Tessa—Ninguno de los dos es exactamente un santo. —. Fue una afirmación. Emitió un leve suspiro, rozando con su respiración mi pómulo húmedo y luego se inclinó mordisqueando delicadamente mi mandíbula—, somos personas, no santos. Todos hacemos cosas malas, por buenas razones. —Murmuro —. Todos —. Repitió—. Saber cuáles han sido mis pecados, ¿te permitiría confiar en mí? ¿Podrías perdonarme? —Susurró, estrangulado por el deseo —. ¿O solo me recordarás por ello cuando haya acabado? —No supe que responder y tampoco me dio tiempo a analizar lo que estaba ocurriendo. Era muy fácil bajar la guardia con uno de los Hamilton. Ese par de hombres exudaban sensualidad.Su cuerpo se inclinó más, cerniéndose sobre mí, persiguiendo mis inhalaciones. Con un toque casi imperceptible, rozó la comisura de mis labios.No podía percibir nada más que el errático golpeteo de mi corazón, nuestra respiración trabajosa y la tentación que significaban su boca entreabierta y húmeda.Su mano gravitó hacia mi cu
TessaMe separé bruscamente, buscando con desesperación mis prendas y una vez que di con ellas, comencé a vestirme con rapidez al ver que Alex, se perdía en la habitación y esperaba poder estar lista para huir antes de que apareciese nuevamente. Sin embargo, para mi mala suerte, unos minutos después, irrumpió en el salón con una camiseta blanca y pantalón de chándal negro, antes de que lograse darme a la fuga.Entonces, sentí que el mundo se derrumbaba a mí alrededor y me dejé caer en la mullida moqueta, desolada, agotada de huir, del estrés de aquella situación. Alex se quedó parado en el umbral, apoyó la frente contra este, dándose un par de cabezazos, antes de darse la vuelta para mirarme con el rostro completamente contraído.Comencé a temblar, cuando lo vi parpadear varias veces, como si al verme sollozando, acurrucada en el suelo, con las rodillas contra mi pecho, llorando como una Magdalena. Hubiese entrado en shock. Sentí un dolor punzante a verlo dar vueltas, hasta que al
TessaCrack.Fue lo único que logré sentir al ver a Alex, estrujando el móvil en su mano. Su hermano me había dejado un mensaje de voz y él lo oyó a pesar de mis suplicas. Fuese lo que fuese que le acababa de decir Cameron en ese audio, lo había puesto aún más temperamental.¿Era mi móvil haciéndose trizas en su mano lo que escuchaba o mi corazón rompiéndose al llamarme put@ una y otra vez?—¿Cómo pudiste traicionarme de ese modo? —Se acercó apretando el aparato con rabia —. Después de todo lo que te he contado sobre mi hermano y como me sentí desplazado por mis padres por él cuando era un niño —, miró el móvil que había comenzado a vibrar nuevamente en su mano y lo lanzó contra la pared con todas sus fuerzas. Este se hizo añicos y cayó al suelo completamente hecho pedazos: —¡PUTA! —Volvió a gritar y me estremecí —.Estoy harto de que me trates como un idiota al que puedes manejar a tu antojo. Todo este tiempo —, apretó los dientes —me has tenido engañado con el cuento de que necesi
Tessa—¿Estás completamente segura de que eso se toma así? —Bianca realizó una mueca al ver que me tomaba en menos de tres horas dos nuevas pastillas para combatir la gripe que había pescado. —Creo que te tragaste dos de esas hace menos de tres horas, dudo bastante, que se tomé de ese modo. —Me apoyé contra la superficie fría del elevador, me sentía ardiendo y me llevé una más a la boca. —No, definitivamente no es así como se toma.—No puedo darme el lujo de enfermarme —, dije dándole un largo trago al botellín de agua y ella alzó las cejas.—Ya —, rodó los ojos —lamento decirte que es un poco tarde, porque estás enferma, te ves terrible. —Suspiró. —Deberías ir a casa, darte un baño y meterte a la cama. Necesitas descansar, no atiborrarte con pastillas de dudosa procedencia, no creo que sea justamente una buena estrategia. Señora ocupada.—Estoy bien. —Me sequé el sudor que perlaba mi frente. —Mi prioridad es terminar con esto. No quiero tener que volver a este sitio, voy a encontrar
