**IMPORTANTE: La historia solo se actualizara los domingos. Muchas gracias por su comprensión.
Nathan Después de escuchar su confesión, permanezco en silencio por un par de segundos tratando de procesar todo lo que me ha dicho, aun sin poder creer que desde hace años los Lefebvre han sido los causantes de varias de las desgracias de mi familia.—¿Por qué…? ¿Por qué tu padre le pagó a Iris para convertirse en la amante de mi padre? —lo cuestiono cuando soy capaz de encontrar mi voz.—¿No conoces la historia de nuestros padres?—Solo sé que durante años ustedes nos han robado sin que nosotros les hayamos hecho algo malo —replico con frialdad.—Veo que hay muchos secretos que no conocías, Dubois. Pensé que por lo menos esta historia la sabrías de primera mano, no como yo que me enteré hace poco, pero dado que ya no me sirve de nada seguir guardando silencio puedo contarte todo lo que sé —musita, lanzándole una breve mirada al agente que al igual que yo, parece expectante sobre lo que pueda decirme, olvidándose por completo que ya han pasado más de los cinco minutos que nos dio. Cu
Estaciono el auto cerca del parque que Giselle visita todos los días y bajando de él, me acerco lentamente hasta llegar a unos enormes árboles, justo cuando estoy por salir de detrás de ellos, las delicadas notas de magnolia, peonia y madera de ámbar que no he podido olvidar en estos meses llega a mi nariz.Cierro los ojos disfrutando de ese aroma que pertenece a Giselle y cuando los vuelvo a abrir, observo como su delicada figura reposa sobre una banca. Con movimientos lentos acaricia su pequeño vientre donde ahora crecen nuestros bebés y partiéndome el alma por completo, soy testigo de cómo unas gruesas lágrimas se deslizan por sus mejillas, al tiempo que sus labios murmuran algo que mis oídos no logran captar.Bajo mi rostro sintiéndome como un miserable al verla en ese estado, ya que sé que soy el único culpable de su sufrimiento, del dolor y la pena que la embarga cuando en este momento debería de ser la mujer más feliz por saber que no es estéril como ella creía, no obstante, esa
Tiempo presente —¿C-cómo nos encontró? —cuestiono a Aiden—. Se supone que él no tendría forma de averiguar que estamos aquí —sollozo, sin dejar de mirar hacia atrás, mientras sostengo mi pequeño vientre.—Tranquila, él no podrá seguirnos —asevera, ayudándome a subir a su auto.Casi al instante el chófer arranca y al cabo de unos minutos llegamos a la casa donde ahora vivo con Ginevra. Con manos temblorosas abro la puerta, por lo que Aiden me lleva hasta la estancia donde me ayuda a sentarme.—Cuídala en lo que regreso campeón —le pide al pequeño Henry, quien me entrega su pelota y sonríe.—No te vayas, por favor. N-no quiero quedarme sola —balbuceo sin dejar de llorar.—Iré por un vaso con agua, no te dejaremos sola —asegura antes de salir de la estancia y dejarme al cuidado de su pequeño.Justo como prometió, al cabo de unos segundos regresa con un vaso de agua y con mucha dificultad le doy unos cuantos sorbos, sin que esto me ayude a tranquilizarme, ya que la idea de que Nathan ha
Giselle Días después —¿Sucede algo malo? —cuestiono a Matteo, quien parece un poco molesto—. Me pediste reunirte conmigo ni bien habías llegado de Francia. —Es sobre el juicio contra los Lefebvre —me explica, soltando un suspiro. —¿Han logrado comprar al juez? —inquiero con temor de que nuevamente a base de mentiras me sea imposible recuperar lo que me pertenece. —No, pero durante el desahogo de pruebas, Oliver Lefebvre ha decidido permanecer en silencio aun cuando se le ha insistido en innumerables ocasiones que aunque lo haga se tienen pruebas en su contra y que el juicio continuará —ante esas palabras frunzo el ceño sin entender sus verdaderas intenciones. —¿Por qué lo hace? ¿Cree que con eso podrá convencer al juez de su inocencia? —No sé cuál sea su estrategia, es posible que esté intentando cansarnos para ver si con eso retiras la denuncia en su contra y es extraño, ya que sus padres no han dejado de insistir en que ellos son inocentes y que todo esto es una venganza tu
