El rastro de la oscuridad

Luciana no lo dudó. Se metieron en el coche, y mientras arrancaban a toda velocidad, miró la USB en sus manos. Sabía que lo que contenía era crucial para detener a Víctor y salvar la empresa de Alejandro. Pero también sabía que esto era solo el principio. Víctor Espinosa no se rendiría tan fácilmente.

—Héctor, —dijo mientras miraba al horizonte—. Esto está lejos de terminar.

Luciana aún sentía el pulso acelerado mientras el coche avanzaba a toda velocidad por las calles oscuras. El sabor metálico de la adrenalina persistía en su boca, pero su mente se mantenía clara. Sabía que no podían bajar la guardia, especialmente ahora que estaban más cerca de la verdad que nunca. Héctor miraba de reojo por el retrovisor, asegurándose de que no los seguían.

—Luciana —dijo él, rompiendo el silencio, su voz algo tensa—. Esa USB tiene lo que necesitamos, pero Víctor va a saber que algo no está bien. Tenemos que movernos rápido. ¿Cómo te sientes?

Luciana apretó la pequeña memoria en su mano, su ment
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