Muy pronto iniciamos el recorrido por la carretera. Andy y su amante platican amenamente mientras que yo voy en el asiento de atrás junto a mi hijo que, desde que subió al auto, optó por dormir. Ver a mi marido siendo feliz con una amante, me convencí de que debía divórciame para que él sea feliz. Al menos uno estará con la mujer que ama, mientras la otra se quedará con la mejor parte de lo que fue aquella relación: mi hijo.Cuatro años atrás—Raquel, tu hermano ha venido a visitarnos desde lejos y en unos días se irá nuevamente, mi esposo ha decidido que pasemos un fin de semana en familia. Pide permiso en la universidad para salir unas horas antes. —Me informó mi madre.—Ah, mamá. Vayan ustedes, yo me quedaré en casa estudiando, los exámenes se acercan y debo estar preparada. —Me excusé. En realidad yo no quería ir porque Andy ya comenzaba a fastidiar con eso de que era mi hermano mayor y tenía que cuidarme, incluso hasta los mensajes de texto que llegaban a mi teléfono quería leer,
Mi madre continuó con su discurso de amargura, yo no quise seguir escuchando y terminé de llegar a la cocina por un vaso de agua, moría de sed, pero me afectaba más la indiferencia que ella muestra hacia mí.—Si tan solo tuviera el dinero necesario para largarme de esta casa, me iría corriendo. —Dije en voz baja.—Yo te prometo que haré lo posible para que no estés triste, hermanita. —escuché la voz de él, que hasta me sobresalté del susto.—Aléjate, Andy, ya viste que no pueden ver siquiera que estemos hablando porque nos castigarán a ambos. Tu padre ya te amenazó con tus estudios y a mí… a mí me echarán de casa. —Lamenté con mis ojos llorosos.Andy dio un fuerte golpe en el desayunador, pensé que se había roto el puño porque hasta me hizo saltar de tan fuerte que lo hizo.El fin de semana llegó y los cuatro estamos preparados para viajar. Con la intención de que Andy y yo no fuéramos juntos su padre le pidió que manejara. Entonces, los hombres van al frente y nosotras en los asiento
Andy se notaba furioso, no le despegó la mirada al muchacho hasta que desapareció por completo.—¿Qué hacía ese tipo sentado junto a ti? —cuestionó cuando quedamos solos.—Estábamos hablando, ¿qué no lo viste? —respondí molesta. ¿Cómo se atreve a reclamarme delante de los demás?—Raquel, te dije que no quiero que nadie se te acerque, estás muy pequeña para que tengas novio. —Expresó con fastidio, también me percaté que sus manos estaban formadas en un puño.—¿Dónde has estado? Dijiste que no me dejarías sola en medio de tanta gente desconocida. —Reclamé sin pensarlo. Llevaba horas sin verle y ahora aparece de la nada.—Yo, eh… solo me fui a divertir un momento. —dijo, sentándose en el lugar donde había estado aquel muchacho.—¡Estás borracho, si tu padre te ve así, seguro se molestará!—Tú serás mi fiel defensora, los hermanos siempre están para apoyarse en las buenas y en las malas. —Habló muy cerca de mis labios.—Que te defiendan las chicas que te acompañaban. —dije, levantándome p
No me gustaba el rumbo que estaba tomando su conversación. Mi hermanastro me observaba de una manera muy distinta a lo habitual.—Andy, ¿estás borracho? ¿Te estás escuchando lo que me estás reclamando? —cuestioné.—No estoy borracho. Me desaparecí toda la tarde para que nuestros padres no estuvieran al pendiente de nosotros. —confesó, y claro que eso era bueno, tenía lógica el muy cabrón.—Me voy, no es saludable que estemos a solas.—¿Por qué no? —cuestionó acercándose aún más, acarició mi rostro y me dio una mirada tierna y… lujuriosa.—Por… porque…Mis palabras fueron interrumpidas por sus labios. ¡Me está besando! Joder, el papacito que tengo como hermanastro me está besando y yo estoy… juro que estoy babeando por él.—Andy, Andy, nos pueden…—Olvídate del resto del mundo. Haz de cuentas que afuera no hay nadie y que en esta isla solo la habitamos tú y yo. —Susurró.Un gemido salió de lo más profundo de mi ser, me estaba encantando lo que estaba sucediendo, aunque tenía mucho mied
