Penélope se puso tensa al ver el gesto que le dedico su padre, arrastro la silla hacia atrás en alerta por si tenía que salir corriendo a encerrarse en su cuarto como lo había tenido que hacer mil veces, sabía que su hermano también estaba alerta por eso se mantuvo tranquila. — Ya hablamos sobre esto hace meses, te deje clara mi posición, mi hija no sera una actriz de cuarta, enseñando su cuerpo por cuatro duros ante miles de personas, eso no es un trabajo ¿Como puedes hacer eso? Dedicarte a fingir ante una dichosa camara y firmar dos autógrafos, que vergüenza, nos expondrás a todos, no pagare miles de dólares para eso, iras a estudiar administración y no hablaremos más del tema. — ¡No! No decidirás por mí, nunca más, somos tus hijos no tus soldados, nunca has estado con nosotros, ni siquiera nos conoces, nunca has ejercido como padre ¿Como te atreves? Como te atreves a decidir por nosotros, nunca has sido un padre, vergüenza deberías tener tú, nos maltrataste de pequeños cuando bebías sin control y nos golpeabas, ella te perdono no nosotros. — Penélope dijo perdiendo un poco la calma señalando a su madre, veía en la cara de Marcos la rabia, sabía que en cualquier momento podría levantarse así que se adelantó a él y se levantó de la silla, esta vez se dirigió a su madre. — ¿Piensas que quiero ser como tú? Una sumisa sin pensamiento propio que dejo a sus hijos por un hombre alcohólico que nos maltrataba, dejo su personalidad para complacer a un hombre, te dedicas a preparar té y galletas, nunca sere como tú. — Su madre aparto la mirada y no fue capaz de decirle nada. — ¿Como te atreves hablarle así a tu madre? Eres una sinvergüenza, debería dejarte en la calle. — Penélope se marchaba y comenzaba a subir las escaleras hacia su habitación cuando volvió a escuchar a su padre gritar. — Iras con tu hermano a la academia, allí te pondrán en tu sitio. — Entró en su habitación y comenzó a dar golpes a todas las cosas que tenía en su habitación, comenzó a llorar con rabia, debía encontrar un trabajo y salir de esa casa, debía ahorrar para estudiar lo que ella deseaba...
Penélope se había duchado y cambiado, comenzó a recoger las cosas que había tirado por toda la habitación cuando llamaron a la puerta, pregunto quién era sabiendo que era su hermano, este abrió la puerta lentamente y miro el interior, entro y cerró la puerta despacio, miró a su hermana que ya parecía más tranquila y la ayudo a recoger, después se sentó en la cama y espero a que ella hablara, esta se movía de un lado para otro pensando. — Tengo que encontrar un trabajo, ganar dinero y marcharme de aquí, no aguanto más Carlo. — Te entiendo, pero a dónde vas a ir, lo que te ha dicho de la academia va enserio, ha llamado mientras estábamos abajo. — Pues sera la excusa perfecta, buscare un trabajo de camarera por las noches, ahorrare y podré pagarme la carrera, no me dare por vencida Carlo. — Lo sé, yo tengo un cómbate mañana, si lo gano sera mucho dinero, podré ayudarte, tienes tiempo hasta septiembre de ahorrar, así que tranquila. — Carlo la abrazo y le dio un beso en la frente esta no pudo evitarlo y pregunto. — ¿Como esta mama? — Dolida pero no ha hecho nada, así que... No se puede enfadar por algo que es verdad. — Su hermano salió de la habitación para ir a la suya, Penélope se acostó y espero que el sueño la venciera.
Solo quedaban tres días para ingresar en la academia de policía, su hermano estaba totalmente preparado, pero ella no, ella solo era capaz de correr varios metros, pero no estaba preparada, ni había estudiado como su hermano, el día transcurrió demasiado tranquilo, ni su madre ni su padre estaban en la casa lo que parecía extraño, por la tarde llegaron los dos al parecer tenían algún evento, Carlo y Penélope se preparaban para ir al combate de boxeo que tenía Carlo, este era el sueño de su hermano llegar a ser campeón, se le daba bastante bien pero si lo decía le pasaría lo mismo que ella, así que lo mantenían oculto, Penélope lo ayudaba con maquillaje a tapar las heridas de su rostro, así habían conseguido que no se dieran cuenta, los dos bajaron a la cocina ya preparados, Penélope cogió una manzana para el camino, mientras Carlo preparaba el coche, cuando esta iba a salir por la puerta, se encontró con un hombre de joven pero más mayor que ella, quedo asombrada pues no esperaba que nadie estuviera en la puerta, paro en seco y lo analizo, era un hombre mucho más alto que ella, este iba informal con un pantalón de chándal negro y un jersey blanco, este dejaba ver sus musculoso cuerpo, este tenía una barba de dos días, con el pelo rubio, degradado y largo en la parte de arriba, este lo llevaba engominado hacia atrás, le llamo la atención sus tatuajes, las manos su cuello estaba lleno de tatuajes coloridos, incluso en su cara tenía debajo de su ojo derecho una pequeña cruz y en la parte superior de la ceja parecía tener un nombre pero no se distinguía ya que estaba escrito en cursiva, no parecía el típico chico que vivía en esos barrios ricos, sino todo lo contrario, parecía de lo más peligroso, la expresión de este cambio al ver a la chica que lo analizaba de arriba abajo. ¿Se había equivocado de casa? No, no lo creía, la chica era preciosa y era la primera vez que captaban su atención de esa manera tan brusca, estaba acostumbrado a que las mujeres quisieran con él, pero esta era una mirada diferente.
