EMILY
Pasaron dos días desde mi conversación con Nicholas. Había estado dando vueltas al asunto en mi mente, sopesando las opciones y considerando la posibilidad de aceptar su oferta de ayuda. Era una decisión que podría cambiar el rumbo de mi vida y la de mi familia, y no quería tomarla a la ligera.
Una tarde soleada, decidí hablar con mi mejor amiga, Sarah, sobre la situación. nos encontramos en un tranquilo café, y mientras compartí mi dilema, su mirada comprensiva me dio apoyo que necesitaba. Sarah había sido mi confidente durante años, y su sabio consejo siempre había sido un faro en momentos de incertidumbre.
Emily, a veces la vida nos presenta oportunidades inesperadas, dijo Sarah con calma. Puede que esta es una de esas ocasiones. ¿Por qué no te da la oportunidad de ver qué tiene para ofrecer Nicholas?
Su perspectiva me hizo reflexionar. Tal vez era cierto, tal vez el destino estaba jugando un papel en todo esto. Y quizás, solo quizás, Nicholas podría ser la clave para resolver nuestros problemas financieros y salvar a mi familia de la crisis.
Decidí tomar la valiente decisión de llamar a Nicholas y aceptar su invitación a una cena. El lugar que eligió para encontrarnos era uno de los mejores restaurantes de New York, un detalle que no pasó desapercibido. Era evidente que estaba dispuesto a invertir en esta colaboración, lo que me hizo pensar en el nivel de compromiso que estaba dispuesto a asumir.
El sábado por la noche, vestía con mi mejor traje, me dirigí al restaurante. Mis nervios estaban a flor de piel, pero también sentía una chispa de emoción en mi interior. No sabía que esperar de esta reunión ni como se desarrollaría nuestra conversación. Pero mientras entraba en el elegante establecimiento, estaba segura de que mi vida estaba a punto de dar un giro inesperado y que mi destino se entrelazaría de alguna manera con el de Nicholas Anderson.
El restaurante era un lugar de ensueño, con luces que daban un aura de intimidad a cada rincón. Nicholas y yo nos sentamos en una mesa elegante, la conversación inicial fue casual y amigable. Hablábamos sobre nuestras vidas, nuestras carreras y nuestros pasatiempos. Parecía un encuentro típico, pero ambos sabíamos que había un motivo más profundo para esta cena.
A medida que avanzaba la noche, la tensión en el aire se volvía palpable. Nicholas finalmente tocó el tema que estaba en la mente de ambos.
Emily, comenzó, su voz tranquila pero decidida, quiero ser claro acerca de cómo puedo ayudarte. Tengo una propuesta que podría resolver tus problemas financieros.
Mi corazón latía con anticipación mientras lo escuchaba. Quería saber más, quería entender cómo podía ayudarnos. Pero cuando las palabras que salieron de su boca se volvieron clara, me quedé petrificada.
Te propongo un matrimonio por conveniencia, dijo Nicholas sin rodeos.
El impacto de sus palabras me golpeó como un cubo de agua fría. ¿Matrimonio por conveniencia? ¿Cómo se atrevía a sugerir algo así? Sentí una mezcla de furia y humillación. ¿Me estaba tratando como si fuera una mujer que podía ser comprada?
Mis manos temblaron de ira mientras me levantaba de la silla con un movimiento brusco. Agarré mi copa de agua y la arrojé en su cara sin previo aviso. Nicholas se quedó atónito, con el agua goteando por su rostro.
¿Eres un insensible! Le espete, mi voz temblorosa de indignación. ¿Cómo te atreves a sugerir algo tan repugnante?
Sin esperar su respuesta, salí del restaurante, sintiendo la mirada de los demás comensales clavada en mí. Afuera, el aire frio de la noche me golpeó mientras marcaba el número de mi hermano, con dedo temblorosos.
La llamada de Daniel me tomó por sorpresa, y su voz sonaba urgente. Emily, necesitas venir al hospital. Mamá…
El sonido de su voz se desvaneció, y mi corazón latía con fuerza. No podía evitar sentir que mi vida está fuera de control, que las decisiones que estaba tomando solo nos estaban conduciendo a una serie de eventos que amenazaban con desmoronar todo lo que conocíamos.
Cuando llegue al hospital, mi corazón latía con ansiedad. Mi madre había sufrido una crisis repentina, y su estado de salud era más grave de lo que jamás habíamos experimentado. Las palabras del médico resonaban en mis oídos mientras me informaban sobre la situación crítica de mi madre.
Pasaron días angustiosos en el hospital. Mi madre luchaba por su vida en la unidad de cuidados intensivos, mientras yo enfrentaba a la angustia y la incertidumbre. Cada minuto parecía una eternidad, y no podía evitar que el tiempo se agotaba.
