Amanda, por fin escucho esas dos palabras que tanto ansiaba oír de la boca de su novio, ella lo sentía como desde los primeros 6 meses de relación, pero, no estaba segura de que su novio, Sebastián, sintiera lo mismo por ella. En esta relación desde un inicio, ambos dejaron en claro que apreciaban mucho el espacio personal, y que debido a sus trabajos necesitaban estar por lo general mucho tiempo ocupados, y por está razón, es que estaban solteros, pues en su mayoría las personas no entendían esto, sin embargo, para sorpresa de ambos, era perfectamente lo que ambos estaban buscando, puesto que, Amanda mintió diciendo que era veterinaria, y que tenía su propia clínica, y Sebastián, por su parte, mintió diciendo que era un militar de alto rango y tenía que estar en otro estado; esto, se ajustaba perfectamente a sus vidas secretas, a la vida que llevaban antes de conocerse, y está vida, era una vida de narcotraficantes, ambos, buscando alcanzar la supremacía de la ciudad, ambos comenzando en el mundo delictivo sin buscarlo, pero que una vez entraron, no descansarían hasta llegar a la cima.
5 AÑOS ANTES…
Amanda, un poco agotada por su jornada laboral de mesera en el restaurant “The Fish”, veía el reloj de pared, que marcaba las 9:15 pm, suspiró, y se preparó mentalmente cerrando sus ojos, su cuerpo pareció reponerse un poco al saber que solo faltaban unos minutos para las 10, y su turno acabaría, y podría irse a casa y descansar.
— HEY, HEY.
Le dijo un sujeto que luego aplaudió frente a ella, haciéndola brincar del susto y salir del trance donde estaba.
—GARO, me has asustado, ¿cómo molestas tanto? — respondió enojada Amanda.
Garo, es el hermano menor de Amanda, que siempre iba a comer al restaurante, y aprovechaba cada vez que podía para sacarle alguna rabieta.
— Deja de estar soñando y atiéndeme — Garo se sentó en una silla, de una mesa que estaba al costado de ambos, y golpeando la mesa con ambas manos dijo —. Sabes muy bien que soy tu cliente favorito.
—Eres el cliente más imbécil también, ¿sabías eso? — reprochó Amanda volteando los ojos, para luego dirigirse a la barra a entregar el pedido, ya sabía que es lo que comería su hermano, pues, siempre pedía lo mismo.
Luego, regresó y se colocó al costado de su hermano, mientras veía alrededor del restaurante.
— ¿Cómo va todo hermanita? Cuéntame… ¿todo bien en casa? ¿Necesitan algo en casa? — preguntaba Garo mientras le tomaba la mano a Amanda.
Amanda, apretó un poco sus labios, y con cierta tristeza en su voz respondió:
—Vamos, Garo. Sabes muy bien que a mis padres les está matando la vida que llevas, no entiendo porque se te es tan difícil comprenderlo —Amanda alejó la mano de la de Gato.
Garo, luego de unos segundos respondió:
— Lo se, lo sé, ellos no se merecen esto… —su voz parecía desvanecer.
— ¿Entonces? ¿Por qué simplemente no sales de ese cochino mundo Garo? Solo… has otra cosa… — Amanda giro su cuerpo para verlo a la cara.
—No es tan sencillo Amanda, yo… yo simplemente no puedo librarme de esto, ya tengo una marca sobre mi ser, ya simplemente me persigue todo el mal que he causado — Garo, aunque veía a los ojos de Amanda, parecía estar viendo otra cosa.
—¿Pero de que estás hablando Garo? Que se yo… ve a la iglesia, confiésate y sigue con tu vida, estar en esa banda de inútiles no te traerá nada bueno… y tú lo sabes — Amanda, realmente estaba indignada.
—Es que hermana, no es simplemente una banda de inútiles, ellos realmente son… son verdaderamente poderosos…
Amanda pudo sentir el peso de esas palabras, pudo sentir que realmente su hermano sentía pavor.
— Hermana, en serio, solo dame un poco más de tiempo, un par de trabajos más y podré irme lejos donde nadie me encuentre y poder hacer algo distinto con mi vida, lo prometo, confía en mí ¿si? Te lo ruego — Garo volvió a tomar la mano de Amanda, pero está vez, con sus 2 palmas.
Amanda suspiro y se acercó a él y le dio un abrazo.
— Pequeño imbécil, en qué mundo oscuro te habrás metido.
Garo, era el mejor sicario de la Banda NAFTA de la ciudad, una de las 2 bandas que dominaban en ella, NAFTA tenía influencia latina, y dominaba en los barrios donde solían quedarse los latino recién llegados, fue así como el pequeño Garo, desde joven, inicio en este mundo, NAFTA dominaba la mitad de la ciudad, incluso, el restaurante donde trabajaba Amanda, estaba bajo el poder de NAFTA.
