Penelope se puso el vestido se sorprendió al ver que le quedaba a la perfección, ¿cómo sabría la su talla? quizá Cat le había ayudado pensó. Se miro al espejo, la verdad que el vestido estilizaba su cuerpo, se probó los zapatos y la verdad que junto con el bolso a juego pareciera que la iba a llevar a una fiesta, Ares tenía buen gusto para la ropa, se lo quito todo guardándolo para que no se estropeara y abrió una de las tres bolsas que quedaban sin abrir, se sorprendió al ver un conjunto de lencería negro, demasiado transparente como para dejar a la imaginación, se puso roja al pensar en que él había elegido esas cosas para ella ... Y la intención una cita. Penelope lo dejo a un lado de la cama y abrió otra de las bolsas, las dos que quedaban eran pequeñas, saco la caja que contenía una de ellas de terciopelo, ¿Podia ser lo que estaba pensando? Abrió la caja despacio y vio el hermoso colgante, eran dos finas cadenas en plata una más corta que otra, en el centro dos pequeñas lágrimas d
Jaden llego con los refuerzos a toda prisa, comenzó a dar órdenes y los hombres se movilizaron con rapidez, consiguiendo neutralizar el ataque enemigo, vio como Ares estaba herido y se acercó rápidamente para revisar su brazo izquierdo, este había perdido mucha sangre y comenzaba a marearse. Cat apareció a su lado aun sabiendo que le había prohibido estar allí, era demasiado terca.— Te prohibí que vinieras, esto es demasiado peligroso, debes irte ahora. — Ares le grito muy enfadado, a la vez le salió un gruñido de dolor ya que Jaden estaba revisando su herida. — El que se va a marchar eres tú, has perdido mucha sangre a demás tienes una cita dentro de poco, si no te vas no llegaras a tiempo. Yo me quedare a cargo. — Jaden rio ante la expresión de ambos. — Vamos dentro te sacare la bala y te curare, la bala no ha tocado ningún nervio por suerte. — Ares pensó automáticamente en Penelope, ella no podia enterarse de que estaba herido, pero como no hacerlo ... no sabía cómo afrontar esto,
Carlo no sabía porque su padre lo había llamado con tanta urgencia, entro a la sede a paso ligero, al parecer todos allí sabían que vendría pues lo saludaron formalmente, camino hasta el despacho de su padre, estaba un poco nervioso ya que solo había ido a ese lugar tres veces y creía que eran muchas, llamo a la puerta de madera vieja esperando respuesta, a los pocos segundos se escuchó un adelante, así que giro el pomo de la puerta y entro en el despacho. Carlo se colocó frente al escritorio viendo como su padre lo observaba. — ¿Me llamó comisario? — Marco se sorprendió ante tanto formalismo. — Soy tu padre tampoco hace falta tanto respeto, te he hecho venir por algo bueno, tranquilo, ya que has seguido mis pasos debes seguirlos al pie de la letra ¿no crees? Entraras a trabajar aquí a partir de mañana, sé que sera duro, pero te amoldaras bien, has sido uno de los mejores, pero no es suficiente debes ser el número uno.Carlo escuchaba a Marcos sin poder creer lo que decía, él no era e
Penelope se montó en el coche, miro a Ares el cual estaba embobado sin quitar la vista de ella, había acertado en el vestido le quedaba esplendido, su cabellera pelirroja sobresaltaba con aquel color verde menta, brillando cual diosa. Penelope se acercó rápidamente a Ares y le dejo un suave beso en los labios, este se lo devolvió sin dudarlo, sin querer Penelope había dejado caer su mano en la herida de Ares, este puso una cara de disgusto que intento ocultar con rapidez, pero Penelope se dio cuenta, este comenzó a conducir hasta el restaurante. — ¿Estas bien? — Pregunto preocupada, Ares carraspeo — Si solo es un rasguño, nada importante. — Este contesto con calma, cogió la mano de Penelope y le dio un beso en el dorso de su mano, esta sonrió con ternura y dejo estar el tema. — Tengo mucha curiosidad de donde iremos, todo lo que me regalaste es hermoso. — Penelope sonreía y lo miraba con timidez. — Me alegra mucho que te guste, veo que acerté con las tallas, estas muy hermosa. — Ares
