Ares sabía que debía dejar este juego que tenía con Penelope porque los problemas no solo podían ser un corazón roto si no la carcel y la muerte de muchas personas, sabía que le iba a costar mucho apartarse de ella, pero también quería intentarlo. — Me gustaría intentarlo, pero ya hemos comenzado con mentiras, está de por medio su padre pude notar que no se llevan bien, no son una familia idílica como la muestra ante la gente, él nos ayuda, si ella sigue conmigo tendre que contarle todo, todo su mundo y el de su hermano se vendría abajo, no sé si sere capaz de hacer eso. — Cat lo miro con tristeza, no sabía que decirle, quería que su amigo tuviera a alguien a quien amar, pero se había fijado en la chica incorrecta, aunque esa palabra no le gustaba. — No sé qué decirte Ares, eres mi mejor amigo, mi hermano y quiero que seas feliz pero nuestra vida es muy compleja para el amor, yo me pregunto muchas veces si alguien como nosotros merece el amor. — Tu si lo mereces Cat y sabes que puedo f
Penelope lo miro desde la otra parte de la acera, estaba nerviosa ya le había dicho que no era bueno que se siguieran viendo y él estaba aquí después de decirle que no quería dejar de verla, Ares le hizo un gesto con la cabeza para que avanzara, esta con dudas miro a la carretera al ver que no había coches cruzo a paso ligero hasta llegar a Ares. — Monta en el coche. — Ares sonaba serio, Penelope entro a este y miro de nuevo a Ares, este miraba al frente serio, se pasó la mano por su nuca y después la miro.— ¿Como has pasado hoy el día? — Penelope no esperaba esa pregunta, se relajó de inmediato y le contesto. — Bien, esta semana solo son clases prácticas así que bien. — ¿Has comido y dormido bien? — Penelope lo miro arrugando su nariz no entendía a que venía esa pregunta. — Si, claro. — Si no has cenado podríamos ir a un restaurante no está lejos de aquí, dejare que vuelvas pronto. — Ares no aparto su mirada intensa de Penelope. — Ares no evadas lo que te he dicho por teléfono, creo
Penelope se puso el vestido se sorprendió al ver que le quedaba a la perfección, ¿cómo sabría la su talla? quizá Cat le había ayudado pensó. Se miro al espejo, la verdad que el vestido estilizaba su cuerpo, se probó los zapatos y la verdad que junto con el bolso a juego pareciera que la iba a llevar a una fiesta, Ares tenía buen gusto para la ropa, se lo quito todo guardándolo para que no se estropeara y abrió una de las tres bolsas que quedaban sin abrir, se sorprendió al ver un conjunto de lencería negro, demasiado transparente como para dejar a la imaginación, se puso roja al pensar en que él había elegido esas cosas para ella ... Y la intención una cita. Penelope lo dejo a un lado de la cama y abrió otra de las bolsas, las dos que quedaban eran pequeñas, saco la caja que contenía una de ellas de terciopelo, ¿Podia ser lo que estaba pensando? Abrió la caja despacio y vio el hermoso colgante, eran dos finas cadenas en plata una más corta que otra, en el centro dos pequeñas lágrimas d
Jaden llego con los refuerzos a toda prisa, comenzó a dar órdenes y los hombres se movilizaron con rapidez, consiguiendo neutralizar el ataque enemigo, vio como Ares estaba herido y se acercó rápidamente para revisar su brazo izquierdo, este había perdido mucha sangre y comenzaba a marearse. Cat apareció a su lado aun sabiendo que le había prohibido estar allí, era demasiado terca.— Te prohibí que vinieras, esto es demasiado peligroso, debes irte ahora. — Ares le grito muy enfadado, a la vez le salió un gruñido de dolor ya que Jaden estaba revisando su herida. — El que se va a marchar eres tú, has perdido mucha sangre a demás tienes una cita dentro de poco, si no te vas no llegaras a tiempo. Yo me quedare a cargo. — Jaden rio ante la expresión de ambos. — Vamos dentro te sacare la bala y te curare, la bala no ha tocado ningún nervio por suerte. — Ares pensó automáticamente en Penelope, ella no podia enterarse de que estaba herido, pero como no hacerlo ... no sabía cómo afrontar esto,