Amanda, pudo visualizar por el vidrio del frontal del negocio, como un carro modelo Camaro, color negro se estacionaba frente al local, su piel se erizo de inmediato, pues era el carro que siempre buscaba a Garo 0ara hacer sus “Trabajos”, pero en esta ocasión, los sujetos por primera vez se bajaron del auto y entraron rápidamente hacia el restaurante.
— Garo, es el carro que siempre te busca, está aquí y se han bajado los sujetos que estaban en él, son 4 tipos, y no parecen muy contentos hermano— Amanda hablo tan bajo, y rápido como pudo, tratando de no mostrar sus nervios.
Garo, se alejó de ella instintivamente de su hermana, y a su espalda pudo escuchar como la puerta del restaurante se abrió de golpe y unos pasos se acercaban rápidamente hacía él, cerró los ojos, y tomó aire por su nariz llenando sus pulmones completamente de oxígeno, cuando estaban a pocos metros de él, los sujetos acercaron sus manos hacia sus cinturas, parecían que iban a desenfundar un arma, pero Garo abrió los ojos, su mirada era completamente diferente, se marcaba una vena brotada en el medio su frente, y su mirada parecía la de un halcón; Garo, dio un giro realmente veloz y ni Amanda que estaba frente a él pudo ver como desenfundo de su chaqueta de cuero dos pistolas, una en cada mano, apuntando a los sujetos que quedaron petrificados del movimiento que los tomó por sorpresa quedando inmóviles, momento que Garo aprovecho y dijo
— ¿En serio quieren hacer esto aquí? O ¿Tienen algo que decir?
Las únicas 4 personas que estaban alrededor de está acción en el restaurante, se tiraron al suelo del susto y por inercia; Amanda, por su parte, solo reaccionó a correr y esconderse tras la barra, junto con el cajero; este último avisando por una puerta giratoria que conectaba a la barra y la cocina, al chef y cocineros de turno a estar alertas de la situación, mientras metía despacio balas en el tambor de su revolver.—Rigo quiere hablarte — dijo despacio, uno de los sujetos que estaba frente a Garo, con tono áspero, mientras alejaba lentamente la mano de la cintura.Garo los miraba fijamente sin parpadear, con los ojos muy abiertos.— ¿Con que Rigo eh? — Tomó aire, y luego escupió al suelo —. No me parece que la forma en que entraron a este sitio, sea la forma indicada para querer charlar.—Garo, entiende que solo cumplimos órdenes, no hagas las cosas mas difíciles, sabes muy bien como funciona todo esto… —el sujeto hablaba mientras movía sus manos muy lentamente hacia arriba, y lue
Rigo, al ver la mirada tan penetrante y oscura de Garo observándolo fijamente, pudo sentir enseguida que no dudaría en accionar el arma con que lo apuntaba, viéndose en esta situación; bajo las manos, y su cabeza, tomando una posición clara de derrota.—Está bien, Garo. Tú ganas…—asintió con la cabeza —. Tú ganas, solo… ¿dime que quieres? Solo habla y dime… ¿Cuánto quieres que te de por dejarme vivir?Rigo hablaba con voz quebradiza.— ¡Ja! Típico, estos gánster de pacotilla cuando se ven acorralados creen que todo lo pueden solucionar con dinero… pero esta vez no. — Garo tomó una postura de disparo.— ¡No! ¡No! ¡Nooo! — Gritó Rigo con desesperación —. ¡Te daré 50, te daré 50 millones! Y podemos trabajar juntos Garo, piénsalo por favor, no te faltará dinero nunca más, todos tus problemas desaparecen con dinero, vamos hijo…Rigo se acercaba despacio a Garo.— ¡No te muevas! — ordenó Garo gritando, parecía un poco indeciso — ¿Por qué simplemente no te mató aquí y ahora y desaparezco par
Amanda y Garo se aventuraron a tratar de cambiar el poder del cartel del sur, tomando por sorpresa a los altos mandos de este, Garo armó un equipo exterminio y apuntaba directamente a los cabecillas mas experimentados del cartel, sin embargo, no toda la organización se animó a seguirlo, de hecho, estaba fracturada en porciones similares; y la facción rival empezó con sus represalias rápidamente, exterminando a varios de los líderes de Garo y Amanda, situación que alarmó a la joven, que trataba de pensar alguna manera de poder ganar el poder; pero, lo que ella no se imaginaba, es que la vida le presentaría frente suyo, una manera de lograrlo.Amanda y Garo habían enviado a sus padres devuelta al sur, vivían por separado y ambos vivían en locaciones escogidas por Amanda, locaciones que para ellas eran perfectos escondites; tenían mensajeros que iban de una locación a otra y enviaban mensajes con ellos, de esta manera planeaban sus movimientos sin tener que verse o utilizar el celular,