— ¿Le puedo ayudar en algo? — La chica le hablo, se sorprendió al escucharla tenía una voz cantarina muy agradable, se maldijo así mismo cuando la miro de arriba abajo analizándola, definitivamente era un ser muy hermoso. — Busco al comisario, ¿Vive aquí cierto? — Pregunto con inocencia. — Si, es mi padre, espere aquí voy a llamarlo. — Penélope entro de nuevo a la casa y busco a su madre, esta salía al salon y miro hacia la puerta, se asustó al ver a este dichoso hombre aquí y cerca de su hija le dio pánico. — Mama dile a Marcos que lo buscan, yo me voy con Carlo a dar un paseo. — Penélope se despidió dulce de aquel chico que no imaginaba quien era.
Penélope se quedó pensando unos segundos en aquel hombre tan misterioso, nunca lo había visto por aquí, era raro que un tipo así buscara a Marcos, parecía un verdadero delincuente por su aspecto, aunque quizá era la mejor persona del mundo, Penélope se montó en el coche donde le esperaba Carlo para ir a la pelea que tenía esta noche. — ¿Quién era ese? Me suena su cara bastante. — Pues no lo sé, ha venido buscando a Marcos, no ha dicho mucho más pero no parece de este barrio pijo y modesto. — Penélope lo dijo con sarcasmo y Carlo rio. — Creo que lo he visto antes en alguna parte, pero no sé dónde, bueno no importa. — Los dos quedaron en silencio lo que quedaba de camino. Penélope no dejaba de pensar en aquel hombre que había ido a casa, no le causaba buena espina, pero tampoco podia obviar que le había llamado mucho la atención, tanto sus tatuajes como su vestimenta, con la gente que se juntaba siempre tenían el mismo patron lo que era aburrido, ese chico había ocupado la mayoría de su
Penelope se levantó de la banca orgullosa de su hermano, había ganado el combate, la gente vitoreaba a Carlo con alegría, está avanzo hasta las escaleras donde su hermano bajaba alzando los brazos esperando a su hermana, esta se lanzó a él, saltando y enrollando sus piernas a su caderas, abrazaba a su hermano riendo como una niña, su hermano la abrazaba muy feliz después de haber ganado su última pelea, esto a los ojos de Ares era satisfactorio verlo, ellos juntos se veían felices, eran hermanos y así lo demostraban pero ¿Que pasaba con sus padres? La intriga aumentaba por momentos cuanto más lo veía, esperaría la información con expectación. No le quito la mirada a Penelope. Penelope bajo de su hermano y le quito los guantes, guardándolos en una mochila que Carlo siempre traía con todo lo necesario, estos se quedaron un rato hablando con la gente, Ares debía marcharse, así que paso cerca de ellos pero por la multitud no tanto como le habría gustado, este busco la mirada de Penelope
Carlo escuchaba la conversación que su padre tenía con alguien que no lograba escuchar, veía a su padre nervioso por primera vez, se tocaba el pelo con fuerza y hacia gestos agresivos con la mano. — No puedo presentarme, así como así, deben pedir mis servicios, si me adelanto al hecho nos pillaran, si comienzan a investigar caeremos todos. — El que estaba en el teléfono, era uno de los hombres de confianza de Ares concretamente Ben, este se encargaba de las comunicaciones y los Hackeos, todo lo que era Tecnologico. — Hemos escuchado el aviso del chivatazo, justo hace tres minutos ¿Porque demonios no llevas la radio encima? Como nos jodas estas muerto ¿Te queda claro? Coge el aviso y preséntate allí y sálvanos el culo y averigua de una vez quien es el maldito topo o daremos por hecho que eres tú. — Ben enfadado colgó el teléfono, dejándolo con la palabra en la boca, mientras Penelope había escuchado todo lo que se decía en la radio. — Llamando a todas las unidades disponibles, chivataz
Penelope miro a Ares a conciencia, le sorprendió verlo con traje, la última vez lo había visto más informal, le gustaba su aspecto más formal, se veía muy bien enfundado en ese traje, los tatuajes de las manos resaltaban sobre el traje negro, Penelope observo también a la chica que iba con él, estaba intentando analizarla por completo, pero estaba de espaldas a ella, así que solo veía su larga cabellera y su vestido negro corto que se ajustaba a su cuerpo. Leo llamo la atención de Penelope, esta lo miro sin saber que le había dicho. — ¿Lo conoces? — Pregunto Leo de nuevo. — ¿Que? Ah, no ... bueno solo de vista. — Penelope comenzó a prestar atención a los demás y no volvió a mirar a Ares, pero Ares si la miraba, no podia dejar de mirarla, aunque intentaba no hacerlo, le dio una gran calada al cigarro y miro a Cat, esta lo miro picara dándose cuenta que miraba a la chica del cabello naranja. — ¿Quién es ella? — Ares le dio otra calada al cigarro intentando evitar la pregunta de Cat, est
