— ¿Una mesa para dos? — preguntó la anfitriona del restaurant, mientras regalaba una sonrisa a Sebastián y Amanda.
—Si es tan amable, por favor — respondió Sebastián y le regresó una sonrisa cariñosa.
La anfitriona, los dejó en servicio de una mesera, que con gran amabilidad guiaba a la pareja entre las mesas del restaurante hacia la mesa indicada para ellos; Sebastián y Amanda, caminaban despacio y agarrados de la mano observando el agradable ambiente del restaurante que habían elegido entre ambos; en el transcurso, tanto como Amanda como Sebastián eran observados por muchas de los comensales que allí estaban; Sebastián, apretó un poco la mano de Amanda, que lo miró, se acercó a él y se recostó un poco en su hombro.
« No puedo culparlos, la verdad, Amanda está hermosa hoy, bueno, como todos los días, pero hoy, hoy está radiante. »
Los pensamientos de Sebastián lo hicieron suspirar y sentir el abrazo que aunque fueran solo los brazos de ella, rodeando al de él, sentía tanto afecto de Amanda, que le hacía sentir sensaciones como si fuera el primer abrazo que sintió de su novia.
Amanda, que estaba entusiasmada por el 3er aniversario con su novio, vestía para la ocasión un vestido blanco que le quedaba ajustado a su delgado pero definido y atlético cuerpo, con una abertura que le dejaba al descubierto la espalda y un poco del muslo derecho, unos tacones de aguja que le hacían resaltar su silueta al caminar, y traía como accesorios unas argollas de plata, zarcillos y cadenas de perlas finas, que le daban un toque de finura y glamour, maquillada con lo básico, solo lo justo y necesario para darle brillo y color a su tez caucásica, su mirada penetrante, y sus cejas anchas, pero, con un labial rojo que le resaltaban sus labios gruesos y sensuales, que combinaban con el rojizo de sus cabellos rulos, que, en combinación con el exquisito aroma que desprendía de su piel el perfume caro que usaba, atraía miradas como el imán atrae al metal, tanto de hombres, como de mujeres, realmente se sentía hermosa, y eso, es lo que la hacía verse así de divina.
Al notar algunas miradas lascivas hacia ella, miradas a las que ya estaba acostumbrada a sus 23 años, no pudo evitar reírse pícaramente, pero ajusto sus brazos alrededor de los de su novio, Sebastián, pues ella, sabía y sentía que solo tenía ojos para él, y aunque ella sentía una gran confianza de su relación, siempre la afianzaba, cada vez que podía, recostada en el brazo de su hombre, y mientras caminaba hacia la mesa donde cenarían, levantó con sutileza su mirada hacia el rostro de Sebastián, y no pudo evitar sentir el deseo de besarlo, y poseerlo allí mismo, frente a todos los clientes del restaurante, pues Amanda, no solo era feroz en su organización y banda, si no también, en su relación.
Por su parte, Sebastián vestía un clásico smoking a la medida, negro, su color favorito, al igual que sus zapatos, y en esta ocasión en particular, vestía una camisa a la medida del mismo color, negro, sin corbatas, pues nunca las usaba, su cabello con corte militar como de costumbre y su barba siempre arreglada, con el cabello ni muy largo, ni muy corto, lo suficientemente poblada para contrastar con el tono blanco opaco de su piel, con su perfume de siempre, y llevaba consigo su reloj favorito, no solo por ser el más costoso, era su favorito, por como lo consiguió; Amanda, notó que se lo había colocado para esta fecha especial, y aunque el nunca le dijo como fue que pudo dar con el reloj, sabía que solo lo usaba para eventos o días especiales, y eso, la hacía sentir feliz.
Finalmente la mesera abrió y extendió sus manos indicándoles a la pareja sentarse, Sebastián, se adelantó hacia la silla que tomaría Amanda y separó la silla de la mesa, gesto que llamo la atención de la joven Amanda, pues en su memoria, solo recordaba que lo había hecho el día de su primera cita, el día de su primera cena, gesto, que la tomó por sorpresa, robándole una sonrisa e incitándola a comentarle a la mesera.
—Vaya, vaya, ¿Puede observar usted señorita? Los caballeros aún no se han acabado — decía en un tono un poco burlón.
La mesera, solo rio un poco; y Sebastián se sentaba en su puesto, para luego responder:
—Debería usted, querida dama, sentirse realmente afortunada de que este caballero — Sebastián movía sus manos desde arriba hacia abajo señalándose así mismo — de que este semental americano, todo un galán, todo un…
Sebastián fue interrumpido por Amanda.
—Hum, hum… — Amanda hizo ruido con su garganta — ¿Me toma la orden señorita? — y luego sonrió tratando de aguantar la carcajada que quería salir por su boca.
