongo que extrañaba el contacto con un hombre, las caricias, los besos, el seXo. Trato de convencerme de que la abstinencia prolongada me orilló a tener seXo con un “desconocido” Después de todo, ese era mi plan esta noche, no?

Sin embargo, una voz en mi interior me dice que eso no es cierto. Que de no ser él, no habría tenido seXo hoy. Esto no se trata de que quiera llenar el vacío de seXo en mi vida. Esto es algo más.

Por qué siento que lo conozco? Por que añoraba estar con él de esta manera? Por qué compartimos esta suerte de visiones, si es que lo hacemos? Qué diablos nos está pasando?

Levanto la cabeza para mirarlo y me encuentro con su mirada profunda.

- Hola, extraña -

- Hola, extraño -

No hay un atisbo de arrepentimiento en su mirada. Me observa sereno y cálido, como si, como si hubiéramos hecho esto muchas veces.

Aprieta su abrazo y puedo sentir el golpeteo de su corazón. Quiero decir algo, romper el hechizo en el que me encuentro pero él comienza a besarme la cabeza.

Me da pequeños besos tiernos sobre la coronilla mientras me toma con sus manos y me coloca sobre él. Me siento a horcajadas sin pudor mientras él me observa en toda mi desnudez.

Comienzo a moverme lentamente sobre su pene y siento la rigidez que se va formando debajo de mi cadera. El masajea mis senos con vigor, aprieta mis pezones erguidos y me atrae hacia él para besarme.

Comienza con un beso cálido y lindo que se va intensificando igual que mis movimientos de cadera.

Me paso el pelo a un lado y me froto sobre su pene otra vez erecto. Comienzo a bajar los besos hacia su cuello, su pecho, su abdomen hasta llegar a la enorme erección que me seduce con su rigidez.

Tomo su miembro firme entre mis manos y lo miro desde abajo. Comienzo a frotarlo suavemente con ambas manos y a darle pequeños besos en la punta. Besos húmedos que poco a poco se van convirtiendo en succión intensa. Toma mi cabeza y me revuelve el pelo mientras la empuja lentamente hacia él.

Quiero llenarme de él. Chupo su pene con fruición mientras masajeo sus testículos dando pequeños pellizquitos. Siento sus estremecimientos con cada succión. Una gota de liquido seminal sale de la punta roja y brillante y la chupo a lengüetazos. Me introduzco el pene hasta el fondo y lo saco con rapidez. Repito el movimiento rápidamente mientras mis manos hacen lo mismo.

Siento la primera descarga llenar mi boca. No la retiro y bebo sus fluidos con avidez. Lo miro desde abajo y él se estremece cuando trago su semen. Sigo moviendo adentro y afuera hasta que sale el último chorro. Doy un último beso en la punta y me recargo en su pecho.

Él me jala hacia su boca y me besa con pasión. Todo su sabor inunda mi boca y me excita que él también lo sienta.

Nos abrazamos respirando entrecortadamente y cierro los ojos. No quiero que esto termine nunca.

No sé cuándo me quedo dormida pero despierto cuando siento su pene buscando entrar por mi vagina. Él está detrás de mí y con sus dedos abre mis labios para introducir el pene listo para la acción otra vez. Empujo mi cadera hacia atrás aceptando la invitación y comienzo a moverme rítmicamente cuando entra por completo. Giro mi cabeza hacia atrás y lo tomo de la nuca para besarnos de lado mientras no dejamos de movernos. Su mano derecha frota mi clítoris por enfrente y la izquierda estruja mi seno y mi pezon. Me retuerzo presa del doble placer y suelto un gemido largo y profundo.

Nos movemos frenéticamente. El orgasmo llega más rápido esta vez. Muerde mi hombro y lejos de sentir dolor aumenta el placer. Incrementa la fuerza de los embates mientras expulsa grandes cantidades de semen. Cuando los espasmos terminan, aprieto la vagina para darle más placer. No dejo de apretar hasta que su pene sale por la fuerza de la compresión.

Nos quedamos en silencio abrazados y satisfechos. Más que satisfechos, felices. Yo, al menos, me siento feliz. Escucho su respiración pausada y noto que se ha quedado dormido. Trato de incorporarme para mirarlo pero no lo quiero despertar. Me abraza con más fuerza cuando siente mi movimiento así que no insisto.

