TessaEl timbre del horno, sonó y Cameron me soltó de pronto, como si fuese algo prohibido y nos hubiese pillado un adulto. Probablemente era incorrecto de alguna forma, sin embargo, no era algo que desease pensar en ese momento. Por otro lado, a pesar de que me estaba esforzando al máximo para mantener mi cara de póker, no podía dejar de sentirme triste por lo que acabábamos de decirnos.—Espero que te siga gustando el cordero asado con patatas al horno —. Sentí que mi estómago volvía a gruñir de solo pensar en que finalmente iba a recibir algo de comida.Sin darme cuenta, me relamí lentamente, observando fijamente el horno y cuando volví la vista hacía él, lo vi observándome como un halcón, no era una mirada intensa, sino más bien expectante. Lo que no me hizo sentir asediada como suponía, me parecía muy mono que se estuviese esforzando tanto por no seducirme, a pesar de que le costaba trabajo no hacerlo. —Aun es uno de mis platos favoritos, de hecho me sorprende bastante que lo
CameronSolo quería echarme a llorar como un puto crio después de que Tessa se fuese de mi departamento, en medio de la noche. Lo único que me dejó fue un pósit pegado en la pared que decía:«Aún, no me gustan las despedidas».Pero, ya tendría tiempo de autocompadecerme, luego, por el momento, necesitaba concentrarme en no ser visto por Alex. Así que, me acomodé la gorra y esperé a que atravesara la puerta giratoria de la entrada lateral, antes de precipitarme detrás de él. No podía montarme al mismo elevador que tomaría, por lo que subí las escaleras, saltando los peldaños de tres en tres para llegar justo detrás, pisándole los talones.No había nadie en el pasillo del décimo piso, a excepción de un enfermero que estaba tomando notas en una carpeta, mientras caminaba distraídamente. El horario de visitas, había terminado hacía dos horas, por lo que la única iluminación provenía de una máquina de Coca- cola al final del corredor. Vi a Alex caminar apresuradamente hacia la suite de nue
TessaLa paranoia comenzó cuando me registré en el Ritz pasadas las tres de la mañana, luego de salir del departamento de Cameron. De haber imaginado lo que me esperaba, probablemente me habría quedado allí. Pero, era lo suficientemente obstinada para largarme y sufrir las consecuencias por mi cuenta. Así que, luego de trabajar hasta las diez de la mañana en el informe en el cuarto. Decidí tomar la mochila, la laptop y bajar a continuar mi trabajo mientras tomaba algo de desayunar en el bufete del hotel.Solo habían pasado treinta minutos, cuando vi a dos hombres sospechosos, husmeando. Podría haber pasado inadvertida, si tan solo no me hubiese quedado paralizada con la cabeza sobre la laptop y la mirada fija en uno de ellos. Los reconocí de inmediato, los había visto en la clínica, recorriendo los pasillos. No podía ser coincidencia y no esperaba que aquella fuese una visita social.Tuve la fuerte corazonada, de que sabían de alguna forma, que tenía información que los comprometía.¡
TessaMe deslicé lentamente, de forma casi imperceptible, siguiendo el borde de la encimera. Mientras mi mente buscaba desesperadamente una forma de escapar de ella. Necesitaba un plan, uno que mantuviese ese enorme cuchillo alejado de mi cuello, si es que eso era posible.—No tienes por qué hacer esto —, dije intentando ganar tiempo —simplemente puedo desaparecer, ya lo hice una vez y podría volver a hacerlo. Te juro que nunca volverían a verme. Entre Cameron y yo, ya no hay nada.—¡Mientes! —Levantó el cuchillo, proyectando el filo de la hoja y mis piernas se aflojaron —. Los he visto… —Se llevó una mano al pecho —, la forma en que te mira… ¡Nunca me miró de ese modo! —Sonrió fríamente, acortando la distancia —. Por eso, me tengo que asegurar de que ya no pueda verte más. Creí que había sido lo suficientemente clara, Theresa —. Agitó el cuchillo en el aire —. Para quitarte de su mente, tengo que sacarte de este mundo, fácil —. Sacudí la cabeza aterrada —no pongas esa cara, será ráp