Tessa—¿Qué fue eso? —Le pregunté sobresaltada, tomando las copias y guardándolas en mi mochila. —Me dijiste que nos quedaban alrededor de dos horas.—Así es como debía ser, no entiendo qué ocurrió. —Susurró, entornando los ojos. Las puertas se abrieron con un ruido metálico y se escucharon las pisadas acercándose. El sonido de las botas de trabajo, crepitó, quebrando el silencio del subsuelo que se había vuelto aún más espeso, luego de que ambas, contuviésemos la respiración —. Maldita sea, es el guardia. —Murmuró, mordiéndose el labio nerviosamente. —Algo debe de haber fallado. Me cago en todo.—¿Qué hacemos? —La sostuve de la muñeca, clavándole las uñas. Mi corazón parecía que estaba a punto de salírseme del pecho y la sangre se me acababa de congelar en las venas.Bianca, escaneo rápidamente el lugar, intentando encontrar una solución rápida.—No vamos a poder salir las dos sin que nos descubran. Está demasiado cerca —. Los pasos cesaron un momento y ella se llevó el dedo índice
CameronNecesitaba verla, saber que había ocurrido. La ansiedad y la preocupación me estaban matando, además de que algo me olía muy mal. Era como una sensación de desesperación creciendo en la boca del estómago. Como si algo muy malo estuviese a punto de ocurrir. Tessa me aseguró que abandonaría a Alex la tarde anterior, pero desde ese momento, cortó todo tipo de comunicación conmigo. Hasta que no soporte más la espera y la llamé, luego vino ese mensaje de voz… Diablos, me arrepentía de ese mensaje de voz. ¿Se estaría destornillando de risa del patético de Cameron?Por otro lado ver a Amelia pavonearse por la compañía me hacía hervir la sangre. Y me daba mala espina, en seis años, solo vi a la esposa de mi padre un par de veces, por lo que me sentía inquieto y nervioso con su visita. Tenía la certeza de que ella y papá tramaban algo.Aquello era un infierno y me fue imposible aguardar a que el día terminase para ir a buscarla. No obstante, tampoco se encontraba en el piso del ático d
Cameron—¿No vas a decirme nada? —Le pregunté, mientras la observaba de reojo, se encontraba, apoyando la frente contra el cristal de la ventanilla, con una expresión ausente.Había estado dando vueltas como un loco por las calles cuando recibí su llamado. Eran casi las cinco de la madrugada y tenía la certeza de que no lograría pegar un ojo hasta que diese con ella. Después de ver a Alex. Su móvil, me enviaba al buzón de voz, lo que era tremendamente frustrante. Por lo que ni en mis mejores sueños hubiese creído que a solo diez minutos de que diesen las cinco, ella me llamaría.Parecía nerviosa y me pidió que fuese a recogerla al aparcamiento de la compañía. No dude en correr a buscarla. Me sentía emocionado, ya que había confiado en mí. Eso debía de significar algo, aunque la verdad, su actitud era bastante extraña, ya que se ocultó hasta que rebasamos al guardia de la cabina. Sin embargo, este no parecía interesado en nada más que el periódico que estaba leyendo y se limitó a sal
CameronLuego de buscar durante un par de horas entre mis conocidos, algún médico clínico que pudiese revisarla, logré dar con uno que se encontraba dispuesto a hacerme el favor de revisarla. Me prometió que iría a verla en cuanto saliese de urgencias, en una hora. Por lo que luego de controlar que estuviese durmiendo profundamente y que la temperatura estuviese cediendo. Me atreví a tomar el bolso que había dejado junto a la cama.No estaba dispuesto a dejarla ir tan rápido, quería que estuviese completamente recuperada, y por el momento no me parecía que hubiese mejor lugar que este para que eso pasase. La cuidaría e iría a buscar las medicinas que fuesen necesarias, pero también iba a necesitar algo de ropa.No es que no me gustase verla con una de mis camisetas y mis bóxeres. Más bien era todo lo contrario, había soñado con eso muchas veces en los últimos años. Sin embargo, deseaba que se sintiese cómoda de quedarse aquí todo el tiempo que fuese necesario. De hecho esperaba que la