capitulo 3. corazón roto

Al día siguiente Denise toma el desayuno en el comedor, sola como de costumbre. La joven mira sin un poco de ánimos el plato sobre la mesa pensando que su madre estaba tan vacía por dentro.

En todos sus años de vida nunca la acompaño a tomar el desayuno o una cena, o recordar al menos que hoy era su cumpleaños. ¿A qué madre se le podía olvidar el día que su única hija nació?

Frunce un poco el ceño mientras que trata de sostener las lágrimas, todos los años era la misma historia, o no estaba en casa o pasaba el día entero en su habitación. Era como si no la quisiera, como si la odiara.

Nunca la recordó darle un abrazo o un beso, de eso se encargaban las nanas.

Denise resopla sintiéndose verdaderamente triste.

—Tan temprano por la mañana y ya suenas cansada —la voz de su madre la sobresalta llevándola a levantar la mirada, en ese instante su corazón se alebresta al mirar a Mónica sirviéndose una taza con café —. Para venir de ti es muy extraño que este resoplando a esta hora.

—Buenos días madre —saluda alegre.

—¿Iras a la oficina? —pero su alegría comenzó a apagarse —. Tienes mucho trabajo pendiente, y aquí sentada resoplando no conseguirás avanzar nada. Debes estar lista para recibir el pedido de los Harper.

La joven se irgue en la silla dándose cuenta de que era la primera vez que su madre llegaba a la hora del desayuno, pero no para decirle algo que realmente valiera la pena escuchar.

—Me iré enseguida—se pone en pie.

—Denise —la joven se detiene después de escucharla —. Hay algo que debo decirte antes de que te vayas.

Su corazón volvió a palpitar frenético, ¿se habría acordado de su cumpleaños? si era así, significaba que su madre si la quería, aunque fuese un poco. Mónica era fría, pero no creía que una madre no amara a su hijo.

Ella se da la vuelta para ver a su madre de frente.

—Te liaras con George Harper —las frías y duras palabras de Mónica fueron directas a su corazón —. Lo seducirás, y lograras enamorarlo hasta el punto de que ese idiota quiera casarse contigo, y de hecho lo harás.

Observa como su madre habla con tanta naturalidad que le da miedo, bebía sorbos de café mientras que hablaba como si estuviera haciendo un simple negocio.

—¿Qué?

—Empezaras desde hoy, estoy segura de que ese muchacho te buscará e intentará tener una aventura contigo, pero no puedes permitir eso, no te acostaras con él sino hasta después que sean marido y mujer.

—Madre…

—¡Cállate! Lo harás, y mucho cuidado con tener intimidad con él antes de que te ponga el m@ldito anillo en el dedo.

—Tu… solo has venido por…—trata de retener las lágrimas.

—No te hagas la victima Denise, eres la única que puede amarrar a ese chico, así que harás todo lo que yo te diga para que lo consigas.

No era posible que su madre estuviera hablando de esa manera, inocentemente creyó que había bajado para felicitarla por su cumpleaños, pero resulta que no fue así. Había sido tan tonta al pensar que su madre sentía una pizca de afecto por ella.

Denise levanta la mirada para enfrentar a su madre.

—No pienso hacer lo que me dices, madre.

—¿Qué dices?

—No me involucrare con un Harper, toda mi vida me has hablado mal de esa familia y ahora me dices que me case con uno de ellos, ¿enloqueciste?

—Ya sé lo que dije, ahora eso no es importante, lo único que interesa es no podemos desaprovechar la oportunidad que tenemos. Le gustas a George y debemos sacarle provecho a eso.

—No me casare con él.

Ella niega una y otra vez, no pensaba acatar esa orden de su madre, por primera vez en su vida la desobedecería.

—Pensé que dirías algo como eso. Eres una niña malcriada. Pero tendrás que hacerlo.

—No me puedes obligar.

—Hay muchos modos de conseguir que lo hagas Denise.

—No me importa, no conseguirás lo que quieres madre.

La chica se da la vuelta para dirigirse a la salida, con pasos firmes se aleja de su madre ya no deseaba verle la cara.

—Te desheredare Denise, te quitare absolutamente todo —la joven se detiene en seco antes de salir —. El coche, tu importante puesto en la empresa, tus tarjetas serán canceladas, no tendrás acceso a nada, tu firma ya no será significativa en ninguno de mis negocios.

—No puedes… —susurra.

