Penelope se levantó de la banca orgullosa de su hermano, había ganado el combate, la gente vitoreaba a Carlo con alegría, está avanzo hasta las escaleras donde su hermano bajaba alzando los brazos esperando a su hermana, esta se lanzó a él, saltando y enrollando sus piernas a su caderas, abrazaba a su hermano riendo como una niña, su hermano la abrazaba muy feliz después de haber ganado su última pelea, esto a los ojos de Ares era satisfactorio verlo, ellos juntos se veían felices, eran hermanos y así lo demostraban pero ¿Que pasaba con sus padres? La intriga aumentaba por momentos cuanto más lo veía, esperaría la información con expectación.
No le quito la mirada a Penelope.
Penelope bajo de su hermano y le quito los guantes, guardándolos en una mochila que Carlo siempre traía con todo lo necesario, estos se quedaron un rato hablando con la gente, Ares debía marcharse, así que paso cerca de ellos pero por la multitud no tanto como le habría gustado, este busco la mirada de Penelope y la encontró, esta vio cómo se marchaba, Ares le hizo un gesto con la mano indicándole un adiós, Penelope solo levanto la mano tímidamente su hermano se percató de lo que sucedía y miro a su hermana curioso, después de un rato se marcharon hacia el vestuario.
— Se ha despedido de ti o ha sido imaginación mía. — Dijo Carlo con una expresión confusa. — Si, Lo ha hecho. — Penelope le quitaba las vendas de las manos y le curaba las heridas, intentando que Carlo lo dejara pasar, al ver su expresión sabía que quería una explicación así que siguió hablando. — Se ha acercado a mi mientras peleabas, porque le sorprendía que estuviera aquí, supongo que ... sí conoce a Marcos estaba claro que estuviera sorprendido, solo esperemos que no se lo cuente. — Carlo rio. — ¿Y qué más da? Si ya no vamos a volver, los dos estaremos en la academia de policía, nos iremos de esa casa, estaremos más tranquilos, además, con el dinero que he sacado hoy tienes para este curso, así que tranquila, estudiaras mientras estamos allí. — A l parecer Carlo ya había pensado en el futuro de ambos, Penelope negó con la cabeza. — No ... Carlo es tu dinero, encontrare un trabajo y yo... — Carlo levanto la mano haciendo que se callara. — Penelope, harás todo eso, pero te quedaras con el dinero y estarás más tranquila, no hay más discusión. — Carlo se terminó de vestir y salieron en busca del organizador, cuando este pago a Carlo, Penelope quedo impresionada con la gran cantidad de dinero que se podia ganar por un combate, se despidieron de él pues ya no sabían cuando volverían a este lugar y salieron del sitio, se montaron en el coche y fueron a casa.
No les extraño cuando llegaron y todos estaban durmiendo, así que ellos también fueron a dormir.
Ares llego al garaje donde estaban preparando el cargamento y las motos, miro y preparo su propia moto, era una Yamaha MT-125, era una de sus favoritas para este tipo de trabajo, las tres eran negras para que los policías no pudieran diferenciarlo o saber si él estaba llevando el cargamento, siempre debían coger a uno de sus hombres antes que, a él, sus trabajos eran rápidos y eficientes, si no hubiera sido así no hubiera ascendido como lo hizo ganándose la confianza de sus hombres, aunque el negocio lo hubiera heredado de sus padres, era el mejor en esto y así lo demostraba cada día. Cuando termino dio las directrices del plan y se marchó a casa. Su gran mansión estaba a las afueras de Londres, en la parte más alta y rica, donde la policía no iba nunca, era la zona más segura ya que contaba con guardia privada y cámaras, alarmas, aunque con él se bastaba solo.
La casa estaba rodeaba de un muro de ladrillo naranja que no dejaba ver mucho del interior, la puerta de entrada era grande y de metal negro, este estaba entrelazado formando bonitos dibujos, la puerta se abrió dejándolos pasar, avanzaron por el camino ancho y recto, en el centro había una pequeña fuente, la fachada de la casa también era de ladrillo naranja, a pesar de que la casa tenía bastantes años todo estaba en perfecto estado, por la magnitud de ventanas se podía ver que era muy grande por dentro, en el lado izquierdo quedaba el gran garaje que cabían tres coches al menos, entro con la camioneta y la aparco cerrando el garaje, entro por la puerta del garaje que daba a la gran cocina, es lo único que había modificado de aquella casa tan antigua, la anterior estaba demasiado antigua para ser funcional, Ares daba mucha importancia a la alimentación, saludo a Ximena, su nana y cocinera, era como su segunda madre allí, era Italiana siempre había estado con la familia Rossi.
