CameronElla hablaba todo el tiempo, nunca se cansaba, ni se daba por vencida. Aunque me quejase por ello o estuviese terriblemente cansado y la escuchase a medias.Me contaba sobre sus libros, como si de eso dependiese su vida.Siempre tenía algo que decir, pero no esa noche, no después de todo lo ocurrido.Tessa continuaba a mi lado, pero una parte de ella, ya se había marchado.Un silencio incómodo y melancólico nos envolvió lentamente. Entonces, dándose por vencida, dejó caer su frente, pegándola al cristal, mientras nos movíamos en dirección a la casa de Landon, aunque ella todavía no lo sabía. Así fue hasta que comenzó a dormirse y yo sentí un enorme deseo de tirarme a un costado para llorar a lágrima viva, golpeando el volante hasta que los nudillos me sangrasen.Un par de veces a lo largo del camino, pensé en despertarla, porque aquella era probablemente nuestra última noche juntos y me parecía injusto no poder escucharla hablando de todo y nada por última vez. Ni siquiera me
Tessa Dos semanas después…—Tessi, cariño… —Me llamó con suavidad mi Nona, y aunque hablaba en un susurro, yo sentía que la cabeza me estallaba con cada palabra. —¿Cuándo vas a contarme lo que ocurrió? No puedo quedarme sentada viendo que no pruebas bocado. Hace días que no comes y se me rompe el corazón, dime, burbujita, ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? —No aparté la vista de la pared, me quedé muy quieta deseando que ese dolor que sentía desapareciera.No quería seguir preocupando a mi Nona, era consciente de que aquello afectaba directamente a su salud. Ella sufría de hipertensión arterial, lo que en su caso provocó una insuficiencia cardiaca, eso convertía sus emociones en una pequeña bomba de tiempo y yo casi siempre era el detonante. Pero, como hacía para fingir que estaba todo bien, cuando en el fondo sentía que me moría. Que tenía deseos de morir.Era un dolor tan asfixiante, que hundía mi pecho, lo aplastaba y no me dejaba respirar.Nunca antes había sido
Tessa—Te ves… —Dijo Landon, mientras lo arrastraba al sofá. Una vez que nos sentamos, lo vi dudar sobre lo que estaba a punto de decir, mordiéndose el labio inferior.No pude más que reír ante la ironía de la situación. Era tan bueno que no se atrevía a señalar la realidad. Aun me costaba asociarlo a un coñazo como Cameron. —¿Cómo? ¿Cómo si me hubiese pasado un camión por encima? —Le pregunté intentando ser graciosa, aunque no funcionó y luego de una pausa, entendí que no respondería. Solo me basto mirarlo a los ojos para saber que estaba en lo correcto, pensaba que era un total desastre. —Terrible, ya lo sé. No es necesario que me trates con guante de seda. —Le dije desplomándose a su lado. —No intentes suavizar las cosas. Tengo un espejo, por si no lo sabias. —Rodé los ojos y él, que era un caballero, asintió avergonzado. —No hagas eso.—¿Qué cosa? —Se acomodó para mirarme de frente.—Tenerme lastima, puedo verlo en tus ojos. Me ves como una pobre victima a la que debes salvar y
TessaMiré mis manos temblorosas a través de la lluvia que caía sobre mis ojos, mientras escuchaba a Landon desde algún sitio lejano. Como si estuviese hablándome desde el fondo de un túnel.Tina, su esposa, se encontraba a su lado, bajo el resguardo del paraguas que sostenía mi único amigo, sollozando en silencio. Sin saber cómo manejar aquella situación.—Tess… —Me llamó con la voz temblorosa, nuevamente. —Ya has estado aquí más de dos horas y no ha parado de llover, deberíamos ir al hotel, mañana debemos tomar un vuelo temprano. Yo comprendo lo difícil que es esto, sin embargo, quiero lo mejor para ti y esto, no te hace bien.Mis ojos se perdían por momentos y parpadee varias veces para enfocarme en la tumba de mi abuela, antes de colocar las flores blancas.—Dime otra vez que fue lo que ocurrió. —Le pedí, mientras me incorporaba, sin apartar la vista de la lápida de mármol de mi Nona, sobre la que estaba grabado: “Has dejado un gran vacío entre todos los que te han amado…” No se a