La mesera, no pudo evitar reírse, al igual que Sebastián; acto seguido, la mesera extendió a cada uno de ellos la carta del menú que ofrecía el restaurante, una carta bastante amplia y nutrida de platos internacionales, Amanda, daba un vistazo rápido sobre el menú y preguntó:
— ¿Qué te aparece comer hoy mi semental? — su voz había cambiado, era como una voz sensual, pero se notaba el tono de broma en la última palabra.
Sebastián la miró de reojo por arriba del menú, y luego de sonreír, buscaba en el apartado de carnes su plato favorito, hasta que logró visualizar que efectivamente, lo servían.
—Supongo, que hoy te sorprenderé con mi elección querida, hoy me siento distinto — Sebastián hablaba con sátira y sarcasmo.
Por lo general, la pareja no se hablaba de esa forma, solo estaban siendo muy formales y educados entre ellos pues les daba gracia.
— ¡Oh! Ya veo querido, pues… ¿Qué tal si me sorprendes con tu estupenda elección? — Amanda, que pretendía saber adivinar lo que tramaba su novio preguntó con sarcasmo.
Sebastián, la miró y pudo observar esa mirada sobre el, la mirada de su novia, de hace 3 años sobre el, y en ese momento supo, que estaba tan enamorado de ella, como desde el primer día, como desde la primera cita.
—Mesera, por favor me trae un…
—Filete de miñón — Ambos respondieron al unísono y luego rieron a carcajadas.
La mesera, luego de que Amanda pidiera también su plato típico de ensalada cesar, y entre la pareja escogiera un buen vino, se alejó con la orden.—Tanta fanfarronería para terminar pidiendo lo mismo, el típico filete de miñón — reía Amanda.—Hay cosas en la vida que siempre son buenas, aunque estén en distintas presentaciones, un buen filete de miñón, por ejemplo, son uno de esos gustos que siempre te dejarán satisfecho — Sebastián suspiró, y luego prosiguió —. Tú también te has decantado por tu fiel ensalada cesar.—Pues claro, querido. Siempre bailo al ritmo que me toques, siempre estaré allí, a tu lado, ¿no es así? — preguntó Amanda rápidamente.Sebastián, luego de hacer una muesca con su cara, respondió con sinceridad:—Pues sí, la verdad es que si… supongo que sí.—Entonces, si mi novio pide su plato favorito en nuestro tercer aniversario, siendo lo tradicional en nuestras citas, pues, no me voy a poner a inventar a pedir algo exótico para mí, ¿no crees?Amanda sacaba conversaci
Amanda, por fin escucho esas dos palabras que tanto ansiaba oír de la boca de su novio, ella lo sentía como desde los primeros 6 meses de relación, pero, no estaba segura de que su novio, Sebastián, sintiera lo mismo por ella. En esta relación desde un inicio, ambos dejaron en claro que apreciaban mucho el espacio personal, y que debido a sus trabajos necesitaban estar por lo general mucho tiempo ocupados, y por está razón, es que estaban solteros, pues en su mayoría las personas no entendían esto, sin embargo, para sorpresa de ambos, era perfectamente lo que ambos estaban buscando, puesto que, Amanda mintió diciendo que era veterinaria, y que tenía su propia clínica, y Sebastián, por su parte, mintió diciendo que era un militar de alto rango y tenía que estar en otro estado; esto, se ajustaba perfectamente a sus vidas secretas, a la vida que llevaban antes de conocerse, y está vida, era una vida de narcotraficantes, ambos, buscando alcanzar la supremacía de la ciudad, ambos comenzand
Las únicas 4 personas que estaban alrededor de está acción en el restaurante, se tiraron al suelo del susto y por inercia; Amanda, por su parte, solo reaccionó a correr y esconderse tras la barra, junto con el cajero; este último avisando por una puerta giratoria que conectaba a la barra y la cocina, al chef y cocineros de turno a estar alertas de la situación, mientras metía despacio balas en el tambor de su revolver.—Rigo quiere hablarte — dijo despacio, uno de los sujetos que estaba frente a Garo, con tono áspero, mientras alejaba lentamente la mano de la cintura.Garo los miraba fijamente sin parpadear, con los ojos muy abiertos.— ¿Con que Rigo eh? — Tomó aire, y luego escupió al suelo —. No me parece que la forma en que entraron a este sitio, sea la forma indicada para querer charlar.—Garo, entiende que solo cumplimos órdenes, no hagas las cosas mas difíciles, sabes muy bien como funciona todo esto… —el sujeto hablaba mientras movía sus manos muy lentamente hacia arriba, y lue