La realidad era desgarradora. Habíamos agotado todos nuestros recursos en tratamientos médicos y cuidados especiales, y las deudas se habían acumulado aún más. El hospital se negaba a continuar con el tratamiento hasta que pagáramos la factura pendiente. Estábamos atrapados en un callejón sin salida, y mi madre dependía de esta atención para sobrevivir.
En la oscura espera afuera de la unidad de cuidados intensivos, reflexiones sobre la propuesta de matrimonio por conveniencia de Nicholas. La idea, inicialmente rechazada con indignación, ahora se presentaba como una posible solución para las deudas médicas que amenazaban a mi madre. La angustia en el hospital me llevó a cuestionar hasta qué punto sacrificaría mis valores y creencias sobre el amor y el matrimonio para garantizar su atención médica. Las luces del pasillo destellaban mientras enfrentaban un dilema emocional y moral abrumador, consciente de que el tiempo apremiaba y debía tomar una decisión difícil para el bienestar de mi madre.
Tomé mi teléfono y marqué el número de Nicholas. La llamada conectó rápidamente, y su voz calmada resonó en el otro extremo.
Sabía que esta decisión tenías enormes implicaciones en mi vida y en la percepción que tenía de las relaciones y el matrimonio. La aceptación de su propuesta representaba un giro inesperado en mi camino, y mi voz tembló ligeramente mientras pronunciaba esas palabras, consciente de que estaba dando un paso hacia lo desconocido.
Las palabras que salieron a continuación de mis labios, cargadas de una mezcla de ansiedad y resignación. Nicholas, acepto tu oferta.
NICHOLASLa cena con Emily había terminado de una manera que jamás hubiera anticipado. Después de que ella me arrojara el agua en la cara y se marchara furiosa del restaurante, me encontré en un estado de desconcierto. Mi propuesta de matrimonio por conveniencia la había indignado, y no podía culparla por su reacción. Había subestimado la magnitud de los que estaba sugiriendo.Los días siguientes se deslizaron en un abismo de incertidumbre, formando un paréntesis cargado de ansiedad. El silencio de Emily me tenía atrapado entre dos mundos, uno donde se encontraba la preocupación por su bienestar y el otro donde se desataban las inquietudes sobre cómo habíamos dejado las cosas.Mis pensamientos se teñían de preocupación, como una sombra que se negaba a desaparecer. Había tomado la decisión de ofrecerle mi ayuda en un momento de desesperación, un gesto impulsivo que parecía tan correcto en ese momento. Pero su respuesta, explosivo y negativa, había generado una tormenta en mi mente. Las
EMILYSali del edificio de Anderson Enterprise. Aunque había aceptado la propuesta de Nicholas, todavía me sentía abrumada por la magnitud de lo que estábamos a punto de hacer. Mi mente estaba llena de dudas y preguntas, pero también de una determinación férrea para salvar a mi familia de la crisis financiera que amenazaba con destruirnos.Mientras caminaba por las concurridas calles de Nueva York, mi teléfono sonó de nuevo. Era el hospital, y mi corazón se aceleró mientras contestaba la llamada. Las noticias que recibí en ese momento me dejaron sin aliento.Con lágrimas en los ojos, me subí a un taxi y me dirigí a mi apartamento. Mi mente estaba llena de preocupación mientras me preguntaba cómo podía enfrentar esta nueva crisis. Había aceptado el acuerdo con Nicholas para obtener los recursos necesarios para pagar las deudas médicas, pero todavía estaba por verse si sería suficiente y si podríamos lograrlo a tiempo.En el taxi, las luces de la ciudad parpadeaban a través del vidrio,
El contrato estaba firmado, y el compromiso adquiría una dimensión completamente nueva. Nicholas y yo nos encontrábamos en su lujosa oficina, discutiendo los siguientes pasos de este matrimonio de conveniencia que habíamos emprendido.Nicholas esbozó una sonrisa que iluminó su rostro y, con delicadez, tomo mi mano en la suya. Sus dedos se cerraron alrededor de los míos con una calidez que parecía inusual dadas las circunstancias. “A partir de este momento, somos oficialmente novios”, anuncio con un toque de humor en su voz, como si estuviera disfrutando de la sutil ironía del momento. Sus ojos, siempre misteriosos, me miraron fijamente con una mirada penetrante, como si escondieran secretos que estaba ansiosa por descubrir.Esa simple declaración, apartemente casual, resonó en el aire y cambió la dinámica de nuestra relación. En ese instante, parecía que habíamos cruzado una frontera invisible hacia un territorio desconocido. El término “novios” sonaba extraño en el contexto de nuestr