PARTE DOS A todos los que me han dejado llegar a su corazón a través de las palabras…“El mundo es una odiosa colección de recuerdosque claman que ella existió y yo la perdí”. Emily Bronté, Cumbres BorrascosasPrólogoCameronLandon corrió con la mujer que amaba entre los brazos por el camino de gravilla, hasta que llegó al final y un coche, conducido por una mujer que imaginé sería su esposa, se detuvo bruscamente. Él abrió la puerta trasera y colocó a Tessa con cuidado en el asiento, aún estaba desvanecida.Me quedé paralizado viendo como el coche arrancaba, antes de salir a toda pastilla. Entonces, la vi alejarse de mí, mientras yo sentía que el dolor y la desesperación destrozaban mi interior como un martillo de demolición. Nunca antes creí sentir un terror atenazante inmovilizándome por saber que perdería a la única mujer que había amado más allá de la razón.La amaba de una forma casi absurda que probablemente nunca nadie comprendería, a
Seis años después…Cameron —¿Qué estás haciendo? —Me preguntó Claire, conteniendo el aliento mientras deslizaba lentamente el vestido a través de su muslo. —Creí que iríamos a cenar, eso fue lo que me dijiste. —Frunció el ceño cuando intenté acomodarla mejor sobre mi regazo. Sonreí de forma lobuna, al notar que no llevaba bragas. —Luego puedes pedir servicio al cuarto, una vez que estés en la suite. ¿No es bastante obvio para lo que te recogí? —Acaricié su hombro y le dejé un beso suave en el cuello que la hizo estremecer. —No me gusta que me hagan escenas, ni tampoco me gusta que intenten cambiarme. Ya conocías perfectamente los términos, preciosa. Nunca te he mentido. —Eres un capullo. —Espetó ofendida. —Lo soy y es claro que eso te pone muchísimo. —Repuse pellizcando su clítoris. Claire se retorció, sosteniéndose de mis hombros e inclinando la cabeza hacia atrás, dándome una vista perfecta de sus pechos a través del escote del vestido. Tampoco llevaba sostén. Lancé una risa
CameronTomé el anillo entre mis dedos acariciando con premura la inscripción grabada sobre el oro: «Siempre tendremos un lugar bajo las estrellas». Una vez más y me juré que sería la última.Hacía exactamente tres años, un mensajero apareció a las puertas de la compañía, diciendo que llevaba un paquete que solo le entregaría en persona a Cameron Hamilton.Al abrir el pequeño paquete, y ver los dos anillos que le regalé a Tessa, creí que se trataba de una señal que renovaba la esperanza que hasta ese momento escasamente me había permitido guardar.Mis intentos por encontrarla habían sido en vano, incluso luego de contratar un investigador privado para que diese con ella, durante meses tomé el riesgo de colocar hombres que vigilaran a Landon, con la ilusión de que me llevase hacia ella. Todo fue en vano.Era como si luego de que verla por última vez frente a la tumba de su abuela, se la hubiese tragado la tierra. Iba a visitar esa tumba una vez al mes. Desde
Cameron Me detuve justo al final del pasillo, frente al altar donde diríamos nuestros votos, mientras el ministro preparaba todo para la ceremonia. Junto a mí, se hallaba mi padre, que había tomado a posta el papel de padrino, aunque en realidad solo se aseguraba de que no cometiese ninguna tontería, como escapar en cuanto viese a mi futura esposa caminando hacia nosotros. Dos bloques de sillas blancas para más de doscientos invitados enmarcaban el largo camino que recorrería la novia en solo unos minutos. Cada elegante hilera estaba ataviada con impresionantes ramos de rosas y lirios blancos. Estaba cayendo el sol, por lo que en el cielo se veían los tonos naranjas y rosa, perdiéndose sobre el océano, a través de las enormes puertas de cristal del salón que daban a la playa. Sobre nosotros flotaban enormes candelabros de cristal que se mecían con suavidad entre los arreglos florales que pendían del techo, y cuyos patrones brillantes danzaban sobre el mármol y el oro blanco de l