—¿Acaso te volviste loco? —me riñe Kalet—. ¿Qué demonios te sucede?—No es asunto tuyo —gruño, dándome la vuelta para comenzar a subir las escaleras.—Claro que es asunto nuestro si tratas a esa muchacha de esa forma. ¿De dónde sacas que te engaña con Lefebvre? —me increpa mi nana.—¿Qué de dónde lo sacó? Ese imbécil tenía en su poder la pulsera que era de mi madre y…—¿Y eso qué? No es prueba suficiente, tal vez Giselle la perdió en algún evento.—¿Y ella no se dio cuenta? —me burlo—. Además, también es una traidora que siempre ayudó a los Lefebvre a modificar mis creaciones para hacerlas pasar como de ellos, incluso nos lo acaba de confesar, ¿o es que no la escucharon?—¿Y qué si fuese así? Es algo que ya pasó —comenta, restándole importancia.—Pero nunca fue sincera, viéndome a la cara, me mintió y me dijo que ella no sabía nada de ello cuando en el fondo siempre estuvo al tanto.—Tampoco tienes pruebas de ello, Nathan. Así que deja de comportarte como un completo imbécil, abre la
Al día siguiente —No has comido, ¿no tienes hambre? —me cuestiona la abuela de Kalet, observándome desde el otro lado de la pequeña mesa.—N-no puedo comer nada, siento como si fuesen lijas —balbuceo, removiendo mi pan francés de un lado al otro.—Debes de comer o te enfermarás —insiste, sujetando mi mano y apretándola con cariño.—¿Nathan no ha hablado? —inquiero, mirando tanto a nieto como abuela.—No —musitan al unísono.—No te preocupes por él querida, tal vez en unos días se le pase y venga a pedirte perdón —sugiere no tan segura de sus propias palabras.—L-lo dudo, los escuché ayer por la noche —niego sus palabras comenzando a llorar como no he dejado de hacerlo desde ayer por la tarde.—Lo siento querida, nosotros hablamos sin pensar y…—No, solo dijeron lo q-que posiblemente está pensando Nathan —limpiando mis lágrimas, tomo su mano y apretándola con fuerza, me aferro a mi última esperanza—. ¿Usted podría regresar y hablar con él, hacerle entrar en razón? —le suplico aun cuan
Con una fuerte opresión en el pecho y el pulso acelerado, observo el juzgado que se erige frente a mí y conteniendo mi llanto, me obligo a dar un paso seguido de otro, haciéndome a la idea de que mi matrimonio con Nathan está a nada de culminar.—¿Está bien? —me cuestiona Matteo—. La veo bastante pálida.—Sí, es solo que estoy un poco nerviosa —me limito a responder sin querer confesarle la verdad de lo que me sucede, por lo menos no en este momento.Después de algunos segundos, llegamos a un enorme pasillo y nos detenemos frente a la sala que está destinada para firmar mi divorcio con Nathan.—¿Es posible que se adelante en lo que hablo con mi esposo? —le pido a Matteo después de percatarme que solo sus abogados han llegado.—¿Está segura?—Sí, estaré bien.—En ese caso la espero dentro.Cuando lo veo cerrar la puerta detrás de él, regreso un par de pasos para así tener oportunidad de hablar con Nathan.Espero por alrededor de cinco minutos más y cuando a mi nariz llega ese aroma a c
Nathan Semanas después Como desde hace algunos días a primera hora de la mañana llego a la oficina y solo salgo de ella hasta que mi cuerpo me exige un descanso, froto mis ojos y observando el último reporte que me entregó Scarlett, frunzo el ceño.—Como puede ver, las ventas han tenido una disminución del cincuenta por ciento respecto al trimestre anterior, después de que se enteraron de su divorcio…—Lo entiendo, no es necesario que continúes —gruño.—También quiero informarle que esta mañana la asistente del señor Marchetti habló para informarnos que han decidido retirar su oferta para trabajar juntos.—¡¡Maldita sea!! Justo en el momento en que más los necesitamos.Antes de que pueda continuar, tocan a mi puerta y permitiéndoles entrar, veo a Kalet mirarme con seriedad.—¿Qué sucede? —inquiero con indiferencia, ya que desde el suceso con Giselle, Kalet y mi nana se han mostrado distantes conmigo.—Como recordarás hace tiempo me pediste investigar algo y después de… —guarda silen