NICHOLASEl lunes en la mañana, Emily comenzó a trabajar en Anderson Enterprise ese día marcó el inicio de una nueva fase en nuestra historia. Mi compromiso con ella, aunque falso en su naturaleza, ahora tenía una dimensión adicional, ya que trabajaría en mi empresa. La perspectiva de tener a Emily en mi entorno laboral me intrigaba profundamente y, por razones que no lograba comprender del todo, me hacía sentir inusualmente ansioso. La idea de que compartiéramos el mismo espacio de trabajo, colaborando en proyectos y tomando decisiones juntos, generaba una mezcla de emociones que iban más allá de lo meramente profesional.No podías evitar preguntarme cómo esta nueva dinámica afectaría nuestra relación y la imagen que estábamos construyendo para los demás.La primera impresión de ella al llegar a la empresa fue crucial. Y, a medida que avanzaba hacia la oficina, no pude evitar notar que su elección de atuendo era, en el mejor de los casos, atrevida. Llevaba un conjunto profesional de
Después de una agotadora jornada en Anderson Enterprise, el camino hacia el apartamento de Emily se convirtió en una travesía repleta de incertidumbre. Las luces de Nueva York parpadeaban a través del parabrisas, formando un mosaico de destellos que reflejaban en mi mente inquieta. A pesar de la bulliciosa ciudad que nos rodeaba, el interior del automóvil parecía estar aislado del mundo exterior, como si estuviéramos atrapados en una burbuja de tensión y emoción.La energía en el auto era inusual, casi palpable, como una corriente eléctrica que fluía entre nosotros. Mi mente divagaba constantemente hacia lo que estaba sucediendo con Emily, y cada segundo que compartíamos en ese espacio reducido solo aumentaba la tensión. Los silencios entre nuestras palabras hablaban más alto que cualquier conversación. Cada mirada furtiva, cada gesto sutil, estaba cargado de significado.Mientras conducía por las calles, la ciudad se convertía en un telón de fondo de nuestra historia, una metáfora de
El día siguiente marcó un giro emocionante en mi vida, estaba nerviosa porque esa tarde iba a presentar a Nicholas como mi novio delante de mi hermano. Después de pasar la mañana en la oficina, Nicholas y yo nos dirigimos al hospital, donde mi madre seguía librando su batalla contra la enfermedad. Cada día era una lucha constante, y el peso de la situación me aplastaba el corazón.Mis emociones se mezclaban, y aunque estaba nerviosa por cómo reaccionaría mi hermano, también sentí una extraña sensación de emoción ante la posibilidad de que, de alguna manera, este acuerdo pudiera traer un rayo de luz en nuestras vidas. la incertidumbre del futuro seguía pesando sobre nosotros, pero en ese momento, nos aferrábamos a la esperanza de que esta farsa de compromiso pudiera brindarnos un respiro, aunque fuera temporal, en medio de la tormenta que enfrentábamos.En el hospital, la atmosfera era tensa, y los pasillos estaban llenos de sonidos de máquinas médicas y susurros de médicos y enfermera
NICHOLAS:La tensión se había apoderado de mí desde que empecé a prepararme para la cena con mi familia. Aunque mi relación con Emily era un acuerdo de negocios, algo en mí sentía que esta noche podría cambiarlo todo. Sabía que estaba nervioso por presentar a Emily ante mi familia, especialmente a mi hermana Isabella, quien siempre había sido curiosa acerca de mis asuntos personales.Cuando llegué al apartamento de Emily, quedé impactado por su belleza. Vestía un elegante vestido que realzaba cada uno de sus encantos, y no pude evitar notar cómo su figura se destacaba a manera exquisita. A pesar de mis nervios, me sentí atraído por ella de una manera que no podía controlar. Cada detalle de su apariencia y la gracia con la que se movía despertaron una corriente de deseo que estaba luchando por mantener bajo control.Traté de ocultar mi reacción, consciente de que debíamos mantener la apariencia de una pareja comprometida ante los demás, pero temía que mis ojos delataran mis pensamiento
La noche de la cena de compromiso finalmente había llegado. Me encontraba en mi estudio, solo, sosteniendo el anillo de compromiso que, de alguna manera, marcaba el inicio de una nueva etapa en mi vida. Mientras miraba la resplandeciente gema, no podía evitar que mi mente divagaba hacia Emily. ¿Qué estábamos haciendo? ¿En qué nos estábamos metiendo?La duda y la confusión se arremolinaban dentro de mí. Había jurado que este matrimonio sería solo un acuerdo de negocios, pero con cada día que pasaba, Emily se volvía más que eso para mí. No sabía si eran los ojos chispeantes que me miraban desde mi escritorio en la oficina o la forma en que su sonrisa iluminaba mi día, pero algo estaba cambiando, y me asustaba. Me daba miedo admitirlo, incluso para mí mismo.Cada vez que compartíamos un momento juntos, una mirada, un roce accidental, mi corazón latía más fuerte. No podía negar que Emily había comenzado a ocupar un lugar especial en mi vida, un lugar que iba más allá de un simple acuerdo