—Es mejor que salgamos —me pide Matteo, posando una mano en mi hombro hasta hacerme volver a mis cinco sentidos—. Ya escuchaste al juez, la sesión se ha pospuesto.—S-sí —le doy la razón con un ligero temblor en todo mi cuerpo e incapaz de moverme debido al miedo.—Te ayudo —interviene Nathan acercando su brazo para que lo tome.—Vamos Matteo —le pido apartándome de mi exesposo y pasando por su lado, sin volver a dirigirle ni una sola mirada—. Por cierto, —giro mi rostro solo lo suficiente para hablar con Nathan—, no te quiero volver a ver aquí. Es una hipocresía de tu parte que vengas cuando nunca tuviste intención de ayudarme, además, tu presencia me molesta —siseo con frialdad.Cuando salimos del juzgado, me sostengo con fuerza del brazo de Matteo y empiezo a llorar sin dejar de acariciar mi vientre.—P-por un momento, creí que Oliver nos haría daño —sollozo sin poder contenerme.—Tranquila, ya pasó —Matteo, acaricia mi espalda y me lleva hasta el auto, donde permite que me tranqui
Cuando salgo de ese lugar, sostengo con una mano mi pequeño vientre donde mis bebés parecen resentir mi estado de ánimo, ya que un ligero malestar en la parte baja de mi vientre me obliga a soltar un jadeo y sin dejar de llorar le lanzo una última mirada al lugar donde Oliver pagará por todos sus crímenes, porque estoy segura de que por fin lograré la justicia que tanto había anhelado.—¿Estás bien? —me cuestiona una voz sacándome de mi ensimismamiento.—¿Qué haces aquí? —inquiero, alejándome de Nathan cuando enreda su brazo en mis hombros—. No me toques, te lo advertí la última vez, así que mantente alejado de mí. Detesto cualquier tipo de contacto contigo por mínimo que sea.—¿Por qué estás así? ¿Oliver te hizo algo? —insiste sin prestar atención a lo que acabo de decirle.—E-eso no es de tu incumbencia, lo que haya sucedido entre Oliver y yo es asunto nuestro, así que déjame tranquila —balbuceo con la voz entrecortada e intentando seguir mi camino, no obstante, debido a que me sient
Giselle Lemaire Observo el gesto de desagrado de la mujer, la cual me indica que puedo subir al piso de mi marido y bajando la mirada me dirijo al ascensor. Como casi no vengo a este lugar se me olvida que aquí tampoco soy bien recibida, el trato de estas personas no es diferente del que recibo en casa.Una vez que llego al último piso, me muerdo los labios lista para recibir esa mirada burlona que siempre me dedica Paulette, la asistente de mi marido, no obstante para mi sorpresa su escritorio se encuentra vacío y gracias a ello lanzo un suspiro de alivio, seguramente está en el baño y de momento me puedo librar de ella.Me acerco a la enorme e imponente oficina de Oliver y justo cuando estoy por tocar a la puerta, me percato de que está un poco abierta, debido a lo cual las voces del otro lado llegan con bastante facilidad.—¿Ya sabes los ingredientes del nuevo perfume de los Dubois? —cuestiona Oliver a alguien.—Sí, justo hace un rato Leroy me la entregó —musita con suficiencia la
—Ja, ja, ja. ¿Quién creería que usted y yo somos amantes? —cuestiona con incredulidad el hombre—. Ni en sueños podría fijarme en alguien como usted, es tan ordinaria que me duelen los ojos de solo mirarla, ¿además cómo podría confiar en la mujer que está detrás de cada caída mía?—¡¡Nathan!! —grita su chófer.—Nada de Nathan, tan solo mírala. Se ve tan desalineada y poca cosa que es increíble que sea esposa del bastardo de Lefebvre. Ahora entiendo por qué tiene tantos años engañándola.—Y-yo sé que mi apariencia no es la mejor, pero es lo único que se me ocurre para humillar a Oliver —murmuro, soportando sus insultos—. ¿Y a qué se refiere en que yo estoy detrás de sus desgracias?—Su laboratorio siempre es una competencia bastante fuerte para nosotros, así como robar nuestros productos, eso se les da de maravilla.—¿Mi laboratorio?—Sí, su laboratorio. Todos saben que el laboratorio ParfumLab le pertenece y que es la única dueña.—E-eso no es verdad, el laboratorio de mis padres se fu