— Ragazzo, le he dejado la cena en el frigorífico, me voy a dormir ya, no se acueste tarde mi niño, Buona Notte. — Buenas noches Ximena descanse, recuerde que mañana tu y las chicas tenéis el día libre. — Cada vez que Ares tenía un cargamento despejaba la casa, Ximena era la única que sabía por qué y se preocupaba mucho por él. — Lleve cuidado, es muy joven para esto, debería buscar una mujer, una familia. — Ve a descansar, todo estará bien. — Ximena se marchó a su habitación dejándolo solo Ares pensaba en lo que Ximena le había dicho mientras sacaba su cena y la calentaba en el microondas, mientras esperaba se apoyó en la encimera central y paso sus manos por su pelo, ¿Quién se enamoraría de él? Dedicándose a lo que se dedicaba ... Le parecía casi imposible encontrar una mujer que no lo quisiera por su dinero, sino por el mismo, nunca había pensado en algo así, siempre conseguía a alguna mujer para pasar la noche, pero nunca había pensado en tener a una a su lado de forma amorosa, no sabía porque, pero le vino a la mente Penelope, hasta su nombre lo atraía de una manera inexplicable, era una belleza que nunca se había fijado mucho, no había visto a una mujer que su naturalidad fuera tan sensual como la que Penelope desprendía, siempre se había fijado en mujeres exuberantes y morenas, rubias parecidas a muñecas pero no en alguien tan espontaneo, era más bella que cualquier mujer que había conocido y eso lo hizo preocuparse por el mismo.
En este momento el estaría pensando en cómo dar el mejor golpe mañana y no en Penelope... Necesitaba investigarla, aunque tenía un trato con Marcos iba a romperlo por ella, , quería saber más de ella, en este mismo momento, pero era un iluso si una mujer como ella de alta sociedad se fijaba en un narco con todas las letras, ella no se merecía eso, esta vida tan sacrificada a huir cada cierto tiempo, ella iba a ingresar en la academia de policía por obligación o no, lo que complicaba más las cosas, el pitido del microondas, lo desvió de sus pensamientos, este borro todo lo que había estado pensando, era imposible que algo así sucediera, debía dejar el tema y dejarla tranquila, no estaban destinados ... Quizá ya no se volvería a cruzar con ella, debería olvidarse de ella.
Penelope abrió los ojos pues el sol que entraba por su ventana le molestaba, se dio la vuelta intentando dormir un rato más, pero iba a ser imposible su hermano entro en la habitación y se tiro sobre ella aplastándola, Penelope se quejaba debajo de él. — Vamos debemos ir a la universidad, debes coger plaza y debemos ir a por los libros, mañana nos vamos a la academia a las cuatro de la mañana. — Carlo lo dijo rápido esperando la reacción de su hermana, Penélope se levantó sobresaltada. — ¿¡A las cuatro!? — Así es, así que andando. — Este salió de su habitación riendo para que Penelope se preparara, Penelope bufo fue a su armario sin ganas, eligió una camisa blanca de manga larga con una falda corta de cuadros con tablas naranja, un jersey de lana también naranja, pero este no llevaba mangas y tenía un escote en pico, con esto elegido se fue a darse una ducha rápida, salió con rapidez y se puso la ropa interior blanca y la ropa, termino su atuendo con unos calcetines altos a media pierna y unas zapatillas blancas. Se sentó en su tocador y se maquillo sencilla, un poco de colorete y rímel, se aplicó un gloss rosado, soltó su cabello largo, este le brillaba porque le estaba dando el sol, solo se hizo un moñete y lo demás lo dejo suelto, cogió un pequeño bolso blanco y guardo sus pertenencias, bajo en busca de su hermano que ya estaba desayunando, esta cogió una manzana guardándola en su bolso, su hermano, se levantó rápidamente dando el ultimo bocado a su desayuno y se disponían a marcharse cuando su madre intento hablarles. — Chicos ... ¿Dónde vais tan temprano? — Estos dos la miraron sin creer que se interesara por ellos, Penelope se dirigió hacia la puerta sin decir nada, Carlo si le contesto. — Vamos a dar una vuelta mañana nos vamos y estaremos sin tiempo libre solo ... aprovechamos. — Su madre asintió y le susurro que llevaran cuidado Carlo salió por la puerta dejándola sola, esta con amargura se quedó parada en medio de la cocina, sabía que había perdido a sus hijos hace mucho pero no era tan fácil cuando la vida de sus hijos estaba en juego, Marco tenía muchos trapos sucios, sus negocios eran turbios y luego estaba la mafia, ella había intentado llevarse a sus hijos, pero Ares y su padre también tienen mucho que ver en eso...