No puedo dormir. Hice el amor con un extraño. No conozco nada de él, ni siquiera su nombre y él tampoco me conoce a mi, y sin embargo, sentí su entrega total, así como yo me entregué a él.

Ya hablaremos lo que tenemos que hablar. Parece que empezamos al revés. Primero hay que conocer el nombre y después tener seXo, pero bueno, no creo que sea impedimento para que nos conozcamos finalmente. Y aclaremos todo lo que nos está pasando.

Cuando comienzo a pensar cosas no hay sueño que me haga parar. No puedo dormir. Me doy la vuelta para verlo. Es un tipo guapo, alguien que nunca se hubiera fijado en mi, cierto? Sin embargo, lo hizo. Me vio y me dio el mejor seXo de mi vida.

Recorro con el dedo sus cejas tratando de memorizar sus rasgos cuando se mueve inquieto. No muevo un solo músculo esperando que se calme.

- Analí - oigo claramente el nombre que pronuncia.

- Analí - repito casi en un susurro. Mi corazón se estruja y los ojos se me llenan de agua. Obviamente no esperaba que él me amara ni nada, pero, pero llegué a pensar que había algo especial entre nosotros, no sé, realmente sentí que algo nos unía, no sé qué, pero lo que acaba de pasar entre nosotros no es seXo ocasional de una noche. Bueno, eso llegué a pensar.

De golpe mi corazón se hace añicos. Sí, sé que exagero pero pensé, sentí, yo creí. Que tonta he sido.

Para este tipo no he sido más que el seXo de una noche. Eso es todo. Y me siento tan estúpida, aunque no se supone que fuera algo más. Es decir, ni siquiera nos preguntamos nuestros nombres!

Me levanto con muuuuucho cuidado para no despertarlo con el movimiento.

Busco mis prendas y me visto en silencio. Tomo su camisa y me la pongo, afuera hará mucho frío, pienso. No me quiero ir. Quería despertar en sus brazos y hablar. Hablar de lo que pasó, sí, del seXo increíble que tuvimos pero también de las visiones.

Pero siento una opresión diferente y me duele verlo. Doy una última mirada al hombre dormido y salgo de la habitación.

Hay algo en su casa que me resulta familiar, siento que ya he estado aquí, antes. No lo sé. Resisto la urgencia de recorrerla y salgo de ahí en medio de la madrugada. El aire gélido me golpea la cara recordándome quién soy.

Una chica que consiguió el polvo que necesitaba. Solamente eso. Trato de sonreír, miro hacia el departamento y después subo al taxi que ya me está esperando.

***

Despierto con una sonrisa en la cara. Busco a tientas a mi lado y abro los ojos al no encontrar a la chica. Asumo que está en el baño y sonrío pensando en todo lo que pasó anoche. Fue fantástico.

No fue solo el polvo de una noche. No entiendo cómo pero sé que estamos unidos por algo.

- Qué tonto. Ni siquiera nos dijimos nuestros nombres - me recargo en el codo mirando hacia el baño, ya ha pasado mucho tiempo. Me levanto y sonrío al ver que alguien más también despertó. Me toco pensando en su extraordinario trabajo y con la expectativa de hacerlo nuevamente.

Toco la puerta entreabierta del baño y me asomo al mismo tiempo pero ella no está. Volteo y aguzo el oído tratando de escuchar ruidos fuera pero todo está en el más calmo silencio.

Miro el piso y no veo su ropa. Se ha ido? Corro hacia afuera de la habitación buscándola. Ni siquiera tengo un nombre para llamarla. Se ha ido. Me desplomo en el sillón, confundido. Pensé. Pensé que teníamos algo.

Tengo que esperar hasta el lunes y buscarla en el trabajo. Lo primero será saber su nombre. Quería que pasáramos el día juntos y hablar, pero bueno, seguramente se asustó por lo intenso de todo lo qué pasó.

Suena el teléfono y la sonrisa estúpida de mi cara se borra de inmediato.

- Salgo para allá en este momento -

Mi padrino sufrió un infarto. Soy el único familiar que tiene. Nunca se casó ni tuvo hijos. Preparo una pequeña maleta, pues no sé cuánto tiempo estaré fuera. Vive a cinco horas en auto de la ciudad. Y estaré con él hasta que se recupere. Después de todo, él también es la única familia que tengo.

Tomo las llaves y cierro la puerta. Una opresión se instala en mi pecho cuando camino hacia el auto.

- Si tan solo le hubiera preguntado su nombre. -

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