CameronJoder, debí darme cuenta de que apartarnos tanto de la gente era un error. Una terrible equivocación que me llevó directo a caer en la tentación. No podía achacarle la culpa de esto a ella, cuando era prácticamente una niña inocente, aunque ella fingiese justo lo contrario. Descubrí aquello casi sin querer, en los retazos que me dejaba ver, poco a poco, entendí que no era tan experimentada como quería que creyese.Toda esa seguridad, la irreverencia que mostraba, su forma de ser arrogante y provocativa, era la pose, de una niña que tenía demasiado miedo a ser lastimada. De alguna forma había logrado dilucidar la noche en la que nos casamos, que ir más allá era incorrecto. Estaba casi seguro que existía una razón de peso para no haberla follado esa noche tanto como quería y era porque tenía la ligera sensación que aún no era tocada por otro hombre o no de la forma en la que estaba a punto de hacerlo en ese momento, si no lograba contenerme.Quería devorarla en ese preciso momen
CameronDesperté con Tessa, acurrucada contra mi pecho luego de pasar la primera noche en la que dormimos juntos, desde que estábamos conviviendo. Ya no había razones para seguir durmiendo en cuartos separados, luego de lo ocurrido. La apreté un poco más, cuando sentí a través de la bruma del sueño que el móvil sonaba en la mesita de noche. Probablemente eso me había despertado en primer lugar. Me incorporé lentamente, dejando que continuase apoyada en mi brazo y tomé el móvil para ver quien llamaba un domingo por la mañana tan temprano.Era el socio mayoritario que se me había asignado, Terrance.—¡Cameron! —Exclamó con un exagerado entusiasmo. Estaba seguro de que llevaba más de tres tazas de café. —Espero no haberte despertado. —Entorné los ojos mirando el reloj. Eran las ocho de la mañana.—No pasa nada. En realidad, ya estaba despierto. —Deslicé lentamente el brazo y ella me tomó de la camiseta de un solo zarpazo para evitar que me fuese, lo que me hizo lanzar una pequeña carcaj
CameronLandon, parpadeo, varias veces, antes de poder cerrar la boca ligeramente, luego de que le hubiese contado toda la verdad a grandes rasgos. Sabíamos que era cuestión de tiempo para que Erika cruzase por la puerta.Cuando finalmente, logró recuperarse del impacto del primer golpe, me sostuvo la mirada con una mueca de incredulidad.—Entonces, para pasar en limpio —se dispuso a repasar lo que hablamos —: si están casados legalmente, aunque ella no es tu novia de la escuela, tú ex se llama Nicole. Se conocieron en las Vegas, donde se casaron ebrios. No tiene la edad que dice tener y tampoco estudia leyes. —Me miró un corto segundo. —¿Cuántos años tiene? No puede tener más de veintiséis.Negué lentamente.—Diecinueve y para ser completamente honesto, no estudia ni leyes, ni nada en lo absoluto, no llegó a terminar la escuela. De hecho le pedí un el próximo jueves a Terrance, porque debemos comparecer en una sala de tribunales de las Vegas ante el juez Sandoval. —Abrió tantos los
Tessa¿Por qué? ¿Por qué había sido tan tonta?Maldecía el momento en el que se me ocurrió que era buena idea ir a sorprenderlo con el desayuno. Luego de lo que había ocurrido entre nosotros la noche anterior, yo creí que las cosas estaban cambiando, que aquello había significado algo. Para mí definitivamente todo era diferente. Pero era evidente que para él aquello fue algo sin importancia y le daba igual haber tomado mi primer orgasmo, solo estaba jugando conmigo. Divirtiéndose un poco.Se sentía, mal. Era horrible y humillante.La mujer que estaba sobre Cameron, era una rubia deslumbrante, con un vestido tan minúsculo que apenas si le cubría los muslos, algo que evidentemente para él, era ideal, ya que la tenía sobre su regazo.Me di un vistazo rápido. Yo parecía Pipi Calzaslargas. ¿Por qué no me había puesto al menos tacones?Retrocedí dando pasos lentos, luego de dejar caer los capuchinos y las galletas que llevaba para que desayunásemos, mientras que él trabajaba. Recordé haber
