Sin dejar de observarlo con los ojos entrecerrados, esbozo una sonrisa, ante la cual Kalet cruza sus brazos y me mira con ferocidad.—No me mires así —refunfuña Kalet después de algunos segundos.—Quiero que estés al pendiente de cuando lleguen las flores para Giselle y subas para ver su reacción —le ordeno entrelazando mis manos a la altura de mi barbilla—, y obviamente tendrás que venir a contarme.—¿Por qué tengo que ir yo? —se queja.—Porque soy tu jefe y te lo estoy ordenando.—Podrías mandar a la bruja.—Ella fue de mucha ayuda, así que ahora te toca a ti.—Pero si ya te ayudé, ¿acaso no fui yo a buscarla? Te aseguro que ni por un momento se te cruzó por la mente preguntarle a ella.—En eso tienes razón, pero ahora necesito de tu ayuda. Te pagaré el doble este mes si cada que le mande algún obsequio a mi esposa bajas a observar su reacción y luego vienes a contarme todo con detalle.—El triple —rebate.—Doble, no harás gran cosa más que bajar y subir —estrecha sus ojos por algun
Aunque esa primera salida con Giselle no fue todo un éxito debido a que la mayor parte del tiempo se la pasó bastante seria, las que le siguieron comenzaron a mejorar nuestra relación de tal forma que estoy casi seguro de que ahora estamos tan bien como antes de la convención.Incluso cuando paso por ella a su piso para salir juntos al final del día ya no me suelta la mano en cuanto nos quedamos solos.—¿Y esas flores? —cuestiono a Giselle cuando la veo sostener el enorme ramo que le envié hoy por la tarde.—Solo me las llevo por qué tengo demasiadas en la oficina y ya no caben —se defiende aun cuando sé que es mentira, este arreglo es de los más hermosos que le he enviado, por lo que es lógico que desee llevarlo a casa.—Te ayudo.—Yo puedo sola —rebate, subiendo al ascensor que ya espera por nosotros.Dado que hoy le di el día a Kalet debemos de salir por el lobby para que alguien me entregue el auto y de camino algunas de las empleadas cuchichean y suspiran emocionadas al ver a Gis
Giselle Escucho la confesión de Nathan sobre sus supuestos sentimientos y sacudiendo mi cabeza me niego a creer en lo que escapa de su boca. ¿Cómo es posible que ahora diga que se está enamorando de mí cuando él muy claramente me dijo que nadie creería que somos amantes? Y con esas palabras resonando en mi cabeza me hago a la idea de que solo desea burlarse de mí así como Oliver lo hizo en su momento y sintiendo una inmensa rabia por ambos hombres me encierro en mí misma hasta el punto en que decido evitarlo lo más que puedo tanto en la oficina como en casa, incluso todas las noches me voy a la cama antes que Nathan.Lamentablemente, al haberme acostumbrado tanto a él, me es imposible conciliar el sueño y cada noche me la paso dando vueltas hasta que Nathan aparece en la habitación y aun estando lejos de mí, su presencia logra tranquilizarme.Algo que nunca esperé y menos viniendo de él, ese hombre tan frío e imponente, es que cumpliese su amenaza de intentar enamorarme y cada día me
Giselle—Eso fue lo que sucedió cariño —me confiesa Nathan, acercándose a mí y dejando un beso en mi mejilla—. Te aseguro que desde mañana lamentarán el haberse metido contigo.—¿Mañana? ¿Por qué?—Es algo por lo que no debes de preocuparte. Mejor sigamos disfrutando de la velada.Continuamos comiendo nuestros postres y aunque hace un rato me parecía demasiado dulce, ahora que sé todo lo que los Lefebvre siguen diciendo de mí me parece que estoy comiendo algo amargo y salado, tanto así que me cuesta dar un bocado tras otro.Por suerte Nathan comienza a hablarme sobre su madre y algunas travesuras que le hacía a la señora Eugénie, por lo que me vuelvo a olvidar de los malos ratos que me han hecho pasar Oliver y sus padres.—Necesito ir al sanitario —le comento a Nathan, limpiando mi boca.—Ve cariño, en lo que llegas pediré la cuenta.Me pongo de pie y debido a que gran parte de la noche me la pasé riendo con Nathan, no me percato de que cierta persona a lo lejos no me quita la vista d