TessaMe quedé acurrucada contra el muro, encogiéndome cuanto me era posible, temblando, aun sacudida por lo que acababa de ocurrir. Las luces rojas y azules, parpadeaban en la calle, y los bomberos casi habían logrado controlar el fuego.Cerré los ojos con fuerza, ya no aullaban las sirenas, no se escuchaban gritos de angustia, ni el crujir de las llamas consumiendo el coche. Mi coche. Yo era quien debía conducirlo y era quien debía estar entre las llamas en ese preciso momento. De alguna forma, Nicole, me había salvado la vida y no podía sentirme más culpable por lo que le ocurrió.—Tess —, me llamó, Cameron suavemente. Podía escucharlo, pero no reaccionar, así que, me quedé en posición fetal justo donde me encontraba —. Vamos al coche —. Me tomó de los codos para ayudar a levantarme y colocó uno de mis brazos en su cuello, mientras me sostenía por la cintura. —Te he salvado dos veces en una semana —, bromeo — lo estoy anotando en tu cuenta. —Hice un enorme esfuerzo por sonreír porq
TessaEncendí el pequeño televisor de la habitación y no me molesté en cambiar el canal, solo esperaba lograr amortiguar la conversación, solo por si acaso. Si Bianca tenía malas noticias, no quería que fuésemos dos los preocupados.Luego de lo que le había ocurrido a Nicole, pasamos dos semanas duras.Por fin, comenzábamos a superarlo, ya no nos obsesionábamos buscando noticias sobre el caso o imaginando escenarios alternativos, donde nada de todo aquello hubiese ocurrido. Cameron, se culpaba frecuentemente, porque de no haber llamado a los federales, quizás podríamos haber actuado con mayor cautela. Además, le esperaba un gran día y lo necesitaba enfocado.Comenzaban a creer que habíamos salido del país, por eso, era el momento exacto para dar el golpe.—¿Qué tal las cosas? —Bianca, resopló del otro lado del móvil.—Apenas si pude salir, con las cosas que me pediste. Tu departamento, era un caos. Ni siquiera tuve el coraje para encender las luces. ¡Que locura!—¿Pudiste hablar con
CameronEl auto paro frente al Bac of California, uno de los bancos donde Hamilton Global, realizaba la gran mayoría de transferencia y depósitos en su día a día. Muchos de esos depósitos eran fruto de su larga lista de delitos. También era donde Callum, tenía una caja de seguridad con tres millones en efectivo.Para ser honesto, nunca había entendido porque defendía con tanta pasión para la idea de tener tanto dinero en efectivo en una caja de seguridad. Hasta ese momento, comprendí que era su bote salvavidas, una forma segura de escape.Pues que mal por él, ahora era mi bote salvavidas.Sonreí al imaginar su rostro cuando los federales llegasen a la compañía. ¿Intentaría escapar? ¿Acudiría a ese dinero?Esperaba que así fuese. Porque, entonces, descubriría que lo había robado. Incluso llevaba una nota en el bolsillo del pantalón que dejaría dentro de la caja. Decía: «Feliz estadía en la cárcel, Callum». Sonreí al imaginarlo, apretando la nota con rabia.El automóvil se detuvo lentam
Tessa—Una mentira más y juro que iré al infierno —masculló Landon, luego de que le explicase en el lío en el que me encontraba metida.Estaba mucho más obstinado que de costumbre y se negaba de redondo a ser mi cómplice. Quizás era su instinto protector de hermano mayor. Porque no podíamos negar lo evidente, nos habíamos adoptado hacia seis años atrás. O solo quizás no confiaba una pizca en mí.Como él siempre decía; no podía ser mi padre porque era muy joven, pero como si lo fuera. Me conocía al dedillo.—Tú, no crees en el infierno, Landon —rodé los ojos.—Ahora sí que creo —. Siempre era bueno y comprensivo, sin embargo en está ocasión estaba completamente negado a cubrirme, y comenzaba a pensar que nada en el mundo iba a hacerlo cambiar de opinión. —Ya no puedo mentir más, Tessa — parecía molesto y preocupado.—Solo una vez más —, le pedí usando mi tono más suave —. Solo debes apoyarme, decirle que estabas al tanto de mi viaje a Nueva York para trabajar en el informe y reunirme c