TessaEncendí el pequeño televisor de la habitación y no me molesté en cambiar el canal, solo esperaba lograr amortiguar la conversación, solo por si acaso. Si Bianca tenía malas noticias, no quería que fuésemos dos los preocupados.Luego de lo que le había ocurrido a Nicole, pasamos dos semanas duras.Por fin, comenzábamos a superarlo, ya no nos obsesionábamos buscando noticias sobre el caso o imaginando escenarios alternativos, donde nada de todo aquello hubiese ocurrido. Cameron, se culpaba frecuentemente, porque de no haber llamado a los federales, quizás podríamos haber actuado con mayor cautela. Además, le esperaba un gran día y lo necesitaba enfocado.Comenzaban a creer que habíamos salido del país, por eso, era el momento exacto para dar el golpe.—¿Qué tal las cosas? —Bianca, resopló del otro lado del móvil.—Apenas si pude salir, con las cosas que me pediste. Tu departamento, era un caos. Ni siquiera tuve el coraje para encender las luces. ¡Que locura!—¿Pudiste hablar con
CameronEl auto paro frente al Bac of California, uno de los bancos donde Hamilton Global, realizaba la gran mayoría de transferencia y depósitos en su día a día. Muchos de esos depósitos eran fruto de su larga lista de delitos. También era donde Callum, tenía una caja de seguridad con tres millones en efectivo.Para ser honesto, nunca había entendido porque defendía con tanta pasión para la idea de tener tanto dinero en efectivo en una caja de seguridad. Hasta ese momento, comprendí que era su bote salvavidas, una forma segura de escape.Pues que mal por él, ahora era mi bote salvavidas.Sonreí al imaginar su rostro cuando los federales llegasen a la compañía. ¿Intentaría escapar? ¿Acudiría a ese dinero?Esperaba que así fuese. Porque, entonces, descubriría que lo había robado. Incluso llevaba una nota en el bolsillo del pantalón que dejaría dentro de la caja. Decía: «Feliz estadía en la cárcel, Callum». Sonreí al imaginarlo, apretando la nota con rabia.El automóvil se detuvo lentam
Tessa—Una mentira más y juro que iré al infierno —masculló Landon, luego de que le explicase en el lío en el que me encontraba metida.Estaba mucho más obstinado que de costumbre y se negaba de redondo a ser mi cómplice. Quizás era su instinto protector de hermano mayor. Porque no podíamos negar lo evidente, nos habíamos adoptado hacia seis años atrás. O solo quizás no confiaba una pizca en mí.Como él siempre decía; no podía ser mi padre porque era muy joven, pero como si lo fuera. Me conocía al dedillo.—Tú, no crees en el infierno, Landon —rodé los ojos.—Ahora sí que creo —. Siempre era bueno y comprensivo, sin embargo en está ocasión estaba completamente negado a cubrirme, y comenzaba a pensar que nada en el mundo iba a hacerlo cambiar de opinión. —Ya no puedo mentir más, Tessa — parecía molesto y preocupado.—Solo una vez más —, le pedí usando mi tono más suave —. Solo debes apoyarme, decirle que estabas al tanto de mi viaje a Nueva York para trabajar en el informe y reunirme c
TessaCameron tomó a su hermano por la camisa y le dio un puñetazo en el rostro. Aun llevaba el traje que tenía puesto cuando lo vi salir por la mañana, aunque estaba completamente arruinado; los pantalones cubiertos de lodo, la camisa salpicada con sangre, se le pegaba al pecho, marcando los músculos tensos e hinchados que se expandían con cada jadeo entrecortado. Parecía un animal furioso, mantenía lo puños cerrados, y una aterradora expresión, que me decía que atacaría en cualquier instante. Nunca había visto un hombre tan dispuesto a todo. Eso hizo que mi corazón se detuviese por una fracción de segundos.—Te dije que si le volvías a tocar un pelo, iba a matarte —, escupió, empujándolo con cólera, contra su coche. Su cuerpo impactó con fuerza y la camisa se le levantó ligeramente. Fue cuando me di cuenta de que él no sabía sobre la pistola que Alex llevaba en la cinturilla del pantalón y entré en pánico, de inmediato.Quise advertiré, sin embargo, apenas si logré graznar un quejid
