El sol brillaba alto en el cielo mientras David y yo llegábamos al bufete. La sensación de determinación se afianzaba en mi interior. Hoy sería un día crucial, el primero de muchos en los que mostraría que estaba dispuesta a luchar por lo que mi padre construyó, por lo que me dejó. Mientras caminábamos hacia la entrada, sentía el calor de la mano de David en la mía, brindándome la fuerza y seguridad que necesitaba.Entramos al edificio, y la atmósfera tensa era palpable. Los empleados murmuraban entre ellos, sabiendo que algo importante estaba a punto de suceder. Nos dirigimos directamente a mi oficina, donde Martha, mi fiel asistente, ya estaba esperándome.- Martha, necesito que organices una reunión urgente con la directiva -le dije con voz firme.Martha asintió rápidamente y se apresuró a hacer las llamadas. Mientras tanto, David y yo nos quedamos en mi oficina, revisando algunos documentos. No podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción. Sabía que lo que estaba a punto de
Dos meses después Mi vida ha estado llena de cambios constantes. Logramos unir los bufetes y compramos un edificio nuevo, que se convertiría en nuestra oficina central. Decidimos llamarla "Roberts & Johnson", una fusión de nuestros apellidos que simboliza nuestra unión tanto profesional como personal. Aunque la fusión fue un éxito y el ambiente de trabajo ha mejorado notablemente, últimamente no puedo evitar sentirme agotada. Me siento más cansada de lo habitual, duermo mal y casi no tengo apetito.Hoy, a pesar de todo, David insistió en que me tomara un descanso. Así que aquí estoy, en una tienda de vestidos de novia, esperando a Emily. Me pidió que la acompañara a ver algunos modelos, ya que está pensando en organizar una renovación de votos con Nicholas. Cuando Emily llega, su entusiasmo es contagioso. Me recibe con un cálido abrazo, y su sonrisa ilumina el lugar.- ¡Gracias por venir! -dice emocionada, mientras me toma de la mano y me lleva hacia la tienda. Estoy tan feliz de que
- Amiga… dice, con un tono lleno de cuidado y cautela. ¿Podría ser que estés…?Las palabras se desvanecen en el aire, pero el significado es claro. Dejo de respirar por un segundo, mi mirada se encuentra con la de Emily, y en ese instante, todo a mi alrededor parece detenerse. Mi mente comienza a girar, procesando rápidamente todas las posibilidades, el cansancio constante, la falta de apetito, las náuseas… saco mi celular para verificar cuando fue mi último periodo y todo encaja en su lugar.- No puede ser… susurro, aunque en el fondo una pequeña chispa de esperanza comienza a brillar, creciendo lentamente en mi interior. ¿Podría ser posible? ¿Podría estar embarazada?Emily sonríe, sus ojos llenos de ternura y comprensión. Toma mis manos entre las suyas y aprieta suavemente.- Sarah, deberías hacerte una prueba -me sugiere con suavidad. No perdemos nada con saberlo con certeza. Y si es así… bueno, esto cambiaría todo, ¿no crees?Asiento lentamente, asimilando sus palabras. La idea de
El día que había estado esperando finalmente llegó. Me encontraba en la sala de estar, mirando mi reflejo en el espejo mientras ajustaba la corbata. Intentaba mantener la calma, pero la verdad es que los nervios me estaban ganando. Mis dedos temblaban ligeramente mientras revisaba los últimos detalles en mi celular. Todo tenía que salir perfecto. Había planeado este momento al milímetro, y nada podía salir mal.De repente, escuché unos pasos ligeros en la escalera. Levanté la vista, y mi corazón se detuvo por un instante. Allí, en lo alto de la escalera, estaba Sarah, deslumbrante, bajando con gracia, cada paso que daba parecía iluminar la habitación. Su vestido, aunque sencillo, acentuaba cada curva de su cuerpo y su cabello caía en ondas suaves sobre sus hombros. Su mirada reflejaba una mezcla de felicidad y ansiedad.- Ya estoy lista -dijo con una sonrisa tímida, aunque me preocupa que Emily no me haya llamado para ayudarle con los preparativos de este día. Quizás no quiere molesta