—Puedo… soy la dueña de todo, tu solo eres como mi mano derecha a quien puedo dejar en la calle si me da la gana. Vivirías como una mendiga ya que no pienso darte ni un solo centavo, si no aceptas lo que te digo desde hoy lo perderás todo y te iras de esta casa únicamente con lo que llevas puesto ahora mismo.

—Pero soy tu hija —se da la vuelta y con lágrimas en los ojos observa a su madre —. ¿Cómo puedes hacerme algo como eso?

Mónica observa la patética mirada de su hija, encima de que era un fracaso como hija había salido igual de débil que su m@ldito padre. Ese infeliz de Heber no le había dejado nada de bueno a esa muchacha.

Ni un rasgo de ella saco, todo era de su padre.

—Cuando se trata de negocios, no me importa nada, yo solo quiero poder.

—¡Ya tienes suficiente poder! Posees una increíble fortuna, ¿Qué más quieres?

—Quiero más, quiero lo que el imbécil de Phil Harper me quito.

—¡Venganza!

—Si. El infeliz de Harper y su esposa se burlaron de mi por mucho tiempo, nunca los perdone por eso, ese malnacido me robo todo lo que me correspondía, y bien lo sabes.

Denise comenzaba a dudar de eso, su madre siempre le dijo que Phil no le dio toda la parte del dinero que debía darle cuando se divorciaron, desde entonces ella quedo resentida con él y su esposa.

—Yo no formo parte de esa venganza, si quieres vengarte de él o de su familia hazlo tú misma.

—No mi querida niña, ¡tú lo harás!

Ambas se miran fijamente, Denise no tenía muchas opciones que digamos, si su madre la despojaba de todo ¿A dónde iría? No tenía más familia, y fuera de eso no conocía el paradero de su padre.

Aunque sospechaba que su madre si lo sabía.

—Toma una decisión, o quedarte en la calle como una muerta de hambre o casarte con George y llevar una vida de reina.

—Lo que quieres que haga es abominable, yo no quiero a ese hombre, además es nuestro enemigo.

—A los enemigos es mejor tenerlos cerca, Denise. Debes aprender muchas cosas de la vida, pero que sabes tú, apenas eres una cría.

—No puedo casarme con él.

—Entonces, te quedaras en la calle.

Ella traga saliva al ver tanta decisión en la mirada de su madre, relame sus labios y piensa que su cumpleaños era el peor de su vida. Su madre tenía una facilidad para arruinar sus días importantes.

Baja la cabeza.

—Está bien, lo haré —Mónica aplaude a modo de burla.

—Finalmente estas tomando buenas decisiones, realmente te felicito. Veras que nada te faltara, no perderás tu herencia y adoptaras una nueva herencia al lado de George.

—Ni siquiera sabes si nos casaremos.

—Eso depende de ti y de si me haces caso en todo lo que te diga, créeme, conseguí casarme con el padre de ese chico sin siquiera amarlo. El amor es para los débiles.

Pero ella guardaba la esperanza de casarse por amor y no por conveniencia, ahora se encontraba sujeta a un compromiso del cual no estaba segura del que pudiera salir. Había trabajado mucho para obtener el puesto que tenía, tuvo que pasar muchas horas bajo la constante presión de su madre e insultos de la misma para poder tener un poco de poder.

No era justo que perdiera todo solo por no querer aceptar un jodido capricho de su madre, no le daría el gusto de perderlo todo, ella se merecía la posición que tenía en la empresa, todos la respetaban y algunos la apreciaban, mucho más que a su madre.

Suspira internamente, necesitaba hacer aquella locura, aunque no quisiera. Debía soportar al idiota de George y hasta… niega mentalmente, ¿Cómo pretendía tener s3xo con él si no le gustaba?

—Y no te preocupes por el s3xo, si heredo todo lo de su padre, estoy segura que no tendrás queja alguna del chico —la joven observa a su madre con asombro —. Ya sé que eres una mojigata, pero tendrás que acceder a él cuando llegue el momento, ¿entendiste?

—Si.

—Solo después de la boda, no quiero que el chico disfrute de tu ingenuidad y luego salga con que ya no quiere verte más. Así que mucho cuidado con arruinarlo todo, Denise. Mantén esas piernas bien cerradas.

—Si.

—Ahora márchate, tienes mucho trabajo.

Denise se da la vuelta y abandona la casa de su madre, en ese momento suelta el aliento contenido al mismo tiempo que sus lágrimas brotan sin parar de sus ojos. Su vida estaba condenada para siempre.

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