TessaTuve que respirar hondo varias veces antes de que mi presión se estabilizara y todo dejase de darme vueltas, cuando salí del edificio. El guardia de la entrada me miró con el ceño fruncido, pero no me dijo nada. Arriba en el cielo los nubarrones se veían cada vez más espesos y unas gotas gordas comenzaron a caer.Perfecto, justo lo que necesitaba, que comenzara a diluviar, no conseguiría un taxi hasta que el aguacero parase. Lo peor de aquello, era que a la única persona a la que podía pedirla ayuda justo en ese momento, estaba demasiado entretenido con la cerda Erika, como para prestarme atención.Cerré como pude la chaqueta tejana que llevaba sobre el vestido blanco que me había puesto para Cameron. Que tonta, en comparación con el pedacito de tela que llevaba a guarra de su asistente, parecía una monja y ni hablar de los tacones que se cargaba, no tenía idea de cómo podían si quiera caminar con esas monstruosidades. Por muy sensuales que fueran no cambiaría mis cómodas Conve
TessaLa tormenta fuera, se sentía devastadora, cuando ambos caímos en la cama pesadamente.Sin dejar de mirarme, pasó sus manos por cada curva de mi cuerpo, atrayéndome hacía él. Era tan rudo y a la vez dulce que todo cobró sentido en mi pecho. Era el momento.Me armé de valor para llevar mis dedos temblorosos a los botones de la camisa húmeda y comencé a desprenderlos uno a uno, hasta que ya nada se interponía para obtener lo que quería, ver su torso desnudo.Cameron se quedó muy quieto respirando profundamente cuando la deslicé a través de sus brazos y la prenda voló hacia algún lugar de la habitación.Levanté la mano con suavidad para trazar con cuidado la curva de su mandíbula apretada, recorriendo el cuello, hasta llegar al vello disperso de su pecho. Lo estaba explorando a conciencia, tocando a placer cada centímetro de ese torso masculino con el que fantaseaba hacia días. Suspiré al sentir bajo la palma de mi mano la piel firme y tersa que delimitaba cada musculo del abdomen.
CameronEn cuanto sonó la primera alarma a las cinco treinta, abrí los ojos, observando los primeros rayos de sol que entraban por la ventana. Y luego miré a Tessa durmiendo tranquilamente, con las sabanas enredadas en su cuerpecito desnudo, el mismo que había usado toda lo noche hasta saciarme de ella. Aunque estaba pensando llegando a creer que eso nunca ocurriría. Se removió por el ruido molesto de la alarma, desperezándose de una forma tan tierna que sentí como la poll@ se removía bajo los bóxer. Me estaba volviendo loco de deseo, nuevamente a pesar de que la había tomado dos veces más durante la noche.Fue algo instintivo. Solo había ocurrido, me desperté a mitad de la noche y sus ojos oscuros estaban sobre mí, con una expresión traviesa que me ponía duro como una roca en solo un instante, y solo así había empujado mi cuerpo sobre el de ella para deslizarme con cuidado en su interior, conteniéndome cada vez para no dañarla a pesar de que insistía en que no le dolía, solo molesta
CameronLandon, se quedó en la puerta del lavabo, mientras me secaba las manos. Habíamos tomado un almuerzo ligero frente a un pequeño restaurante frente a la firma.—No sé, hay algo en todo esto que no me cuadra. —Hice una bola con la toalla de papel y la lancé al bote de basura. —La matrícula, era de Tenessee, estaba limpia, pertenece a un tipo llamado Gleen Olsen. —Dijo, cruzándose de brazos y apoyándose contra el marco de la puerta.—¿Y quién es ese? —Le pregunté dirigiéndome hacia la salida, mientras inclinaba la cabeza a manera de saludo, cuando uno de los asistentes legales, entró al sanitario.—Un don nadie. —Se encogió de hombros. —Un contador de Nashville que no gana más de cincuenta mil al año y trabaja para una cadena de tiendas locales.—¿Qué haría un contador de Nashville aquí y en un BMW? —Le pregunté.—Es exactamente lo que me he preguntado sin parar, pero la lista de personas que pueden estar vigilando de cerca a tu esposa es bastante larga. Incluso podría tratarse d