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Capitulo 3. — Desconocido.

Penélope se quedó pensando unos segundos en aquel hombre tan misterioso, nunca lo había visto por aquí, era raro que un tipo así buscara a Marcos, parecía un verdadero delincuente por su aspecto, aunque quizá era la mejor persona del mundo, Penélope se montó en el coche donde le esperaba Carlo para ir a la pelea que tenía esta noche. — ¿Quién era ese? Me suena su cara bastante. — Pues no lo sé, ha venido buscando a Marcos, no ha dicho mucho más pero no parece de este barrio pijo y modesto. — Penélope lo dijo con sarcasmo y Carlo rio. — Creo que lo he visto antes en alguna parte, pero no sé dónde, bueno no importa. — Los dos quedaron en silencio lo que quedaba de camino.

Penélope no dejaba de pensar en aquel hombre que había ido a casa, no le causaba buena espina, pero tampoco podia obviar que le había llamado mucho la atención, tanto sus tatuajes como su vestimenta, con la gente que se juntaba siempre tenían el mismo patron lo que era aburrido, ese chico había ocupado la mayoría de sus pensamientos, eso no ocurría con frecuencia, no estaba acostumbrada a que un chico le llamara tanto la atención, le había sabido a poco el encuentro y quería volver a verlo. Llegaron al almacén supuestamente abandonado donde uno de los amigos de Carlo vigilaba la entrada, los dejo pasar con un saludo de manos, este era Derrick, era como un hermano para ellos ya que Carlo había ido con él al instituto y había estado más en su casa que en la propia de él.

El almacén ya estaba lleno de gente y ya había empezado un combate, la gente gritaba por encima de la música, alentando a su favorito, entraron saludando a algunos chicos y chicas que conocían, Penélope acompaño a uno de las habitaciones donde las utilizaban los boxeadores para cambiarse, esta ayudo a su hermano a cambiarse y a ponerle los guantes, se hacían bromas como siempre de antes de una pelea, le dio un abrazo y lo dejo solo, salió fuera y Penélope se colocó donde siempre se ponía para ver a su hermano y estar al tanto de todo, nunca nadie se ponía ahi, así que veía los combates tranquila.

*

Ares Smith ¿Qué haces en mi casa? Dijimos que no investigaríamos y no nos relacionarían. — Ares miro a la mujer que lo miraba con miedo, está suponiendo lo que pasaría aquí, se marchó rápidamente, este se acercó a Marcos lentamente. — Llevo llamándote dos días, no coges el teléfono y no sales de tu casa pues me has obligado a buscarte, sabias que mañana tengo un cargamento muy importante que entra a la ciudad y tiene que llegar a mis almacenes sin ningún problema ¿Y tú desapareces? — Ares se notaba enfadado, aunque le hablaba con serenidad, Marcos trago saliva sabiendo las consecuencias, más te vale mañana dejar que entre mi cargamento y ninguno de mis hombres salga herido o vendré aquí de nuevo personalmente, tienes una hija preciosa ¿Sabes? — Miro al hombre y no pareció ponerse nervioso, él lo había dicho como una amenaza y no se vio atisbo de preocupación, en este momento recordó a la chica como no dijo papa sino Marcos... Algo no encajaba y él iba a descubrirlo, hundir la reputación de este viejo sucio, podría amenazarlo con ello y así conseguir que le hiciera caso y tenerlo entre la espada y la pared. — Mañana a las ocho comenzare con el traslado en moto, más te vale que no pase nada o lo pagara tu hija con su vida. — Ares salió de la casa sin entender su frialdad ante una hija, eso lo había motivado a investigar más sobre esta familia, se montó en su 4x4 blindado y se dirigió dónde estaban sus hombres, mientras llamo por teléfono. — Necesito que investigues a la familia completa del comisario Marcos Harrisson, lo necesito todo para antes de mañana por la mañana. — Y colgó el teléfono, ahora piso el acelerador.

Llego al almacén donde hacían las peleas de boxeo clandestinas, el chico de la puerta le abrió sin problema y paso, busco a sus hombres que estaban en la otra esquina del Ring de boxeo, miro el lugar donde él había indicado que se pusieran, pero se sorprendió por quien estaba ocupado, era otra vez la pelirroja, la hija del comisario estaba aquí, se quedó mirándola por varios minutos.

Penélope se sentía observada, miro a su alrededor y no esperaba ver de nuevo al chico que había estado en su casa, este la miraba, parado en medio de la multitud con sus manos en los bolsillos, era una mirada feroz que la intimidaba, pero ella no iba a ser menos, así que lo miro con la misma intensidad, no le tenía miedo. Penélope quito la mirada del chico al distraerse cuando su hermano había entrado en el Ring, volvió a mirar, pero aquel chico ya no estaba en su posición, se había marchado, esta se sentó para ver cómoda el combate, estaba tranquila hasta que alguien se sentó al lado de ella, se puso nerviosa cuando vio quien era, era el chico de los tatuajes, carraspeo sin saber que hacer o que decir, fingía estar atenta al combate, Ares rio al ver lo mal que fingía.

Te he traído una cerveza. — Ares dijo a la pelirroja. — Esta miro dudosa de si aceptarla, vio como él le dio un trago a la suya, esta sin fiarse de él ya que esta estaba abierta, cogió la que él ya le había pegado el primer trago y bebido de esta, Ares la miro fijamente sin quitar la sonrisa. — Chica lista, Soy Ares. — Penelope rio también y le dio otro trago a la cerveza, este bebido del otro botellín. — Penélope — No dijo nada más, fijándose en su hermano. — ¿Que hace una chica sola en un sitio como este? — Pregunto con mucha curiosidad. — El de los guantes rojos es mi hermano, cada vez que podemos venimos aquí, hoy sera su ultimo combate, así que es más especial para nosotros. Penélope le dio un trago largo a la cerveza casi terminándosela, como si lo que estuviera pensando no fuera algo bueno. — ¿Por qué? —Pregunto Ares con mucha curiosidad — ¿Por qué, que? — Penélope rio sonoramente, cosa que a Ares le encanto escuchar. — Sabes quién es nuestro padre, si nos ve aquí ¿Qué crees que haría? — Este le dio un trago a la cerveza para no contestar. — Por menos nos ha obligado a entrar en la academia de policías, bueno a mí a mi hermano no, bueno... sí, él quiere dedicarse a esto, pero él lo ve todo mal, así que dentro de dos días nos vamos al infierno. — Ares se quedó impactado con lo que ella le había dicho, así que dos nuevos policías y los tenía delante de el a tiro... pero aquí estaban en peleas ilegales ... No sabía si la chica decía la verdad o no, debía investigar. — ¿Y cuál es tu sueño Penélope? — Ser actriz. — Penélope le contesto con tristeza, lo miro seria ahora mirando sus labios, le había gustado como había sonado su nombre en los labios de ese hombre. — Debo marcharme, nos vemos. — Ares se marchó rápidamente y volvió con sus hombres, se centró en el combate, pero sin dejar de pensar en lo que Penélope le había dicho.

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