Capitulo 4

A pesar de encontrarse ebrio, Lucas no fue ajeno a la expresión de su rostro; así que comenzó a acercársele con lentitud.

—¿Hay algún problema con eso? —quiso constatar.

—No, solo me tomo por sorpresa esta decisión —mintió mientras retrocedía un poco y es que no se sentía nada cómoda con tenerlo tan cerca. 

—Una exigencia más de tu abuelo y ya que eso me mantendría alejado suyo, decidí aceptar —admitió, continuando con su trago.  

—Entiendo —aseguro de forma vana, pues la verdad es que no se encontraba para nada convencida de aquello.

—¿En verdad lo haces?, ¿en verdad entiendes la clase de furia que me embarga en estos momentos? Thomas apareció de pronto frente a mí para arrebatarme todo el legado de mi familia, aquello que mi abuelo construyó; pretendía quedarse con nuestra empresa a menos que me casara contigo, no me dio opción— grito, apresurando su paso para acercársele.

Dos meses atrás…

Hacía casi un mes que había fallecido Nicolas, el abuelo materno de Lucas y el cual siempre había sido el jefe de su familia, aquel que solía ser el pilar que los mantenía a todos unidos aun a la distancia. Si bien era cierto que no solía verlo con tanta frecuencia como deseaba; primero porque solía vivir en el extranjero y segundo por sus apretadas agendas. Sin embargo, eso no significaba que no fueran cercanos, porque lo eran.

Nicolas había sido su motor, la inspiración de lo que algún día deseaba ser; pero ya no se encontraba más y es que había muerto de forma tan abrupta que aún le resultaba difícil creerlo. Era de ese modo cuando la responsabilidad de la empresa y su familia cayó de pronto sobre sus hombros. 

Por si aquello no fuese poco la situación de la empresa no era ni cerca de ser la mejor, los problemas abundaban y él era el encargado de solucionarlos. 

Llevaba días enteros recluido en aquella oficina, sumergido entre montones de documentos, estados de cuenta, contratos y cualquier cosa que tuviese a su alcance para tratar de sacar a flote la empresa.

Desafortunadamente, aquello parecía ser algo casi imposible; aun así, no estaba dispuesto a rendirse en ninguna circunstancia. No cuando la alternativa era perderlo todo y no pretendía dejar que sucediese.

—Hay alguien que desea verlo —anunció, su secretaria, en cuya presencia no había reparado.

—No estoy para nadie… En especial si son más acreedores —eso ultimó lo dijo en voz baja; pero eso no impidió que ella lo escuchase. 

—Señor, parece importante; creo que debería recibirlo — le aconsejó un tanto nerviosa, mismo que este notó. 

Mary llevaba más de una década siendo la secretaria de Nicolas y conocía bien la situación en la que se encontraban, además claro de la identidad de aquella persona.

—Está bien, hazlo pasar —aceptó, más que nada intrigado por quién se pudiera tratar. 

—Ahora mismo lo hago. ¡Suerte! —le deseó mientras salía de ahí apurada. 

Tal actitud solo consiguió ponerle aún más deseoso por descubrir la identidad de aquel visitante. 

No tuvo oportunidad de prepararse en absoluto; cuando la puerta volvió a abrirse de forma intempestiva, apareciendo un hombre mayor. Este parecía tener una edad cercana a la que tenía su abuelo, cabello abundante y cano, complexión robusta y unos pequeños ojos cafés. Usaba un traje azul marino a la medida con una corbata de un verde que hacía resaltar sus ojos. 

En primera instancia, le extrañó su presencia; pues, según sus investigaciones, él no era uno de los muchos amigos y socios de su abuelo a los que había llamado para verlos. Tenía una excelente memoria, y no lo recordaba de tal modo. 

Sin embargo, luego de solo un momento, reparó en que sí lo había visto con anterioridad; solo que no lograba ubicar dónde o cuándo con exactitud. 

—Buenas tardes. Soy Lucas Pierce, nieto de Nicolas —decidió saludarlo, presentándose y esperando de ese modo desvelara su identidad.

—Buenas tardes. Mi nombre es Thomas Patel —respondió mientras se le acercaba para estrecharle la mano. 

En el momento en que Lucas escucho ese nombre, recordó que lo había visto en varios de los documentos que reviso esos últimos días. Por desgracia nadie parecía saber de él, mismo que le llevo a sentirse frustrado.

Del mismo modo recordó que si le había visto antes. Ocurrió en el funeral de su abuelo y aunque no habían intercambiado más de unas pocas palabras cuando se les acercó para darles el pésame, no era por eso por lo que le recordaba tan bien. Se trataba más bien de la actitud que tuvo cuando lo hizo, ya que había algo extraño en aquel hombre que no le pasó desapercibido entonces, ni tampoco en ese momento. Había una extraña expresión en su rostro y lo veía de una manera que le resultaba casi perturbadora.

—Me disculpo por venir sin avisar, pero se trata de un tema demasiado importante el que tengo que tratar con usted —se excusó. 

—Descuide, señor Patel. De hecho, había tratado de contactarlo desde que tomé el mando de la empresa, pero nadie parecía saber dónde hacerlo —admito, encontrando de lo más curiosa su repentina aparición. 

—Lo prefiero de ese modo, así no soy molestado —explico con un toque de arrogancia que le molesto. 

 —Aunque ahora que estoy aquí, me puede decir lo que deseaba —propuso. 

 —Por favor, tomé asiento —le pidió Lucas, ya que eso resultaba más cómodo para ambos.

—Su nombre aparece en varios documentos de la empresa de hace 30 años, por desgracia el archivo de mi abuelo está incompleto y no deja en claro el papel que usted jugaba aquí. ¿Le importaría decírmelo? —decidió cuestionar, pues solo él podría desvelar tal misterio. 

—Fui socio de Nicolas en los primeros años de esta empresa. Juntos fundamos este negocio —respondió, causando su asombro y es que su abuelo jamás lo menciono, lo cual le decía que había mucho más detrás de aquella historia. 

—Si no le importa que pregunte. ¿Por qué dejo la empresa? —indago, hiendo directo al grano.

Siempre se había caracterizado por hablar de forma directa, en especial en los negocios y sentía que ante aquel hombre lo mejor era mantenerse a la ofensiva.

 —Al respecto solo diré que se debió a diferencia de opiniones; pero no estoy aquí para hablar del pasado, sino del futuro —respondió, mostrándose altivo y hasta un tanto prepotente a su parecer. 

 —De acuerdo, lo escucho —acepto, consciente de que aquello era lo más que podría sacar de él, al menos de momento.

—He venido a exigir el pago completo de la deuda que su abuelo contrajo conmigo —revelo, tornando su voz mucho más severa. 

—¿De qué diablos está hablando? Nuestra deuda la tiene el banco Wells Fargo y ya he negociado el plan de pagos con ellos —respondió, encontrando de lo más absurda su declaración y aun así no pudo evitar sentirse preocupado.

—Puede que tengan una deuda con ellos, pero no se compara en nada con la que contrajeron conmigo. La deuda no ha hecho más que crecer con los años, volviéndose impagable —le corrigió para su sorpresa.

—Eso no tiene ningún sentido. La empresa no tiene ninguna otra deuda—afirmo cada vez más alterado y es que la posibilidad le ponía en ese estado.  

—Puede que la empresa no, pero si tu abuelo y puso en garantía esta empresa. A su muerte y siendo tu su único heredero, también heredas la deuda —revelo, colocando sobre el escritorio un sobre de papel, mismo que deslizo hacia Lucas con deliberada lentitud.

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