Entraron a la gran mansion, Penelope ya había estado aquí antes, así que estaba un poco familiarizada con la casa, espero a Ares para que la guiara, este la llevo al amplio salon, la chimenea se encendió levemente junto con la television, las luces tenues hacían el salon más acogedor, Penelope se quedó sorprendida. — ¿Deseas algo de beber? — Ares pregunto tranquilo, se quitó la chaqueta para liberar un poco la presión que ejercía sobre la herida, miro asegurándose de que no sangraba. — Vino blanco estaría bien. — Esta tomo asiento en el gran sofa de cuero beige y miro la television, hasta que Ares apareció con una botella y dos copas, se sentó junto a ella y se limitó a servirle y tenderle la copa, Penlope la cogió con gusto y le dio el primer trago, ese vino era delicioso. — Es realmente bueno... — Me alegro de que te guste. — Ares rio por lo bajo y se acabó la copa entera. — Espero que hayas disfrutado de la noche, he intentado lo mejor posible, no tengo por costumbre salir con muj
Penelope disfrutada de Ares con todos sus sentidos, nunca había sentido tanta pasión y lujuria en sus encuentros sexuales, no habían sido muchos pero nunca había sentido algo así con alguien y quería demostrárselo a Ares él era especial para ella, Penelope lo volvió a besar con más pasión a Ares enrollando sus piernas a la parte baja de su espalda y profundizando sus estocadas, esto hizo gemir a ambos con más intensidad, Penelope se las ingenió para ponerse sobre Ares, este miro a Penelope con asombro, él siempre tenía el control de sus encuentros sexuales, pero Penelope era diferente, la dejo hacer y se dejó llevar, estaba disfrutando y fijándose en cada detalle de ella, estaba extasiado al ver el pelo rojizo alborotado, las mejillas rojas, el sudor que se reflejaba en su rostro, su pequeño y perfecto cuerpo sobre el iniciando un vaivén sobre su erección que lo hizo cerrar los ojos por un momento, se sentía un niño de quince años, sentía que iba a explotar en cualquier momento. Penel
Después de desayunar Ares recibió una llamada de uno de sus hombres, atendió la llamada yéndose del salon y entrando a su despacho, Penelope aprovecho para subir de nuevo al dormitorio y buscar su teléfono, este estaba cargando encima de una de las mesillas, suponía que Ares lo había dejado ahi para ella, miro todos los mensajes y llamadas que tenia de su hermano, se sorprendió al ver más de diez llamadas y mensajes preguntando donde estaba, se asustó un poco pensando en si podia haber pasado algo asi que lo llamo de inmediato. No había sonado los tres toques cuando Carlo cogió la llamada. — ¿Dónde demonios estos? He estado llamándote toda la mañana. — Carlo estaba bastante enfadado con Penelope, lo tenía preocupado, Penelope se sintió mal debería haberle avisado de donde estaría. — Lo siento se me paso avisarte, como ves estoy bien ¿Qué sucede? — Penelope se sentó cómodamente en la cama esperando lo que su hermano tenía que decir. — Esta mañana papa me ha llamado a la oficina y me h
Penelope abrió la carpeta y saco los folios con cuidado, comenzó a leer la información minuciosamente, leyendo también los garabatos que reconocía que era la letra de su hermano. El informe dejaba ver datos de los últimos cargamentos que habían entrado a la ciudad, había pillado a varios hombres pero estos eran simples títeres que no sabían nada, solo movían la m****a al gusto del jefe, no había mucha más información de donde lo hacían o comprador, la información era demasiado escasa, Penelope volteo hacia la última hoja donde esta estaba escrita solo por el puño y letra de su hermano, lo leyó y se acordó de lo que paso hace meses en la casa de sus padres, la noche que Marco actuó raro, miro a su hermano desconcertada, guardando los folios en el dosier de nuevo mirando a su alrededor, lo dejo sobre la mesa y hablo serio. — ¿Como escribes esto aquí? Si alguien más lo ve estaremos en problemas. — Lo sé, pero esto solo lo puedes ver tu por eso están mis escritos ahi, sé que recuerdas lo