capitulo 4. una cita

En cuanto Denise ingresa en su oficina se detiene en el acto al mirar a George sentado mientras tomaba café, el corazón de la joven comienza a palpitar frenéticamente. En eso ella se detiene a pensar en si aquel latido alocado se debía por las palabras de su madre o porque ella…

—¡Llegas tarde! ¿acostumbras a llegar tarde todo el tiempo a tu oficina?

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —emprende el camino hacia su escritorio mientras que el idiota de George le da la espalda—. No creo que tengamos nada de qué hablar, además tengo mucho tra…

—He venido para verte —Denise se detiene justo a espaldas de él —. Por eso he venido a tu oficina —la joven lo ve ponerse en pie cuestión que ocasiona su corazón no pare de latir—. ¿He hecho mal?

Denise nota como George la observa fijamente mientas que ella por dentro estaba muriendo de los nervios, sus piernas no iban a resistir mucho si continuaba en ese absurdo estado y todo por culpa de ese idiota.

¿Por qué demonios tenia que haber ido a su oficina?

—En efecto has hecho mal, no me interesa que…—pero recuerda la advertencia de su madre y lo que le había dicho acerca de acercarse a ese infeliz de Harper —¿Qué es lo que quieres? —termina por llegar a su silla al mismo tiempo que deja sus cosas sobre la mesa.

George observa a Denise fijamente, esa mañana se veía especialmente diferente, en su mirada notaba un destello extraño que no le agradaba mucho. Era como si estuviera triste, el CEO frunce el ceño debido a su inquietud.

—Quiero invitarte a salir, Denise —la joven alza la mirada para verlo fijamente a los ojos, parecía más que sorprendida por su petición.

—¿Para qué? —pregunta con nerviosismo.

—Quiero salir contigo.

El CEO introduce sus manos en los bolsillos mientras que le hace la propuesta a Denise, ella parecía algo nerviosa y dudosa, pero también existía algo más.

La joven se encontraba entre la espada y la pared, no deseaba salir con George Harper, pero tampoco estaba en posición de rechazarlo por muchos motivos, empezando por la sociedad que tenían y terminando por la estupidez que su madre le dijo.

Denise baja la mirada mirando la cantidad de documentos en la mesa de su escritorio, encima todo ese trabajo que tenia el cual no podía descuidar. Relame sus labios sintiendo como los fieros latidos de su corazón la agobian.

—¿Aceptas? —la voz de George la pone aún más nerviosa, ¿Qué le estaba pasando?

—Tengo mucho trabajo—responde, aun sabiendo que aquella respuesta iba en contra de lo que su madre deseaba.

George mira el escritorio notando que no parecía estar mintiendo, sin embargo, el deseaba salir con ella. Y la verdad es que no entendía por qué razón.

—He venido hasta aquí para invitarte a salir y me sales con que tienes mucho trabajo, yo también lo tengo, y aun así aquí estoy —las palabras de George eran tan significativas para ella que sintió ganas de llorar, pero no lo haría.

—Si te acepto la salida, ¿me dejaras en paz? —George frunce levemente el ceño, ¿Qué era aquel brillo en el borde de sus ojos?

Él la miro fijamente intentando entender lo que le estaba pasando, pero apenas y la conocía le resultaba difícil entender a Denise.

—¡Por ahora! —Denise lo mira con dudas, y aunque no quisiera debía hacerlo.

—Está bien.

—Entonces, ven conmigo —George le tiende la mano la cual ella observa como si fuese una serpiente venenosa.

—¡¿Ahora?!

—¿Y porque no? —la joven percibe aquella medio sonrisa en los labios de él que la hace sentirse confundida.

Denise mira hacia todos lados tratando de buscar una excusa para no salir en ese momento con él, pero no encontraba nada que le resultaba útil para escabullirse de ese compromiso.

—George, no puedo abandonar el trabajo y menos a esta hora de la mañana.