Todo fue muy bonito, mi primera vez me encantó, él fue muy generoso. A pesar de que en el principio fue un poco difícil que su miembro entrara por completo, finalmente mi zona se relajó, lo recibió, haciendo que ya no sintiera dolor como al inicio.Un par de horas después me fue a dejar a mi cabaña, no podía quedarme a pasar la noche allí porque nuestros padres nos podían ver. Juro que en ese momento yo caminaba como pingüino, ese hombre me había dejado adolorida pero demasiado satisfecha.ACTUALIDAD Vamos en el auto, el camino ha sido bastante largo y, parece que estas calles llenas de olivos a su alrededor ya las he recorrido anteriormente. No le puse atención y me concentré en ver a mi bebé que duerme como si el movimiento del auto o la música no le afectaran.Este día es mi cumpleaños. Me siento triste porque Andy ya lo olvidó, aunque fue muy poco el tiempo que compartimos en el pasado, pero por lo menos un feliz cumpleaños le pudo haber salido de
Me estremecí al verlo, quise pasar a un lado de mi maldito hermanastro e ignorarlo, pero él se volvió a poner frente a nosotros.—¡Papá! —gritó mi hijo con felicidad. ¿Has terminado el trabajo? —preguntó con dulzura, recordando que yo le había mencionado eso. —Acompáñanos a nadar, a mamá le da miedo la profundidad. —Dijo en el oído, pero yo siempre lo escuché.—Está bien, nadaremos en lo más profundo del mar. Dijo, y yo sonreí al ver la felicidad de mi pequeño.—¿Qué haces aquí con el niño? ¿Qué tal si nuestros padres te encuentran? —me regañó, se notaba muy preocupado. —Te estuve llamando desde hace rato, ¿por qué no contestabas el maldito teléfono? —cuestionó molesto.Esa reacción de Andy puso en alerta a Brenda, que nos observaba a ambos con mirada confundida.—¿Cómo así? ¿Por qué tienen miedo de que mis suegros se aparezcan aquí? —cuestionó Brenda, sin entender nuestros putos secretos.—No es eso, cariño. —Maldición, vuelve a tratarla bonito delante de mí—. Lo que sucede es que el
La hora de la cena se acercaba y yo estaba muy nerviosa. Vestí a mi hijo primero para luego hacerlo yo. Un poco de maquillaje que casi ni se notaba, y un vestido largo y suelto con un par de sandalias fue mi atuendo.Andy había quedado de venirnos a recoger a la cabaña, esperé por un par de minutos hasta que al fin apareció. Quise reprocharle, pero no, este era mi día especial y él se había esforzado por complacerme, no podía estar molesta por algo tan insignificante.—¿Están listos? —preguntó, dándome una ligera mirada de pie a cabeza.—Sí, respondí con una sonrisa que él ignoró y dirigió su atención a nuestro hijo.—¡Pequeño, estás precioso! Y mira, estamos vestidos de la misma manera. —comentó, brindándole una tierna sonrisa.Yo volteé a verlos a ambos y sí, en efecto, los dos vestían camisa azul celeste y pantalón negro.—Lo siento, esto se trata de una coincidencia. —Dije, haciéndole saber de qué nada había sido planeado.—No importa, me encanta que mi hijo y yo vayamos así. —dij
Ya estaba a punto de entregarme en los brazos de Morfeo cuando mi teléfono vibró con insistencia. No tenía a nadie para que me llamara a esa hora y por eso no me interesaba levantarme y responder.Lo había dejado separado de mi cama; quien sea que estuviera llamando ya me estaba hartando por su insistencia. A regañadientes me levanté dispuesta a apagarlo. Era Andy el que me estaba llamando, me preocupé porque había llamado en varias ocasiones, respondí, mi corazón se aceleró al pensar que quizá tendría noticias sobre nuestros padres.—¿Qué sucede? —Atendí de inmediato.—Estoy afuera de tu cabaña, ¿puedo pasar un segundo para darle el beso de buenas noches a mi hijo?—Es tarde y él ya está dormido, da igual si le deseas buenas noches o no.—No da igual, sabes que ya se me hizo una costumbre de cada noche. No podré dormir si ahora no lo hago. Por favor, Raquel, te lo suplico con el corazón en la mano.En otra ocasión diría que él está borracho, pero no es así. Su voz suena sobria y perf