Amanda, salió del ascensor y se dirigió hacia su destino con una actitud empoderada, parecía estar modelando en una pasarela ante todos estos matones armados, que la miraban perplejos por su actitud, y, su belleza, el tipo con traje la miraba de arriba hacía abajo, analizando cada detalle de ella, y cuando la tuvo frente a ella, le dijo:—Quítate la gorra, y dame el arma que tienen en la espalda…Amanda obedeció sin reproches, le entrego ambas cosas, el tipo las tomó y dijo:— ¿Con que un 38, eh? Interesante elección para una dama tan hermosa como Ud., no sería mejor una más pequeña, más fácil de usar, no se… una… —el sujeto hablaba con ironía, pero fue interrumpido por Amanda.— ¿Una 22 quizás ¿ No gracias, me quedo con mi 38, con la que le partí el cráneo a Rigo, y con la que te partiré el tuyo si tengo oportunidad — Amanda hablaba con fiereza pero con calma, termino guiñándole el ojo al tipo.Este río, y abrió la puerta del apartamento y dijo:—Sí, señorita, seguro que si — se mofa
Amanda, quedó realmente impactada al escuchar esto, al igual que Garo, y también, el sujeto de traje, que no lo tomó para nada bien.—Espera Profesor, ¿qué has dicho? — reclamó alzando un poco la voz.El profesor, sin siquiera verlo, respondió mirando a Amanda.—Ah, sí. Les presento a Jairo, el popular Cundo, él es mi mano derecha, siempre lo ha sido…— ¿Qué es lo que crees que estás haciendo? ¿Acabas de decir mi nombre? ¿Pero que es lo que pasa contigo? — Cundo estaba realmente enfadado.— ¡Oh vamos, Cundo! Todo el mundo sabe que tu nombre es Jairo Ayala, — El profesor se encogía de hombros —. Si cualquier persona coloca tu alias en google lo primero que verá será: Jairo Ayala Alias Cundo Narcotraficante de “Los pilares”Cundo parecía no poder responder por la irá que sentía.—Siempre te dije que fueras del 10% de los narcos que triunfan, tu te enfocaste en ser del 90%, pues ya no puedes tapar el sol con un dedo, no te enfades, afróntalo — El profesor hablaba con serenidad.— ¿Te cre
Luego de que la ciudad se alarmara por el gran tiroteo en el edificio en donde vivía Garo; se dio a conocer en los medios que habían fallecido varias personas en lo que denominaron: “Enfrentamiento entre bandas rivales”; la cuestión está, en que nadie sospechaba que este enfrentamiento fué algo disparejo en los números, debido a que eran 12 integrantes de la banda del norte, (Los Pilares) contra el que hasta ese mismo día, era su lider, alias: El Profesor, y con él, lo que desde ese mismo día considero su arma secreta, Garo, El Halcón, sicario élite de la recién formada nueva línea de la banda del Sur, NAFTA; sin embargo, aún así, lo que Cundo pensó que sería solo disparar algunas balas resultó ser una piedra gigantesca en sus zapatos de cuero fino; debido a que cuando Amanda y él dejaron el edificio, y para su angustia, pasaba y pasaban los minutos sin recibir noticias, sin que le confirmaran la muerte de quien había sido su maestro y guía en el mundo del narcotráfico, el abanico de
Sebastián, avanzaba despacio hacia la puerta principal de su casa, con él arma de su padre en su mano; a sus espaldas, el enfrentamiento entre los sujetos de ambas bandas rivales se disipaba, las dos partes parecían querer huir de la escena antes de querer eliminar a los contrarios, luego de que Garo, entrara custodiado a una camioneta blindada, sus refuerzos emprendieron la retirada; y los sujetos de la banda rival no se fueron tras ellos, mantuvieron su posición, esperaban a Cundo, que aún no salía de la casa. Sebastián, tenía la mirada perdida, y apretaba fuertemente el arma en su mano, luego de que entro en la casa, caminó despacio hasta pararse en el centro de la sala, con su vista puesta en el suelo; frente a él, se encontraba Cundo recostado en la pared, con el arma entre su pantalón y su cadera, y haciendo presión con su mano izquierda al bicep derecho, que brotaba sangre con mediana fluidez, este, ver a Sebastián con el arma en su mano, trató de disimular sus nervios.“¿Sera
Amanda y Sebastián tuvieron una cena espectacular, los platillos fueron cocinados a laperfección y la banda tocó sus canciones favoritas. Ninguno de los dos pudo resistirse,Sebastián tomó la mano de Amanda y la llevó a la pista de baile, donde bailaron hasta quemartodas las calorías consumidas.El hecho que “El miñón dorado” cocinara sus platillos favoritos y pusieran la música que lesgustaba no fue una sorpresa; Amanda era dueña de ese restaurante, mejor dicho la banda deAmanda era dueña de “El miñón dorado”.Cuando salieron del restaurante, Amanda estaba tan feliz que podía dar una voltereta. No lohizo, todavía conservaba malos recuerdos de la ultima vez que lo intentó. Tenía diez años yquería impresionar a unas futuras amigas, se fracturó las muñecas. Ese hecho probó quiereseran sus verdaderas amigas porque durante varias semanas, Amanda no podía ni siquieracomer sola.Amanda estaba apoyada en el hombro de Sebastián, un hombre, una cabeza, más alto queella. Amanda amaba a