Tessa—¿Qué ocurre, cariño? —Me Preguntó Alex, sosteniéndome ente sus brazos, mientras me llevaba a la zona donde esperaríamos al valet Parking que nos llevaría el coche. —Me estás preocupando. —Insistió, aunque yo no dije nada, no podía decir nada. Me consumía la culpa y el abatimiento. —Puedes hablar conmigo de lo que sea. ¿Le ocurrió algo a Landon? —Negué con la cabeza.—Solo quiero ir a casa. —Intentaba controlarme, pero podía sentir mi voz demasiado aguda y aterrorizada. —Lamento mucho haber arruinado la cena, es solo que el vino me sentó fatal.—El vino… —Repitió, suavemente, con un dejo amargo en la voz. Mi tensé ante la idea de que sospechase algo, no parecía haber notado mi ausencia, cuando regresé, aun hablaba animadamente con la chica que parecía encantada con la idea de hacerle compañía. Lo que fue un alivio, ya que por un instante temí que la sombra que vi reflejada en el espejo, fuese la de él. —No te preocupes, podemos ir a casa. Me encargaré de cuidarte, pediremos un p
CameronAparté a Tessa, justo a tiempo, antes de que el puño de mi hermano se estrellase contra mi nariz. —¿QUÉ HAS HECHO? —La voz de Alex resonó muy fuerte en el silencio del estacionamiento, inmediatamente después de encajarme el primer golpe. —¡Me diste tu palabra! No creí que fueses capaz de caer más bajo aun. ¡No te importa nada, ni nadie! —Alzó la voz.Sentí el sabor metálico de la sangre en la boca y escupí hacia un lado.Mi hermano estaba fuera de sí, y al ver que no respondía, empujó mi pecho con fuerza.Le di un vistazo a Tessa, antes de decir nada, se encontraba a unos cuantos pasos, con la mirada apagada y el cuerpo tembloroso. Parecía que estaba en shock y por un momento recordé la tarde en el cementerio. El dolor desgarrando mi pecho, un dolor tan agudo como el que sentía en ese momento. De cierta manera me odiaba por lo que había hecho. La deseaba tanto, que no me detuve ante nada, la perseguí, sin darle un respiro, hasta que sentí que estaba a punto de flaquear, la
TessaBianca, me dio la espalda y caminó a paso firme. Sacó el móvil de la chaqueta, antes de marcar un número, llevándoselo a la oreja. De inmediato mi móvil comenzó a sonar.—Llegas veinte minutos tarde. —Me dijo, dando un vistazo hacia todas las direcciones, para comprobar que nadie nos estaba siguiendo.—Lo sé, fue una noche movida. He estado en urgencias con mi novio hasta la una de la madrugada. —Sisee, molesta. Ya ni siquiera estaba segura de que fuese mi novio.—Por favor súbete de una vez al puñetero coche. —Le ordené cortando.La vi quitarse la gorra, para encasquetársela nuevamente con el cabello suelto y meter la chaqueta del uniforme de limpieza en un morral. Continuaba siendo una belleza y si yo misma no la hubiese sacado de prisión, nunca habría creído que había estado allí durante dos años por hurto.Corrió hacia el coche y se subió, azotando la puerta.—Me gustaría saber, ¿por qué rayos se te ocurrió traer un BMW rojo? —Me pregunto con sarcasmo en cuanto se acomodó en
TessaLas piernas me temblaron durante cada segundo que demoró el trayecto del elevador, desde la recepción hasta el noveno piso, donde se encontraban los puestos ejecutivos. Fueron minutos eternos, en los que tuve tiempo de sobra para masticar lo terrible que era aquello. La verdad era, que nunca me pareció exactamente una idea fantástica, ¿pero que podía hacer?Cameron, me amenazó con contarle todos nuestros secretos de mal modo a su hermano. Cosa que no quería que ocurriese, aunque finalmente luego de la pelea y el manto de dudas que caía sobre mí, dudaba que Alex, volviese a hablarme. No hasta que me citase para botarme, probablemente. Me iba a dejar, eso seguro y quizás fuese lo mejor. Ya no soportaba la presión o la tensión que nos rodeaba. ¿Y ahora qué ocurriría? ¿Dimitir?Sacudí la cabeza, yo nunca abandonaba. Puede que finalmente me echasen, que Alex decidiese que prefería que cualquiera ocupase el puesto, antes que yo. De todas maneras, probablemente ya no confiase en mí.