—¿Cómo que marcharse? —lo cuestiono con una opresión en el pecho que no soy capaz de describir.—Como lo escucha, Giselle se marchó del país. ¿Acaso pensó que se quedaría y esperaría para que cumpliese su amenaza?—¿Se fue? —inquiere Scarlett, tomando a su hermano del brazo hasta obligarlo a centrar su atención en ella—. ¿Por qué me mentiste y me dijiste que ella no quería vernos? ¿Y por qué no nos contó sobre su embarazo?—¿Cuál amenaza? —pregunta al mismo tiempo Kalet, alternando su mirada entre uno y otro.—Lo siento peque, pero ella me pidió que nadie se enterase de que se había marchado y debía cumplir mi promesa, era mi deber como su mejor amigo. Tenía miedo de que si él se enteraba —musita, señalándome con su barbilla—, perdiese algo, realmente importante para ella. Y en cuanto a cuál amenaza me refiero, es obvio que a la que tu jefe le hizo a Giselle el día que firmaron su divorcio.—¿Cuál amenaza? —repite Kalet.—¿Tu jefe no te lo dijo? —Pierre me observa con los ojos entrece
Flashback Después de hablar con Giselle y verificar que se encuentra mejor, me dirijo a la cafetería de siempre y cuando la persona que me cierra el paso deja en claro sus intenciones, intento seguir nuevamente de largo.—Te aseguro que te conviene, es algo referente a tu esposa.—¿En serio? ¿Y qué me vas a decir que no sepa de ella? —me burlo.—¿En verdad quieres saberlo?—Veo que no eres capaz de entender cuando soy sarcástico. Por tu propio bien aléjate de mí, Sarah —gruño, cuando me toma del brazo.—Por favor, Nath…—No me llames así, la única que puede hacerlo es Giselle por ser mi esposa y la mujer que amo.—De acuerdo, no te llamaré así —se disculpa, dando un paso atrás—. Dices que la amas, ¿pero alguna vez te has preguntado si ella siente lo mismo por ti?—Claro que siente lo mismo por mí y es algo que no pienso discutir contigo.—Si en verdad te amase, no se vería a escondidas con su exmarido —suelta de golpe, en el momento justo que estoy por abrir la puerta de la cafetería
¡¡Hola!!No deseaba hacerlo por este medio, pero dado que cada día me es más desgastante estar repitiendo lo mismo en cada comentario, lo haré por aquí. Desde hace ya varias semanas había compartido con ustedes la situación personal por la que estoy atravesando en la que les comentaba que mi papá sufrió un infarto cerebral (ACV), motivo por el cual las actualizaciones dejaron de ser diarias y sin día fijo.Como comprenderán mi prioridad y mi tiempo está enfocado en cuidarlo a él y solo a él, y aunque ha mejorado, deben de comprender que muchas veces hay días buenos y no tan buenos, como solo lo entenderán aquellas personas que han pasado por la misma situación.Las que tienen tiempo leyéndome saben que siempre actualizó día tras día, sin falta y que nunca he dejado una historia inconclusa, sin embargo, el cansancio ya me ha sobrepasado, es por ello por lo que las actualizaciones quedan suspendidas hasta nuevo aviso.Si gustan retomar la historia hasta que esté finalizada están en todo
Giselle Lemaire Observo el gesto de desagrado de la mujer, la cual me indica que puedo subir al piso de mi marido y bajando la mirada me dirijo al ascensor. Como casi no vengo a este lugar se me olvida que aquí tampoco soy bien recibida, el trato de estas personas no es diferente del que recibo en casa.Una vez que llego al último piso, me muerdo los labios lista para recibir esa mirada burlona que siempre me dedica Paulette, la asistente de mi marido, no obstante para mi sorpresa su escritorio se encuentra vacío y gracias a ello lanzo un suspiro de alivio, seguramente está en el baño y de momento me puedo librar de ella.Me acerco a la enorme e imponente oficina de Oliver y justo cuando estoy por tocar a la puerta, me percato de que está un poco abierta, debido a lo cual las voces del otro lado llegan con bastante facilidad.—¿Ya sabes los ingredientes del nuevo perfume de los Dubois? —cuestiona Oliver a alguien.—Sí, justo hace un rato Leroy me la entregó —musita con suficiencia la