—Olvídate del trabajo por hoy —rodea la mesa para acercarse a ella —. Ven conmigo, Denise.

El CEO se aproxima tanto a ella que sus rodillas comienzan a flaquear, su pecho comenzó a subir y bajar con rapidez y los latidos de su corazón ya no eran para nada normales. Denise relame sus labios debido a la resequedad y nerviosismo.

Pero al final de todos aquellos inconvenientes por los que estaba atravesando ella termina asintiendo.

—Muy bien, entonces vamos —George la toma de la mano para sacarla de la oficina.

—¿A dónde vamos a ir?

—¿Te preocupa que te haga algo?

—¡No seas idiota!

George sonríe mientras que ambos caminan hacia la parte del estacionamiento, él lleva a Denise de la mano sintiéndola bastante nerviosa, estaba dispuesto a descubrir que le estaba sucediendo.

Aunque en su cabeza esperaba que aquella reacción se debiera a la cercanía que los dos tenían en ese momento.

—Espera, ¿nos iremos en tu coche? —Denise se libera de su mano para quedarse quieta donde estaba —. No pienso irme en tu coche.

—¿Qué tiene de malo?

—No me creas tan estúpida, no pretendo depender de ti para regresar a mi oficina. Y si no te da la gana de traerme de regreso, por supuesto que en taxi no pretendo regresarme.

—¡Ahh! Entonces, ¿tienes miedo de mí?

Ella traga saliva en seco ante su comentario, realmente ese hombre era desesperante y arrogante. No entendía como es que su madre quería obligarla a estar con él.

—Me iré en mi coche y te seguiré —responde a la vez que se da la vuelta para encaminarse hasta donde está su automóvil.

—¿Qué clase de cita es esta, Denise? —ella se detiene en seco al mismo tiempo que ensancha la mirada luego de sus palabras.

¨ ¿Cita? ¨

Se pregunta a si misma en su cabeza, ¿Cuándo acordaron de que aquello era una m*****a cita?, nunca menciono algo parecido.

—Vienes en mi coche —su demanda la hizo darse la vuelta percibiendo una mirada burlona.

—Jédete George. No pienso ir en tu coche a ningún lado, y sácate de tu estúpida cabeza de que esto es una cita.

George ensancha la sonrisa de sus labios al notar que esa mujer estaba muy cabreada, la verdad es que la prefería en ese estado.

—Borra esa estúpida sonrisa de tus labios —se da la vuelta para regresar a la empresa —. Ni creas que voy a salir con un idiota como tú, y no me importa que seamos socios.

El CEO corre hacia ella justo cuando la ve alejarse a toda prisa, George la sujeta por la cintura con uno de sus brazos y termina por echarla hacia atrás.

—¿Qué carajos estás haciendo? —se queja, mientras que lucha por liberarse de sus brazos—. Has perdido la razón George, suéltame en este instante. No entiendes que no me interesa ir contigo a ningún lado.

—Ya has aceptado salir conmigo, ahora no te echaras para atrás solo por un capricho tuyo.

—¿Capricho?

George prácticamente arrastra el cuerpo de Denise hacia donde estaba su coche aparcado, desde luego que ella se la estaba poniendo bastante difícil. Pero era algo que podía controlar.

—¡Eres un perfecto idiota! —para ese momento George ya había introducido a Denise dentro de su coche a la fuerza, pero ella abre la puerta para salir huyendo y él vuelve a empujarla dentro hasta poner el seguro con sus llaves —. George sácame de aquí —grita mientras que lo ve darle la vuelta al coche.

—No deberías de gritar, no te favorece —le dice al subirse al coche.

—No voy a ir contigo a ningún lado, así que no te hagas muchas ilusiones —hace el gesto de abrir la puerta, pero siente el maldito seguro —. Quita el seguro —amenaza.

—¡No lo haré!

Ambos se sostiene la mirada mientras que el coche se mantiene encendido.

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