Margaret entonces protegió su vientre con sus brazos, deseando de ese modo cuidar a su hijo de la sola mirada de Thomas. Por desgracia, en ese momento sintió una nueva punzada de dolor una peor que las anteriores; pero en esa ocasión lo soporto. —¿Cómo me encontraste? —le cuestiono, deseando desviar su atención al menos un momento.Esperaba poder ganar al menos un poco de tiempo para poder escapar, para encontrar una forma de soluciona la terrible situación en que se encontraba. —Cada año sin falta acudes a la tumba de Oscar en este día, el día en que murió. Fui ahí y no te encontré, así que sabía que solo había otro sitio al cual podías ir. Tu abogada me dio a entender que sabias la verdad, así que decidí probar suerte y resulto—admitió, levantando la vista hacia las tumbas que se encontraban tras ellos. —¿Por qué?, ¿por qué me mentiste todos estos años? —le cuestiono con enojo. —Porque podía —respondió con simpleza y una honestidad que era cruel.
Thomas entonces se le quedo viendo un momento en silencio, viéndola con seriedad; hasta que de pronto su expresión cambio y apareció una sonrisa en sus labios.—Chiquilla tonta. Te conozco y sé que jamás serias capaz de hacer algo como eso, no tienes la maldad necesaria para hacerlo. Es por eso que estoy seguro de que ese bebé es de Lucas y ninguno de ustedes me ara pensar lo contrario —reconoció, encontrando de lo más patético su intento de salvarse.—Ese niño no es mío, al igual que no lo era el hijo que tuvo Sarah. Te recomiendo que no pierdas tu tiempo —insistió Lucas, aferrándose a aquella historia.—Además piénsalo con cuidado. ¿Qué clase de descendiente te daría una mujer como ella?, ¿es verdaderamente digna de que mezcláramos nuestra sangre con la suya? —le cuestiono Lucas cambiando su actitud y su semblante de pronto, adoptando una crueldad muy parecida a la de este.Lo hizo, mientras comenzaba a caminar hacia el frente para horror de Marga
Lucas no lo pensó demasiado y es que no tenía mucho por decidir. Debía detener a Thomas a como diera lugar, aun si corría el riesgo de perder la vida en el proceso. Estaba dispuesto a eso, pues sabía que la otra opción era que los matara a ambos y se quedara con su hijo, lo cual jamás permitiría. No le entregaría su hijo, antes mataría a Thomas con sus propias manos.Thomas vio como este corría hacia él con rapidez. Noto la férrea determinación que había en su mirada, misma que le decía que se encontraba dispuesto a todo y aunque trato de dispararle para detenerlo, no le fue posible. Lucas llego a él, desviando el cañón del arma en el momento en que se encontraba a punto de disparar, haciendo que la bala saliera disparada hacia el cielo.Al escuchar aquel estruendo, todo lo que Margaret pudo hacer fue tratar de ocultarse, de protegerse. L
Margaret entonces salió de su escondite, apresurándose a ir hacia donde Lucas se encontraba tendido en el piso. Intento arrodillarse a su lado, deseando comprobar su estado.—¿Estas bien? —le cuestiono realmente asustada por él.—Me gustaría mentirte y decirte que no ha sido nada, pero no deseo volver a engañarte. Esto en verdad duele —admitió, mientras abría los ojos y comenzaba a incorporarse tratando de detener el sangrado con una de sus manos.El ver aquella cantidad de su sangre aterro a Margaret, causando que las lágrimas de ya corrían por su rostro solo aumentasen. Sabía que debía hacer algo para ayudarlo lo antes posible, para ayudarlos a ambos y es que no sabía cuánto tiempo más pasaría antes de que su hijo naciera.En ese momento recordó el teléfono, el cual saco del bolsillo de el abrigo, viendo c
Dos años después…Margaret veía por la ventana como Oscar, su pequeño hijo jugaba en el jardín con Katherine. Jamás se arrepentiría de haber aceptado a esa pequeña como suya, de haberla adoptado tal como su padre lo hizo con ella. Si bien, era verdad que su sangre no corría por sus venas, el amor que sentía por ella no era menor al que sentía por su propio hijo.Cuando Lucas le conto todo lo ocurrido con Sarah; unos días después de que diera a luz a Oscar, no dudo en pedirle que no la entregara a servicios infantiles. Le dijo ella se aria cargo de la pequeña, quien era totalmente inocente de todo lo que había ocurrido. En ese entonces era solo una recién nacida indefensa y sola, tal como ella misma lo estuvo la mayor parte de su vida.Los había criado juntos desde ese momento, tal como si ella misma los hubiera dado a luz a ambos e inclus
Lucas se encontraba parado justo en el centro de un gran salón, decorado con grandes cuadros de paisajes; mismos que evocaban en el de forma inevitable la libertad que estaba a punto de perder. Aquella tarde se vistió con un traje negro, color que más que pretender elegancia representaba el luto; sentía como si estuviese asistiendo a su propio sepulcro. La corbata que se ceñía a su cuello, bien se le antojaba como una cuerda. A su lado se encontraba el juez de paz y los testigos, solo faltaba la novia. Una mujer a la que apenas había visto en una ocasión y por la cual no sentía absolutamente nada. Todos esperaban que apareciese y aunque en un inicio los nervios lo corroían; después de la conversación que acababa de tener con Margaret, estaba seguro de que no tendría nada que temer. Que esa roca que pendía de su cabeza no caería. Solo necesitaba preocuparse de que tanto debía esperar, que tanto era lo correcto antes de marcharse pareciendo solo un novio abandonado y sobre todo qu
Margaret no alcanzaba a comprender lo que pasaba, aun cuando entendía el significado de sus palabras. —¿Cómo...? —deseo poder comprender, pues no encontraba forma posible en que su abuelo pudiera obligar a un hombre como él a hacer algo que no deseaba. —El motivo no importa ahora, solo basta decir que estoy bajo su control; que ha encontrado la forma de obligarme a hacer lo que quiera y que lo que desea es que me case con usted —reconoció. —No quiero eso, no pienso atar mi vida a la tuya —continuó sin reparo alguno. —¿Entonces cancelará esta boda? —preguntó con la esperanza de que fuera de ese modo. —No, lo que quiero es que lo haga usted —reveló para su mayor sorpresa. —¿Yo...? —quiso asegurarse de que era lo que decía. —Thomas me tiene justo en la palma de su mano, pero tú situación es muy diferente. Eres su nieta, tienes opciones; puedes negarte si así lo deseas y estarás bien. Solo te pido que nos saques a ambos de esta situación —le dijo volviendo su trato hacia ella much
Presente… —Una cosa más; tu marido te llevará fuera de la ciudad durante un par de semanas a su casa de campo. Cuando regresen, más te vale que estés embarazada —dijo para su mayor desconcierto. —¿Que...? —no pudo evitar preguntar, aunque escuchó a la perfección. Thomas no la dejó completar la pregunta, sino que la abrazó con fuerza para hablarle al oído. —Deseo un descendiente y tú me lo darás, ya sabes las consecuencias de no hacerlo —le recordó. Aquello era algo que Margaret nunca habría esperado, y le tomó tan por sorpresa que la hizo sentir mareada. Aun así, se controló para no llorar, gritar y armar un verdadero escándalo, aun cuando lo deseaba; tan solo salió de ahí y entró al auto de Lucas. Este se encontraba sentado en la parte de atrás, profundamente dormido.Un par de horas después, habían llegado a su destino, una casa de campo en medio de la nada, o al menos así es como ella lo sentía. Habían viajado por un par de horas; primero por la autopista, luego carreteras se