CameronNecesitaba verla, saber que había ocurrido. La ansiedad y la preocupación me estaban matando, además de que algo me olía muy mal. Era como una sensación de desesperación creciendo en la boca del estómago. Como si algo muy malo estuviese a punto de ocurrir. Tessa me aseguró que abandonaría a Alex la tarde anterior, pero desde ese momento, cortó todo tipo de comunicación conmigo. Hasta que no soporte más la espera y la llamé, luego vino ese mensaje de voz… Diablos, me arrepentía de ese mensaje de voz. ¿Se estaría destornillando de risa del patético de Cameron?Por otro lado ver a Amelia pavonearse por la compañía me hacía hervir la sangre. Y me daba mala espina, en seis años, solo vi a la esposa de mi padre un par de veces, por lo que me sentía inquieto y nervioso con su visita. Tenía la certeza de que ella y papá tramaban algo.Aquello era un infierno y me fue imposible aguardar a que el día terminase para ir a buscarla. No obstante, tampoco se encontraba en el piso del ático d
Cameron—¿No vas a decirme nada? —Le pregunté, mientras la observaba de reojo, se encontraba, apoyando la frente contra el cristal de la ventanilla, con una expresión ausente.Había estado dando vueltas como un loco por las calles cuando recibí su llamado. Eran casi las cinco de la madrugada y tenía la certeza de que no lograría pegar un ojo hasta que diese con ella. Después de ver a Alex. Su móvil, me enviaba al buzón de voz, lo que era tremendamente frustrante. Por lo que ni en mis mejores sueños hubiese creído que a solo diez minutos de que diesen las cinco, ella me llamaría.Parecía nerviosa y me pidió que fuese a recogerla al aparcamiento de la compañía. No dude en correr a buscarla. Me sentía emocionado, ya que había confiado en mí. Eso debía de significar algo, aunque la verdad, su actitud era bastante extraña, ya que se ocultó hasta que rebasamos al guardia de la cabina. Sin embargo, este no parecía interesado en nada más que el periódico que estaba leyendo y se limitó a sal
CameronLuego de buscar durante un par de horas entre mis conocidos, algún médico clínico que pudiese revisarla, logré dar con uno que se encontraba dispuesto a hacerme el favor de revisarla. Me prometió que iría a verla en cuanto saliese de urgencias, en una hora. Por lo que luego de controlar que estuviese durmiendo profundamente y que la temperatura estuviese cediendo. Me atreví a tomar el bolso que había dejado junto a la cama.No estaba dispuesto a dejarla ir tan rápido, quería que estuviese completamente recuperada, y por el momento no me parecía que hubiese mejor lugar que este para que eso pasase. La cuidaría e iría a buscar las medicinas que fuesen necesarias, pero también iba a necesitar algo de ropa.No es que no me gustase verla con una de mis camisetas y mis bóxeres. Más bien era todo lo contrario, había soñado con eso muchas veces en los últimos años. Sin embargo, deseaba que se sintiese cómoda de quedarse aquí todo el tiempo que fuese necesario. De hecho esperaba que la
TessaParpadee varias veces, intentando descubrir de quien eran las voces apagadas que escuchaba a través de la bruma que me impedía pensar con claridad.Entonces, logré abrir los ojos en una inspiración brusca, y lo primero que vi, fue un hombre, muy alto que me observaba con el ceño fruncido.Di un respingo de sorpresa, e intenté levantarme torpemente. No obstante, todo comenzó a darme vueltas y sentí la boca tremendamente seca.—¿Cuándo me dijiste que comenzó con los síntomas? —Abrió un maletín de piel negro y sacó un par de guantes de látex.¿Qué rayos pensaban hacerme?Me sacudí con fuerza, agitada, en un intento infantil de escapar, pero pronto me di cuenta de que dos brazos firmes y cálidos, me sostenían con cuidado. Solo existía una persona en el mundo, capaz de hacerme estremecer con su solo contacto. Por lo que giré mi rostro, segura de que me encontraría con sus ojos azules, sin embargo mi mejilla chocó de lleno con sus pectorales, mientras su aroma amaderado me envolvía.—
