Amor secreto con mi hermanastro
Amor secreto con mi hermanastro
Por: Lorena Rodriguez
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Saber que para mi madre solo he sido un fracaso desde que mi padre nos abandonó no es nada fácil de admitir. Aunque, ahora ella se ha ganado la lotería al casarse con un hombre multimillonario al que es obvio que solo quiere por su dinero.

Mi ahora padrastro tiene un hijo que es un par de años mayor que mí, y aunque no lo conozco, tengo miedo de que no me acepte en su círculo familiar y nos acuse a mi madre y a mí de ser unas oportunistas.

—Raquel, ahora que eres mi hija, quiero que conozcas a mi hijo. Esta noche vendrá a nuestra casa a cenar. —Me informó mi padrastro.

—Está bien, señor. —Acepté, con nervios, al saber que por fin conoceré a su famoso hijo, al que tanto elogia que le va muy bien con sus estudios en el extranjero.

—Recuerda que él es tu hermano mayor desde que tu madre y yo nos casamos y debes de respetarlo como tal. No quiero que en algún momento los rumores digan que mis hijos han cometido el pecado de enredarse entre las sábanas. —Me advirtió en modo de broma.

—No se preocupe, señor. —Le respondí— Me sentí humillada y a la vez enfadada por su insinuación. ¿Acaso cree que su hijo es el único hombre en el mundo? En fin, no le puedo decir lo que pienso porque seguro mi madre dirá que soy una malcriada por decir la verdad.

Finalmente, se llegó la hora de conocer al tesoro que mi padrastro cela y que teme que yo se lo arrebate, ja, si supiera que en vez de estar contenta estoy que me muero de los nervios porque admito que no es fácil usurpar un lugar que solo a él le pertenece en esta mansión por ser hijo único.

—¡Bienvenido a tu hogar, hijo! —Escuché cuando mi padrastro lo saludó.

—Gracias padre, he vuelto y estoy ansioso por conocer a la niña que se ha convertido en mi hermanita. —Dijo una voz ruda que me hizo estremecer. Ha dicho niña, ¿me considera una niña aun cuando tengo dieciocho años cumplidos? Ah, pongo los ojos en blanco por tremenda estupidez de ese hombre.

—Espera, ¿no me vas a presentar a la joven que te acompaña?

—Oh, sí, lo lamento, ella es mi novia, papá. Me olvidé de presentarlos por la emoción de conocer a la niña, sabes que me hace mucha gracia ser el hermano mayor.

Pensé que ese hombre estaría molesto con mi presencia, pero al parecer está emocionado por conocerme. Por suerte, ha venido acompañado de su novia, de lo contrario su padre me sentaría como una patada en el trasero.

Mi madre estaba con su esposo para recibir a mi hermanastro, yo me quedé sentada en la sala y desde allí escucho lo que están hablando. Pronto todos regresan y entonces yo volteo la mirada hacia ellos, pero mis ojos pecaminosos van directamente hacia él; joder, trago saliva con dificultad, ese hombre parece muy maduro a pesar de que solo es mayor por cuatro años.

Mi vista lo recorre de pie a cabeza en silencio, es el hombre más bello que he visto en mi vida y…

—Pensé que era una niña, así me lo dijiste, papá. —Reclama con enfado y logra librarme de mis pensamientos estúpidos.

—Es una niña, es tu hermanita menor. —Repite su padre.

—Ya veo, padre. La niña que tengo delante de mí, no necesita de mi protección, y yo que me había ilusionado con tomarla de la mano y llevarla al parque a jugar, en fin, es un placer ser tu hermano mayor.

Dijo, de mala gana, con voz poco audible y también se notaba molesto. Se fue a su habitación junto a su novia, sabía que no le caería bien en cuanto me conociera.

Esa noche pedí que me llevaran la cena a mi habitación porque no quería bajar y estar con mi hermanastro que por cierto se llama Andy. Sin embargo, el esposo de mi madre insistió en que tenía que comer en la mesa familiar, me hice la dura y me quejé de estar enferma del estómago, solo así me dejaron en paz.

A media noche sentía mucha hambre, no había probado bocado y todo por huir de ese hombre al que no le agrado. Bajé a la cocina y me preparé un sándwich de jamón y queso y comencé a disfrutarlo hasta con los ojos cerrados.

—Por lo que se ve está muy delicioso.

Abrí los ojos de golpe cuando escuché la voz de Andy, casi me atraganto al ver que me mira con picardía, pero me supe controlar.

—Lo siento, estoy invadiendo tu espacio, ya me voy a mi habitación. —hablé con nerviosismo al percatarme de que él anda solo en bóxer.

—Espera, nadie te está echando de aquí. También he bajado porque muero de hambre, por suerte he encontrado a mi hermanita para que me prepare algo de comer.

—¿Estás de broma? —Pregunto muy seria.

—No. Dame ese pedazo de pan por mientras está listo el mío. —Dice, sin darme tiempo a replicar, me quitó la mitad que aún me faltaba por terminar.

—Mmm, delicioso. —Comenta al primer mordisco y yo me siento avergonzada, pero aun así le preparé uno a él e hice uno más para mí.

—Juro que le creí a mi padre cuando me dijo que eras una niña. —Confiesa y se le dibuja una sonrisa en su bello rostro. —Jamás imaginé encontrarme con una adolescente que seguramente me sacará canas verdes cada vez que me presente a un novio. —Bromea.

Sonríe de lado y niega con la cabeza como si desde ya se lo está imaginando.

—¿Te parece divertido? —Cuestiono, alzando una ceja—. Parece que le has hecho caso a tu padre cuando te dijo que me tendrías que cuidar. Pero no, no soy una niña, Andy, soy una joven independiente y acostumbrada a cuidarse sola. —Digo, con ganas de gritarle en la cara, pero no puedo, porque todo el mundo se despertará por el escándalo.

—Lo siento por ti, pero como hermano mayor mi deber es protegerte, aunque mi padre no me lo pida, lo haré. —Me reta, y yo que me quedo embobada viendo los tatuajes que adornan su pecho.

—Espero que tus vacaciones terminen pronto y regreses a tus estudios, ¡no te soporto! —Exclamé, dando la vuelta para marcharme.

—Escúchame bien, princesa. No me iré de este lugar, no cuando tú estás en la etapa en que los muchachos de tu instituto se pelearán por estar contigo, te dañarán el corazón y yo no lo pienso permitir, ¿me has entendido? —susurra en mi oído, provocando que un escalofrío recorra todo mi cuerpo.

Dejé a Andy en la cocina y yo corrí a mi habitación, el brazo me duele porque me presionó con fuerza para detenerme. Mi corazón late acelerado y en mi mente lo maldigo por ser tan guapo… tan jodidamente sexi y protector. 

Sí, eso es, él es protector con su hermanita, no permitiré que otros pensamientos sin sentido ronden por mi cabeza.

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