Las puertas del ascensor se abren y cuando una lujosa sala de espera aparece frente a mis ojos, me remuevo un poco incómoda en mi lugar al sentir que no encajo en este lugar.La rubia posa una mano en mi hombro para indicarme que la siga y cuando la veo charlar animadamente con otra mujer igual de risueña que la que nos recibió abajo, me quedo parada sin saber qué hacer hasta que me piden que tome asiento por un momento en lo que la doctora termina con su paciente.—Yo la esperaré aquí —me informa la rubia cuando la asistente de la doctora me indica que es mi turno.—¡Buenas tardes, señora…! —me saluda la doctora, ajustando sus lentes sobre el puente de su nariz.—S-soy Giselle Lemaire.—Bien, señora Lemaire, ¿en qué puedo ayudarle? Scarlett me habló y me insistió en que le hiciese un espacio en mi agenda, pero no me comentó a que se debía la premura de esta consulta.—Y-yo deseo que me revise por qué… estoy casada.—De acuerdo, ¿qué más?—En realidad, me voy a divorciar, pero hace po
Nathan Cuando llego a la oficina frunzo el ceño al escuchar todos los murmullos a mi paso, pero dado que yo propicié esto no me queda más remedio que morderme la lengua y fingir que no me molesta ser el centro de su cotilleo.—¡Buenos días, jefe! —me saluda Scarlett en cuanto aparezco en su campo de visión y aunque sigue siendo igual de cordial como siempre, puedo darme cuenta de que también me mira como si no diese crédito que me haya metido con una mujer casada y lo más importante de todo, la mujer de Lefebvre.—¡Hola, Scarlett! Vamos a mi oficina, necesito que me ayudes con algunas cosas.Sin más palabras la rubia me sigue y cuando cierra la puerta detrás de ella, me mira expectante.—Ya dilo. Odio que me mires igual que el resto —refunfuño, dejando mi maletín a un lado.—¿Cómo podría atreverme a decir algo sobre su vida privada?—No mientas, nos conocemos desde hace años y sé que te mueres de ganas por soltarlo todo.La miro con la ceja arqueada y cuando desvía su mirada abre la
Al día siguiente—Ese bastardo infeliz —siseo, dando un golpe en mi escritorio al ver todas las pruebas que Kalet consiguió—. ¿Crees que exista alguna forma de inculparlo y obligarlo a que confiese que Lefebvre es quien ha estado detrás de todo esto?—Lo dudo, solo tenemos registros de esas transferencias y casualmente todas coinciden con las fechas en que estabas por lanzar tus nuevos productos y Lefebvre los anunció como suyos. No cabe duda de que él es quien te ha estado traicionando.—Búscalo en el laboratorio y tráelo aquí.—De acuerdo, pero te recuerdo que al no tener pruebas solo puedes despedirlo.Antes de que Kalet pueda salir de mi oficina, Scarlett toca a mi oficina y cuando le permito entrar su sonrisa cambia por una mueca de desagrado.—Con razón olía como a veterinario —escupe sin dejar de fulminar al rubio que por su parte hace lo mismo.—¿Y tú ya terminaste tu reunión con tu aquelarre porque aún tienes ese tufillo a azufre?—Por una vez en sus vidas pueden dejar de dis
—¿Qué es lo que acaba de decir? —la cuestiono aun cuando la escuché a la perfección y las fotos en mis manos son prueba más que suficiente para confirmar sus palabras.—Como escuchó, Lefebvre intentó abusar de su esposa.—¿Cómo diantres fue que sucedió eso? —gruño, poniéndome de pie con la intención de ir a buscar a ese infeliz, dado que nunca en mi vida le haría algo semejante a una mujer—. ¿Cómo consiguió estas fotos?—Pensé que usted sabía de esto y que por ello me pidió tomar el caso —murmura contrariada—. La ginecóloga de la señora se puso en contacto con mi asistente, además de estas fotos, le envió un reporte médico con información detallada sobre las lesiones.—Yo no sabía nada, Giselle no me lo mencionó —me quejo sintiéndome como un maldito imbécil al darme cuenta de que ese día antes de que fuese a su cita la herí con mis dudas, con mis acusaciones sin fundamento, sin ser consciente del dolor por el que estaba pasando. Ahora es que entiendo el porqué de su actitud ese día.»