Rigo, al ver la mirada tan penetrante y oscura de Garo observándolo fijamente, pudo sentir enseguida que no dudaría en accionar el arma con que lo apuntaba, viéndose en esta situación; bajo las manos, y su cabeza, tomando una posición clara de derrota.—Está bien, Garo. Tú ganas…—asintió con la cabeza —. Tú ganas, solo… ¿dime que quieres? Solo habla y dime… ¿Cuánto quieres que te de por dejarme vivir?Rigo hablaba con voz quebradiza.— ¡Ja! Típico, estos gánster de pacotilla cuando se ven acorralados creen que todo lo pueden solucionar con dinero… pero esta vez no. — Garo tomó una postura de disparo.— ¡No! ¡No! ¡Nooo! — Gritó Rigo con desesperación —. ¡Te daré 50, te daré 50 millones! Y podemos trabajar juntos Garo, piénsalo por favor, no te faltará dinero nunca más, todos tus problemas desaparecen con dinero, vamos hijo…Rigo se acercaba despacio a Garo.— ¡No te muevas! — ordenó Garo gritando, parecía un poco indeciso — ¿Por qué simplemente no te mató aquí y ahora y desaparezco par
Amanda y Garo se aventuraron a tratar de cambiar el poder del cartel del sur, tomando por sorpresa a los altos mandos de este, Garo armó un equipo exterminio y apuntaba directamente a los cabecillas mas experimentados del cartel, sin embargo, no toda la organización se animó a seguirlo, de hecho, estaba fracturada en porciones similares; y la facción rival empezó con sus represalias rápidamente, exterminando a varios de los líderes de Garo y Amanda, situación que alarmó a la joven, que trataba de pensar alguna manera de poder ganar el poder; pero, lo que ella no se imaginaba, es que la vida le presentaría frente suyo, una manera de lograrlo.Amanda y Garo habían enviado a sus padres devuelta al sur, vivían por separado y ambos vivían en locaciones escogidas por Amanda, locaciones que para ellas eran perfectos escondites; tenían mensajeros que iban de una locación a otra y enviaban mensajes con ellos, de esta manera planeaban sus movimientos sin tener que verse o utilizar el celular,
Amanda, salió del ascensor y se dirigió hacia su destino con una actitud empoderada, parecía estar modelando en una pasarela ante todos estos matones armados, que la miraban perplejos por su actitud, y, su belleza, el tipo con traje la miraba de arriba hacía abajo, analizando cada detalle de ella, y cuando la tuvo frente a ella, le dijo:—Quítate la gorra, y dame el arma que tienen en la espalda…Amanda obedeció sin reproches, le entrego ambas cosas, el tipo las tomó y dijo:— ¿Con que un 38, eh? Interesante elección para una dama tan hermosa como Ud., no sería mejor una más pequeña, más fácil de usar, no se… una… —el sujeto hablaba con ironía, pero fue interrumpido por Amanda.— ¿Una 22 quizás ¿ No gracias, me quedo con mi 38, con la que le partí el cráneo a Rigo, y con la que te partiré el tuyo si tengo oportunidad — Amanda hablaba con fiereza pero con calma, termino guiñándole el ojo al tipo.Este río, y abrió la puerta del apartamento y dijo:—Sí, señorita, seguro que si — se mofa
Amanda, quedó realmente impactada al escuchar esto, al igual que Garo, y también, el sujeto de traje, que no lo tomó para nada bien.—Espera Profesor, ¿qué has dicho? — reclamó alzando un poco la voz.El profesor, sin siquiera verlo, respondió mirando a Amanda.—Ah, sí. Les presento a Jairo, el popular Cundo, él es mi mano derecha, siempre lo ha sido…— ¿Qué es lo que crees que estás haciendo? ¿Acabas de decir mi nombre? ¿Pero que es lo que pasa contigo? — Cundo estaba realmente enfadado.— ¡Oh vamos, Cundo! Todo el mundo sabe que tu nombre es Jairo Ayala, — El profesor se encogía de hombros —. Si cualquier persona coloca tu alias en google lo primero que verá será: Jairo Ayala Alias Cundo Narcotraficante de “Los pilares”Cundo parecía no poder responder por la irá que sentía.—Siempre te dije que fueras del 10% de los narcos que triunfan, tu te enfocaste en ser del 90%, pues ya no puedes tapar el sol con un dedo, no te enfades, afróntalo — El profesor hablaba con serenidad.— ¿Te cre
Luego de que la ciudad se alarmara por el gran tiroteo en el edificio en donde vivía Garo; se dio a conocer en los medios que habían fallecido varias personas en lo que denominaron: “Enfrentamiento entre bandas rivales”; la cuestión está, en que nadie sospechaba que este enfrentamiento fué algo disparejo en los números, debido a que eran 12 integrantes de la banda del norte, (Los Pilares) contra el que hasta ese mismo día, era su lider, alias: El Profesor, y con él, lo que desde ese mismo día considero su arma secreta, Garo, El Halcón, sicario élite de la recién formada nueva línea de la banda del Sur, NAFTA; sin embargo, aún así, lo que Cundo pensó que sería solo disparar algunas balas resultó ser una piedra gigantesca en sus zapatos de cuero fino; debido a que cuando Amanda y él dejaron el edificio, y para su angustia, pasaba y pasaban los minutos sin recibir noticias, sin que le confirmaran la muerte de quien había sido su maestro y guía en el mundo del narcotráfico, el abanico de