GiselleUna vez que aterrizamos en Francia, Nathan me ayuda a subir al auto que espera por nosotros y cuando llegamos a su casa su nana nos recibe con un enorme abrazo y unas cuantas lágrimas en los ojos debido a lo mucho que ha extrañado a su niño como ella lo llama.—¿Mañana irás a trabajar? —cuestiono a Nathan en cuanto nos quedamos solos en su habitación.—Sí, tengo bastantes pendientes, no puedo dejar que Kalet se encargue de todo. Si no te molesta deseo darme una ducha.Permito que Nathan se marche y cuando me quedo sola, observo cada rincón de su habitación, la cual es demasiado grande aún para los dos y perdiéndome en cada detalle de este lugar pierdo la noción del tiempo.—¿Te gusta? —me interrumpe la voz del ojiazul provocando que lance un pequeño chillido.—E-es muy linda —le aseguro, encaminándome al clóset para tomar mis prendas de dormir.—Si gustas puedes redecorarla —farfulla sin darle importancia al hecho de que haga cambios en su habitación.—¿Por qué haría algo seme
Con movimientos rápidos toma mi cubierto y cuando prueba mi omelette su rostro se vuelve a contraer.—¡¡Nana!! ¡¡Nana!! —grita poniéndose de pie sin dejar de alternar su mirada entre las pelirrojas y yo.—¿Qué sucede mi niño? —lo cuestiona la mujer en cuanto aparece en el comedor.—Quiero que mandes llamar a todos los encargados de la cocina.—¿Hay algo mal con el desayuno?—Haz lo que te pido —la mujer se da la vuelta y tan rápido como su avanzada edad se lo permite se pierde de vista—. ¡Ustedes se quedan aquí! —gruñe, dando un golpe en la mesa cuando la señora Iris y Sarah intentan ponerse de pie.—Pero…—¡¡Por una maldita vez en su vida, guarden silencio!! —vocifera, callando al instante a ambas mujeres.A los pocos minutos, cerca de diez personas entran al comedor y al darse cuenta de que Nathan parece furioso bajan la mirada.—Ya que están todos aquí, quiero que me digan quién fue el maldito perro…—¡¡Nathan!! —le suplico, tomándolo de la manga de su saco.—Nada de Nathan —farful
Cuando las puertas se cierran, escucho como Kalet se aclara la garganta ruidosamente y fingiendo que no sé a qué se debe su actitud, observo el tablero que indica en que piso estamos.—¿Y en tu piso solo está presidencia? —cuestiono a Nathan mientras subimos hasta el cincuenta y dos.—No, están algunos otros directivos, así que ese piso por lo regular es tan ajetreado como cualquier otro.Al cabo de unos segundos las puertas se abren y sin dejar de apretar mi mano me lleva hasta su oficina.—¡Buenos días, jefe! —saluda una alegre Scarlett sosteniendo contra su pecho unas cuantas carpetas—. Sobre el nuevo… ¡Oh, lo siento! Pensé que venía solo, más tarde le entrego el reporte —se disculpa lanzándome una pequeña sonrisa.—Puedes explicármelo frente a Giselle, estará todo el día conmigo e incluso puede que durante un mes la veas todos los días.Nathan abre la puerta de su oficina y aunque pensé que su casa era elegante, este lugar lo es aún más con sus amplios pisos de madera, el enorme e
Nathan—No puedo creer que seas tan insensible —me recrimina Kalet cuando ve que no me levanto de mi asiento para seguir a Giselle.—Deja de reprenderme, más tarde se le pasará la molestia. Seguro solo es un capricho el querer trabajar aquí, así como para Iris lo fue en su momento.—Lo dudo —me contradice, mirándome con frialdad.—¿Lo dudas? ¿Por qué, es que acaso conoces más a mi esposa que yo?—No la conozco más que tú, pero te aseguro que ni siquiera te percataste de la forma en que su ceño se frunció cuando mencionaste lo del auto o lo de su mensualidad y mucho menos te has dado cuenta de que desde que comenzó a venir contigo está más alegre.»Cada noche cuando salen de aquí se la pasa hablando de lo maravilloso que es Pierre, de lo mucho que ha aprendido a su lado o de los grandes progresos que han logrado juntos al crear nuevos perfumes, los cuales te han entregado y sin rechistar los has aceptado.»Ya no soy capaz de reconocer a esa desdichada mujer que hace meses subió a tu au
