Cameron—Lo primero que debemos decir para la completa tranquilidad de todos, es que el tratamiento Trombolitico fue un éxito. —Aplaudimos, aliviados. Yo estaba seguro de que lo superaría, era demasiado mierd@ como para dejarnos en paz. —Creemos que si todo sale según lo esperado, en unas cuantas horas despertará. Aún no sabemos si podrá hablar, la logopeda, estará con él hasta que despierte, de esa forma podremos registrar sus primer contacto. —Nos tranquilizó el médico vocero del equipo que estaba completamente enfocado en Callum, luego de varias horas de tensa espera. Nos habían reunido en uno de los consultorios, cerca de la suite, mientras instalaban a papá nuevamente luego de un estudio, para que no nos cruzáramos en el camino de quienes realizaban su trabajo. —Como bien saben, luego de los estudios preliminares, nos encontramos que en el caso del señor Callum, no estaban presentes los factores de riesgo comunes como diabetes, presión sanguínea alta, un trastorno del metabolismo
TessaAntes de que pudiese pensar en lo que estaba haciendo con claridad, antes de que contemplase los pros y contras, mi cuerpo se arqueó, como si hubiese cobrado vida propia, contra el de Alex cuando trazo círculos acompasados sobre la piel de mi espalda. Y lancé un gemido ahogado, al sentir que la yema de su pulgar, dibujo la curva de mi espalda con delicadeza.Alex me había propuesto ir a dormir un rato a su departamento, y pensé que estaría bien, porque no era la primera vez que lo hacíamos, ni tampoco era la primera vez que me colocaba una de sus camisetas y bóxer dormir con él cuando no iba preparada. Solo que esta vez, se sentía diferente. No solo porque el deseo y la excitación se arremolinaban en mi estómago, sino porque él también me miraba de una forma lujuriosa, me tocaba como con tanto ardor que me costaba poner las ideas en claro.Por un lado, no podía apartar a Cameron de mi mente, apretándose contra mí, acariciándome con su cálido aliento, logrando que mi sexo se ten
Tessa —Siento haberla llamado a esta hora, señorita. —Se excusó chofer de Cameron. —Es que no tenía idea de que otra cosa hacer. El señor, bebio todo el licor del bar del coche y luego me amenazó con golpearme si no lo traía a un bar. —Se veía visiblemente alterado.Retorcía compulsivamente la gorra que llevaba entre las manos.—No te preocupes, luego de salir de la clínica, dormí prácticamente todo el día, de todas formas en cualquier momento iba a despertar. —Intenté tranquilizarlo. —Aunque, no sé qué pueda hacer yo, realmente. —Metí las llaves del coche al bolso. —Si no te ha hecho ningún caso a ti, dudo que me lo haga a mí. —Me encogí de hombros.Carraspeo, mirando el suelo.—Es que hay algo que no le dije al señor Alex, porque creí que quizás era inapropiado. —Miró hacia la calle antes de volver su mirada hacia mí. —El señor, la llamaba a gritos, antes de entrar al bar. No paraba de decir su nombre, una y otra vez. Nunca antes lo había visto tan alterado. —Trago saliva
TessaPuesto que no podía dejarlo tirado como a un vagabundo, no tenía otra opción que llevarlo a casa.—Vamos. —Le dije rodeándole la cintura con la mano, para conducirlo en línea recta a través el pasillo, luego de bajarnos del elevador.Ya. La corta, pero educativa incursión que habíamos tenido por la recepción, me enseñó que no podía dejarlo solo, ni por un solo segundo. Porque era una enorme masa de dimensiones extraordinarias, dando tumbos de un lado al otro sin ningún cuidado. Mientras destrozaba todo a su paso.Él, rodeo con sus brazos mi cuello y enterró su rostro en mi cabello.—¿Te han dicho que hueles muy bien? —Respiró profundamente. —Hueles a Tessa, a mi corderito Tessa… —Rio, sacudiendo sus enormes hombros. —Mío, no de Alex, ni de ningún otro, ¿lo has oído? —Como no podía controlar la risa, se apoyó en la pared, abriendo las piernas para mantener el equilibrio. De pronto y en un ataque de bipolaridad, tenaz, me miró a la cara muy serio. —Voy a desafiar a duelo a cualqui