SARAHEmily me llevó por el pasillo de la casa, hasta llegar a una habitación con puertas de madera tallada. Al abrirlas, me quedé sin palabras. La habitación estaba iluminada por la suave luz de un candelabro, y en el centro, sobre un maniquí, estaba el vestido de encaje estilo sirena que me había probado una semana atrás. Era un sueño hecho realidad.Me voltee hacia mi mejor amiga, mis ojos se llenaron de lágrimas de emoción.- Amiga, ¿es este el vestido que vimos en la tienda? ¿Es realmente para mí? pregunté, con la voz quebrada por la emoción.Emily asintió, sonriendo con satisfacción.- Sí, amiga. David se aseguró de que todo fuera perfecto para ti. Este vestido estaba destinado a ser tuyo desde el primer momento que lo viste.Me giré y toqué el vestido, sintiendo la suavidad del encaje bajo mis dedos. Estaba maravillada por la atención a los detalles: las pequeñas flores bordadas y el brillo sutil de las perlas que adornaban el escote. Sin poder contener mis emociones, giré y ab
DAVIDEl sol brillaba con fuerza en el cielo, y el jardín estaba lleno de flores de colores vibrantes. Las risas de nuestros amigos y familiares flotaban en el aire, mientras el sonido suave de la música creaba una atmósfera de ensueño. Me encontraba de pie junto al altar, ya vestido con un traje negro impecable. Podía sentir cómo mi corazón latía con fuerza, y mis manos temblaban ligeramente de la emoción. Esta era la culminación de todo, el momento que había esperado, el día en que uniría mi vida a la de Sarah para siempre.A mi alrededor, los invitados comenzaron a susurrar, y supe que había llegado el momento. Levanté la vista y la vi. ella estaba de pie en la entrada del jardín, con su vestido de novia que se ajustaba perfectamente a su figura. Era un ángel, su sonrisa era brillante, y sus ojos reflejaban la luz del sol, llenos de amor y felicidad. Caminaba con paso lento y seguro, tomada del brazo de su madre, quien la llevaba hacia mí.El mundo desapareció a mi alrededor. No ve
La ceremonia había terminado y los invitados se reunían en el gran jardín para la recepción. El lugar brillaba bajo las luces colgantes que titilaban como estrellas, mientras las flores blancas y lilas adornaban cada rincón, envolviendo el ambiente en una atmósfera mágica. Sarah y yo entramos de la mano, recibidos por aplausos y sonrisas de nuestros seres queridos. Mi corazón latía rápidamente, no solo por la emoción de estar casado con la mujer de mi vida, sino también por la noticia de que pronto seríamos padres.La música suave llenaba el aire cuando tomé a Sarah de la mano y la guie hacia la pista de baile. Las luces se atenuaron, y una melodía lenta comenzó a sonar. La acerqué por la cintura, mientras ella envolvía sus brazos alrededor de mi cuello, nos movíamos al ritmo de la música.- Eres mi todo, Sarah -le susurré al oído mientras nos movíamos bajo las luces brillantes. Nunca he sido más feliz.Ella sonrió con lágrimas de alegría en sus ojos.- David, no puedo pedir nada más.
SARAHRecuerdo cada detalle de ese día como si hubiera sido ayer. A veces, los momentos más importantes de nuestra vida parecen pasar en un abrir y cerrar de ojos, pero este... este se quedó grabado en mi memoria para siempre.Me desperté esa mañana sintiendo que algo estaba por suceder. El peso de mi vientre era una constante, pero había una emoción, un presentimiento de que el bebé no esperaría mucho más. El sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando la habitación con una luz suave y cálida, casi como si estuviera preparando el escenario para el gran evento.- David... susurré, aunque sabía que estaba profundamente dormido a mi lado. Siempre había sido así, el sueño pesado y despreocupado de alguien que sabe que las cosas están bajo control. Lo envidiaba un poco por eso. Me giré lentamente, sintiendo cada movimiento como un desafío, y acaricié su mejilla para despertarlo.Él gruñó un poco, apenas abriendo los ojos.- ¿Qué pasa? murmuró, su voz ronca por el sueño.- Creo qu