Oliver Semanas antesSostengo entre mis manos los últimos reportes y estrujándolos, rechino los dientes. No puedo creer que desde ya hace varios meses nuestras ventas siguen bajando y después de la convención ha sido más notorio como Dubois nos va ganando con sus nuevos perfumes, los cuales no me caben duda de que son creaciones de la estúpida de Giselle.—¿Qué haces aquí, hijo? —me cuestiona mi padre entrando a mi oficina—, pensé que estarías en casa con tu mujer y tu bebé —murmura con una sonrisa en cuanto menciona a su nieto.—No puedo y no me siento capaz de ir con ellos por ahora.—¿Por qué? ¿Qué sucedió? —inquiere escandalizado.—¿Has revisado los últimos reportes de ventas? —le tiendo lo que estaba leyendo y cuando sus ojos llegan a los gráficos que había estado estudiando, su ceño se frunce.—¿Tenemos algún producto que podamos lanzar para revertir esto?—No, todos los que pensaba lanzar este año la idiota de Giselle los arruinó —me quejo al recordar que las muestras que habí
Nathan Abro los ojos conteniendo un pequeño gemido de dolor y cuando veo que Giselle sigue acurrucada a mi lado, aparto algunos mechones de su rostro, admirando cada pequeño detalle de ella, desde sus regordetes labios que me provocan de tal forma que si fuese de mí no dejaría de besarla, hasta sus puros ojos verdes que aunque ahora estén cerrados, me parecen los más hermosos que he visto y así podría mencionar todo lo que me atrae de ella, no obstante no dejo de reprenderme por haber considerado hace un tiempo que era fea y prometiéndome que no descansaré hasta hacerle ver cuan arrepentido y enamorado estoy de ella, beso delicadamente sus labios antes de separarme de mi esposa y acariciar su mejilla.Casi al instante, alguien toca a nuestra puerta provocando que Giselle se remueva en la cama, frotando sus ojos y cuando se percata de que la observo fijamente sus mejillas se vuelven carmesí.—¿P-por qué me miras dormir?—Porque luces realmente hermosa cuando duermes —respondo con sinc
Después de mi reposo forzado por fin regreso a la empresa, algo que agradezco dado que sentía que me volvería loco de pasar tantas horas encerrado en casa.—Te acompaño —le comento a Giselle, cuando el ascensor se detiene en su piso.—No es necesario, aún sigues lastimado.—Claro que es necesario, cariño —rebato, intentando salir detrás de ella.—El abuelo de Kalet dijo que no debías esforzarte, mejor nos vemos más tarde —se despide de mí y antes de que baje, la retengo para darle un pequeño beso en los labios.—Veo que has cambiado bastante, cariño —se burla Kalet cuando las puertas se cierran.—¡¡Cállate!! —siseo con desagrado.—¿Por qué, cariño?Ignorando sus burlas, bajo en mi piso y cuando me dirijo a mi oficina, de inmediato una rubia me intercepta el paso.—¡Buenos días, jefe! Qué bueno es tenerlo de regreso —musita con alegría—, aunque no tan agradable de que haya llegado con su mascota —escupe con desagrado cuando sus ojos se topan con los de Kalet.—¡Bruja ponzoñosa! —gruñe
Giselle Durante todo el viaje me la paso realmente bien con Pierre y Scarlett, y cuando veo la forma en que se llevan e incluso como Pierre parece protegerla aun cuando ella ya es una adulta, me hace sentirme un poco celosa de ellos, por tenerse el uno al otro.—¿Está todo bien? —me cuestiona la rubia cuando se percata de que me quedo en silencio.—Sí, es solo que al verlos me hubiese gustado tener un hermano, así no me sentiría tan sola después de la muerte de mis padres y creo que nunca me habría casado con Oliver —musito con melancolía.—Lo bueno es que ahora tienes al jefe —asevera Scarlett con una sonrisa.Después de eso cambiamos de tema y una vez que llegamos al antro, donde ya nos esperan algunos de los amigos de Scarlett, la rubia se apresura a presentármelos a todos.—¿Beberás algo? —inquiere Pierre, quien por suerte no se ha despegado de mí y gracias a su compañía no me siento tan fuera de lugar.—No bebo alcohol —le confieso, evitando decirle que la única vez que se me oc