TessaNo era un beso tierno o suave, era todo lo contrario. Era hambriento, ardiente e imprudente. Cameron me estrechó con rudeza contra su cuerpo, al mismo tiempo que me apretó las nalgas, invitándome a que rodease sus caderas con mis piernas.Nuestros pechos se movían al unísono, agitados por el deseo que se había cocinado a fuego lento con el correr de las horas. Y en ese momento, estalló en vibrantes suspiros entrecortados, caricias bruscas, necesidad desbordante que desembocaba en una furiosa batalla que era librada por nuestras bocas. Su lengua arrasaba implacablemente con todo, hasta con mi conciencia. La ardiente y prohibida sensación de su piel contra la mía detenía mis latidos. Y en el fondo, muy en el fondo, como un recuerdo apagado de un sueño… Alex.Era una persona horrible por disfrutar de la boca de Cameron devorando la mía, por no querer que aquello acabase, por desear sentirlo en mi interior una y otra vez.Deliciosamente prohibido, mortalmente incorrecto, maliciosa
Cameron—¿Estás pensando en comprar un Leartjet 60? —Me pregunto Monty deslizando las imágenes en el iPad. Se lo arrebaté de inmediato con el ceño fruncido.No sabía en que había estado pensando como para dejarlo allí, nuestro consejero, era un fisgón de primera. Bueno, era bastante claro; no estaba pensando o solo estaba pensando en si Tessa aparecería en el aeropuerto tal como le había rogado.Debía hacerlo, ella seguía sintiendo lo mismo que yo. De eso estaba completamente seguro. Claro que, se resistía a la idea y podía comprenderlo. Se trataba de algo completamente normal, considerando las circunstancias. Sin embargo, estaba seguro de que iba a poder hacerla reconocer que aún seguía tan enamorada de mí, como yo de ella. Solo debíamos alejarnos, escapar. Esa era la clave. Sacarla de aquí, de este viciado lugar. Luego pensaríamos en los detalles.—¿Nunca te han dicho que es de mala educación, revisar las cosas de los demás? —Ambos observamos a través de la ventanilla el iluminado
Cameron—¡Esta debe ser una jodida broma! —Bramó, Landon cuando lo abordé en el aparcamiento del nuevo edificio de Royal Dankwoth; un complejo monumental que albergaba a más de doscientos trabajadores que llevaban cuentas nacionales e internacionales de las empresas más prometedoras del ámbito bursátil. Todo aquello, más la larga lista de oficinas en todo el país y Londres, se convertirían un día en parte del cuantioso patrimonio de Tessa, ya que los Dankworth, no tenían hijos propios. ¿Era eso lo que buscaba Alex? Un enorme capital que despilfarrar.Que Lucien Dankworth se convirtió en su tutor y mecenas era un secreto a voces, al igual que Landon, era su ángel guardián cada vez que el primero estaba de viaje. Por eso, luego de buscarla durante todo el día sin éxito, me decidí por ir a esperarlo al aparcamiento.—Te aseguro que no lo es. —Le dije acercándome lentamente con las manos arriba en señal de rendición. —Necesito hablar contigo de algo importante.—No me importa lo que nec
CameronLa terminal de vuelos privados por lo general estaba abarrotada de ejecutivos, pero a esa hora de la noche se percibía lo suficiente tranquila como para que ningún fotógrafo carroñero se atreviese a asomar sus narices, mientras abordábamos.Aunque abordar, solo era posible, si ella llegaba y a juzgar por las miradas impertinentes de los pilotos que bajaban cada pocos minutos a comprobar si se cancelaba el vuelo. Sentía que, a cada segundo, había menos posibilidades de que eso ocurriese. Ni siquiera me quería plantear la idea de que me hubiese dado plantón, sin embargo, era cada vez más evidente. Martin, me había acompañado para hacerse cargo de mi equipaje, y se encontraba parado junto a la furgoneta que se había aparcado frente al Gulfstream v de la compañía.La asistente de abordo, había desaparecido hacía más de quince minutos, luego de preguntarme al menos media docena de veces: «¿Señor Hamilton, está listo para abordar? ¿Desea que llamé a su acompáñate?»La pobre Julia,