CameronUn hombre nuevo, le había dicho a Tess, que me convertiría en un hombre completamente nuevo. El problema es que no tenía idea de cómo coño podría llegar a ser la persona que la mereciese. Mi primer intento, acababa de fracasar estrepitosamente.Al ofrecerme para acompañarla a hablar con el ejecutivo de Astenrt Bank, Monty me dijo que no estaba lo suficientemente loco como para permitirlo. Después de que llevase a cabo mí magnifico plan titulado: no vamos a negociar un car@jo y somos nosotros quienes pondremos los términos para la refinanciación.El plan no funcionó y el llorón de Aldrich le fue con el cuento, diciendo que era muy grosero y petulante. Por lo que desesperado por mantener las cuentas a salvo, mientras Callum mejoraba, envió a Tessa como una dulce caperucita a lidiar con el lobo feroz.En cuanto Aldrich la viese con ese vestido negro y la forma en la que se ajustaba a su redondo trasero, o como dibujaba la línea de sus turgentes pechos, iba a firmar lo que fuese c
TessaCuando Penélope, me dijo que el despacho de Cameron y el mío estarían conectados, no creí que yo sería la primera en cruzar aquella línea. Y además que iría echando chispas.Cameron, ni siquiera se molestó en levantar la vista de los sumarios que estaba corrigiendo a pesar de que entré repiqueteando mis zapatos con fuerza solo para hacerlo saber lo enfadada que estaba. No lo hizo, continuo trabajando tal como si yo no estuviese allí, lo que me hizo sentir más furiosa.Me crucé de brazos, dando golpecitos en el piso de mármol y carraspee, esperando que reaccionase. No lo hizo.—¿Tienes un minuto? —Le pregunté finalmente.Realizó unas notas en el documento que tenía frente a sí, como si no tuviese prisa. Lo que me dio la oportunidad de repasarlo a mi antojo.—Creo que es evidente que estoy a la mitad de algo. —Me respondió sin dejar de escribir, las venas de sus manos se marcaban, mientras apretaba la pluma y tuve que contener un gemido, al recordar esas mismas manos tomando mis
TessaAntes de Alex, tuve muchas relaciones fugases, que se limitaban a unas cuantas salidas y sex0 sin compromiso. Nunca me arriesgaba a que alguien me rompiese nuevamente el corazón. No quería volver a sentir dolor y tener tanto miedo de perder a una persona que me sintiese desbordada o fuera de control.Usaba a los hombres, como uno de ellos, me usó a mí y procuré volverme tan dura como el acero. Pero entonces llegó él.Alex, se convirtió en mi mejor amigo y luego en el novio perfecto. Lo quería, muchísimo. Por mucho tiempo desee que lo nuestro fuese real y para siempre. Porque me hacía bien, creí que estando juntos podría dejar el pasado atrás, que los malos recuerdos desaparecerían y comenzaría a sanar. Por supuesto que nunca imaginé que era un Hamilton. ¿Cuántas probabilidades habían de dar con el hermano pequeño de quien me destruyó?Al parecer más de las que yo creía.No solo, no logré dejar atrás el pasado. Si no que estaba más vivo que nunca. Y eso me llevó hasta aquí, uno d
Tessa—Ninguno de los dos es exactamente un santo. —. Fue una afirmación. Emitió un leve suspiro, rozando con su respiración mi pómulo húmedo y luego se inclinó mordisqueando delicadamente mi mandíbula—, somos personas, no santos. Todos hacemos cosas malas, por buenas razones. —Murmuro —. Todos —. Repitió—. Saber cuáles han sido mis pecados, ¿te permitiría confiar en mí? ¿Podrías perdonarme? —Susurró, estrangulado por el deseo —. ¿O solo me recordarás por ello cuando haya acabado? —No supe que responder y tampoco me dio tiempo a analizar lo que estaba ocurriendo. Era muy fácil bajar la guardia con uno de los Hamilton. Ese par de hombres exudaban sensualidad.Su cuerpo se inclinó más, cerniéndose sobre mí, persiguiendo mis inhalaciones. Con un toque casi imperceptible, rozó la comisura de mis labios.No podía percibir nada más que el errático golpeteo de mi corazón, nuestra respiración trabajosa y la tentación que significaban su boca entreabierta y húmeda.Su mano gravitó hacia mi cu