Carlo no sabía porque su padre lo había llamado con tanta urgencia, entro a la sede a paso ligero, al parecer todos allí sabían que vendría pues lo saludaron formalmente, camino hasta el despacho de su padre, estaba un poco nervioso ya que solo había ido a ese lugar tres veces y creía que eran muchas, llamo a la puerta de madera vieja esperando respuesta, a los pocos segundos se escuchó un adelante, así que giro el pomo de la puerta y entro en el despacho. Carlo se colocó frente al escritorio viendo como su padre lo observaba. — ¿Me llamó comisario? — Marco se sorprendió ante tanto formalismo. — Soy tu padre tampoco hace falta tanto respeto, te he hecho venir por algo bueno, tranquilo, ya que has seguido mis pasos debes seguirlos al pie de la letra ¿no crees? Entraras a trabajar aquí a partir de mañana, sé que sera duro, pero te amoldaras bien, has sido uno de los mejores, pero no es suficiente debes ser el número uno.Carlo escuchaba a Marcos sin poder creer lo que decía, él no era e
Penelope se montó en el coche, miro a Ares el cual estaba embobado sin quitar la vista de ella, había acertado en el vestido le quedaba esplendido, su cabellera pelirroja sobresaltaba con aquel color verde menta, brillando cual diosa. Penelope se acercó rápidamente a Ares y le dejo un suave beso en los labios, este se lo devolvió sin dudarlo, sin querer Penelope había dejado caer su mano en la herida de Ares, este puso una cara de disgusto que intento ocultar con rapidez, pero Penelope se dio cuenta, este comenzó a conducir hasta el restaurante. — ¿Estas bien? — Pregunto preocupada, Ares carraspeo — Si solo es un rasguño, nada importante. — Este contesto con calma, cogió la mano de Penelope y le dio un beso en el dorso de su mano, esta sonrió con ternura y dejo estar el tema. — Tengo mucha curiosidad de donde iremos, todo lo que me regalaste es hermoso. — Penelope sonreía y lo miraba con timidez. — Me alegra mucho que te guste, veo que acerté con las tallas, estas muy hermosa. — Ares
Entraron a la gran mansion, Penelope ya había estado aquí antes, así que estaba un poco familiarizada con la casa, espero a Ares para que la guiara, este la llevo al amplio salon, la chimenea se encendió levemente junto con la television, las luces tenues hacían el salon más acogedor, Penelope se quedó sorprendida. — ¿Deseas algo de beber? — Ares pregunto tranquilo, se quitó la chaqueta para liberar un poco la presión que ejercía sobre la herida, miro asegurándose de que no sangraba. — Vino blanco estaría bien. — Esta tomo asiento en el gran sofa de cuero beige y miro la television, hasta que Ares apareció con una botella y dos copas, se sentó junto a ella y se limitó a servirle y tenderle la copa, Penlope la cogió con gusto y le dio el primer trago, ese vino era delicioso. — Es realmente bueno... — Me alegro de que te guste. — Ares rio por lo bajo y se acabó la copa entera. — Espero que hayas disfrutado de la noche, he intentado lo mejor posible, no tengo por costumbre salir con muj
Penelope disfrutada de Ares con todos sus sentidos, nunca había sentido tanta pasión y lujuria en sus encuentros sexuales, no habían sido muchos pero nunca había sentido algo así con alguien y quería demostrárselo a Ares él era especial para ella, Penelope lo volvió a besar con más pasión a Ares enrollando sus piernas a la parte baja de su espalda y profundizando sus estocadas, esto hizo gemir a ambos con más intensidad, Penelope se las ingenió para ponerse sobre Ares, este miro a Penelope con asombro, él siempre tenía el control de sus encuentros sexuales, pero Penelope era diferente, la dejo hacer y se dejó llevar, estaba disfrutando y fijándose en cada detalle de ella, estaba extasiado al ver el pelo rojizo alborotado, las mejillas rojas, el sudor que se reflejaba en su rostro, su pequeño y perfecto cuerpo sobre el iniciando un vaivén sobre su erección que lo hizo cerrar los ojos por un momento, se sentía un niño de quince años, sentía que iba a explotar en cualquier momento. Penel