TessaMe arrellené en el asiento del acompañante, sintiendo el castañeo de mis dientes, retumbando en mis oídos.Cameron, estaba muy enfadado, lo sabía por la forma en la que apretaba el volante, sus nudillos se habían tornado blancos y su mandíbula se veía crispada. Respiró profundamente para calmarse, antes de hablarme.—¿Estás bien? —Me preguntó, colocando su mano sobre mi muslo con ternura —. Lamento haber tardado tanto, cuando salí del banco ya había pasado el mediodía y luego tuve que ocuparme de validar la declaración jurada que entregaremos como evidencia contra Callum y Acher. — No estaba enojado conmigo como creí, estaba furioso por lo ocurrido y quizás se encontraba demasiado asustado, por lo que estuvo a punto de ocurrir. —. Lo siento mucho, no sabes cuánto… —Su voz se quebró.Sentí una fuerte opresión en el pecho al detenerme en su rostro contraído por el dolor, se sentía culpable.—No tienes que explicarme nada, lo entiendo —. Hubiese deseado decir que era mi culpa, per
Tessa—Que quede muy claro que esto me parece una pésima idea —le dije mientras me apoyaba sobre la superficie de mármol del lavabo del cuarto de baño de mujeres —. Te apuesto que la seguridad del aeropuerto, estará aquí en menos de diez minutos, probablemente vieron a un hombre completamente irracional entrando al baño de señoras —. Le colocó una silla a la puerta para trabarla y puso su mochila sobre ella.Se quitó la gorra dejándola con la mochila, antes de pasarse la mano por el cabello y se dio la vuelta mirándome con lascivia, con una sonrisa astuta en los labios.—Diez minutos son más que suficientes —meneo la cabeza suavemente y me dedico una sonrisa burlona. No iba a mentir, cada vez que sonreía de esa manera, tenía la profunda necesidad de borrarle la sonrisa a besos.El deseo por comérmelo aumento exponencialmente, cuando caminó hacia mí, acariciándome con su mirada. Se veía desalineado y excitado. Él siempre me parecía guapísimo con los trajes hechos a medida, pero era com
CameronMe obligaron a sentarme en una silla, y escuché a Tessa suplicándoles desde el otro lado de la puerta. Les pedía que me dejase ir, golpeando ferozmente. Estaba seguro de que no se rendiría, porque así era mi chica.A pesar de que ella estaba del otro lado de la puerta, no iba a negar que estaba muy nervioso. Las palmas de las manos me sudaban y sentía la boca seca. Después de todo, mi antiguo jefe se convertiría en algo así como mi suegro y Landon, quería a Tess como su hermana. Debía ganármelos o sería demasiado incómodo para todos y me negaba a comenzar con mal pie. No obstante, sería un trabajo duro, considerando que ya me odiaban por lo que creían de mí.—Landon, por favor —Le pidió, Tess. Golpeando la puerta, cada vez más nerviosa. —Juro que si no lo dejas ir, no voy a volver a hablarte en lo que resta de nuestra vida.—No se irá hasta que le abramos la puerta, —bufó Landon, mirándome con recelo.No confiaba en mis intenciones, ni un poco.¿Cómo se reconquistaba la conf
CameronDormía tan profundamente que sentí pena por despertarla. Aun así, toqué suavemente el hombro de Tessa y ella se exaltó, abriendo repentinamente, los ojos, asustada. —¿Qué estás haciendo, aquí? —Parpadeo varias veces, intentando entender que sucedía.Me llevé el dedo índice a los labios y le pedí que guardase silencio.—Shhh… —le indiqué con un gesto que los demás estaban durmiendo —. Tina y Bianca, duermen. Debemos salir muy callados o la dictadora de tu amiga nos encontrará. Solo sal de la cama y vamos. —Ella se llevó la mano a la boca para reprimir una risita nerviosa, sonrojándose —. ¿Soñabas conmigo? —Le pregunté y Tess, solo rodó los ojos en respuesta, antes de que tirase de su mano para levantarla.—No piensas sacarme de la habitación en pijama, ¿o sí? —Me interrogó, aterrorizada por la idea de recorrer el pasillo así como estaba —. Debo cambiarme, al menos.—No, así estás perfecta, siempre lo estás —la atraje hacía mí con fuerza, para obligarla a incorporarse.Llevaba