Estos se subieron al coche y no dijeron nada sobre lo que acababa de ocurrir, Penelope saco la manzana y le dio un bocado, lo que no habían visto era la camioneta negra que estaba aparcada justo delante de su casa, en la sombra se encontraba Ares de nuevo, que quedo más asombrado al ver el atuendo de Penelope, estaba preciosa, este carraspeo desviando sus pensamientos, ya tenía en su poder toda la información sobre los Harrison, dejo la carpeta a un lado, guardándose en su agenda de contactos el número de Penelope, se marchó a un lugar donde pudiera desayunar si la mirada indiscreta de otros y así poder leer todo bien.
Penelope pudo pagar todo lo que necesitaba para empezar con el curso la próxima semana, aunque estuviera en la academia, ahora solo debía buscar un trabajo para poder mantenerse, así que su hermano la llevo de cafetería en cafetería hasta que encontró uno en un Starbucks, contentos por haber conseguido todo hoy, se fueron a comer juntos y decidieron pasar todo el resto del día en casa, simplemente no haciendo nada.
Los dos hermanos veían la tele cuando un alerta salto a las siete y media en la radio de su padre, este no estaba en el salón así que no la pudo escuchar, Carlo se levantó y fue en busca de su padre que estaba en la cocina junto a su madre, hablando por teléfono muy acalorado, este se quedó un poco escondido escuchando la conversación, mientras que Penelope se había quedado en el salón escuchando la radio.
Carlo escuchaba la conversación que su padre tenía con alguien que no lograba escuchar, veía a su padre nervioso por primera vez, se tocaba el pelo con fuerza y hacia gestos agresivos con la mano. — No puedo presentarme, así como así, deben pedir mis servicios, si me adelanto al hecho nos pillaran, si comienzan a investigar caeremos todos. — El que estaba en el teléfono, era uno de los hombres de confianza de Ares concretamente Ben, este se encargaba de las comunicaciones y los Hackeos, todo lo que era Tecnologico. — Hemos escuchado el aviso del chivatazo, justo hace tres minutos ¿Porque demonios no llevas la radio encima? Como nos jodas estas muerto ¿Te queda claro? Coge el aviso y preséntate allí y sálvanos el culo y averigua de una vez quien es el maldito topo o daremos por hecho que eres tú. — Ben enfadado colgó el teléfono, dejándolo con la palabra en la boca, mientras Penelope había escuchado todo lo que se decía en la radio. — Llamando a todas las unidades disponibles, chivataz
Penelope miro a Ares a conciencia, le sorprendió verlo con traje, la última vez lo había visto más informal, le gustaba su aspecto más formal, se veía muy bien enfundado en ese traje, los tatuajes de las manos resaltaban sobre el traje negro, Penelope observo también a la chica que iba con él, estaba intentando analizarla por completo, pero estaba de espaldas a ella, así que solo veía su larga cabellera y su vestido negro corto que se ajustaba a su cuerpo. Leo llamo la atención de Penelope, esta lo miro sin saber que le había dicho. — ¿Lo conoces? — Pregunto Leo de nuevo. — ¿Que? Ah, no ... bueno solo de vista. — Penelope comenzó a prestar atención a los demás y no volvió a mirar a Ares, pero Ares si la miraba, no podia dejar de mirarla, aunque intentaba no hacerlo, le dio una gran calada al cigarro y miro a Cat, esta lo miro picara dándose cuenta que miraba a la chica del cabello naranja. — ¿Quién es ella? — Ares le dio otra calada al cigarro intentando evitar la pregunta de Cat, est
Penelope agarró a Cat del brazo con fuerza, le dio un fuerte mareo repentino después de vomitar, Ares se acercó a ella mirando al chico desafiante, no quería que se acercara a Penelope, pero Leo se acercó. — ¿Penelope estas bien? Vamos te llevare a casa, agarro a Penelope del brazo y le estiro, esta al estar mareada se movió torpemente casi a punto de caer al suelo, Ares con rapidez se colocó frente a ella cogiéndola de los brazos evitando que cayera al suelo, en ese momento la furia se apodero de Ares, miro a Leo fulminándolo, este quito rápidamente las manos que agarraban el brazo de Penelope. — No la toques, no ves que se encuentra mal, vete de aquí antes de que te mate. — Ares lo miro con cara asesina, Cat se quedó alucinada ante la repentina actitud de Ares, nunca lo había visto así con nadie externo a ellos, Penelope miro a Ares sin entender porque le hablaba así pero no dijo nada. — Yo la llevare a casa, tu fuera de aquí. — Ares fue claro, Leo se fue alejando de ellos con miedo,