Cuando creo que por fin se ha quedado dormida, acaricio su mejilla y dejando un beso en su frente, suelto un suspiro.—En verdad lo lamento mucho, sé que fui un imbécil y que te lastimé con mis palabras, pero me cuesta confiar en las personas. Nunca me ha sido fácil y contigo es aún peor, más al ser exesposa de Lefebvre…—¿Si te disculpo me dejarás dormir? —se queja sin abrir los ojos.—¡¡Con un demonio!! ¿No estabas dormida? ¿Por qué fingías?—No fingía, solo cerré los ojos con la esperanza de que dejases de hablar, pero aun así no resultó.—Ahora que ya escuchaste lo que quería decirte, ¿me disculpas?Guarda silencio por algunos segundos y después de lanzar un pequeño suspiro abre sus ojos.—No tengo otro lugar al cual ir, de momento eres mi única familia hasta que nuestro matrimonio termine —farfulla con seriedad. Sus palabras son tan crudas, pero ciertas que hasta cierto punto me hacen sentir mal, ya que aunque no lo diga entiendo a la perfección que si tuviese a alguien más a qui
—Me alegro de que haya llegado, jefe —masculla con alivio Scarlett cuando me ve aparecer por el pasillo a lado de Kalet a quien le dedica una mirada de rencor—. Los directivos ya se encuentran en la sala de juntas y preguntan por usted —me informa, entregándome algunos documentos.—Solo me retrasé unos minutos —me quejo, revisando el reporte de las pérdidas que tuvimos debido al imbécil de Lefebvre.—Como usted siempre es puntual, se les hizo un poco extraño que no hubiese llegado —me explica, encogiéndose de hombros.—Busca en mi oficina el nuevo perfume y tráelo en lo que esos viejos zorros empiezan con su discusión habitual —veo como sale disparada hacia mi oficina para entregarme lo que acabo de pedirle y después me dirijo a Kalet—, ve al área de producción y ordena que comiencen con el nuevo perfume, Pierre a esta hora ya debe de haberles entregado la muestra de lo que deben producir.—Aquí está jefe —nos interrumpe Scarlett entregándome un pequeño maletín.—Scarlett, tú me acomp
Los días han pasado tan rápido que Giselle ya tiene más de tres semanas trabajando en la empresa y como todas las noches la espero en el subterráneo a que termine con su jornada para regresar a casa.—¿Cómo te fue hoy? —inquiero tomando su mano y ayudándola a subir al auto.—Muy bien. Hoy Pierre y yo mejoramos una de las fórmulas que tenía muchos años abandonada en mis escritos, es posible que en unos días te presentemos la primera muestra.—Eso es bueno, además Pierre está bastante contento contigo. Cada que habló con él no deja de alabarte y decir que eres la primera persona con la que se entiende tan bien en el trabajo.—Es la primera vez que trabajó en una empresa y me siento tan bien.—¿Entonces cómo es que trabajabas con Oliver? —la cuestiono con interés.—Yo lo hacía desde casa, Oliver me llevaba las fórmulas de sus químicos y mi trabajo era mejorarlas. Nunca me permitió entrar a su empresa como algo más que su esposa, aunque por lo regular ni así me dejaban pasar —responde cam
—Antes de que te bajes entrégame las llaves —le ordena estirando la mano, una vez que el rubio nos deja solos de forma inconsciente me pego un poco más a la ventanilla y miro hacia cualquier lado menos a Nathan.»Muy bien cariño, veo que por lo menos sabes que lo que hiciste estuvo mal —musita acercándose a mí.—Yo no pensé que te molestarías tanto por una simple cachetada —me defiendo con un pequeño mohín.—¿Y cómo no molestarme con semejante golpe digno de una boxeadora profesional? —rebate.—Fue lo único que se me ocurrió hacer en el momento, hubiese sido peor si saltaba sobre Sarah y jalaba su cabello.—Aunque no lo creas, hubiese sido mejor —me quedo con la boca abierta sin dar crédito a lo que estoy escuchando y lo miro como si estuviese loco—, ¿sabes qué fue lo peor, además de dejarme en ridículo frente a mis empleados?—No.—Que les hayas dicho lo bien que nos la pasamos cada noche y lo peor es que ni yo recuerdo cómo te hago el amor.—S-solo fue una mentira pequeña, además tú