Penelope agarró a Cat del brazo con fuerza, le dio un fuerte mareo repentino después de vomitar, Ares se acercó a ella mirando al chico desafiante, no quería que se acercara a Penelope, pero Leo se acercó. — ¿Penelope estas bien? Vamos te llevare a casa, agarro a Penelope del brazo y le estiro, esta al estar mareada se movió torpemente casi a punto de caer al suelo, Ares con rapidez se colocó frente a ella cogiéndola de los brazos evitando que cayera al suelo, en ese momento la furia se apodero de Ares, miro a Leo fulminándolo, este quito rápidamente las manos que agarraban el brazo de Penelope. — No la toques, no ves que se encuentra mal, vete de aquí antes de que te mate. — Ares lo miro con cara asesina, Cat se quedó alucinada ante la repentina actitud de Ares, nunca lo había visto así con nadie externo a ellos, Penelope miro a Ares sin entender porque le hablaba así pero no dijo nada. — Yo la llevare a casa, tu fuera de aquí. — Ares fue claro, Leo se fue alejando de ellos con miedo,
Pasaban los días y las semanas, Ares no había podido quitarse de la cabeza a Penelope, el dolor de esa noche lo acompañaba siempre, había intentado volver a verla, pero las veces que había estado de hacerlo se había arrepentido, la había seguido y veía todo lo que ella hacía en un día, dudaba mucho que comiera y descansara bien, había conseguido un día estar bastante cerca de ella, ella ni se había dado cuenta de que él estaba allí, sus ojeras la hacían ver muy cansada, estaba más delgada y tenía varios moretones por el cuerpo, sabía que era de las clases de la academia pero le dio mucha rabia de que alguien la hubiera tocado de esa manera, quería encontrar al responsable y pegarle una paliza, intento calmarse, la vio marcharse sin decirle nada, había un poco de consuelo en él, ella había venido todos los días a esta cafeteria desde que el la trajo aquí, Ares quería convencerse a sí mismo que era porque se acordaba un poco de él aunque fuera en mal aspecto, le había pedido a Mery que l
Ares entro en la habitación intentando no hacer ruido, lo que no esperaba es que estuviera despierta, Penelope miro a Ares con tranquilidad, verlo delante de ella le confirmo que no había sido una alucinación, Ares se acercó a la camilla y observo a Penelope. — ¿Que hago aquí? — Te vi en la carrera, te desmayaste en el punto donde daban agua y te traje a mi casa, necesitabas atención médica. — Ares le hablaba enfadado por la dejadez de Penelope. — Estoy bien, deberías haberme llevado con mi hermano. — Penelope miro a su alrededor buscando sus cosas, pero tampoco llevaba teléfono, así que era inútil. — No estas bien, ¿Cuánto llevas sin comer bien, o sin dormir? Sin descansar un solo segundo del día ... — Ares le hablaba enfadado y Penelope no lo entendía. — Me cuido bien, ¿A qué viene esto? Con que derecho me hablas así ... — Penelope no recibiría lecciones de nadie, se destapo para levantarse y así lo hizo, se mareó y le fallaron las piernas, Penelope se cogió a Ares, este la ayudo pr
Ares había podido dormir poco esa noche, el tener a Penelope en la habitación de al lado sus pensamientos no le daban un respiro, deseaba estar con ella como nunca había deseado algo, pero sabía que ella junto al él estaba en peligro, solo el que pasara aquí una noche la ponía en el punto de mira. Nunca se había implicado con una mujer más de lo necesario por su vida tan complicada, sabía que era una debilidad que en su negocio era un blanco fácil pero no sabía cómo parar, acercarse a ella era un impulso que no podía reprimir y ahi estaba en la habitación contigua. Miro el reloj, eran las cuatro y media, así que se levantó para darse una ducha, hoy tenía que supervisar mucho de sus negocios, estos habían comenzado a ser una tapadera pero con los años se han vuelto más primarios, Ares tenía mucho dinero, podría dejar todo cuando él quisiera pero le gustaba lo que hacía, la parte ilegal no era tan fácil de dejar, además ahorraba para irse lejos de allí que nunca nadie lo volviera a enco