Giselle Sostengo con fuerza el pequeño bolso que Kalet me prestó de su hermana y mordiendo mis labios, espero pacientemente a que el ascensor llegué al subterráneo donde ya se encuentran la asistente y la nana de Nathan.—No deberías ponerte nerviosa —me recuerda el rubio, sonriendo de lado.—¿Y si no le agrado a la nana de Nathan? —lo cuestiono con temor—. Por lo que me ha dicho la aprecia mucho y temo que si ella le dice algo, Nathan me rechace y me suceda lo mismo que con Oliver —musito más para mí que para Kalet.—Nathan no te va a rechazar, ya lo has visto, desde hace unos días es más amable y viniendo de él eso ya es decir mucho. Además, ¿a qué te refieres con lo mismo que con Oliver?—No es nada, dije cosas sin pensar —respondo en un intento por restarle importancia cuando el rubio estrecha sus ojos.—Te aseguro que la señora Eugénie es una mujer muy amable y cariñosa, así que deja de preocuparte.—¿De verdad?—No te mentiría, te aseguro que la nana de Nathan te va a adorar. E
Días despuésMe observo en el espejo y cuando la mujer de ojos verdes me devuelve la mirada sigo sin poder creer que seamos la misma persona, ya que parezco alguien totalmente diferente y casi podría decir que hoy me veo linda. Levanto mi mano y cuando la poso en mi rostro sin perder tiempo la maquillista me obliga a bajarla.—No se toque, el maquillaje aún está fresco y se lo podría correr. ¿Le sorprende verse así de hermosa, cierto? —me cuestiona ladeando su cabeza y sonriendo con amabilidad.—Siento que no soy la misma persona —farfullo con sinceridad.—Eso siempre sucede las primeras veces —comenta detrás de nosotras Scarlett, quien ha inspeccionado hasta el más mínimo detalle—, le aseguro que cuando se acostumbre se dará cuenta de que con solo un poco de maquillaje podrá realzar su belleza y seguir enamorando a mi jefe —me guiña el ojo y se da la vuelta antes de que casi le suelte que lo de Nathan y lo mío es falso y que no pienso enamorarlo.Cuando la maquillista termina de pein
Proceso sus palabras por un instante y con un pequeño nudo en el estómago lo enfrento.—¿Por qué no me lo dijiste antes? —lo cuestiono un poco molesta.—¿Para qué hubieses cancelado nuestra boda, cariño? —responde con otra pregunta—. Te recuerdo que en estas semanas también he tenido que lidiar con tu exesposo, además de todos los medios que no se han cansado de decir que soy un destruye hogares, ¿o es que no lo sabías?—Y-yo no sabía nada de eso —murmuro con tristeza.—Ya veo que Kalet se ha esmerado por ocultarte esa información. Soy el sucio hombre que se atrevió a posar sus ojos sobre una mujer casada, aunque debo de admitir que al principio me molestaba, ahora comprendo por qué según los medios me enamoré locamente de ti.—¿De qué estás hablando?—Que luces realmente ardiente, tanto así que estoy tentado en cancelar nuestro contrato y convertir nuestro matrimonio en algo real —me confiesa acercándose a mi oreja y mordiendo mi lóbulo, provocando que coloque mis manos sobre su pech
Nathan Me observo en el espejo y sin poder creer en la locura que estoy por cometer niego con mi cabeza, al tiempo que rocío un poco de mi loción preferida sobre mi cuerpo para después terminar de arreglarme.Me dirijo a mi mesita de noche y sin importarme que sea tan temprano me sirvo otro vaso licor, sintiendo como el sabor afrutado recorre poco a poco mi garganta. Cuando ya he perdido la cuenta de los vasos que he tomado, alguien toca a mi puerta y aunque por un momento estoy por dejarlos pasar, recuerdo que desde que mi supuesto amorío con Giselle se hizo público, Sarah no ha dejado de intentar colarse a mi habitación, por lo que sin duda no es una buena idea permitir que entren sin saber de quién se trata.Me levanto sin mucho ánimo y cuando abro la puerta, una de las pelirrojas que más detesto, me mira con una enorme sonrisa. La miro de arriba hacia abajo y cuando la veo ataviada con un vestido blanco demasiado escotado, enarco mi ceja.—¿Qué deseas Sarah? —la cuestiono con fas