Pasaban los días y las semanas, Ares no había podido quitarse de la cabeza a Penelope, el dolor de esa noche lo acompañaba siempre, había intentado volver a verla, pero las veces que había estado de hacerlo se había arrepentido, la había seguido y veía todo lo que ella hacía en un día, dudaba mucho que comiera y descansara bien, había conseguido un día estar bastante cerca de ella, ella ni se había dado cuenta de que él estaba allí, sus ojeras la hacían ver muy cansada, estaba más delgada y tenía varios moretones por el cuerpo, sabía que era de las clases de la academia pero le dio mucha rabia de que alguien la hubiera tocado de esa manera, quería encontrar al responsable y pegarle una paliza, intento calmarse, la vio marcharse sin decirle nada, había un poco de consuelo en él, ella había venido todos los días a esta cafeteria desde que el la trajo aquí, Ares quería convencerse a sí mismo que era porque se acordaba un poco de él aunque fuera en mal aspecto, le había pedido a Mery que l
Ares entro en la habitación intentando no hacer ruido, lo que no esperaba es que estuviera despierta, Penelope miro a Ares con tranquilidad, verlo delante de ella le confirmo que no había sido una alucinación, Ares se acercó a la camilla y observo a Penelope. — ¿Que hago aquí? — Te vi en la carrera, te desmayaste en el punto donde daban agua y te traje a mi casa, necesitabas atención médica. — Ares le hablaba enfadado por la dejadez de Penelope. — Estoy bien, deberías haberme llevado con mi hermano. — Penelope miro a su alrededor buscando sus cosas, pero tampoco llevaba teléfono, así que era inútil. — No estas bien, ¿Cuánto llevas sin comer bien, o sin dormir? Sin descansar un solo segundo del día ... — Ares le hablaba enfadado y Penelope no lo entendía. — Me cuido bien, ¿A qué viene esto? Con que derecho me hablas así ... — Penelope no recibiría lecciones de nadie, se destapo para levantarse y así lo hizo, se mareó y le fallaron las piernas, Penelope se cogió a Ares, este la ayudo pr
Ares había podido dormir poco esa noche, el tener a Penelope en la habitación de al lado sus pensamientos no le daban un respiro, deseaba estar con ella como nunca había deseado algo, pero sabía que ella junto al él estaba en peligro, solo el que pasara aquí una noche la ponía en el punto de mira. Nunca se había implicado con una mujer más de lo necesario por su vida tan complicada, sabía que era una debilidad que en su negocio era un blanco fácil pero no sabía cómo parar, acercarse a ella era un impulso que no podía reprimir y ahi estaba en la habitación contigua. Miro el reloj, eran las cuatro y media, así que se levantó para darse una ducha, hoy tenía que supervisar mucho de sus negocios, estos habían comenzado a ser una tapadera pero con los años se han vuelto más primarios, Ares tenía mucho dinero, podría dejar todo cuando él quisiera pero le gustaba lo que hacía, la parte ilegal no era tan fácil de dejar, además ahorraba para irse lejos de allí que nunca nadie lo volviera a enco
Penelope salió detrás de Ares, esta le adelanto con enfado ignorándolo, Ares se dio cuenta de su expresión, el cazador fue cazado. Penelope había intentado jugar sucio así que Ares la imito, fue hacia el Audi negro que conducía Ben, este miro a la chica pelirroja que no había visto, este miro a Ares pidiendo una explicación con la mirada, este se montó en la parte del conductor, Ben lo imito metiéndose en la parte del copiloto. — ¿Quién es ella? — Ben volvió a mirarla descaradamente esto enfado a Ares. — No, la mires así...— ben lo miro de golpe. —¿Es tu novia? — No, no digas tonterías, solo es una amiga que necesitaba ayuda ... — ben se echó las manos a la cabeza encajando quien era. — Ares es la jodida policía ¿Verdad? La has traído aquí y nos ha visto a la mayoría, ¿Ella sabe a qué nos dedicamos? — No, ella no es nadie Ben, no tiene por qué saberlo, ella no dirá nada, así que cállate. — Ares la miro de nuevo pensando en las advertencias de Ben, sabía que la había cagado, pero tenía
Ares sabía que debía dejar este juego que tenía con Penelope porque los problemas no solo podían ser un corazón roto si no la carcel y la muerte de muchas personas, sabía que le iba a costar mucho apartarse de ella, pero también quería intentarlo. — Me gustaría intentarlo, pero ya hemos comenzado con mentiras, está de por medio su padre pude notar que no se llevan bien, no son una familia idílica como la muestra ante la gente, él nos ayuda, si ella sigue conmigo tendre que contarle todo, todo su mundo y el de su hermano se vendría abajo, no sé si sere capaz de hacer eso. — Cat lo miro con tristeza, no sabía que decirle, quería que su amigo tuviera a alguien a quien amar, pero se había fijado en la chica incorrecta, aunque esa palabra no le gustaba. — No sé qué decirte Ares, eres mi mejor amigo, mi hermano y quiero que seas feliz pero nuestra vida es muy compleja para el amor, yo me pregunto muchas veces si alguien como nosotros merece el amor. — Tu si lo mereces Cat y sabes que puedo f