TessaDesee poder aferrarme un poco más a ese sueño, a la sensación de seguridad que me infundía sentir un par de brazos fuertes rodeándome, al efecto que provocaba en mí el aroma a gel de baño y aquella mano masculina recorriendo con devoción mi cabello. Realmente, intendente aferrarme, pero la conciencia me arrastró a la superficie, obligándome a abrir los parpados.No tenía la menor idea de que hora era, pero al incorporarme, sentí como mi estómago se retorcía de hambre.Puede que por eso hubiese despertado. Respiré profundamente, y percibir el aroma que provenía de algún sitio dentro del departamento. Algo bastante inusual, porque no estaba acostumbrada a cocinar con frecuencia y Alex, era más del tipo de pedir a domicilio. Eso no quitaba, que de todas maneras, hubiese algo apetecible, esperándome sobre la encimera.Inspiré hondo al experimentar una fuerte opresión en el pecho al recordar lo ocurrido con Alex.Tarde un momento en darme cuenta de que aquella no era mi cama,
TessaEl timbre del horno, sonó y Cameron me soltó de pronto, como si fuese algo prohibido y nos hubiese pillado un adulto. Probablemente era incorrecto de alguna forma, sin embargo, no era algo que desease pensar en ese momento. Por otro lado, a pesar de que me estaba esforzando al máximo para mantener mi cara de póker, no podía dejar de sentirme triste por lo que acabábamos de decirnos.—Espero que te siga gustando el cordero asado con patatas al horno —. Sentí que mi estómago volvía a gruñir de solo pensar en que finalmente iba a recibir algo de comida.Sin darme cuenta, me relamí lentamente, observando fijamente el horno y cuando volví la vista hacía él, lo vi observándome como un halcón, no era una mirada intensa, sino más bien expectante. Lo que no me hizo sentir asediada como suponía, me parecía muy mono que se estuviese esforzando tanto por no seducirme, a pesar de que le costaba trabajo no hacerlo. —Aun es uno de mis platos favoritos, de hecho me sorprende bastante que lo
CameronSolo quería echarme a llorar como un puto crio después de que Tessa se fuese de mi departamento, en medio de la noche. Lo único que me dejó fue un pósit pegado en la pared que decía:«Aún, no me gustan las despedidas».Pero, ya tendría tiempo de autocompadecerme, luego, por el momento, necesitaba concentrarme en no ser visto por Alex. Así que, me acomodé la gorra y esperé a que atravesara la puerta giratoria de la entrada lateral, antes de precipitarme detrás de él. No podía montarme al mismo elevador que tomaría, por lo que subí las escaleras, saltando los peldaños de tres en tres para llegar justo detrás, pisándole los talones.No había nadie en el pasillo del décimo piso, a excepción de un enfermero que estaba tomando notas en una carpeta, mientras caminaba distraídamente. El horario de visitas, había terminado hacía dos horas, por lo que la única iluminación provenía de una máquina de Coca- cola al final del corredor. Vi a Alex caminar apresuradamente hacia la suite de nue
TessaLa paranoia comenzó cuando me registré en el Ritz pasadas las tres de la mañana, luego de salir del departamento de Cameron. De haber imaginado lo que me esperaba, probablemente me habría quedado allí. Pero, era lo suficientemente obstinada para largarme y sufrir las consecuencias por mi cuenta. Así que, luego de trabajar hasta las diez de la mañana en el informe en el cuarto. Decidí tomar la mochila, la laptop y bajar a continuar mi trabajo mientras tomaba algo de desayunar en el bufete del hotel.Solo habían pasado treinta minutos, cuando vi a dos hombres sospechosos, husmeando. Podría haber pasado inadvertida, si tan solo no me hubiese quedado paralizada con la cabeza sobre la laptop y la mirada fija en uno de ellos. Los reconocí de inmediato, los había visto en la clínica, recorriendo los pasillos. No podía ser coincidencia y no esperaba que aquella fuese una visita social.Tuve la fuerte corazonada, de que sabían de alguna forma, que tenía información que los comprometía.¡